Feijóo arenga al PP para usar la inflación y la división del Gobierno como argumentos para llegar a la Moncloa

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Pedro Sánchez no hace nada para luchar contra la inflación y su Gobierno está profundamente dividido. Estos dos argumentos que presiden todos los mensajes del PP son los cimientos sobre los que Alberto Núñez Feijóo se propone ampliar y consolidar la ventaja demoscópica que le reconocen las encuestas y, a lomos de la “profundísima crisis” que se avecina, ganar las elecciones generales de 2023.

Esa será la base de la intervención de su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, en el debate del estado de la nación que tendrá lugar la semana que viene en el Congreso. Una oportunidad que, aunque él mismo no podrá intervenir porque no tiene escaño en la Cámara Baja —sí estará presente porque los senadores pueden acudir al pleno—, Feijóo quiere aprovechar para promocionar a su partido como la única alternativa posible al actual Gobierno.

En ese camino, y aunque sigue presentándose a sí mismo como un ejemplo de moderación, el líder del PP endurece cada día más su discurso. Y añade nuevos tonos negros al dibujo que hace de la economía que viene. Inflación, recesión y empobrecimiento son, asegura constantemente, responsabilidad de este Gobierno, no de la crítica situación que vive el mercado energético en todo el mundo por culpa de la invasión rusa de Ucrania ni del colapso de la cadena de suministros provocado por la pospandemia. 

Este martes, en una intervención en el Congreso ante los máximos responsables de su partido en ambas Cámaras, describió un Gobierno cuyos miembros viven permanentemente enfrentados entre sí y que sólo se preocupan de sobrevivir “a toda costa” mientras el país se dirige “cada vez con más intensidad a una profundísima crisis económica”. El Gobierno de Sánchez “niega las evidencias y mira hacia otro lado” como, según él, hizo en 2007 José Luis Rodríguez Zapatero.

Ese, el de la repetición del escenario de la Gran Recesión que acabó con la carrera del entonces presidente socialista, provocó un relevo en el liderazgo del PSOE y catapultó al PP de Mariano Rajoy a la mayoría absoluta en las elecciones de 2011, es el desenlace con el que sueñan en la calle Génova.

El tono de Feijóo puede no haber cambiado, pero sus mensajes sí se han endurecido. A los reproches por la situación económica y la división del Ejecutivo sumó este martes los ingredientes clásicos del PP más radical, como la inevitable referencia al terrorismo: el Gobierno, acusó, ha decidido “conmemorar el 25 aniversario del asesinato de nuestro compañero Miguel Ángel Blanco pactando la Ley de Memoria Democrática con aquellos que jalean aquel régimen de terror, los que aún hoy se niegan a condenar el asesinato y que participaron, militaron, compartieron o encubrieron a ETA”. 

También incluyó la acusación de despilfarro, un clásico del PP cuando está en la oposición, esta vez con la ministra de Igualdad, Irene Montero, como objetivo a batir. Ha ido a Estados Unidos, dijo, para “hacer turismo con sus amigas en Nueva York pagado con dinero público de la gente”. “Es una falta de respeto a los ciudadanos. Entiendo que el señor Sánchez debería de pronunciarse y actuar en consecuencia”, exigió pidiendo implícitamente la destitución de la ministra.

Explotar las discrepancias

En el PP quieren explotar al máximo la diferencia de criterio entre el PSOE y Unidas Podemos en torno al incremento del gasto militar al que que se comprometió Pedro Sánchez en la reciente cumbre de la OTAN celebrada en Madrid y que esta semana ya ha llevado al Gobierno de coalición a movilizar 1.000 millones de euros.

En esa línea, Feijóo se ha ofrecido al presidente para negociar una modificación de los Presupuestos del año en curso con el fin de incorporar más gasto militar contra el criterio de Unidas Podemos y de paso hacer realidad la rebaja de impuestos que el PP lleva proponiendo toda la legislatura. El Presupuesto de 2022 ya no refleja la realidad porque fue diseñado para una previsión de crecimiento del 7% y una inflación del 1,6% que no se están cumpliendo, alegó.

El líder del PP también tomó posición de cara al debate de los Presupuestos para 2023, ofreciéndose a “adaptarlos a los retos y amenazas” que se avecinan, especialmente la “inflación galopante” y la “ralentización del crecimiento”. “No hay un dato bueno para los próximos trimestres”, remarcó”, y además “hay que hacer frente a los compromisos suscritos con la OTAN y EEUU” que Sánchez no podrá pactar con sus “socios populistas” ni conciliar con las “demandas de sus aliados independentistas”.

Apoyo a Sánchez sí, pero a cambio de que rompa con Unidas Podemos y sustituya su política económica por los postulados neoliberales del PP, especialmente la rebaja de impuestos. Nada que Pablo Casado, el antecesor de Feijóo, no llevase reclamando desde el inicio de la legislatura hasta que sus compañeros decidieron destituirle.

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En el PP saben que los precios disparados y las discrepancias entre el PSOE y Unidas Podemos son los puntos más débiles del Ejecutivo de coalición y se proponen explotarlos pensando sobre todo en el debate de presupuestos que se avecina. “La división del Gobierno es uno de los grandes riesgos de la economía española”, proclamó Feijóo. “Sería dramático que no aprobemos los de 2023”. 

“Nadie duda ya de que el Gobierno acierta cuando rectifica y es hora de que rectifique de una forma intensa. Y si es posible, de una forma más amplia, menos soberbia, más humilde y más eficaz”, acusó.

De ahí que el PP se proponga aprovechar el debade del estado de la nación de la semana que viene para presentar su “alternativa responsable, sin estridencias, de Estado, con trazabilidad”. Hace falta, subrayó Feijóo, “moderación, estabilidad y acuerdos”, cualidades y objetivos de los que según él el Gobierno “carece”. “Es imprescindible que el Gobierno cambie de rumbo”, sentenció.

Pedro Sánchez no hace nada para luchar contra la inflación y su Gobierno está profundamente dividido. Estos dos argumentos que presiden todos los mensajes del PP son los cimientos sobre los que Alberto Núñez Feijóo se propone ampliar y consolidar la ventaja demoscópica que le reconocen las encuestas y, a lomos de la “profundísima crisis” que se avecina, ganar las elecciones generales de 2023.

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