El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, está de parte del presidente de Ferrovial, Rafael del Pino. No ve nada reprochable en la decisión anunciada por el empresario, la tercera fortuna de España, de mudar a Países Bajos la sede de su compañía, cuyos beneficios millonarios están directamente vinculados a los contratos públicos que ha obtenido durante decenios. Pero culpa de ella a Pedro Sánchez y a su Gobierno.
Feijóo, cuya relación con el propietario de Ferrovial se remonta al año 2003, cuando el político gallego decidía sobre las obras públicas en Galicia en el último Gobierno de Manuel Fraga, confesó a los periodistas en los pasillos del Congreso haberse llevado un “disgusto personal e institucional” al conocer la decisión del empresario.
No aclaró si ha llamado a Del Pino para conocer los motivos o para intentar disuadirle, a la vista de que su anuncio “es malo para España”. Pero si él fuese presidente del Gobierno, subrayó, sí se pondría en contacto. Lo que haría, dijo, es “llamar a la empresa” y ver “qué es lo que gana yéndose de España”, “valorando la posibilidad de que gane lo mismo manteniéndose en España”. Lo que hay que hacer es sentarse y trabajar para que los accionistas de esta compañía “tengan elementos para valorar no tomar esta decisión” de trasladar su sede social a los Países Bajos.
Y aunque los motivos que ha explicado Ferrovial, según reconoce el propio Feijóo, incluyen “la posibilidad de cotizar en varios parqués bursátiles y otras cuestiones que ha alegado la empresa”, el líder del PP insiste en que la culpa es de Sánchez por ser “más hooligan que nadie” y dedicarse a “insultar” a Ferrovial y su presidente, Rafael del Pino. Feijóo se refiere a las declaraciones en las que el presidente del Gobierno relacionó la decisión del empresario con su deseo personal de pagar menos impuestos y la tachó de poco patriótica. Eso es “incendiar el problema” en vez de “solucionarlo”, criticó Feijóo.
“En vez de insultar a las empresas", Sánchez debería sentarse para ver qué se puede hacer para que “se queden en España”. “El insulto y el señalamiento personal nunca es positivo y produce efectos negativos”, remarcó.
Aliados
El anuncio de Ferrovial de mudar su sede social a Países Bajos está siendo defendido de forma unánime por la CEOE, Seopan (la patronal de las constructoras de la que forma parte) y todos los dirigentes del PP que se ha pronunciado sobre éste asunto. En contra se han manifestado el resto de los partidos del arco parlamentario, los sindicatos y el Gobierno.
Hace apenas un mes, Del Pino aseguraba en un acto de Núñez Feijóo patrocinado por su empresa que su ambición era “seguir contribuyendo a la construcción de una España mejor y más próspera, por lo que todos los partidos políticos podrán encontrar siempre en Ferrovial un sólido aliado para seguir avanzando”. Y elogiaba al presidente del PP porque “ha defendido siempre a lo largo de su trayectoria política el papel de la empresa como impulsora del crecimiento económico y del progreso”. Una “visión de las empresas como motor del país” que él mismo comparte “ampliamente”, destacó.
En la misma intervención, el presidente de Ferrovial se mostró entonces convencido de que cuando Feijóo gobierne pondrá a disposición de empresas como la suya “un buen plan inversor” en infraestructuras, “que es de los que vivimos”.
Aquel día no se quejó de que Ferrovial no pudiese cotizar en Estados Unidos o de dificultades para obtener capital en España, sino del “marco laboral, mercantil y fiscal” de nuestro país comparación con el de otros de nuestro entorno, así como de de falta de “seguridad jurídica en todos los ámbitos”.
Problemas
Aunque los problemas, admitió, no son exclusivos de España. “Estamos”, dijo, “en una situación internacional en la que desde el punto de vista empresarial e inversor el riesgo político en todo el mundo es de máximos de las últimas décadas”. Algo a lo que nuestro país “no es ajeno”, lo que es motivo de “inquietud en todos los inversores” y que puede “repercutir negativamente en la creación de empleo y en el crecimiento económico”.
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Del Pino es la tercera fortuna personal de España con un patrimonio de 3.800 millones de euros, sólo por detrás de Amancio Ortega y de su hija Sandra, según la clasificación que hace pública anualmente la revista Forbes. Controla Ferrovial, una compañía cuyos éxito hunde las raíces en los años del franquismo, a través de su sociedad patrimonial Rijn Capital, la misma que utiliza para invertir en otros sectores y sociedades. No le va mal. En 2021, cuando España estaba saliendo de la pandemia, su riqueza dio un salto espectacular y pasó del cuarto al tercer puesto en la clasificación de los más ricos del país.
La compañía de construcción e infraestructuras obtuvo un 18% de las ventas que hizo en 2022 gracias a contratos obtenidos en España, solo por detrás del 21% del Reino Unido y del 36% que aglutinan EE UU y Canadá, según datos publicados pro el diario El País.
La constructora obtuvo en 2022 un beneficio neto atribuible de 185,7 millones de euros, lo que supone una caída del 84% respecto al ejercicio anterior, debido a menores extraordinarios.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, está de parte del presidente de Ferrovial, Rafael del Pino. No ve nada reprochable en la decisión anunciada por el empresario, la tercera fortuna de España, de mudar a Países Bajos la sede de su compañía, cuyos beneficios millonarios están directamente vinculados a los contratos públicos que ha obtenido durante decenios. Pero culpa de ella a Pedro Sánchez y a su Gobierno.