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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Feijóo y el "error" de dejar el atril vacío con un Abascal monopolizando la derecha frente a Sánchez y Díaz

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Un atril vacío junto a los de Pedro Sánchez, Santiago Abascal y Yolanda Díaz. Esa es la imagen que quedará en el recuerdo si el candidato del PP y líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, mantiene su negativa a acudir a cualquier debate a cuatro junto a PSOE, Vox y Sumar, demostrando así su incomodidad con este formato. En Génova preocupa especialmente la presencia de Abascal, lo que visualizaría de manera clara que el 23J no se decide la victoria de un partido, sino la de un bloque: la alianza PSOE-Sumar frente al pacto PP-Vox.

El líder de la oposición ha tratado de marcar las condiciones sobre quién, dónde y cuándo se iba a debatir, al margen de las propuestas de los grupos de comunicación, pero finalmente no va a poder evitar que se celebren esos debates a cuatro. Dos grupos de comunicación —RTVE y Prisa— hartos de esperar la respuesta del PP a su oferta de celebrar debates a cuatro han optado por celebrarlos igual y dejar libre la silla de Feijóo después de obtener la confirmación de asistencia de Sánchez, Abascal y Díaz.

Los estrategas del equipo de Feijóo han demorado todo lo que han podido este asunto para limitar la posibilidad material de celebrar enfrentamientos cara a cara entre su líder y el presidente del Gobierno y, a pesar de haber recibido cuatro ofertas, han decido participar en uno solo. Será en Atresmedia —Antena 3 y laSexta— y la elección no ha sido causal: el perfil del grupo de comunicación, claramente situado a la derecha —la audiencia de laSexta es mucho más reducida que la de Antena 3— hace que lo consideren "territorio amigo".

Pero el PP ha fracasado, al menos de momento, en su intento de organizar un debate a siete entre los candidatos de las cuatro grandes formaciones y los portavoces parlamentarios de PNV, Esquerra y EH Bildu. Un debate que ninguna cadena ha propuesto y que sólo reclama Génova en un intento de hacer ver que el 23J no es una elección entre Sánchez y Feijóo sino entre el líder de la oposición y una alianza "Frankestein" de Sánchez con lo que ellos llaman populistas, filoetarras e independentistas. Ese debate se celebrará en la televisión pública, pero será entre portavoces parlamentarios y todas las formaciones han confirmado su presencia menos el PP.

Con el PP rehuyendo los debates, cabe preguntarse: ¿El candidato que lidera las encuestas es el que más tiene que perder en los debates electorales? ¿Hasta qué punto este tipo de formatos pueden mover el voto? ¿Penaliza más un atril vacío o una mala intervención? ¿El electorado castiga a aquel que no se atreve a debatir? infoLibre lo aborda con la ayuda de tres voces expertas en comunicación política.

¿Hasta qué punto influyen los debates en el resultado final?

"Unas elecciones no se ganan con un debate pero sí pueden perjudicar la reputación de un candidato", afirma Diana Rubio, doctora en Comunicación y experta en protocolo en conversación con infoLibre. Rubio considera que Feijóo, al ir en cabeza según las encuestas, "tiene más posibilidades o más cosas que perder. "Si recibe muchos ataques y no sabe pararlos o no sabe responder acorde a las expectativas con un relato convincente puede provocar ese daño de imagen y reputación", señala. A su juicio, el líder del PP va a recibir muchas críticas si deja ese atril vacío pero cree que Génova asume el coste porque "prefiere el silencio sobre la exposición" de su candidato.

A juicio de Gabriela Ortega, consultora política y directora de estrategia de la Institución Educativa ALEPH, "los debates no movilizan a los indecisos" pero sí pueden "dar razones para acudir a las urnas" a los que están más o menos convencidos. Sin embargo, Ortega añade que los temas que se logran colocar en la agenda después del debate sí que movilizan a los indecisos, por lo que ve "un error" que Feijóo se ausente de esos debates a cuatro.

Para Toni Aira, profesor de Comunicación Política en la UPF Barcelona School of Management, Feijóo se equivoca si no acude a estos debates porque puede provocar que parte del electorado que votaría por él se vaya a Vox o incluso al PSOE. "En política los espacios siempre se llenan, también los ideológicos y de debate", analiza. Aira considera que si la ultraderecha acaba ejerciendo el liderazgo de ese bloque, eso se puede traducir en problemas para Feijóo. Es más, que el PSOE también podría "arrancar" votantes al PP que se sitúa en ese espacio más fronterizo si la alternativa visible es Abascal.

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Rubio cree que Abascal "necesita visibilidad" y por eso tira de "intervenciones polémicas" en esta campaña y presume de los pactos alcanzados con el PP en distintas comunidades, incluso doblegando a la candidata del PP en Extremadura, María Guardiola. "Feijóo lleva una estrategia que corresponde más al presidente del Gobierno, evita meterse en charcos", señala. Rubio recuerda que al presidente andaluz, Juanma Moreno, le fue bien con esa estrategia, pero también señala que "el mayor pecado" de Feijóo es creer que "España es lo mismo que Galicia".

Ortega opina que el PP no está calculando bien el impacto que puede tener el hecho de dejar esa silla vacía. "No estamos hablando de una campaña para las presidenciales de EEUU, en las que si el candidato no acude a los debates no pasa nada porque no hay una alternativa en ese espacio. Al ser España un sistema parlamentarista, necesitas tener presencia porque sino Vox se impone en tu ala y puede llegar a comerte terreno", analiza.

Aira, por su parte, traslada que, cuando se trata de debates, al PP le sale la "vena conservadora". "Es cierto que arriesga más si gana y falla, pero si eres el aspirante al título esa estrategia es errónea", opina. A juicio del profesor en comunicación política, Feijóo teme que en el debate "se vea que tiene demasiada sintonía" con Vox, por lo que prefiere renunciar a ese espacio aún a riesgo de que la extrema derecha lo cope por completo.

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Para la experta en protocolo, quien más tiene que ganar con los debates es la candidata de Sumar, Yolanda Díaz. "Es una prueba de fuego, un primer debate como líder de la izquierda", afirma. En ese sentido, apunta que tanto ella como el candidato de Vox pueden "dar la campanada" frente a Sánchez y Feijóo. "Un debate es una muestra de muchas cuestiones por parte de los candidatos: estrategia, carisma, conocimientos, experiencia...", sintetiza.

La consultora política, por su parte, cree que Díaz puede generar una "imagen visual" muy potente al ser la única mujer frente a tres hombres. "Representa una alternativa con unas siglas nuevas y eso podría beneficiarle", apunta. Aún así, añade que Sánchez y Díaz "van a defender una gestión" de la legislatura de la que carecen Feijoo y Abascal, que serán muy críticos, por lo que estos dos últimos podrían estar "más al ataque" frente a la defensa que haga la izquierda. Asimismo, vería equivocado que los candidatos del mismo bloque se lancen reproches entre sí, lo que "podría ser utilizado a la contra" de cara a los futuros pactos.

Ortega también considera que Feijóo y Díaz están "en desventaja" frente a Abascal y Sánchez, que tienen más experiencia en este tipo de debates porque ya llevan años en el circuito nacional. La experta cree que ambos tienen más tablas y eso podría pasarle factura a los dos candidatos más inexpertos. Es cierto que Feijóo cuenta con el bagaje de su paso por la Xunta de Galicia, pero en 2009, en la campaña que lo convirtió presidente, se negó a debatir al mismo tiempo con los candidatos del PSOE y del BNG, Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana, entonces presidente y vicepresidente de la Xunta, respectivamente.

Un atril vacío junto a los de Pedro Sánchez, Santiago Abascal y Yolanda Díaz. Esa es la imagen que quedará en el recuerdo si el candidato del PP y líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, mantiene su negativa a acudir a cualquier debate a cuatro junto a PSOE, Vox y Sumar, demostrando así su incomodidad con este formato. En Génova preocupa especialmente la presencia de Abascal, lo que visualizaría de manera clara que el 23J no se decide la victoria de un partido, sino la de un bloque: la alianza PSOE-Sumar frente al pacto PP-Vox.

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