Alberto Núñez Feijóo no da una en sus predicciones económicas. El presidente del PP, que el año pasado profetizó que España entraría poco menos que en recesión el pasado otoño, ha vuelto a equivocarse. Su predicción de que la economía española no recuperaría el PIB prepandemia hasta el eño 2024 tampoco se ha cumplido. La economía española ya ha recuperado la riqueza de antes del covid al crecer entre enero y marzo un 0,6% respecto al trimestre anterior, lo que supone una décima más de lo previsto inicialmente y también una décima por encima del crecimiento registrado en el trimestre previo.
Un crecimiento impulsado además por la inversión y el sector exterior, ya que el consumo de los hogares se contrajo un 1,3% y el gasto público retrocedió un 1,6% tras dos trimestres de alzas, desmintiendo así los pronósticos agoreros del líder del PP, que siempre acusa al Gobierno se haber ahuyentado la inversión atacando a los empresarios.
En términos interanuales, el PIB pisó aún más el acelerador y elevó 1,1 puntos su crecimiento, desde el 3,1% al 4,2%, tasa cuatro décimas superior a la estimada inicialmente, según los datos de Contabilidad Nacional publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
“Los datos de Contabilidad Nacional confirman lo que adelantaban el resto de indicadores, ya hemos recuperado el nivel de PIB prepandemia, el crecimiento se aceleró durante el primer trimestre del año y la economía española es la que más crece de la Unión Europea (UE), a un ritmo del 4,2%, cuatro veces más que la media", destacó la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
El “estancamiento” de Feijóo
Hace apenas unos días Feijóo aseguraba que España estaba en un “momento de estancamiento económico” y decía, en su habitual tono sombrío al hablar de economía, que la “historia clínica” del país “no es buena”. “No es verdad que la economía española esté como una moto”, decía en una intervención en el South Summit 2023 de Madrid: los que dicen que los alimentos están empezando a bajar es que “hace mucho tiempo que no han hecho la compra”. “No estamos bien. La economía española está estancada. Los más pesimistas creen que estamos en un momento de declive económico”, remarcó.
La realidad ha vuelto a desmentir a Feijóo. Que el PIB se dispare al 4,2% significa que España crece cuatro veces más que la media europea en un contexto en el que, en la zona euro, está pasando todo lo contrario. Y no es el único dato positivo que se acaba de conocer: la balanza por cuenta corriente, que mide los ingresos y pagos al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias, registró un superávit de 10.300 millones de euros en el primer trimestre del año, frente al déficit de 4.000 millones del mismo periodo de 2022, según los datos publicados el miércoles por el Banco de España.
Hace apenas tres semanas se conoció que el número de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo bajó en 49.260 personas en mayo en relación al mes anterior (-1,8%) impulsado, sobre todo, por el sector servicios, que concentró el 70% de la caída del desempleo. De este modo, al finalizar mayo, el número total de parados se situó en 2.739.110 personas, su menor nivel en este mes desde 2008, según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Todo ello a las puertas de una campaña turística que el sector cree que va a ser extraordinaria.
No está pasando en todas partes. Alemania ya entró en recesión y Francia e Italia se asoman al mismo escenario, según la mayoría de las previsiones.
El apocalipsis que no llega
Ver másNadia Calviño confirma que España ha recuperado ya el PIB prepandemia
La agudeza económica de Feijóo a la hora de predecir el futuro ya quedó en entredicho a finales del pasado año cuando se hizo evidente que la recesión que predicaba no había llegado. El líder del PP tardó apenas tres meses desde su elección como presidente del partido en ponerse en lo peor. El 5 de julio aseguraba que íbamos camino del desastre. Entonces ponía el foco en los indicadores económicos más negativos, a veces tergiversándolos, y pasaba por alto cualquiera que pudiera ser interpretado como positivo para anticipar, en tono solemne, que España se dirigía a una crisis económica inminente de consecuencias impredecibles.
“La situación es muy compleja. Ya no estamos hablando de síntomas, sino de hechos claros. Nos dirigimos, todavía con mayor intensidad, a una profundísima crisis económica”, aseguró en una reunión conjunta de los diputados y senadores del Partido Popular convocada para preparar el debate sobre el estado de la nación que tuvo lugar en el Congreso pocos días después. Sufrimos una “inflación galopante” y vamos a una “ralentización del crecimiento” y al “empobrecimiento”. “No hay un dato bueno para los próximos trimestres”, remarcó con gesto grave.
Según los cálculos del equipo económico de Feijóo, que a cuatro semanas de las elecciones sigue sigue sin contar con un responsable conocido —tampoco ha dado a conocer un programa en materia de economía—, el paro se iba a disparar y la economía iba a entrar en recesión a partir del otoño. Dos problemas que se iban a agudizar, decían, si Sánchez, como ellos esperaban, no era capaz de sacar adelante los presupuestos generales para 2023. “La debilidad en el seno del Gobierno es uno de los grandes riesgos de la economía española. Si el Presupuesto del 2022 ya no sirve y proponemos actualizarlo, sería dramático no aprobar los Presupuestos de 2023 en nuestro país”, advertía Feijóo en julio a sus parlamentarios. Se equivocó también en eso: los presupuestos completaron su tramitación con un amplio respaldo.
Alberto Núñez Feijóo no da una en sus predicciones económicas. El presidente del PP, que el año pasado profetizó que España entraría poco menos que en recesión el pasado otoño, ha vuelto a equivocarse. Su predicción de que la economía española no recuperaría el PIB prepandemia hasta el eño 2024 tampoco se ha cumplido. La economía española ya ha recuperado la riqueza de antes del covid al crecer entre enero y marzo un 0,6% respecto al trimestre anterior, lo que supone una décima más de lo previsto inicialmente y también una décima por encima del crecimiento registrado en el trimestre previo.