El próximo domingo se celebran las elecciones autonómicas en Andalucía y todo apunta a que Juanma Moreno volverá a presidir la Junta, aunque, para ello, necesitaría el apoyo de Vox, ya sea como un apoyo parlamentario decisivo o integrándolo en el Ejecutivo autonómico. Eso es, al menos, lo que dicen las encuestas, cuyo promedio analiza infoLibre tras estudiar un centenar de encuestas de los últimos meses en Andalucía (ver metodología al final del artículo), incluyendo las publicadas este mismo lunes, último día en que se puede hacer según la legislación electoral española.
El escenario central que muestra un análisis integral de los principales estudios demoscópicos es el siguiente: el PP sería la fuerza más votada con alrededor del 35% de los votos, casi 15 puntos más de lo que obtuvo en las pasadas elecciones en la comunidad. De esta forma, superaría al PSOE –ganador de las pasadas elecciones— de Juan Espadas, que conseguiría el 26% de los sufragios, dos puntos por debajo del resultado cosechado en 2018.
Vox sería la tercera fuerza con el 17-18% de los votos, aunque se observa una ralentización del crecimiento del partido de extrema derecha en las últimas semanas de precampaña y en la última, ya oficialmente de campaña. El partido de ultraderecha fue la sorpresa de las pasadas elecciones, irrumpiendo por primera vez en las instituciones con el 11% de los votos.
En cuarta y quinta posición se encuentra las dos fuerzas de izquierda a la izquierda de los socialistas: Por Andalucía (PorA) y Adelante Andalucía (AA).
Por Andalucía, candidatura liderada por Inmaculada Nieto, rondaría el 9% de los votos con una tendencia ligeramente descendente, mientras que Adelante Andalucía, liderada por Teresa Rodríguez, ronda ahora el 6% en intención de voto, con un incremento de 2 puntos porcentuales respecto a las estimaciones de hace un mes.
Por último, Ciudadanos, de la mano del actual vicepresidente de la Junta Juan Marín, conseguiría cerca del 4% de los votos, siendo así la formación que más cae en cuatro años (cerca de 12 puntos), una dinámica que ya se ha visto en otros territorios y procesos electorales en los últimos tiempos.
Las tendencias dejan un equilibrio (o una falta de equilibrio) entre bloques ideológicos que complica una alternativa de gobierno para la izquierda. Según el consenso de encuestas, la derecha (la suma de PP, Vox y Cs) rondaría el 57% de los votos, 7 puntos más que en las elecciones autonómicas 2018 y las elecciones generales de noviembre de 2019 en esta misma región.
Por otro lado, las fuerzas de izquierdas (PSOE, PorA y AA) perderían cerca de tres puntos porcentuales, pasando así del 44% en 2018 al 41% en la actualidad, con la mayor diferencia neta en intención de voto entre bloques, tal y como se analizaba en esta otra pieza de infoLibre.
Con estas expectativas de voto, se diseña un modelo probabilístico para calcular cuántos escaños obtendría cada formación política, pero también para saber cuán de probables son dichos sucesos. Por ejemplo, en el escenario central del modelo, Cs podría conseguir 1 o 2 escaños en el Parlamento andaluz, aunque la probabilidad de quedarse sin representación asciende al 10%. Es decir, si se celebraran una decena de elecciones en el mismo día, Marín no conseguiría escaño en una de esas ocasiones.
Para calcular las probabilidades, es necesario contar con la incertidumbre asociada a los errores de las encuestas –que no dejan de ser una herramienta de aproximación, la mejor demostrada—, basándose en el análisis empírico de miles de encuestas en distintos niveles administrativos en España desde finales de los años setenta.
Partiendo del promedio de encuestas y los resultados históricos, se agrega la incertidumbre para simular las elecciones hasta 10.000 ocasiones en cada provincia.
De esta forma, el modelo asigna la probabilidad de obtener cada escaño para cada partido. Como se puede apreciar en el gráfico de arriba, el PP sería la fuerza con más escaños (entre 41 y 49), seguido del PSOE (27-35), Vox (17-23), Por Andalucía (5-11), Adelante Andalucía (1-7) y Cs (0-4). La mayoría absoluta en el Parlamento de Andalucía, que tiene 109 escaños en total, se sitúa en los 55.
Con estos mimbres, la derecha sumaría la mayoría absoluta casi con toda seguridad, aunque los planes de Juanma Moreno de conseguir una “mayoría suficiente” –entendida como una representación cercana a la mayoría absoluta en solitario— no parece ser factible, mientras las encuestas no comentan errores por encima de lo previsto inicialmente.
De esta forma, en 4 de cada 10 ocasiones, el bloque de la derecha sumaría 66-67 escaños, mientras que la izquierda rondaría los 42-43. Es una diferencia sustancial que se explica, en gran medida, a las altas tasas de indecisión que imperan entre los potenciales votantes del bloque progresista.
Tal y como se aprecia en la tabla que sigue, 1 de cada 5 votantes socialistas y de Adelante Andalucía (donde confluían PorA y AA) en 2018 no saben a quién votarán en esta ocasión, según el cálculo ajustado (por fecha y tamaño de muestra) realizado con las dos encuestas recientes publicadas por el CIS: el Flash (6-7 de junio) y la preelectoral (17-28 mayo).
Por el contrario, tanto el PP como Vox tienen tasas de indecisión por debajo del 12%, siendo el partido de extrema derecha quien tiene menos votantes dubitativos.
Aunque eso no se traduce en mayores tasas de fidelidad en el caso de la extrema derecha. A pesar de que solo un 7% de los votantes de Vox en 2018 estén en la indecisión ahora, solo son 6 de cada 10 quienes repetirían su papeleta, una tasa de fidelidad por debajo de lo habitual en una formación en crecimiento, aunque presenten patrones conocidos en tiempos recientes.
Y es que, tal y como ocurrió en las elecciones a la Comunidad de Madrid en 2021, cuando el PP está fuerte en algún territorio parece que es capaz de aglutinar una parte significativa de exvotantes de Vox en torno a sus filas. En Madrid, Ayuso consiguió atraer a más de un tercio de ellos. En Andalucía Moreno podría hacerlo hasta con el 28%, según cálculos propios partir del CIS.
Lo que sí parece que puede conseguir el actual presidente de la Junta es atraer a exvotantes socialistas moderados: aproximadamente 1 de cada 10 votantes del PSOE votarían esta vez al PP. Esto rompe una dinámica de bloques que domina la política española de los últimos años, más tendente a flujos de votantes entre partidos dentro del mismo bloque ideológico.
La alta tasa de indecisión entre los votantes progresistas juega un papel primordial en la configuración del próximo parlamento andaluz y el gobierno resultante. Actualmente, entre el 20 y el 25% de los votantes que se ubican en posiciones ideológicas de centro izquierda (entre el 3 y el 4 en una escala de 1-10 donde 1 es extrema izquierda y 10 extrema derecha) no saben a qué partido votarán dentro de apenas 6 días. En cambio, entre el electorado de centro derecha (posiciones 6 y 7) los indecisos descienden hasta el 15% de media y cae por debajo del 10% entre el votante más conservador.
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Donde más indecisión hay es, en cambio, entre el electorado centrista, aquellos que se encuentra en el 5, aunque suele ser el votante menos interesado por la política, donde muchos de ellos se autoubican en esa posición central porque no se identifican con las etiquetas izquierda o derecha.
Hay que apuntar, también, que la tasa de indecisos en las últimas semanas ha cambiado ligeramente, desde el CIS preelectoral –finales de mayo— al flash –de hace una semana, conocido este lunes—, sobre todo en la posiciones ideológicas 4 y 5, aunque la participación sigue siendo asimétrica entre bloques, lo cual favorece al bloque de gobierno actual y merma las posibilidades de la izquierda.
Este punto es, probablemente, el punto diferencial en estas elecciones autonómicas. Se conoce que el electorado decide su voto cada vez más cerca al día de acudir a las urnas, lo que dificulta captar las últimas tendencias de voto cuando, además, está prohibido publicar y difundir los sondeos. Es lo que ocurrió con Vox en 2018, que creció 5-6 puntos en los últimos días de campaña, y es a lo que tiene que aspirar la izquierda si pretende equilibrar la balanza electoral, que, por ahora, está claramente inclinada hacia la derecha.