Así funciona el partido anticapitalista catalán

6

Cuando los catalanes decidieron que la CUP obtuviera diez diputados en el Parlamento de Cataluña, la primera reacción de su líder, Antonio Baños, fue asegurar que Artur Mas no sería reelegido presidente de la Generalitat con su voto afirmativo porque la formación quería dar paso a una nueva etapa sin "recortadores y corruptos". Pero dos meses después de los comicios, aún no hay acuerdo entre las fuerzas independentistas para elegir un presidente que guíe los pasos a seguir para desligar Cataluña de España, y la CUP es la formación clave para desbloquear una negociación que, de fracasar, podría conducir a nuevas elecciones.

El pacto entre el partido y Junts pel Sí, la coalición en la que concurrieron unidos Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y ERC, parece no obstante lejano. Y es que, pese a que ambas organizaciones comparten sus deseos de independencia, es un abismo lo que separa a la CUP –de ideología anticapitalista y antieuropeísta– de los sectores más a la derecha de Junts pel Sí, precisamente los que representa Mas, que en ningún momento ha dejado de ser el candidato a la Presidencia de la Generalitat de la coalición.

La última oferta conocida de Junts pel Sí a la CUP trataba de acercarse a las exigencias de la coalición, ya que planteaba hacer presidente a Mas y establecer tres macroconsejerías.  Pero la CUP aún no se ha pronunciado oficialmente sobre la oferta y ha convocado este domingo una asamblea para comprobar el sentir de sus bases antes de continuar las negociaciones. Las tensiones dentro de la organización son notables: una parte del independentismo de izquierdas quiere votar a Mas pese a la distancia ideológica para continuar con el proceso secesionista, mientras otra se niega a hacerle presidente de nuevo por el abismo entre sus propuestas. Pero, ¿quiénes son estas organizaciones? ¿Qué opinan sus líderes? Y, ¿cómo se tomará la decisión final?

La órbita de la CUP, clave en sus decisiones

La CUP no es un partido político al uso. Es cierto que se establece como una formación política registrada en 1991 ante el Ministerio del Interior y que cuenta con sus órganos de dirección, pero a su vez –y especialmente desde que entró en el Parlamento de Cataluña– se comporta como la punta de lanza del movimiento independentista anticapitalista catalán, que comprende también a otras organizaciones en su órbita. Entre ellas, las que más destacan son dos partidos: Endavant y Poble Lliure, aunque también existen formaciones juveniles como Arran, sindicatos como la Coordinadora Obrera Sindical e incluso una "organización antirrepresiva" –como ellos mismos se definen–, llamada Alerta Solidaria y que se ocupa de ofrecer asistencia jurídica a los militantes si son detenidos en manifestaciones o concentraciones.

Formalmente, Endavant y Poble Lliure no son parte de la CUP, y tienen su propia militancia y cargos orgánicos. No obstante, es muy frecuente que afiliados a estos dos partidos también lo estén a la CUP, y en la práctica ambas formaciones influyen en la línea política que toma el partido independentista, cuya militancia, sin embargo, no está mayoritariamente inscrita ni en Endavant ni en Poble Lliure. El grupo de la CUP en el Parlamento es buena muestra de este equilibrio: Anna Gabriel, su número dos, milita en Endavant, y Albert Botran, portavoz del grupo parlamentario, lo hace en Poble Lliure, pero los otros ocho diputados no están adscritos a ninguna de las dos corrientes.

La tensión dentro de la CUP nace precisamente de las diferentes concepciones que tienen Endavant y Poble Lliure sobre los próximos pasos que debe dar el partido. Mientras la primera de las organizaciones prioriza en su hoja de ruta la cuestión social y las reivindicaciones fuera de las instituciones, la segunda pone por delante lo que llaman la "ruptura democrática", es decir, la independencia, lo que les ha conducido a participar en colectivos como la Assemblea Nacional Catalana (ANC), en los que también se encuentran personas vinculadas a ERC o CDC: de hecho, Carme Forcadell, actual presidenta del Parlamento y dirigente de ERC, presidió entre 2011 y 2015 la ANC.

En este sentido, ambas organizaciones difundieron comunicados la semana pasada explicando su postura ante un eventual apoyo a la investidura de Mas. Endavant es quien más clara fue en su rechazo a que la CUP facilite con sus votos que el actual presidente renueve su cargo. "La función de la izquierda independentista consiste [...] en señalar que es justamente Artur Mas quien ahora mismo representa el nexo de unión entre el proyecto de refundación del Estado español y las aspiraciones de la mayoría de Cataluña a la soberanía, y explicar [...] que sólo apartándolo de la Presidencia de la Generalitat será posible avanzar en la ruptura con el Estado", sostenía su escrito.

Poble Lliure y Arran tienen visiones contrapuestas

"Mas no pretende conseguir el apoyo de la CUP para avanzar hacia ninguna ruptura con el Estado. Mas pretende asegurarse su sumisión, posibilitar a través de su investidura la desactivación de todo su potencial rupturista y de su credibilidad entre las clases populares", continua en su comunicado Endavant, que teme que el presidente quiera "llevar a cabo una gestión basada en la legalidad y en la seguridad jurídica de acuerdo con los intereses de clase que él representa". "Su objetivo final: facilitar una intervención discreta de la Unión Europea y facilitar un pacto de Estado", denuncia la organización.

Poble Lliure, por el contrario, tiene claro que "la prioridad para el momento presente" es "la ruptura independentista", si bien en su seno hay más diferencias sobre la postura a adoptar ante la posible investidura de Mas, algo que supondría traicionar las convicciones sociales de cualquiera de las organizaciones. "No favorecer la ruptura independentista en el momento actual significa ponerse al lado del Estado español y la oligarquía, perpetuar las formas de poder despóticas de este Estado y las políticas de desposeimiento, con lo que se ayuda a prolongar la situación de opresión y ahogo social del pueblo trabajador catalán", asegura el partido.

La organización juvenil Arran, que cuenta con menos fuerza que las otras dos pero también es una voz relevante en la órbita de la CUP, también se ha pronunciado al respecto. Su postura también es contraria a investir a Mas, y de hecho ha sido bastante gráfica al publicar un manifiesto bajo el título "Hasta nunca, Mas". "Para nosotros el concepto de independencia va mucho más allá de la construcción de un nuevo Gobierno dentro de una República Catalana", sostiene Arran, que critica que Mas "no hace aumentar la base popular del independentismo, al contrario, es un freno".

"Queremos alejar la poltrona presidencial de quien ha liderado los recortes más antisociales, de quien ha tratado de ocultar la histórica corrupción de la burguesía catalana detrás de una estelada azul, del que ha apostado siempre por las empresas antes que por las personas", afirman igualmente los jovenes independentistas de izquierdas, que señalan que Mas "no es ni puede ser sinónimo de independencia". "Mas significa impunidad ante la corrupción y los corruptores, significa interés del capital y la banca, significa austeridad y recortes en sanidad y educación, significa injusticia de clase, mordaza y represión", asegura el comunicado.

Este domingo se debatirán cuatro escenarios

Vistas estas posiciones contrarias, la CUP ha convocado una asamblea este domingo para tomar la temperatura de sus bases y valorar los siguientes pasos a dar en las negociaciones. Este domingo no se votará ninguna resolución, sino que el encuentro –al que se calcula que acudirán más de 1.600 militantes y simpatizantes– será más bien un debate en el que se barajarán cuatro escenarios: seguir negociando con Junts pel Sí pero manteniendo la negativa a investir a Mas, aceptar la oferta de la coalición y apoyar al presidente garantizando la aplicación del programa social de la CUP, romper las negociaciones –lo que aumentaría las probabilidades, si no se retomasen posteriormente, de convocar nuevas elecciones– o buscar un acuerdo que invista a Mas a través de una abstención de la CUP y de Catalunya Sí Que Es Pot.

La CUP somete este domingo a debate la negociación con Junts pel Sí

Ver más

En el debate del domingo se expondrán los avances en las negociaciones y los militantes tendrán la opción de dar su punto de vista sobre el tema. La votación, en cualquier caso, no se producirá hasta que el grupo parlamentario considere que tiene un acuerdo concreto que someter al refrendo de sus bases, si bien para ello tendrá que convocar otra Asamblea Nacional extraordinaria, el máximo órgano de dirección de la CUP.

Y es que la organización del partido tampoco responde a los cánones clásicos, sino que tiene un perfil asambleario que sin embargo se complementa con una dirección ejecutiva. Una vez al año, como mínimo, se reúne la Asamblea Nacional, en la que pueden participar todos los militantes, aunque es más frecuente que se convoquen Asambleas Territoriales, órganos de debate que trasladan la visión de cada agrupación territorial de la CUP a los órganos ejecutivos. La verdadera esencia del partido, no obstante, son las Asambleas Locales, de tamaño más reducido.

Los órganos ejecutivos son el Secretariado Nacional y el Consejo Político. El primero de ellos es lo que comunmente se conoce como la ejecutiva del partido. Elegido por la Asamblea Nacional, se reúne semanalmente y consta de 15 miembros que no pueden mantenerse en su cargo más de cuatro años. Por otra parte, el Consejo Político es un bloque de 60 personas que se congrega una vez al mes y cuenta con representantes de todos los territorios en los que está presente el partido.

Cuando los catalanes decidieron que la CUP obtuviera diez diputados en el Parlamento de Cataluña, la primera reacción de su líder, Antonio Baños, fue asegurar que Artur Mas no sería reelegido presidente de la Generalitat con su voto afirmativo porque la formación quería dar paso a una nueva etapa sin "recortadores y corruptos". Pero dos meses después de los comicios, aún no hay acuerdo entre las fuerzas independentistas para elegir un presidente que guíe los pasos a seguir para desligar Cataluña de España, y la CUP es la formación clave para desbloquear una negociación que, de fracasar, podría conducir a nuevas elecciones.

Más sobre este tema
>