Galicia estrena diputado en Copenhague

La resistencia de una candidata de Esquerda Unida (la marca gallega de Izquierda Unida) a ceder un puesto en el Parlamento de Galicia a una militante de Anova está poniendo a prueba la solidez de la coalición creada hace sólo un año por ambas formaciones para presentarse a las últimas elecciones autonómicas.

EU y Anova lograron entonces nueve escaños (cinco de ellos para la formación liderada por Cayo Lara y cuatro para el partido creado por Xosé Manuel Beiras) y se convirtieron en la tercera fuerza política de Galicia, por encima del BNG. Ese equilibrio (cuatro a cinco), que los dirigentes de ambas fuerzas se comprometieron verbalmente a mantener, es el que está amenazado por una candidata de EU por Ourense.

El escaño fue ocupado en 2012 por el cabeza de lista por Ourense, David Fernández Calviño, un ingeniero de montes de 33 años y en paro que acaba de conseguir una plaza de investigador en Copenhague (Dinamarca), a todas luces incompatible con la dedicación que exige ser diputado en Santiago. Calviño milita en Anova, así que, en cumplimiento del pacto de equilibrio interno de la coalición, su puesto debería ser ocupado por otro militante del partido de Beiras. Pero para que eso ocurra, cuando Calviño renuncie a su escaño también debería hacerlo la número dos de la lista ourensana, Carmen Iglesias (EU), de manera que el asiento en el Parlamento pase a ser propiedad de la número tres, Iolanda Pérez (Anova).

El problema es que Iglesias no reconoce ningún pacto de equilibrio entre EU y Anova, se niega a ceder su puesto y ya ha anunciado que si Calviño renuncia al acta de diputado ella tiene intención de ocupar la vacanteDe nada ha servido que la dirección de Esquerda Unida le haya exigido que reconsidere su decisión e incluso haya amagado con abrirle un expediente disciplinario que puede acabar en expulsión: Iglesias insiste en que tiene derecho a ocupar el escaño.

Tan firme es su decisión que Calviño, siguiendo instrucciones de Anova, se ha visto obligado a aplazar provisionalmente su decisión de renunciar al escaño a pesar de que, desde este viernes, ya reside de forma permanente en la capital danesa, donde se ha incorporado a su nuevo trabajo como investigador.

Mientras la situación no se resuelva, la imposibilidad física de compatibilizar un trabajo de dedicación plena en Copenhague con un escaño en Santiago (ambas localidades están a 2.700 kilómetros de distancia) deja reducido en la práctica el grupo parlamentario de la coalición EU-Anova a sólo ocho diputados. Nadie sabe cuánto tiempo se prolongará el problema. Para solucionarlo sólo caben tres opciones: que Iglesias dé su brazo a torcer, que Calviño renuncie a su empleo y regrese a Galicia o que la necesidad de completar el grupo mueva a Anova a aceptar que el escaño sea ocupado por una militante de EU, lo que rompería el equilibrio entre ambas fuerzas, que pasaría de 5-4 a 6-3 a favor de la federación que lidera Cayo Lara.

Tanto Anova como su líder, Xosé Manuel Beiras, se han mostrado muy comprensivos con la situación, convencidos como están de que Esquerda Unida está haciendo todo lo posible para forzar la renuncia de su candidata. Pero aún así la pugna por el escaño está siendo aprovechada por sus rivales para tratar de poner en evidencia el verdadero compromiso de la coalición con la regeneración política. No en vano uno de los principales reclamos electorales de EU-Anova es precisamente poner fin a los males de la política convencional.

La marca gallega de IU exige a una candidata por Ourense que renuncie a un escaño

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Uno de los que están aprovechando la situación para criticar a la coalición es el presidente de la Xunta. Alberto Núñez Feijóo no se ha resistido a la tentación de intentar desacreditar a EU-Anova, que en su primer año de vida se ha convertido en una pieza esencial de la oposición. Según Feijóo, ambas formaciones están "descubriendo cuáles son sus miserias; están ocupados en una pelea entre ellos mismos por un escaño", informa Europa Press.

Lo que está ocurriendo, añadió, "no representa para nada la voz de la calle", empleando el lema usado por la coalición para referirse a sí misma. "Si la calle supiese cómo funciona este tipo de partidos y coaliciones, mudaría la opinión sustancialmente sobre los mismos", concluyó.

La dificultad de resolver el problema del escaño tiene lugar además cuando aún no está resuelto si Anova y EU, socios en el Parlamento de Galicia, se presentarán juntos o separados en las elecciones europeas de mayo de 2014. Izquierda Unida trata de atraer al partido de Beiras a una gran coalición que aglutine el voto de la izquierda y el ecologismo en toda España, pero una parte de Anova es partidaria de formar una coalición con el BNG, la formación de la que se escindió en 2012.

La resistencia de una candidata de Esquerda Unida (la marca gallega de Izquierda Unida) a ceder un puesto en el Parlamento de Galicia a una militante de Anova está poniendo a prueba la solidez de la coalición creada hace sólo un año por ambas formaciones para presentarse a las últimas elecciones autonómicas.

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