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La Generalitat teme que el CNI guarde "un arsenal" de datos privados y da un ultimátum al Gobierno

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En cuanto se hizo público el presunto espionaje a líderes independentistas, Pedro Sánchez le mandó un mensaje a Pere Aragonès. El presidente del Gobierno quería salvaguardar una relación política que le resulta vital para su propia estabilidad parlamentaria y de la que, además, depende el encauzamiento del conflicto catalán a través de la mesa de diálogo. Sánchez aseguró a Aragonès que su Gobierno no estaba detrás de ningún tipo de seguimiento y ambos quedaron en mantener una conversación posterior para zanjar el asunto. 

Según ERC, esa conversación aún no ha tenido lugar. Fuentes republicanas critican que, por el momento, la información que se les ha proporcionado de un caso que califican como “el mayor escándalo de espionaje de la democracia” haya sido prácticamente nula. Los contactos con el Gobierno se han sucedido en los últimos días a varios niveles, y el único mensaje que reciben de Moncloa es el de que ese seguimiento, de existir, en ningún caso habría sido ordenado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez. 

En Esquerra, sin embargo, sentaron mal las explicaciones públicas posteriores del propio Gobierno. Consideran en la Generalitat que el Ejecutivo “ha frivolizado” con un asunto de especial sensibilidad para la ciudadanía catalana, y por eso han decidido elevar el tono. “No es ninguna escenificación de nada, es que nos parece algo grave de verdad y que no se está tomando lo suficientemente en serio”, sostienen fuentes de ERC, que añaden: “Este Gobierno dice que no pasa nada, pero el CNI puede tener un arsenal de información privada de políticos independentistas que dentro de un año podría estar en manos de Abascal”. 

Aviso de Aragonès

Este martes, el propio Pere Aragonès viajó desde Barcelona a Madrid para reunirse con varios grupos parlamentarios. Y convocó a los medios de comunicación frente a la puerta de los leones del Congreso de los Diputados, donde sostiene al Gobierno con su apoyo, para lanzar un mensaje claro: “No puedes pretender que todo continúe igual. A partir de las decisiones que tome o no tome el Gobierno también el Gobierno de la Generalitat y los partidos políticos van a tomar sus decisiones sobre el futuro de la legislatura".

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El president de la Generalitat y líder de ERC aseguró tener "confianza cero" en el Gobierno de coalición por el caso del presunto espionaje a políticos independentistas y considera "inviable" colaborar con el presidente Pedro Sánchez si no depura ya responsabilidades. "El solo paso del tiempo no va a ser la fórmula que el presidente o el Gobierno puedan tomar", advirtió remarcando que esas responsabilidades deben asumirse desde el "máximo nivel" y con medidas "claras, concretas e inmediatas". Aragonès concluyó avisando de que "si has sido espiado no puede haber una relación de confianza, es imprescindible que se restaure el juego limpio, la intimidad y privacidad que nos ha sido vulnerada y que se garantice que el espionaje no forma parte de la forma de hacer política en España".

A la salida de una reunión con Aragonès, los socios de coalición de Pedro Sánchez aseguraron “entender” el profundo malestar de ERC y del independentismo, aunque el portavoz de Unidas Podemos, Jaume Asens, aseguró haberle traslado “que la voluntad de diálogo tiene que estar por encima de cualquier plan oculto de las cloacas del Estado”. De hecho, el propio Asens señaló a los Gobiernos de Mariano Rajoy como responsables políticos del espionaje: “Este escándalo tiene que ver con el PP", dijo antes de señalar en concreto al exministro del Interior Jorge Fernández-Díaz. El también portavoz morado, Pablo Echenique, insistió en exigir aún así “responsabilidades” a los ministros de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y de Defensa, Margarita Robles. 

Según el observatorio canadiense Citizen Lab, el programa informático israelí Pegasus (al que solo tienen acceso gobiernos o instituciones militares como ejércitos), espió los teléfonos móviles de 63 dirigentes independentistas entre los que se encuentran los expresidentes catalanes Artur Mas, Carles Puigdemont, Quim Torra y el actual president, Pere Aragonès. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ya ha registrado en el Congreso una solicitud para comparecer a petición propia.

En cuanto se hizo público el presunto espionaje a líderes independentistas, Pedro Sánchez le mandó un mensaje a Pere Aragonès. El presidente del Gobierno quería salvaguardar una relación política que le resulta vital para su propia estabilidad parlamentaria y de la que, además, depende el encauzamiento del conflicto catalán a través de la mesa de diálogo. Sánchez aseguró a Aragonès que su Gobierno no estaba detrás de ningún tipo de seguimiento y ambos quedaron en mantener una conversación posterior para zanjar el asunto. 

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