El 70% de la población española estará vacunada el próximo verano, alcanzando así la llamada “inmunidad de rebaño”. Con ella los epidemiólogos confían en poner bajo control, definitivamente, la pandemia de SARS-CoV-2. Los expertos aseguran que con ese porcentaje la infección se propagará con mucha lentitud y dificultad, porque no habrá portadores suficientes para extender el virus.
Sanidad no ve motivo alguno para dudar del calendario previsto ni del cumplimiento de los objetivos fijados en la estrategia española de vacunación, ni siquiera a la vista del conflicto abierto entre la Unión Europea y AstraZeneca, uno de los seis laboratorios con los que las instituciones europeas han firmado contratos de suministro de vacunas y que precisamente este viernes obtuvo luz verde de la Agencia Europea del Medicamento. “La estrategia de vacunación, después del primer mes, avanza a un ritmo óptimo”, aseguró la ministra de Sanidad, Carolina Darias, sin reserva alguna ante las dudas que le plantearon la mayoría de los grupos políticos representados en el Congreso.
En su primera comparecencia en la Cámara Baja apenas dos días después de su toma de posesión, la sucesora de Salvador Illa dejó claro que completar el objetivo del 70% sigue siendo el objetivo del Gobierno de España.
¿En qué se basa el Gobierno para afirmar esto? En primer lugar, explicó Darias, en que a pesar de los problemas que ha tenido Pzifer-BioNTech durante dos semanas —“incidentes menores” ya resueltos, precisó—, ya se han distribuido 1,7 millones de dosis. “La estrategia común funciona” y el efecto de la vacuna ya se empieza a notar en la incidencia del virus en las residencias de mayores, subrayó. “No hay ningún retraso”.
Según la ministra, todo el mundo debería celebrar que, a estar alturas, haya comunidades autónomas que han completado o estén a punto de completar los primeros objetivos de vacunación del trimestre, con tasas del 80% para residentes y personal de los centros de mayores. Esta primera fase, que se prolongará hasta el 1 de abril, incluye también a personal sanitario de primera línea, seguido del resto de personal sanitario y sociosanitario y las personas con discapacidad que requieren intensas medidas de apoyo para desarrollar su vida (grandes dependientes no institucionalizados). El siguiente gran objetivo, una vez completados estos grupos, serán las personas con más de 80 años que pondrá en la cola para recibir la vacuna a un grupo de más 2,8 millones de ciudadanos.
Que en esta fase lleguen pocas vacunas no debería sorprender a nadie. Por lo menos a nadie que haya leído la estrategia española de vacunación o escuchado al ministro de Sanidad. El propio plan de vacunación aprobado el año pasado de común acuerdo con las comunidades autónomas establece que en una primera etapa, cuando aún sean pocas las farmacéuticas con vacuna aprobada y en fase de producción (en este momento sólo hay dos: Pfizer-BioNTech y Moderna), habría un “suministro inicial muy limitado de dosis de vacunas”.
No sería hasta una segunda etapa, a medida que a esas dos empresas se sumasen las otras que han firmado contratos con la Unión (la primera es AstraZeneca) cuando empezaría un “incremento progresivo del número de vacunas que permita ir aumentando el número de personas a vacunar” para, en una tercera y última etapa, ya con toda la cartera de vacunas en fase de producción y a disposición del sistema nacional de salud, aumentar el número de dosis y de vacunas disponibles para cubrir a todos los grupos prioritarios.
Superadas las dificultades puntuales de Pfizer, el Gobierno español espera aumentar el lunes el suministro de dosis a 422.000 semanales. El domingo Moderna entregará otras 52.000 de la suya y Sanidad confía en que, una vez aprobada la vacuna de AstraZeneca, esta compañía empiece a distribuir pronto sus dosis para ponerlas también a disposición de las Comunidades Autónomas. Un volumen de vacunas al que pronto habrá que sumar la de Jansen (Johnson & Johnson) que este viernes anunció las conclusiones de la fase 3. La farmacéutica planea pedir la Autorización de Uso de Emergencia (EUA) de Estados Unidos a principios de febrero y confía en tener el producto disponible para enviar inmediatamente en cuenta disponga de autorización.
Cartera de contratos
Estas vacunas, recordó Darias en el Congreso, son sólo una parte de las que se ha garantizado la Unión Europa por contrato. Faltan todavía las Curevac y Sanofi-GSK, a las que pueden sumarse otras en el futuro en función de las necesidades y cuya garantía de compra ya negocia Bruselas. La de la empresa de biotecnología estadounidense Novavax, que esta semana anunció que sus pruebas certifican una eficacia del 89,3 %, puede ser una de ellas. “Es un amplio portfolio de vacunas” que “no tiene precedentes” y que permitirá a España disponer de 200 millones de dosis.
La ministra explicó —y defendió, pese a las reservas del portavoz de Vox, que rechazó compartir vacunas con nadie mientras haya “un español” sin su dosis— que España revenderá dosis a Andorra como parte del programa pactado por los países de la Unión para distribuir viales en aquellos territorios del continente que no forman parte de la UE y que como Mónaco o San Marino no disponen de peso político suficiente para garantizarse el suministro. Y cuya inmunización es además esencial para los países limítrofes.
Darias, en este caso en respuesta al portavoz de Ciudadanos, Guillermo Díaz, aseguró que incluso cuando se incremente el volumen de vacunas en España no existe un problema de falta de medios humanos para vacunar que exija movilizar odontólogos, veterinarios o farmacéuticos como propone la formación naranja. Con los medios que ya existen, señaló, este año se ha conseguido vacunar de la gripe en un tiempo récord nada menos que a 14 millones de personas.
La ministra recordó que “las vacunas son surgen de la nada” y que los grupos políticos ni siquiera creían que fuesen a estar disponibles para diciembre. “Y las hemos tenido”, subrayó. “Tengan un poco de confianza en lo que estamos diciendo”, pidió. Y en una estrategia de compra basada en el peso político de Europa. “Es un acierto colectivo de la UE y España es un miembro activo de la Unión”.
La disponibilidad de una vacuna, explicó Darias a los portavoces de la oposición que en sus primeras intervenciones describieron el proceso de vacunación a medio camino entre un “caos” y un “fracaso”, es un proceso que pasa por distintas fases de desarrollo, investigación y evaluación por las agencias del medicamento. A eso siguen la autorización y la producción industrial. “Digo todo esto para compartir la complejidad del proceso: nunca en la historia de la humanidad se ha vacunado a tanta gente al mismo tempo”, remarcó.
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En ese contexto, “¿puede haber retrasos? Pues claro”, sentenció. Cuando se firmaron los contratos ni siquiera se conocía la eficacia de las vacunas, “pero era necesario hacerlo. Y cada país tiene un cupo. España, un 10%”.
El compromiso de Pfizer-BioNTech, el laboratorio que más vacunas está produciendo en esta primera fase de escasez, es entregar 4,5 millones de dosis en el primer trimestre. Y está cumpliendo, indicó la ministra.
La ministra reafirmó todo el apoyo del Gobierno a la Comisión Europea en su conjunto y, en particular, a su presidenta, Ursula von der Leyen, y a la comisaria de Salud, Stella Kyriakides, en su pelea con AstraZeneca para que se cumplan los contratos firmados. Bruselas “es quien negocia por todos y para todos en una situación de complejidad” porque la vacuna “es un bien escaso y el mercado está tensionado”. No hay ninguna necesidad, añadió, de ir a Bruselas a presionar a la Comisión, como han pedido algunos portavoces de la oposición. “Yo tengo plena confianza en las instituciones comunitarias, no podemos estar en mejores manos, Somos parte de la Comisión”.