El Gobierno no espera esta vez sobresaltos en el Congreso para sacar adelante el plan económico aprobado este martes en Consejo de Ministros y que ha sido diseñado para paliar las consecuencias de la guerra en Ucrania en los precios de la energía. Desde hace dos semanas se han sucedido los contactos con todos los grupos parlamentarios (a excepción de Vox, que rechazó acudir a las reuniones de trabajo) y la sensación en el Ejecutivo es que la batería de medidas anunciada ha sido bien recibida por el conjunto de socios parlamentarios.
Esta semana, incluso la portavoz del PP, Cuca Gamarra, dejaba la puerta entreabierta a que su partido pueda prestar apoyo al segundo gran plan de rescate económico y social de la legislatura tras el impulsado durante la pandemia, aunque el nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, rebajó a continuación las expectativas. La principal demanda que han trasladado los populares al Gobierno es una bajada generalizada de impuestos que el Ejecutivo, por ahora, no contempla.
La intención es que el grueso del texto impulsado por el Consejo de Ministros pueda ser validado en el Congreso sin apenas modificaciones sustanciales y desde luego sin incorporar nuevas medidas fiscales para contentar al PP. Creen en el Ejecutivo de Pedro Sánchez que la situación es lo suficientemente delicada y el plan de rescate lo bastante detallado y ambicioso como para ser respaldado por una amplia mayoría de la Cámara, incluyendo al principal partido de la oposición, sin necesidad de llevar esta vez las negociaciones al límite. “Veamos ahora si el señor Feijóo aprovecha para mostrar un cambio de orientación en el PP en un tema tan importante para los españoles. Es una oportunidad para que los partidos estén a la altura”, dijo la vicepresidenta primera, Nadio Calviño, en la rueda de prensa de explicación del plan de este martes.
El razonamiento en la Moncloa es que la pelota ahora está sobre el tejado de Feijóo, que este próximo fin de semana será oficialmente ya el nuevo presidente del PP y tendrá la ocasión de empezar a dibujar una hoja de ruta propia y lo que quieren en el Gobierno es que “se retrate”. La sensación dentro del Ejecutivo es la de que el flamante líder de la oposición “se dejará querer” y no imitará las formas de Casado con un portazo a las primeras de cambio, aunque tienen dudas sobre la posición que finalmente impondrá el también presidente gallego a su grupo parlamentario. “Casado ya dio la espalda a medidas imprescindibles para la gente en el peor momento de la pandemia. Veremos si Feijóo hace lo mismo o no con estas medidas que también son muy necesarias”, plantean fuentes gubernamentales.
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También recuerdan en el Gobierno que el plan de rescate ya incluye bajadas de impuestos cifradas en torno a los 10.000 millones de euros anuales. Se refieren en el Ejecutivo a la prórroga de las rebajas fiscales adoptadas en el recibo de la luz, y además explican que no en todos los casos esas bajadas impositivas surten efecto: “A nosotros nos ha dicho expresamente el sector del transporte que una bajada del IVA no les soluciona nada, y por eso en los carburantes hemos aplicado otra medida específica que sí ayude tanto a los profesionales como a los ciudadanos, que es la bonificación”, aseguró Calviño preguntada al respecto. “Respondemos en base a la eficacia y al sentido común, cada caso es diferente”, añadió.
Los socios de investidura
El próximo paso será que el Pleno del Congreso avale el decreto en un plazo máximo de 30 días hábiles. Para conseguirlo el Gobierno necesita más síes que noes y cree en esta ocasión tener las cuentas bien atadas por el buen recibimiento de las medidas mostrada por la mayoría de socios de investidura. Casi todos los grupos han coincidido en señalar de "insuficientes" las decisiones adoptadas aunque también que van "en la buena dirección".
Tanto Bildu como ERC, que se cayeron de la lista de apoyos en la reforma laboral, han dado a entender en los últimos días que facilitarán la aprobación del decreto. Celebran ambos grupos que el paquete anunciado no se haya centrado en la rebaja de impuestos, como pedía el PP, y sí en la ayuda directa a los sectores más perjudicados por la crisis. En el mismo sentido se han expresado los portavoces de Compromís o Más Madrid, e incluso el del PNV, Aitor Esteban, que ha pronosticado que el Ejecutivo "no tendrá grandes complicaciones" para sacar adelante su plan. No descartan tampoco en el Gobierno que se pueda sumar a la lista de apoyos Ciudadanos, como ya ocurrió también en el caso de la reforma laboral. Los de Inés Arrmiadas, por el momento, han criticado que las medidas lleguen tarde y han exigido una rebaja de impuestos en los tramos del IRPF.
El Gobierno no espera esta vez sobresaltos en el Congreso para sacar adelante el plan económico aprobado este martes en Consejo de Ministros y que ha sido diseñado para paliar las consecuencias de la guerra en Ucrania en los precios de la energía. Desde hace dos semanas se han sucedido los contactos con todos los grupos parlamentarios (a excepción de Vox, que rechazó acudir a las reuniones de trabajo) y la sensación en el Ejecutivo es que la batería de medidas anunciada ha sido bien recibida por el conjunto de socios parlamentarios.