La organización ecologista Greenpeace señala los riesgos del futuro almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares. Si la instalación se construye según lo previsto, se levantará en Villar de Cañas (Cuenca). A lo largo de los últimos días, las fuertes lluvias que se han registrado en la zona y el desbordamiento de un río cercano han sembrado dudas acerca de la idoneidad de la ubicación prevista.
Raquel Montón, responsable de la campaña de nucleares de Greenpeace, ha asegurado en declaraciones a infoLibre que la ubicación propuesta es cuestionable. "Las formaciones de yeso de la zona son un problema grave", asegura. Montón explica que el yeso es un material que puede disolverse con facilidad en distintas situaciones, causando colapsos subterráneos que reciben el nombre de dolinas.
En la parcela elegida también hay capas arcillosas que podrían provocar grandes charcos e incluso, inundaciones: "La arcilla no drena", sentencia Montón. Si se tiene en cuenta que el río Záncara discurre a poco más de un kilómetro del lugar en el que se ubicará el ATC, parece prioritario prever sistemas adecuados para el drenaje del terreno. "El problema no es irresoluble, pero deberían evaluarse los posible riesgos ambientales y el coste económico", reclama la portavoz de Greenpeace.
Sin embargo, es la aparición en el mismo terreno de estos dos materiales –yeso y arcilla– lo que resulta más preocupante, ya que se trata de una combinación poco estable. "Buena parte de la Ciudad Encantada de Cuenca se formó a raíz de una combinación similar", ejemplifica Montón. "En este caso podría ocurrir lo mismo, pero en el interior, a nivel subterráneo", concluye.
La visión pesimista de Greenpeace constrasta con las garantías que ofrecen los impulsores del proyecto. En un documento difundido en la página web del Ayuntamiento de la localidad, se afirma que "el ATC no plantea más riesgos que los comunes a una actividad plantea más riesgos que los comunes a una actividad industrial".
Además, la corporación local también destaca en otro texto que se prevé la creación de entre 300 y 500 puestos de trabajo durante las tareas de construcción del almacén, y que la instalación tendrá unos 150 empleados permanentes a lo largo de toda su vida útil.
Obras fantasma
Sin embargo, Greenpeace denuncia que antes incluso de que los técnicos hayan dado el visto bueno definitivo a la ubicación, ya se han adjudicado licencias de obras. Raquel Montón señala que la propuesta está en los tribunales, con muchas denuncias sin resolver, y que aún así ya hay empresas a las que se les han encargado futuras tareas de construcción. "Todas esas licitaciones y licencias pueden dar lugar a indemnizaciones a los adjudicatarios si finalmente no se construye el ATC", explica.
Otra de las posibilidades, según la miembro de Greenpeace, es que se asuman "demasiados riesgos" para evitar esas compensaciones económicas. "La instalación tiene que ser segura, pero aún quedan muchos estudios de impacto por hacer y existen dudas razonables", dice. El ATC de Villar de Cañas también está pendiente del dictamen del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
"No hay solución, pero no se quiere reconocer"
Montón opina además que la estrategia del Gobierno no es la más segura. "El transporte de los residuos es lo más peligroso, y el traslado a un almacén centralizado es complejo". En opinión de Greenpeace, "lo menos malo" sería construir almacenes en cada una de las centrales a medida que se vayan clausurando. "Es el remedio menos peligroso y más barato".
La estrategia que señala la responsable ecologista es la que se ha seguido en dos centrales nucleares españolas ya cerradas: Vandellós y José Cabrera.
Por último, Montón indica que, a pesar de que el almacén reciba el nombre de "temporal", esto es "pura palabrería": "Los residuos estarán activos durante mucho tiempo, y requerirán de vigilancia. No hay una solución definitiva para este problema, pero eso no se quiere reconocer", sentencia.
Fin programado de la nuclear
Ante esta situación, la responsable cree que hay "mil razones" para pedir el cierre nuclear. Montón señala que no existe una respuesta definitiva al problema de los residuos nucleares, "por lo que la solución pasa, inevitablemente, por dejar de producir residuos". "Es una cuestión de precaución y sentido común", asegura.
Los ecologistas consideran las nucleares un problema grave: "Esta Semana Santa hemos tirado 600 gigavatios de energía eólica por el colapso de producción que generan las nucleares", explica Montón, y añade que, gracias a ello, las empresas eléctricas han podido adquirir energía a un precio muy reducido, beneficio que no se traduce en una rebaja para el consumidor final.
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Terrenos inundados
El futuro ATC de Cuenca ha sido objeto de polémica estos días. Este jueves, el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en Castilla La - Mancha, José Martínez Guijarro, denunció que los terrenos en los que está prevista la instalación se han inundado a consecuencia del desbordamiento del río Záncara.
La empresa gestora de los residuos, Enresa, ha negado los hechos y asegura que el terreno sigue en buenas condiciones a pesar de las fuertes lluvias registradas en la zona en los últimos días. Técnicos de Enresa se desplazaron este miércoles a la zona para comprobar la situación y corroboraron esta versión.
La organización ecologista Greenpeace señala los riesgos del futuro almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares. Si la instalación se construye según lo previsto, se levantará en Villar de Cañas (Cuenca). A lo largo de los últimos días, las fuertes lluvias que se han registrado en la zona y el desbordamiento de un río cercano han sembrado dudas acerca de la idoneidad de la ubicación prevista.