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Begoña Gómez cambia de estrategia en un caso con mil frentes abiertos que se van desinflando

La guerra que puede disparar el precio del pan

Una mujer camina cerca de vehículos armados en la estación de tren de la región de Rostov, Rusia.

Y al final la guerra estalló en suelo ucraniano. Tras varias semanas de escaramuzas, amenazas y tensión en las fronteras, Rusia lanzó a primera hora de este jueves un ataque contra varios puntos del país vecino. La "operación", tal y como fue definida por el presidente Vladímir Putin, ha hecho saltar las alarmas en medio mundo. Sobre todo, por el impacto que pueda tener el conflicto a nivel económico. Es algo que preocupa al Gobierno español. Y que afectará al bolsillo de los ciudadanos. Primero, por la escalada energética. Y segundo, por el más que previsible alza de determinados productos básicos en la cesta de la compra. Entre ellos, el pan. Al fin y al cabo, Ucrania es uno de los mercados más importantes para España a la hora de importar cereales. Por eso, el sector se muestra especialmente preocupado: "Hemos vivido un periodo convulso en el mundo del cereal. Y ahora esto. Es gravísimo".

La zona en conflicto tiene una importancia capital en el sector. Rusia, contra el que se está preparando una respuesta a nivel internacional, es el granero del mundo. En 2020 fue el mayor exportador de este cereal, muy por delante de Estados Unidos o Canadá, según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Y Ucrania no se queda atrás. El país presidido por Volodimir Zelenski fue ese mismo año el quinto a nivel global, algo por detrás de Francia. Entre ambos Estados representan casi una cuarta parte del total de exportaciones mundiales. Y para algunos países, la dependencia es total. Sobre todo en Oriente Medio. El Líbano, por ejemplo, compra a los ucranianos más de la mitad del trigo que consume anualmente.

Pero la zona también juega un papel importante para la Unión Europea. Según los últimos datos anuales del Ejecutivo comunitario, el 34,7% del cereal que llegó al Viejo Continente era del país bañado por el Mar Negro. Ucrania figura como el principal socio comercial en la compra de trigo o maíz. Y tiene una importancia destacada para España. Antes de que estallara la pandemia, algo más del 11% del primer cereal importado por nuestro país procedía de suelo ucraniano, el tercer mercado para los españoles en esta materia. En cuanto al maíz, el Estado oriental era nuestro principal socio comercial. Cuatro de cada diez toneladas que llegaron a España del exterior tenían su origen en territorio ucraniano. "Tiene una cuota del 38,2% en valor y del 40,5% en volumen", según se recoge en un informe del Ministerio de Industria.

El inicio de las hostilidades vino precedido del reconocimiento como independientes por parte de Rusia de Donetsk y Lugansk. Ambas zonas representan alrededor del 8% de la producción nacional de trigo. Y si se le suman las otras tres regiones vecinas que las abrazan por el oeste, ese porcentaje asciende hasta el 30%. Es decir, que casi tres de cada diez toneladas de este cereal se producen solo en los campos de Kharkiv, Dnipropetrovsk, Zaporizhia y los dos territorios en conflicto entre el Ejecutivo ucraniano y los rebeldes pro rusos. Y si a estos se le añaden también las dos regiones ubicadas justo al norte de Crimea, que fue anexionada por Rusia en 2014, esa cifra escala hasta el 41% de la producción nacional de todo el país.

"Precio en un nivel que no se había visto nunca"

El conflicto preocupa, y mucho, al sector del cereal en España. "Es gravísimo y va a tener un impacto importante", explica al otro lado del teléfono José Manuel Álvarez, secretario general de la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas de España (Accoe). "En nuestro país usamos anualmente entre 35 y 37 millones de toneladas de cereales. Sin embargo, de media producimos unos 20 millones. El resto, tenemos que importarlo de otros países. Y Ucrania es uno de los importantes", continúa. Y no solo pone el foco en el maíz o en el trigo. También lo hace en el aceite de girasol. Al fin y al cabo, señala, más del 70% del que importa nuestro país viene de Ucrania. "Esto tiene tintes dramáticos", insiste.

El experto, por tanto, da por descontado que la guerra va a golpear con dureza al mundo del cereal. Un sector que, no obstante, ha tenido que hacer frente a un periodo convulso desde el estallido de la pandemia. "Antes de 2020 era un mercado plano. Sin embargo, la peste porcina africana en China, el establecimiento de aranceles por parte de Rusia o la sequía en el sur de Europa ha ido incrementando el precio hasta un nivel que no se había visto nunca", cuenta Álvarez. Y pone datos sobre la mesa. Si en enero de 2019 la tonelada de trigo blando estaba en los 202 euros, en el mismo mes de 2022 se situó en los 302,6 euros. El trigo duro, por su parte, ha pasado de 204,5 a 535 euros en solo dos años. Y el maíz, de 181 a 280 euros.

Unas cifras que esperan que vuelvan a ascender con el conflicto en la denominada "cesta del pan de Europa". En el mercado nocturno de Chicago, la cotización de trigo y maíz ha quedado suspendida tras alcanzar ambos productos el límite de subida. "Y en Francia ha alcanzado un récord histórico: por encima de los 350 dólares, cuando el normal oscilaría entre los 180 o 190 dólares por tonelada", apunta el secretario general de Accoe. Una escalada que, avisa, va a repercutir sobre el precio de la cesta de la compra. Da por descontado que el pan subirá. Y habrá que ver, avisa, qué implicaciones tendrá sobre la carne. "La alimentación de los animales y los ganados depende del cereal. Si este sube, lo lógico sería que el ganadero repercutiera este aumento sobre el precio de la carne, por ejemplo", resalta Álvarez.

Una relación comercial de 300.000 millones

Las relaciones económicas europeas con la zona en conflicto son importantes. Durante todo el año pasado, el volumen comercial de bienes con Ucrania y Rusia se situó en los 300.151 millones de euros, según los datos de Eurostat recopilados por Europa Press. Sin embargo, la exposición es mas fuerte en el segundo caso. Mientras que las relaciones comerciales con el primer país se valoraron en algo más de 52.000 millones de euros, con el segundo ascendieron a 247.800 millones de euros. Rusia es el quinto principal socio comercial de la Unión Europea en materia de exportaciones, en las que destacan medicamentos, productos farmacéuticos o vehículos y piezas para los mismos. Y el tercero por importaciones, en las que destaca, de lejos, la energía.

Centrando el foco en España, las relaciones comerciales con la zona superan los 11.300 millones de euros: 3.091 millones con Ucrania y 8.246 millones de euros con Rusia. Al país dirigido por Vladimir Putin exportamos, sobre todo, maquinaria, prendas de vestir o automóviles, tres productos que representaron en 2020 el 42,9% de las exportaciones, según los datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX). Y de allí traemos, principalmente, combustibles y aceites minerales –en el año negro de la pandemia representaron el 75,5% del total– o artículos de fundición, hierro y acero –el 5,9%–.

"Ha duplicado sus reservas de divisas"

Directo | Las tropas rusas, a las puertas de Kiev

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Tras el reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas del Donbás, la Unión Europea puso sobre la mesa un primer paquete de sanciones que afectaban a buena parte del Gobierno de Putin, a la cúpula del Ejército ruso o a empresarios próximos al régimen. Ahora, con el estallido de las escaramuzas, el Viejo Continente subirá la apuesta. Está previsto que a lo largo de la noche los Veintisiete den luz verde en Bruselas a una nueva batería de medidas de "graves y enormes consecuencias" para Moscú. La idea pasa, principalmente, por castigar la economía rusa e intentar cortar su acceso a tecnologías imprescindibles para su desarrollo en pleno siglo XXI. Componentes de los que la élite rusa, según ha señalado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, obtienen "gran parte de sus beneficios".

¿Y qué impacto pueden tener este tipo de sanciones para Moscú? "Habrá que verlo. A pesar de saber que se podrían imponer castigos, Putin ha decidido dar el paso. "Imagino que es porque piensa que puede asumirlos", apunta en conversación con este diario Enrique Ayala, analista de la Fundación Alternativas. En este sentido, el experto recuerda que en estos últimos siete años el país "ha duplicado sus reservas de divisas, que se sitúan en los 640.000 millones de dólares", lo que le permitiría ir tirando un par de años. Solo el fondo soberano que puso en marcha el Kremlin ascendía, a comienzos de febrero, a los 174.900 millones de euros.

Ayala afirma que, obviamente, las sanciones golpearán con fuerza la economía rusa, aunque recuerda que quien lo pagará más caro será la ciudadanía. La ONU cifró en 45.990 millones de euros el coste que en solo tres años tuvieron para Rusia las sanciones que Estados Unidos y la Unión Europea le impusieron tras la anexión de Crimea. Sin embargo, el analista de la Fundación Alternativas recuerda que no se puede poner el foco exclusivamente ahí. "Occidente va a sufrir también las consecuencias", recalca. Por el momento, las bolsas se han desplomado y los precios de las energías han iniciado una preocupante escalada. "Veremos hasta dónde están todos dispuestos a llegar, porque ambos bloques mantienen relaciones difícilmente rompibles", sentencia el analista.

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