Las de este 24 de mayo son, tal vez, las elecciones más inciertas de la historia reciente de España. Las que arrancaron con un volumen de indecisos histórico, las que están llamadas a cambiar radicalmente el sistema de partidos, las que señalan hacia una nueva cultura de pactos inédita. Nada está dicho aún hasta que esta noche se abran las urnas, por mucho que en las últimas semanas haya habido una auténtica inflación de encuestas, algunas con resultados contradictorios entre sí.
Todos los partidos se juegan mucho en esta jornada. Hay mucho poder en juego, y es el anticipo más fiable de lo que ocurrirá en las generales de finales de año, previo paso de las catalanas. Se trata de los Gobiernos de 13 comunidades y dos ciudades autónomas, y las alcaldías de 8.122 ayuntamientos. El PP confía en que el desplome no sea tan mayúsculo como preconizan los sondeos; el PSOE, que se confirme su camino hacia la recuperación; Podemos y Ciudadanos, tener la llave del nuevo tablero político, e IU y UPyD, superar la que es una de sus pruebas electorales más difíciles. Lo que se mide es la voluntad y el empuje del cambio de los españoles.
Pero no será tan fácil saber quién gana y quién pierde este 24-M. Probablemente las pantallas devuelvan de nuevo un mapa teñido de azul PP, pero ni mucho menos tan sólido como el de hace cuatro años. Y tener más votos no significará tener más gobiernos. Hay que contemplar varias variables: papeletas, porcentajes, concejales, diputados, mayorías absolutas, símbolos como Madrid, Valencia o Castilla-La Mancha, grandes ciudades, la temperatura de los partidos. Y esperar a lo que ocurra en los siguientes días, cuando los pactos echen a rodar y se traduzcan en gobiernos. 35.104.986 electores de toda España –más de 1,5 millones de jóvenes incorporados a las urnas respecto a 2011– están llamados a dar respuesta a todas estas incógnitas.
01. LOS VOTOS Y CONCEJALES DE PSOE Y PP
8.476.138 votos. Ese es el techo de votos que consiguió el PP en 2011. Un resultado histórico en número de sufragios que ningún otro partido ha tenido en democracia. Ni siquiera el PSOE en 1983 (7.683.197), pocos meses después de las elecciones que le condujeron a una aplastante victoria en las generales. El de hace cuatro años fue, lógicamente, el mejor resultado de los conservadores, que tuvo su correlato en el peor registro del PSOE (6.275.314 papeletas), si se excluyen las primeras elecciones municipales, las de 1979, en las que dominaba una mayor fragmentación y un mapa a cuatro (5 millones de votos UCD, 4,6 el PSOE, 2,1 el PCE y 489.581 Coalición Democrática, las siglas bajo las que se presentó Alianza Popular).
Los 8,4 millones de votos del PP en 2011 pesaban un 37,54% del total, casi diez puntos por encima del PSOE, un 27,79%, el peor porcentaje del partido desde la Transición. Una ventaja que no era la tónica en los comicios municipales precedentes, donde la victoria de uno de los dos grandes partidos se producía por un estrecho margen, de pocos puntos. Pero las locales y autonómicas de 2011 rompieron esa tradición. Los socialistas sufrieron un durísimo desplome y perdieron la mayor parte de su poder territorial. Especialmente doloroso fue el paso, a manos del PP, de feudos históricos como Castilla-La Mancha y Extremadura. El control urbano, mientras, se quedó bajo mínimos: sólo pusieron alcalde en nueve capitales de provincia (Zaragoza, Toledo, Tarragona, Lleida, Cuenca, Soria, Lugo, Ourense y Segovia). En concejales, el PP sacó en 2011 26.507, por los 21.766 del PSOE.
Basta acudir a los datos para comprobar cómo la diferencia era más ajustada en otros comicios municipales. En 2007, el PP ganó con un 35,62% de los votos, frente al 34,92% del PSOE. En 2003, fueron los socialistas los que ganaron, con un 34,83%, mientras que los conservadores se quedaron con un 34,29%. El duelo PP-PSOE en 1999 fue del 34,44%-34,26% en 1999. En 1995, el año que anticipó la llegada al Gobierno de José María Aznar, el PP se impuso con un 35,27%, por el 30,84% de los socialistas.
No siempre se avanzan las generales
En las anteriores elecciones, el sistema político no se había estabilizado del todo. Las de 1991 fueron las primeras municipales en las que el PP compitió con sus siglas actuales, después del congreso de refundación en el que Manuel Fraga cedió el testigo a Aznar. La disputa quedó 38,34%-25,34% a favor de los socialistas. En las de 1987 y 1983, en plena época dorada de los Gobiernos de Felipe González, el PSOE arrasó: 37,08% en el primer caso (y 20,38% de AP) y 43,03% en el segundo (y un 25,61% de los de Fraga). Finalmente, en las de 1979, en las primeras locales de la democracia, UCD ganó por un estrecho margen, un 30,63% frente al 28,17% de los de González.
En resumen, el PSOE ha fluctuado desde su mínimo, el 27,79% de 2011 al 43,03% de 1983. Y el PP, desde el 2,99% de Coalición Democrática y el 20,38% de AP en 1987 al 37,54% de 2011. Los socialistas han vencido en cuatro municipales de las nueve celebradas: las de 1983, 1987, 1991 y 2003. Los conservadores, en otras cuatro: 1995, 1999, 2007 y 2011. UCD, en las primeras, las de 1979.
¿Las locales anticipan el ganador de las generales? No siempre. Las de 1995 sí preludiaron la victoria de Aznar del año siguiente, y también ocurrió con las de 2003, que avanzaron la vuelta a la Moncloa del PSOE, o con las de 2011, apenas meses antes del triunfo de Mariano Rajoy. Pero en 2007 venció el PP en las municipales y en las legislativas de marzo de 2008 se impuso de nuevo José Luis Rodríguez Zapatero.
02. ¿HASTA DÓNDE CAE EL BIPARTIDISMO?
En 2011, PP y PSOE sumaron el 65,33% de los votos. Un porcentaje en la línea de anteriores comicios: 69,12% en 2003, 68,7% en 1999, 66,11% en 1995, 63,68% en 1991, 68,64% en 1983. Quedan fuera los extremos, tanto por arriba como por abajo. Cuando más sumaron los dos grandes partidos fue en 2007 (70,54%) y cuando menos, en 1987 (57,46%), en un momento en el que Alianza Popular no se había reconvertido en el actual PP. En las primeras elecciones municipales de la democracia, la cifra era similar a esta última, un 58,8% de los sufragios aglutinaron UCD y PSOE.
Sin embargo, con la irrupción de Podemos y Ciudadanos, todo apunta a que el panorama cambiará sustancialmente, y que socialistas y conservadores rozarán como el 50% de las papeletas, algo que no había ocurrido hasta ahora en las locales. El inmediato precedente son las europeas de hace justo un año: entonces agruparon el 49,1%. Y, según el barómetro de abril, pesarían el 49,9% de celebrarse ahora las generales. En las andaluzas del pasado 22 de marzo, sin embargo, PSOE y PP representaron el 62,19% de los sufragios.
03. ¿QUÉ OCURRE EN MADRID?
Madrid será, junto a Valencia, uno de los focos informativos de la noche electoral. Y eso huele a nuevo, porque las sólidas mayorías absolutas que cosechaba el PP, elección tras elección, desplazaban la atención hacia otros puntos. Pero ahora ambos territorios y ambas capitales podrían pasar a manos de la izquierda. En ambas comunidades, campó la trama Gürtel y en Madrid, además, la Púnica, con ramificaciones en el PP de Esperanza Aguirre, si se tiene en cuenta que quien fuera su hombre de máxima confianza tanto en el Gobierno regional como en la formación era Francisco Granados, encarcelado desde el otoño pasado.
Cristina Cifuentes da un paseo en bici por Madrid Río durante la jornada de reflexión | EFE
En Madrid no repite ninguno de los principales candidatos a la Comunidad. Compiten Cristina Cifuentes (PP), Ángel Gabilondo (PSOE), José Manuel López (Podemos), Ignacio Aguado (Ciudadanos), Luis García Montero (IU) y Ramón Marcos (UPyD). Todas las encuestas apuntan a que los conservadores se quedarán lejos de la mayoría absoluta, de manera que su única esperanza para mantener el poder es que gracias al apoyo de C's logre llegar a ese umbral, fijado en los 65 escaños de una Asamblea de 129 diputados. Cifuentes, no obstante, necesitaría en ese caso el voto a favor de su investidura del partido de Albert Rivera, porque si se abstuviera y todas las formaciones de izquierda sumaran más escaños que el PP, le daría el Gobierno automáticamente a estas. Pero lo cierto es que ni siquiera todos los sondeos vaticinan que esa alianza PP-C's conquistará la mayoría absoluta.
La pugna el 24-M se sitúa a varios niveles. No sólo por el peso de cada bloque ideológico, sino quién queda como primera fuerza de la oposición y de la izquierda. Pedro Sánchez, cuando defenestró a Tomás Gómez como líder del PSM y aupó a Ángel Gabilondo, hizo una apuesta a la grande, con la intención, según explicó la dirección entonces, de frenar el hundimiento del partido en un territorio clave. Los sondeos le han dado la razón, ya que todos coinciden en situar a los socialistas como segunda fuerza, aunque muy cerca tanto de Podemos como de C's. Bastante más atrás, y con menos escaños que en 2011, IU. UPyD saldría de una Cámara tras sólo una legislatura.
Duelo Aguirre-Carmena
Las sumas de cada bloque ideológico serán claves para saber si es posible que a la derecha se le escape un bastión que ha retenido ininterrumpidamente durante 20 años, desde que en 1995 Alberto Ruiz-Gallardón venciera al socialista Joaquín Leguina, el primer presidente de la Comunidad. Sólo en 2003 la izquierda tuvo la posibilidad de conquistar Sol, la sede regional, pero el tamayazo, la espantada de los diputados socialistas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, lo frustró. Aquel episodio dio lugar a tres victorias consecutivas de Esperanza Aguirre.
En el caso del Ayuntamiento de la capital, las cosas no pintan tan bien para el PSOE. La principal rival de Aguirre es Manuela Carmena, la exmagistrada a la que Ahora Madrid, el partido instrumental creado por Ganemos y Podemos, situó como cabeza de lista. Según la última estimación de Metroscopia para El País, ambas candidatas se encontrarían en empate técnico, pero el resto de encuestas han venido señalando que Aguirre sí ganaría con claridad, aunque a distancia de la mayoría absoluta, establecida en 29 ediles. Está por ver si afectan a sus expectativas las informaciones publicadas por infoLibre en los últimos días sobre los negocios de su marido. y sobre sus ingresos de 2013 (369.000 euros de su trabajo para la empresa cazatalentos Seelinger & Conde y 5.000 por un premio literario), que la candidata se negó a mostrar.
Será importante fijarse en la posición de Ahora Madrid (Manuela Carmena), PSOE (Antonio Miguel Carmona) y Ciudadanos (Begoña Villacís), a los que los sondeos tampoco atribuyen demasiadas diferencias en votos y escaños. Fuera del Consistorio se situaría, por primera vez desde 1979, IU, que presenta a la edil Raquel López, no apoyada por la dirección federal.
La competición entre Cifuentes y Aguirre
El sistema electoral que rige para los ayuntamientos favorece a la fuerza que obtenga más sufragios. En este caso, presumiblemente, Aguirre. La ley estipula que el día de la constitución de la Corporación, el 13 de junio, sale proclamado alcalde quien obtenga mayoría absoluta y, en caso de que nadie la consiga, el cabeza de la lista más votada por los ciudadanos. Una victoria de la izquierda en la ciudad pondría fin a 26 años de gobiernos de derechas, desde que una moción de censura depuso en 1989 a Juan Barranco, el delfín del viejo profesor, Enrique Tierno-Galván.
También será interesante conocer esta noche la fuerza de Cifuentes y Aguirre. Quién gana a quién. Porque eso abrirá escenarios de futuro dentro del PP.
04. ¿Y EN VALENCIA?
Alberto Fabra se presenta por primera vez como candidato del PP a la Presidencia de la Generalitat Valenciana, con el objetivo de intentar salvar un granero fundamental para su partido, en sus manos desde que Eduardo Zaplana tumbase en las urnas al socialista Joan Lerma en 1995. Que cayese la Comunitat sería interpretado como un duro golpe para la formación de Mariano Rajoy.
Fabra es president desde el verano de 2011, cuando el cerco contra Francisco Camps por el caso de los trajes desencadenó su dimisión. Desde aquel momento, no dejaron de aparecer escándalos. Tuvo que manejar un partido heredado por el anterior exjefe del Consell, que no había mostrado ningún reparo a la hora de incluir en las listas a imputados o sospechosos de corrupción. De hecho, Rajoy mantuvo a Camps como número uno en las últimas autonómicas cuando ya estaba imputado.
El legado del expresident se fue convirtiendo en una losa para Fabra, que durante la legislatura llegó a tener más de una decena de diputados de Les Corts imputados. Para intentar salir de este lío, inauguró la denominada línea roja contra la corrupción: que no hubiera imputados por corrupción en las listas. Consiguió que la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, diera un paso atrás, pero no ha tenido el mismo éxito con Alfonso Rus, presidente de la Diputación de Valencia y candidato a la Alcaldía de Xàtiva, de quien se filtraron unas grabaciones en las que se le podía oír contando billetes en el interior de un coche, de origen prresuntamente ilícito.
Fragmentación en la izquierda
Este 24-M es un examen para Fabra, a quien un sector del PP no acababa de ver como candidato y cuya gestión económica ha sido muy contestada, con el hito del cierre de Canal Nou como símbolo del fin de una época. Pero también es un examen para la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, en el poder desde 1991. Ambas instituciones, la Generalitat y el Ayuntamiento, corren peligro para el PP.
Los conservadores, según todas las encuestas, sufrirían un enorme descalabro, y se quedarían lejos de la mayoría absoluta. Y quizá, según algunas de ellas, no tendría posibilidades de alcanzar ese techo de los 50 escaños en Les Corts ni siquiera con la ayuda de Ciudadanos, que presenta como candidata a Carolina Punset. El bloque de la izquierda, aun muy fragmentado y repartido entre cuatro fuerzas –lideradas presumiblemente por el PSPV-PSOE de Ximo Puig, seguidos de Podemos, Compromís e IU–, podría superar a la derecha. En el Ayuntamiento, Barberá también se quedaría lejos de la mayoría absoluta, y tendría que encontrar sostén en C's, a quien algunos sondeos ubican en segunda posición. El resto de la tarta del Consistorio (33 escaños) se repartiría entre PSPV, València en Comú –la candidatura de unidad popular impulsada por Podemos–, Compromís y, más en la cuerda floja, IU.
05. ¿AGUANTA COSPEDAL?
Uno de los galones que vistió el PP en 2011 fue Castilla-La Mancha. María Dolores de Cospedal, la número dos elegida por Rajoy en 2008, venció por una ajustadísima mayoría absoluta a la segunda. Y ahora, en 2015, tras un cambio de la Ley Electoral –el segundo en la legislatura, y aprobado sólo con los votos del PP– y del Estatuto de Autonomía para reducir el tamaño de la Cámara, tampoco tiene segura la reelección. En caso de no obtener la mayoría absoluta (17 diputados de unas Cortes de 33 escaños), tendría que apoyarse en C's, cuya entrada parece cantada en las quinielas, igual que la de Podemos.
El candidato del PSOE, Emiliano García-Page, alcalde de Toledo, se estrena contra Cospedal en este 24-M. Y, según las encuestas, su posición de primera fuerza de la izquierda no peligraría. Otra cosa es que pueda articular una alternativa capaz de vencer a la presidenta manchega.
Para el PP, perder Castilla-La Mancha no sería cualquier cosa. Cospedal es la segunda persona con más poder dentro del partido, y por decisión de Rajoy, que decidió mantenerla en su cargo como secretaria general mientras lo compatibilizaba con la jefatura del Ejecutivo regional. Si se le escapase de las manos, sería utilizado como elemento desestabilizador del partido por aquellos dirigentes que llevan desde 2008 criticando que la mano derecha de Rajoy compagine despacho en Génova con despacho en Castilla-La Mancha.
06. ¿CÓMO FUNCIONAN LAS LISTAS DE UNIDAD POPULAR?
En estas municipales del 24-M debutarán varias listas de concentración en muchas ciudades de España. Candidaturas que son suma de movimientos ciudadanos y de partidos políticos. En algunas (Barcelona, Zaragoza, A Coruña, Pontevedra, Bilbao o Salamanca) han confluido Podemos, IU y Equo, pero en otras tantas existen otras combinaciones. En cualquier caso, Podemos no se presenta con su marca en las locales, de forma que será complicado conocer esta noche la fuerza de la formación de Pablo Iglesias en los ayuntamientos.
Pero la atención se centrará en lo que suceda en ciudades muy señaladas. Como Madrid, donde la principal rival de Esperanza Aguirre es la exjueza Manuela Carmena, la cabeza de lista de Ahora Madrid, el partido instrumental creado por Ganemos y Podemos, y del que participan Equo y exmiembros de IU. El último sondeo de Metroscopia para El País situaba a ambas candidatas en empate técnico.
Alfred Bosch (ERC), Alberto Fernández (PP), Xavier Trias (CiU), Jaume Collboni (PSC) y Ada Colau (BComú), en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona, en la jornada de reflexión | EFE
En la capital catalana, la primera posición se la disputan el alcalde, el convergente Xavier Trias, y Ada Colau, la número uno de Barcelona en Comú, coalición que agrupa a ICV-EUiA, Podemos, Procés Constituent y Equo. En Zaragoza, el bastón de mando, que ha estado en poder de los socialistas desde 2003, podría pasar a Zaragoza en Común, la plataforma integrada por varios partidos (entre ellos IU), apoyada por Podemos y encabezada por el abogado Pablo Santisteve. En Valencia, la formación de Pablo Iglesias ha impulsado València en Comú, con opciones de ser la primera fuerza de la izquierda. EUPV, la marca valenciana de IU, corre el peligro de salir del Consistorio.
Posibilidad de cambio en la capital andaluza
Sevilla podría ser una de las ciudades que el PSOE recuperase. Las encuestas pronostican un enorme bajón del alcalde, el conservador Juan Ignacio Zoido, que quedaría empatado con el socialista Juan Espadas. Como en tantos otros puntos del país, habrá que hacer la suma por bloques: si Zoido llega a la mayoría absoluta con C's o bien si el PSOE, ayudado de Participa Sevilla –la plataforma apoyada por Podemos– e IU, que se presenta en solitario. El PSOE de Susana Díaz ansía poder arrebatar alguna de las ocho capitales andaluzas, todas en manos del PP desde 2011.
También habrá que ver cómo queda el panorama en las capitales vascas –el PNV retendría Bilbao y podría volver a sus manos San Sebastián, y el PP tiene más complicaciones para aguantar Vitoria– y en las ciudades gallegas de más peso.
07. ¿CUÁNTAS MAYORÍAS ABSOLUTAS AGUANTA EL PP?
De las 13 comunidades que este domingo van a las urnas, el PP gobierna en diez: Madrid, Valencia, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Murcia, Baleares, Cantabria, La Rioja –con mayoría absoluta–, Aragón y Extremadura –sin mayoría absoluta–. A esta nómina habría que sumar las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y Galicia, que celebrará nuevos comicios, previsiblemente, en 2016. UPN gobierna en minoría en Navarra, Asturias está presidida por el socialista Javier Fernández, y Canarias, por el nacionalista Paulino Rivero, que mantiene una coalición con el PSOE.
Ese escenario de poder mayúsculo por parte de los conservadores parece acabarse, a tenor de las encuestas publicadas. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pronosticaba que el PP sólo podría aguantar la mayoría absoluta en Castilla y León y en Ceuta. En el resto, podría quedarse más o menos cerca de ese umbral, pero tendría que depender del pacto con Ciudadanos para mantener el Gobierno. Algunas están en sus manos desde hace 20 años.
El PP cuenta igualmente con un sólido poder municipal. Tras las elecciones de 2011, gobierna en 34 capitales de provincia, aparte de Ceuta y Melilla. Un techo que, muy probablemente, verá mermado. La erosión sería especialmente significativa si ve escaparse Madrid y Valencia.
08. ¿RECUPERA EL PSOE PODER TERRITORIAL?
El suelo de los socialistas quedó tan abajo en 2011 que caer más sería interpretado como una auténtica debacle. Los sondeos preelectorales, sin apuntar hacia una remontada, sí señalan que Javier Fernández podría seguir presidiendo Asturias, aunque necesitaría apoyos de Podemos e IU. En Extremadura, el PSOE recuperaría la posición de primera fuerza y Guillermo Fernández Vara estaría en condiciones de volver a ser primera fuerza, adelantando a José Antonio Monago, que obtuvo las riendas del Gobierno regional gracias a la abstención de IU. Vara, no obstante, también necesitaría pactar con Podemos para asegurarse la vuelta al poder.
Pero buena parte del futuro del partido se juega en Madrid. Pedro Sánchez hizo ver que su apuesta inequívoca era la conquista de una comunidad y una ciudad que se había resistido desde hace dos décadas al partido como paso previo y necesario para la vuelta a la Moncloa. El secretario general se ha volcado, sobre todo, con su apuesta más personal, Ángel Gabilondo, exministro de Educación, catedrático de Metafísica y sin carné del partido, y en menor medida con Antonio Miguel Carmona, el aspirante a la capital. Si el PSM no aguanta como segunda fuerza en la región y tampoco tiene opciones en el Ayuntamiento, se percibirá como un fracaso del propio líder.
Ángel Gabilondo va a recoger a su hijo Hugo, procedente de Suecia, al aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid-Barajas, este 23 de mayo | EFE
El PSOE también acaricia la posibilidad de volver a sentarse en la Generalitat Valenciana. Más aún si al PP no le alcanza con C's para llegar a los 50 escaños que dan la mayoría absoluta. Los sondeos coinciden en situar al PSPV y a su secretario general y candidato, Ximo Puig, como segunda fuerza. Para formar gobierno, tendría que armonizar los intereses de su partido con los de Podemos, Compromís y EUPV. Los socialistas tienen buenas vibraciones: se fijaron un listón muy alto, llenar la plaza de toros de Valencia en el mitin central de campaña, y lo consiguieron, pese a los temores de pinchazo que albergaba Ferraz.
Lectura interna
La dirección lograría cuadrar el círculo si también puede arrebatar a Cospedal Castilla-La Mancha, asestando de paso un fuerte golpe al corazón del PP. El PSOE tiene en contra el cambio de la Ley Electoral impuesta en solitario por el PP para reducir el número de diputados, y que ha calificado de "pucherazo", aunque al final acabó siendo validada por el Tribunal Constitucional. Asimismo, cree que Aragón, una comunidad en la que las mayorías absolutas son casi un exotismo, podría volver a sus manos, también con acuerdos, si el PP no suma con el PAR y Ciudadanos.
En el terreno municipal, las cosas están más complicadas, por el retroceso del partido en Madrid, Barcelona, Zaragoza o Valencia y la pujanza de las listas alentadas por Podemos. Pero aun así, Ferraz confía en gobernar en más de nueve capitales de provincia, las que tiene desde 2011.
Sánchez ya ha fijado, por su parte, las líneas rojas de los pactos postelectorales: no habrá acuerdos con PP ni con Bildu, y cada territorio tendrá manos libres para negociar. Es decir, que no descarta entendimiento con Podemos ni con C's. Con el primero, además, se juega la posición preeminente de la izquierda. El PSOE confía en quedar por delante, pero puede que ese deseo no se cumpla en toda España.
Este 24-M contiene igualmente una lectura interna: si el PSOE no sale mal parado, el liderazgo de Sánchez, que se ha ido asentando en los últimos meses, se consolidará y tendrá el camino bastante despejado hacia las primarias presidenciales de julio. Si hay un desplome, se reabrirá el debate sobre la cabeza del partido y volverá a alimentarse la presión hacia el sur, hacia Susana Díaz, aunque las complicaciones de su investidura le restan a priori opciones de dar un hipotético salto a Madrid. Las relaciones entre ambos dirigentes son pésimas, como se percibió en la frialdad que se dispensaron en el mitin en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), el miércoles.
09. ¿QUÉ FUERZA TIENE PODEMOS?
Los grandes partidos se examinan este 24-M, pero también los emergentes. Será el momento de saber si la fuerza que dejan entrever las encuestas tiene su traducción en las urnas.
Podemos, como ha dicho Pablo Iglesias, tuvo un tercer cuarto del partido malo –el bajón que reflejaron las encuestas de las últimas semanas–, pero cree que se ha reforzado durante la campaña, y que habrá "sorpresas" esta noche. La formación espera sacudirse de la decepción que generaron sus resultados en las andaluzas del pasado 22 de marzo, donde debutó con fuerza, con 15 escaños, pero muy lejos del PSOE (47) y de toda opción de gobierno.
Pablo Iglesias participa en el partido de fútbol organizado por el equipo de campaña de Podemos, durante la jornada de reflexión | EFE
Sus mayores expectativas están puestas en Madrid –su zona cero, donde el proyecto nació–, Valencia, Asturias y Aragón, donde presenta a uno de sus líderes más carismáticos, el exeurodiputado Pablo Echenique. En Navarra, además, se disputa la primera plaza con los foralistas de Unión del Pueblo Navarro (UPN).
El arrastre de Carmena y Colau
En las municipales, no habrá papeleta de Podemos, porque así se decidió en la asamblea fundacional de Vistalegre, en octubre pasado. Pero miembros del partido sí apoyan candidaturas de unidad popular con posibilidades de obtener un buen resultado, especialmente en las dos grandes ciudades españolas, Madrid (con Ahora Madrid y Manuela Carmena al frente) y Barcelona (Barcelona en Comú, con Ada Colau). Pero también es el caso de València en Comú, Participa Sevilla o Compostela Aberta.
Podemos, en cualquier caso, será una fuerza decisiva en la posterior configuración de los gobiernos. Hasta ahora, Iglesias ha fijado como objetivo desalojar al PP, ha advertido al PSOE de que tendrá que hacer un giro radical de sus políticas para poder acordar y no ha puesto pegas a hablar con Bildu siempre y cuando condene el terrorismo. Por ahora, en Andalucía ha evitado facilitar la investidura de Susana Díaz, escudándose en que la presidenta en funciones no acepta dos de sus tres condiciones (romper relaciones con los bancos que desahucien y una reducción drástica del aparato político de la Junta).
10. ¿SE CONFIRMA EL ASCENSO DE CIUDADANOS?
Hace tan sólo unos meses, Ciudadanos ni entraba en los cálculos preelectorales. Pero sus expectativas fueron engordando según avanzaba el año. Se confirmaron en las andaluzas, donde debutaron con 9 escaños, y siguió creciendo posteriormente en las encuestas.
El CIS auguraba la entrada de C's en los 13 parlamentos (igual que Podemos), alzándose así como la llave imprescindible para el PP, aunque Albert Rivera no le pondrá las cosas fáciles. Este 24-M se comprobará si esos pronósticos se cumplen, si supera al partido de Pablo Iglesias en algunos puntos y si está en condiciones de conseguir alcaldías importantes, como la de Valencia, dado el desgaste de Rita Barberá.
Multiexposición de siete fotografías del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, el pasado 16 de mayo de 2015 en su mitin central en Barcelona | EFE
Rivera no ha dado muchas pistas de qué va a hacer tras los comicios de este domingo, más allá de subrayar que podría tejer alianzas con el PP, con el PSOE e "incluso con Podemos". Lo que sí ha dejado claro es que C's no pretende entrar en ningún Gobierno salvo si es primera fuerza, ya que los Ejecutivos de coalición no dan "estabilidad". El presidente del partido naranja ha defendido que tras las elecciones habrá "gobiernos estables" gracias a su formación, mediante una forma de actuar en política "de otra manera".
11. ¿AGUANTARÁ IU?
Estas son, quizá, las elecciones más complicadas de IU de los últimos tiempos. El buen ánimo que había hace un año ha cambiado por completo. Penetró como un huracán Podemos y después lo hizo C's, movimientos sísmicos –sobre todo el primero, el de Iglesias– que han orillado a la federación de Cayo Lara a un rol más secundario, fuera del tetrapartidismo que dibujan los sondeos.
IU ha intentado reivindicar durante esta campaña su perfil netamente de izquierdas –así lo dice su lema, Es tiempo de izquierda– para hacer frente a la ambigüedad que atribuye a Podemos y para incidir en que el cambio sí tiene ideología. Con esos mimbres, ha articulado una doble campaña y una doble caravana, y no siempre coordinada: la del coordinador, Cayo Lara, y la del candidato a la Moncloa, Alberto Garzón.
Luis García Montero y Raquel López, acompañados por Baltasar Garzón, en el mitin de cierre de campaña en Las Vistillas, en Madrid, este 22 de mayo | EFE
Los sondeos esbozan un panorama desigual: buenas expectativas en las listas de unidad popular de las que IU participa (Barcelona, Zaragoza, Santiago, Bilbao...) y peores en aquellas ciudades donde comparece con sus siglas (Madrid, Valencia o Sevilla) y en las autonómicas. Según el CIS, la federación podría salir de los Ayuntamientos de Madrid y Valencia y de los parlamentos de Valencia y Murcia y tal vez Extremadura. Bajaría su representación en las asambleas legislativas de Madrid, Asturias, Navarra, Aragón y la mantendría en Castilla y León. Perder el asiento en las instituciones madrileñas y valencianas sería un revés de incalculables consecuencias para la formación.
La grieta de Madrid
IU no sólo ha tenido problemas con sus competidores, hacia fuera. También dentro de casa. La división interna se ha agudizado en los últimos meses a cuenta del largo conflicto en Madrid, disparado a raíz de la petición de responsabilidades por el caso Caja Madrid y Bankia y recrudecido tras las primarias que ganaron Tania Sánchez y Mauricio Valiente. Ambos acabaron yéndose: una confluyendo con Podemos y el otro a Ahora Madrid, como número cuatro de la lista. La federación tuvo que buscar recambio a ambos: el poeta Luis García Montero para la Comunidad y la edil Raquel López para el Ayuntamiento. Esta no ha sido reconocida por la dirección federal.
La fractura se ha visualizado en la campaña: Lara ha apoyado ostensiblemente a López, generando un patente malestar puertas adentro; Garzón ha evitado coincidir con ella en cualquier acto. Y dirigentes reconocidos de IU han acabado firmando un manifiesto en apoyo de Ahora Madrid.
El resultado del 24-M dirá, primero, si IU ha logrado sobrevivir al vendaval de los emergentes. Y segundo, dará la medida de la siguiente batalla, la interna. Porque se barrunta una asamblea federal que ponga negro sobre blanco qué proyecto y qué liderazgo quiere.
12. ¿SOBREVIVIRÁ UPyD?
El 24-M puede ser la prueba definitiva para UPyD. Si, como indican todos los sondeos, se queda fuera de la mayoría de instituciones –ahora tenía presencia en los parlamentos de Madrid y Valencia, aparte de Euskadi, y 152 concejales en toda España–, la sangría de cuadros y militantes que se ha prolongado en los últimos meses, al igual que el proceso de descomposición del partido, podría ser ya imparable.
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Rosa Díez, con los candidatos a la Comunidad y al Ayuntamiento, Ramón Marcos y David Ortega, en un paseo electoral por el centro de Madrid, este 22 de mayo | EFE
UPyD podría quedar sepultada por el huracán Ciudadanos. Ambos partidos abrieron un canal de negociaciones en el otoño pasado que quedó obturado rápidamente. Tras las andaluzas, el debate se reabrió en el seno de la formación magenta, pero Rosa Díez venció y logró posponer el congreso extraordinario hasta después de estos comicios. A ese cónclave se dirige el partido totalmente dividido e incluso con la amenaza de expulsión de quien se postulaba como alternativa a Díez, la diputada Irene Lozano.
El empequeñecimiento de UPyD no sólo sería de músculo organizativo,una gran diferencia respecto a IU, que tiene a su favor una estructura territorial más implantada. La formación magenta sufriría igualmente una asfixia económica, al ver mermados sus recursos públicos. De hecho, sólo ha contado con 100.000 euros para esta campaña más las donaciones voluntarias, una cantidad exigua si se compara con las cifras manejadas por otras formaciones, incluso las emergentes.
Las de este 24 de mayo son, tal vez, las elecciones más inciertas de la historia reciente de España. Las que arrancaron con un volumen de indecisos histórico, las que están llamadas a cambiar radicalmente el sistema de partidos, las que señalan hacia una nueva cultura de pactos inédita. Nada está dicho aún hasta que esta noche se abran las urnas, por mucho que en las últimas semanas haya habido una auténtica inflación de encuestas, algunas con resultados contradictorios entre sí.