La acampada que desde el lunes mantienen Extinction Rebellion (XR) y otros colectivos y organizaciones de lucha contra el cambio climático frente al Ministerio para la Transición Ecológica, en Madrid, recuerda inevitablemente al 15M. Siendo mucho más reducida en fuerza, activistas, impacto y capacidad para cambiar el rumbo político del país, claro. Pero las tiendas de campaña en plena ciudad ya tienen un hueco en el imaginario político español, y existe un hilo común de voluntad de cambio, de necesidad de influir en lo público para modificar rumbos insostenibles. Los manifestantes afrontan el tercer día pernoctando en la calle San Juan de la Cruz con tranquilidad, sin la tensión del primer día, cuando levantaron el tenderete frente a decenas de unidades policiales; pero con la firme convicción de que no van a parar hasta que se vean cumplidas sus demandas. A través de acampadas o sin ellas. "Es solo el medio", aseguran.
La calma reinaba en la acampada climática este miércoles por la tarde. Muchos descansaban; otros participaban en charlas sentados en círculo en el césped; un grupo de scouts, que acudían a título individual, interpretaban una danza en corro para echar el rato; otros organizaban una lista de organizaciones afines; muchos simplemente charlaban e intercambiaban ideas. En la entrada del campamento, un cartel: "Bienvenidos a la rebelión internacional. Somos Extinction Rebellion, un movimiento internacional apartidista que utiliza la acción directa no violenta para exigir a gobiernos que actúen frente a la crisis climática".
En el reverso del cartel, un planning de actividades: charlas sobre cambio climático y medioambiente, talleres de yoga, conciertos, asambleas, fiestas… En varias ocasiones a lo largo del día realizan performances donde, de manera simbólica, interpretan las "amenazas para la vida" que causa el calentamiento global. Sus métodos no son comunes, lo que llama la atención, aunque también generan desconfianza y discrepancias entre otras organizaciones de acción climática que comparten el fondo pero no las formas o el mensaje.
"Nos organizamos con grupos de afinidad, que nos permiten estar pendientes de las personas que están dentro de nuestro grupo, de cuidarnos. Dentro de esos grupos hay encargadas que van rotando y se encargan de ir a un pleno general, donde se exponen las necesidades y quién puede cubrirlas". Nadia Barrasa, miembro de XR y una de las responsables de logística, explica el modelo de organización de la acampada, muy similar al desplegado en otras acciones de la organización en diversas partes del mundo. En uno de esos plenos se decidió, por consenso, aguantar al menos hasta el viernes. Sin embargo, el final de la experiencia puede llegar antes. El portavoz de Extinction Rebellion España, Nicolás Elíades, ha explicado que este jueves a las 13 horas tienen una reunión con la ministra Teresa Ribera y después, previsiblemente, levantarán el campamento.
Cartel de bienvenida a la acampada climática de Madrid.
Transición Ecológica, según explican desde XR, dio su visto bueno a la acampada hasta máximo el viernes. Sin embargo, el Ayuntamiento de Madrid (PP-Cs) no comparte la permisividad. El regidor, José Luis Martínez-Almeida, quiso recordar este martes que no le tembló "el pulso" a la hora de desmontar la acampada de los sin techo en el Paseo del Prado. Considera este tipo de actos "ocupaciones ilegales". Barrasa explica a infoLibre que el mismo día, por la noche, la Policía Munidipal se acercó a la zona para entregarles una notificación. "Decía que había riesgo de desalojo porque se nos podían caer las ramas de los árboles", recuerda, con una sonrisa irónica.
¿Para qué sirve una acampada en pleno centro de Madrid? "Esto es un método de presión. Una acampada no es el fin. La acampada es el medio", afirma Barrasa, que sentencia que "hasta que no se cumplan nuestras demandas" van a seguir, pero que no tiene que ser mediante esta acción en concreto. Mientras siga el principio de "desobediencia civil no violenta", estará bien. "El modelo es la disrupción. La acampada es visibilidad, Esto es tener una sede central para crear más acciones, para establecer vínculos, para seguir luchando con nuestro método de acción. Lo que queremos es impactar. ¡El fin no puede ser una acampada enfrente de un Ministerio que no nos está escuchando!", sentencia la activista.
El día a día se organiza mediante una estructura "horizontal y democrática", pero también "orgánica", revela la activista, por la cual no se celebran "plenos de 500 personas" pero se intenta que todas las voces estén representadas. Pero no todo son flores. Hay disensos entre Extinction Rebellion y otras organizaciones presentes en la iniciativa, también entre los propios miembros de la organización. "XR estamos más como… ¡vamos a actuar, vamos a salir, vamos a cortar…!, pero para otros grupos y otras personas la acampada es un medio de establecer vínculos con otras personas. Y hay gente que prefiere hacer acciones. Estamos dialogando", reconoce Barrasa.
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Esa oportunidad de establecer vínculos y pensar juntos sobre la acción climática colectiva es lo que movió a Ángela, de Extinction Rebellion Zaragoza, a viajar hasta la capital para acampar durante toda la semana. En el campamento hay personas de toda la Península, también de Portugal: el llamamiento de XR España era para todos ellos. "Te sientes muy arropado porque en mi ciudad, en mi grupo de XR, no somos mucha gente… además, mis conocidos o mis amigos puede que no compartan lo mismo que yo pienso. Ver que somos tantas personas y tenemos tantas demandas y pensamos lo mismo… es un alivio", asegura.
A Ángela la movió un click en su cabeza con respecto a cómo abordar la lucha contra la crisis climática. "Desde hace muchísimo tiempo hacía acciones individuales que podíamos hacer todos: reciclar, coger menos el coche… Realmente llega un momento en el que te das cuenta de que esas acciones individuales, aunque están bien y son importantes, no van a lograr revertir lo que está pasando y la situación de crisis en la que estamos. Hace falta que los cambios vengan desde arriba". Ahí descubrió Extinction Rebellion gracias a un amigo, y le convenció su método de acción no violenta.
Ángela destaca, más allá de "nuestras demandas", la convivencia. “"Somos mucha gente, el espacio es reducido, la policía viene y va… el cariño que hay, cuando hay cualquier discrepancia se intenta solucionar… más allá de lo que pedimos, eso es muy importante". Una convivencia que se desarrolla ante las miradas curiosas de los viandantes, los conductores que pasan por la zona y la Guardia Civil, que custodia, con vallas protectoras, la entrada del Ministerio para la Transición Ecológica. Rebellion Extinction pide verdad, participación democrática, justicia y ambición a la lucha contra el cambio climático y no hay ningún indicio de que vayan a parar con sus actos de "acción no violenta", aunque solo el tiempo dirá si logran la aceptación y las simpatías suficientes como para impactar de verdad.
La acampada que desde el lunes mantienen Extinction Rebellion (XR) y otros colectivos y organizaciones de lucha contra el cambio climático frente al Ministerio para la Transición Ecológica, en Madrid, recuerda inevitablemente al 15M. Siendo mucho más reducida en fuerza, activistas, impacto y capacidad para cambiar el rumbo político del país, claro. Pero las tiendas de campaña en plena ciudad ya tienen un hueco en el imaginario político español, y existe un hilo común de voluntad de cambio, de necesidad de influir en lo público para modificar rumbos insostenibles. Los manifestantes afrontan el tercer día pernoctando en la calle San Juan de la Cruz con tranquilidad, sin la tensión del primer día, cuando levantaron el tenderete frente a decenas de unidades policiales; pero con la firme convicción de que no van a parar hasta que se vean cumplidas sus demandas. A través de acampadas o sin ellas. "Es solo el medio", aseguran.