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Al menos 1.200 personas migrantes en tres días: ¿se está convirtiendo El Hierro en la nueva Lampedusa?

Laura Prieto

Este viernes han llegado a la isla más de 200 personas. En lo que va de semana han sido 2.585. El martes arribó al puerto de La Restinga un cayuco con 281 personas a bordo, el más grande que ha llegado a Canarias desde que hay registros, el miércoles llegó otro con 251 migrantes.

Son datos que explican la tensión que se está viviendo en estos momentos en una isla en la que apenas hay 12.000 habitantes y que hasta ahora no había sido un objetivo para las barcazas procedentes del África occidental. Gran parte de los migrantes ya han sido trasladados a Tenerife, donde hay más medios para poder alojarlos. Los traslados, asegura a InfoLibre Txema Santana, periodista experto en migraciones y asesor de la vicepresidencia del Gobierno de las Islas Canarias en esta materia, se están haciendo con “bastante agilidad”, igual que los que se realizan hasta la Península, con una media de espera de unos 30 días: “Canarias funciona como un país a la hora de gestionar las llegadas. El objetivo es que pasen menos de 48 horas en El Hierro y eso sí se está consiguiendo”

“Veremos hasta dónde llega esto porque la situación es insostenible. No hay sistema que aguante una media de llegadas de 400 personas al día”, comenta Santana que lamenta que haya quien no quiere ver que “esto es una crisis humanitaria”. En la última década han llegado a las islas 70.000 personas, en el último año 23.000, una cifra que ya supera a los registros del año pasado a la falta de 89 días para llegar al 31 de diciembre.

El aumento de llegadas a la islas se ha hecho especialmente notorio desde el mes de abril, cuando la estabilidad en Senegal empezó a resquebrajarse. Las protestas juveniles en el país subsahariano y la persecución de los opositores al gobierno ha hecho que a los migrantes económicos, se sumen aquellos que huyen de la violencia y la represión. Tampoco ayuda la consecución de golpes de estado que se han sufrido en el territorio y el aumento de la hambruna a consecuencia del cambio climático y el conflicto ucraniano. Santana hace especial hincapié en Gambia, desde donde están viniendo muchos jóvenes alertando de posibles problemas sociales en el país. 

El Hierro, nuevo objetivo para las barcazas

Mauritania y Senegal han aumentado este año el control a las mafias de inmigración ilegal, con una mayor presión policial en las playas y aguas nacionales. Han interceptado en el último año más de un millar de cayucos y los migrantes han buscando rutas alternativas con las que no ser descubiertos

El Hierro, que hasta ahora era un destino accidental, se ha convertido en una de esas rutas. Se trata de la isla más occidental de todo el archipiélago. Ir a ella implica entrar mucho antes en océano abierto, por lo que las barcas tienen menor posibilidad de ser interceptadas, pero a su vez aumenta el riesgo de acabar arrastrado por las corrientes marinas. Associated Press ha documentado varias embarcaciones cómo, tras quedar a la deriva, aparecen a los meses en el Caribe.

Tardan entre 8 y 13 días en llegar de una costa a otra, dependiendo del punto de partida, y no les importa pasar un par de días más a la intemperie si eso implica no ser capturados. Van con GPS y saben que es la mejor opción. “Llegan en muy mal estado porque están todo ese tiempo sentados, sin agua, comida o un baño, mojados dentro de un barco de madera. Cuando llegan se levantan y se caen”, explica al medio Manuel Capa, portavoz de Comisiones Obreras de los trabajadores de Salvamento Marítimo. 

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Santana explica que, ahora mismo, la ruta canaria se encuentra “rota”. Los migrantes ya no llegan solamente a Lanzarote o Gran Canaria, sino que están decantándose también por esta pequeña isla y, además, su lugar de partida es cada vez más diverso: “salen desde 4 puntos diferentes de Senegal, dos de Mauritania y, ya en menor medida, desde Marruecos”. 

Desde Comisiones Obreras denuncian que llevan desde junio alertando de la necesidad de reforzar los recursos técnicos de cara a agosto, septiembre y octubre, porque “es una situación previsible, que pasa todos los años”. En este periodo se produce “la calma” del mar, que hace que el agua se convierta en una especie de “espejo” que facilita la navegación. Además, estas semanas se ha registrado un calor inusual, sin apenas viento, en las islas y en noviembre llegarán los vientos del sur, que también suelen incentivar la llegada de barcazas.

“Tenemos dos lanchas menos cuando más hacen falta. Esto puede ralentizar los rescates, poniendo en riesgo a las personas que quedan a la espera y pueden volcar. Además, el cansancio de los trabajadores, físico y emocional, es cada vez más insoportable. Hay cuatro personas trabajando sin descanso en El Hierro para atender en el mar a quienes lo necesitan”, lamenta Capa. 

Este viernes han llegado a la isla más de 200 personas. En lo que va de semana han sido 2.585. El martes arribó al puerto de La Restinga un cayuco con 281 personas a bordo, el más grande que ha llegado a Canarias desde que hay registros, el miércoles llegó otro con 251 migrantes.

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