Severino Rivas era el alcalde de Castro de Rei cuando en 1936 fue brutalmente asesinado por las fuerzas falangistas. Por aquel entonces su hijo Darío había sido enviado a estudiar a Argentina, desde donde decádas después ha tratado de hacer justicia por la muerte de su padre. Allí interpuso la primera querella de esta naturaleza en el país para intentar recuperar sus restos y darle sepultura.
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Hace 10 años que Darío Rivas pudo presenciar personalmente la exhumación de los restos de su padre. "Nunca pensé en volver a España, volví porque algo del corazón me dijo de volver y fue cuando empecé a buscar los restos de mi padre y lo encontré cuando menos me esperaba", relató este miércoles en declaraciones a la Cadena Ser.
A sus 95 años, Darío recibió este miércoles un homenaje por iniciativa de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en el cementerio de Cortapezas de la localidad lucense de Portomarín, precisamente en el mismo lugar en el que ya hace una década se reencontró con los restos de su padre.
Darío Rivas durante toda fue un firme defensor de los derechos de las víctimas del franquismo. Personalidades de la talla de Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, le apoyan en la lucha. Aún a su edad, Darío continúa viajando todos los veranos a Galicia, donde participa en numerosos actos en pro de los derechos humanos. Hoy, era su turno.
Severino Rivas era el alcalde de Castro de Rei cuando en 1936 fue brutalmente asesinado por las fuerzas falangistas. Por aquel entonces su hijo Darío había sido enviado a estudiar a Argentina, desde donde decádas después ha tratado de hacer justicia por la muerte de su padre. Allí interpuso la primera querella de esta naturaleza en el país para intentar recuperar sus restos y darle sepultura.