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Homofobia

La homofobia regresa al discurso político de la mano de Vox

Participantes en la manifestación del Orgullo 2019 esta tarde en Madrid.

"Cuando una madre y un padre salen del portal no tienen por qué encontrarse con actos explícitos sexuales en la calle". Así se refirió este pasado 1 de julio Rocío Monasterio, la presidenta de Vox en Madrid, a la manifestación del Orgullo LGTBI que se celebra este sábado, aunque no es la primera vez que descalifica al colectivo. En otras ocasiones ha llegado a asegurar que "llevaría el Orgullo Gay y fiestas similares a la Casa de Campo y así se bloquearía el centro y no molestaría a nadie" o que el colectivo LGTBI "le dice a nuestras hijas que prueben a ser chicos y a nuestros niños que prueben a ser chicas". Es el claro ejemplo del machismo y la homofobia que su propio partido predica.

"La agenda de Vox es el odio hacia el feminismo, disidentes sexuales e inmigrantes y no es una cuestión menor porque están siendo apoyados por dos partidos mayoritarios como son PP y Ciudadanos. Con sus coaliciones con Vox están compartiendo en buena parte estos idearios. Es peligroso ya que promueven los delitos de odio de una manera institucionalizada", advierte Fefa Vila, socióloga y activista feminista y LGTBI. "Es un discurso del odio que cala muy fácil, sobre todo cuando no tienes un conocimiento de la historia de ciertos procesos. Creamos una sociedad con más miedo y por otro lado con más odio y ese tipo de sociedades nunca terminan bien porque estamos poniendo en cuestión los derechos humanos", sostiene Ana Bernal-Triviño, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Y es que la formación de extrema derecha deja claro en su programa que no consideran matrimonio al formado entre personas del mismo sexo y abogan por la defensa de la "familia natural" que, para ellos, únicamente es la formada por un hombre y una mujer. Tanto Rocío Monasterio como Alicia Rubio, otra de las líderes del partido de extrema derecha Vox, encabezaron una manifestación de HazteOír, la organización ultracatólica que sacó a la calle un autobús tránsfobo que decía "Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva; que no te engañen". El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha estado muy ligado a Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOír, que en 2012 le otorgó un premio de la asociación. Y ha sido evidente el apoyo de este grupúsculo ultracatólico a Vox en su origen y desarrollo.

  Ana Botella: "Dos manzanas dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzana. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta”

Fefa Vila recuerda que varios miembros de Vox formaban parte del tejido político y activista que conformaba el PP y que, por tanto, "hemos vivido con esta ultraderecha durante décadas desde la Transición hasta ahora, pero de una forma diferente. Es decir, Vox es la continuación del mensaje del odio que difundía el PP".

Definitivamente, la homofobia ha vuelto al lenguaje político de la mano del partido de Abascal después de que el PP optase por un discurso más suavizado. Ya a ningún político de primera línea de la formación de Pablo Casado se le suele escapar un comentario homófobo o tránsfobo.

Bernal-Triviño cree que el giro de su mensaje del PP se debe en parte a que la derecha ha mercantilizado el discurso del movimiento LGTBI y, como consecuencia, el denominado capitalismo gay ha hecho que las personas del colectivo apoyen a formaciones tradicionales de derechas.

"El matrimonio homosexual no garantiza la supervivencia de la especie"

Si echamos la vista atrás, es fácil encontrar similitudes entre el PP de José María Aznar o el de la primera etapa de Mariano Rajoy y Vox. Como apunta Bernal-Triviño, el PP nunca ha estado a favor de ninguna medida entorno a género, ya sea sobre temas LGTBI o sobre feminismo. Cabe recordar que junto con Unión Democrática de Cataluña, fue el único partido que votó en contra del matrimonio igualitario, aunque la diputada conservadora Celia Villalobos se desligó de la posición de su formación y votó a favor.

El matrimonio homosexual se aprobó el 30 de junio de 2005 –tras la propuesta del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero– por 187 votos a favor, 147 en contra y cuatro abstenciones. Esta histórica fecha para la igualdad en España fue, sin embargo, el caldo de cultivo de un aquelarrede declaraciones homófobas inconcebible 14 años después. El PP presentó un recurso de inconstitucionalidad a la ley del matrimonio igualitario ante el Tribunal Constitucional. Los conservadores alegaban que el matrimonio homosexual iba contra el artículo 32 de la Constitución y que permitir la adopción a parejas homosexuales atentaba contra "el interés del menor" ya que, según defendían, "el ámbito natural de filiación es la unión heterosexual". El mismo argumento que ahora sostiene Vox. El alto tribunal tardó siete años en sentenciar que el matrimonio homosexual es constitucional. "Por fin somos definitivamente iguales", aseguró Pedro Zerolo, político socialista ya fallecido y destacado activista LGTBI.

Varios miembros de aquel PP de Rajoy, obispos, el Foro de la Familia y HazteOír acudieron a una manifestación en junio de 2005 para protestar contra lo que todavía era un proyecto de ley. No faltó el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, y el cardenal primado de España, Antonio Cañizares. Todos iban tras pancartas con el lema La familia sí importa y Por la libertad y la familia.

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"Es una manía del Gobierno de parecer moderno y no una reclamación de los homosexuales", dijo Rajoy sobre el proyecto de ley. Su afirmación era mentira. El colectivo LGTBI llevaba desde principios de los años 90 pidiendo una ley de parejas de hecho para que se reconocieran, entre otros, el derecho a heredar. Ante la negativa del Congreso de tramitar y aprobar una ley de parejas de hecho, a comienzos de los 2000 los colectivos LGTBI pasaron a reclamar el matrimonio igualitario. Querían disponer de los mismos derechos y libertades que los matrimonios heterosexuales. Jorge Fernández Díaz, futuro ministro del Interior, aseguró entonces que "el matrimonio homosexual no debe tener la misma protección por parte de los poderes públicos porque no garantiza la pervivencia de la especie". Rajoy no se quedó atrás  y aseguró que "el matrimonio siempre ha sido una institución entre un hombre y una mujer". En 2008 alegó que él "hubiese hecho la misma ley sin llamarle matrimonio, porque la palabra matrimonio, creo yo que es un poco meter el dedo en el ojo a los católicos, y sin embargo, los mismos derechos y libertades se hubieran podido dar con otro nombre".

Montserrat Nebrera, ahora exdiputada del PP en el Parlament, dijo en aquel contexto lo siguiente: "El matrimonio homosexual es como la unión entre dos hermanas, un perro y una señora o una señora y un delfín". Un mensaje similar al de Santiago Abascal, que llegó a declarar recientemente durante una entrevista en Telecinco: "Dos personas del mismo sexo no pueden contraer matrimonio, sino que esa unión debería recibir otra etiqueta, como la que podrían tener dos hermanas viudas o dos amigos viudos".

A pesar del no inicial de Rajoy al matrimonio homosexual como líder de la oposición, ya como presidente del Gobierno asistió a la boda con otro hombre de Javier Maroto, quien en ese momento era vicesecretario de Política Social y Sectorial del PP. Esto refleja la tesis de Bernal-Triviño de que el PP no habría cambiado su mensaje por convicción, sino porque dentro de sus propias filas ha asimilado personas del propio colectivo LGTBI y, por lo tanto, es una manera de inclusión. "Llega un momento en que no pueden hacer un discurso que vaya en contra de los propios derechos de sus afiliados", señala la profesora.

  José María Aznar: "Las uniones gays no deben ser equiparadas ni al matrimonio ni a la familia"

Otra de las frases más conocidas sobre el matrimonio homosexual es la pronunciada por Ana Botella, exalcaldesa de Madrid con el PP, durante una entrevista en Telecinco en octubre de 2004: "Dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distinto. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta". Seis meses más tarde, en una entrevista en el diario italiano Il Giornale, Botella dijo que ella no casaría a una pareja homosexual y aseguró que Zapatero propuso el matrimonio homosexual "para complacer a un lobby poderoso".

No sólo Ana Botella se negó a casar a personas del mismo sexo, sino que también lo hicieron numerosos ediles conservadores. El caso más sonado fue el de Lluís Fernando Caldentey, exalcalde de la localidad barcelonesa de Pontons, que aseveró que no casaría a homosexuales porque "un gay es una persona tarada que nace con una deformación psíquica o física".

Los obispos, reducto público de homofobia

José María Aznar no votó contra el matrimonio igualitario porque ya no era diputado del PP. Sin embargo, sus palabras dejan claro que hubiese rechazado la propuesta: "Las uniones gais no deben ser equiparadas ni al matrimonio ni a la familia", dijo en 2008 durante la presentación del curso de la URJC Ser cristiano en una sociedad secularizada. Le invitó el cardenal Antonio Cañizares, conocido por sus sermones homófobos, como el que pronunció durante una homilía en 2016: "La familia se ve acechada hoy, en nuestra cultura, por un sin fin de graves dificultades, al tiempo que sufre ataques de gran calado, que a nadie se nos oculta. Ahí tenemos legislaciones contrarias a la familia, la acción de fuerzas políticas y sociales, a la que se suman movimientos y acciones del imperio gay, de ideologías como el feminismo radical o la más insidiosa de todas, la ideología de género".

Aunque Cañizares no es el único miembro de la Iglesia católica española que predica en contra de las personas trans, bisexuales, lesbianas y gais. El Observatorio español contra la LGTBIfobia realizó en 2016 una lista en la que señalaba a los obispos homófobos y entre ellos se encontraban el mismo Cañizares, Juan Antonio Reig Pla, Antonio María Rouco Varela y Fernando Sebastián, entre otros. Como señala Fefa Vila, la derecha y ultraderecha española están vinculadas a los discursos de la Iglesia católica más reaccionaria. Sus alegatos son idénticos. 

  Reig Pla:"Piensan ya desde niños que tienen atracción hacia las personas de su mismo sexo y, a veces, para comprobarlo se corrompen y se prostituyen o van a clubs de hombres nocturnos. Os aseguro que encuentran el infierno"

Rouco Varela llegó a decir a finales de 2003, también durante una homilía, que las uniones de hecho harían que los homosexuales dependiesen "en sus años de enfermedad y vejez de la contribución generosa de los hijos de esas familias en el sostenimiento de la Seguridad Social".  Cinco años más tarde, declaró que la ley del matrimonio homosexual "expresa la rebeldía del hombre contra sus límites biológicos" y que es "ir en contra de la realidad". El ya fallecido Fernando Sebastián, que fue nombrado cardenal por el papa Francisco, afirmó en una entrevista en Diario Sur que "la homosexualidad es una manera deficiente de manifestar la sexualidad, porque ésta tiene una estructura y un fin, que es el de la procreación. En nuestro cuerpo tenemos muchas deficiencias. Yo tengo hipertensión, ¿me voy a enfadar porque me lo digan? Es una deficiencia que tengo que corregir como pueda".

Reig Pla, actual obispo de Alcalá de Henares, espetó en una misa el 7 de abril de 2012 lo siguiente: "Quisiera decir una palabra a aquellas personas llevadas por tantas ideologías que acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana. Piensan ya desde niños que tienen atracción hacia las personas de su mismo sexo y, a veces, para comprobarlo se corrompen y se prostituyen o van a clubs de hombres nocturnos. Os aseguro que encuentran el infierno". Pero sus insultos hacia el colectivo LGTBI no quedan ahí. Y es que el obispo permitía que se impartiesen terapias para "curar" la homosexualidad. La Comunidad de Madrid garantizó que investigaría los hechos y aplicaría una sanción. Por el momento no hay respuesta.

Joaquín María López Andújar, obispo emérito de Getafe, y el propio Reig Pla criticaron en 2016 la ley de transexualidad de la Comunidad de Madrid. Ambos aseguraron que el artículo 4 de esa ley –"toda persona tiene derecho a construir para sí una autodefinición con respecto a su cuerpo, sexo, género y su orientación sexual"–, es una "expresión ideológica del legislador que choca frontalmente con la antropología cristiana". "Difícilmente se podrá defender el derecho de personas que se consideran discriminadas cuando esa defensa se funda en una comprensión equivocada del ser humano", defendieron los obispos.

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Desde Vox también apoyan ahora que la homosexualidad tiene cura y que el colectivo LGTBI se debería someter a terapias de "reconversión". Bajo la Plataforma por las Libertades, Rocío Monasterio, Mariano Calabuig, diputado de Vox en la Asamblea de Madrid, y Lourdes Méndez, de Vox Murcia, expusieron esta idea y exigieron que se pudiese denunciar como "violencia familiar" a los padres que llevasen a sus hijos a un psicólogo para "consultarle sobre sus deseos".

Fefa Vila hace memoria e insiste en que no es la primera vez que el colectivo LGTBI se enfrenta a estos discursos del odio. "Hay que hacer memoria política para combatirles. Desde la izquierda política y los movimientos sociales tenemos que hacer pedagogía y activar una agenda política transformadora, que esté en la calle y que no pase una. Tenemos que denunciar cada una de las leyes, legislaciones, procedimientos, puestas en escena, toma de decisiones que estos gobernantes [coaliciones de Vox con Ciudadanos y PP] están llevando a cabo y que expresan delitos de odio".

La profesora Ana Bernal-Triviño es concluyente: debería de existir algún tipo de sanción si este discurso del odio se da dentro de un parlamento ya que "existe una línea roja de derechos humanos que son intocables" y los derechos del colectivo LGBTI son ineludiblemente parte de estos.

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