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Huelga de estudiantes contra los recortes y la reforma de los grados

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El Sindicato de Estudiantes llama a vaciar durante 48 horas –estos miércoles y jueves– las aulas de institutos y universidades para protestar contra los recortes educativos, la reforma educativa que este curso ha comenzado a implantarse en 1º, 3º y 5º de Primaria y en la FP Básica, la consolidación de la subida de las tasas, las modificaciones en los criterios de acceso a las becas y la reciente reforma de los grados universitarios que acortará de cuatro a tres años los estudios de grado. Los estudiantes no levantan el pie del acelerador en sus protestas a pesar de que en esta ocasión ni padres ni sindicatos llaman a la huelga aunque aseguran que sí apoyan la movilización estudiantil. 

En el centro del debate, y de las críticas, está ahora el decreto aprobado a finales de enero por el Gobierno que da a los campus la posibilidad de impartir carreras de tres años a complementar con másteres de dos años. Aunque los rectores acordaron aplazar esta reforma de las carreras hasta 2017 al considerar que el Ejecutivo proponía una aplicación "apresurada", los estudiantes creen que es importante que se visibilice su rechazo a una medida que , a su juicio, pretenden que "sólo una minoría de privilegiados pueda acceder a la formación superior porque son los únicos que tienen garantizados los buenos puestos de trabajo". 

El Sindicato de Estudiantes defiende que con esta reforma los grados se devaluarán y los posgrados, con precios más altos, se harán "más necesarios". De esa forma, señalan, se propiciará el "cierre definitivo" de las puertas de la Universidad para "los hijos de trabajadores". "Se volverá a la Universidad de hace décadas, cuando sólo los sectores más adinerados, tenían acceso a la misma. A los que provenimos de familias obreras, de barrios humildes, a los que tenemos a nuestros padres o hermanos en paro se nos negará el derecho a poder estudiar en la Universidad", denuncian. 

Consolidación de los recortes 

Asimismo, los estudiantes recuerdan que entre los motivos de la huelga están también los recortes que han sufrido los centros públicos educativos, tanto en la enseñanza obligatoria como en la superior. En este sentido, recuerdan la consolidación de las restricciones presupuestarias en los ámbitos estatal y autonómico. Según el proyecto de Presupuestos para 2015 presentado el pasado 30 de septiembre en el Congreso, el presupuesto educativo del Gobierno central se ha reducido en 570 millones de euros en últimos cuatro años, pasando de 2.843 millones de euros en 2011 a 2.273 millones en 2015. Respecto al año pasado el aumento es del 4,5%, aunque esta ligera subida no opaca la consolidación de unos recortes que tienen en los alumnos con dificultades uno de los grupos más perjudicados. Los programas de educación compensatoria se han reducido más de un 90% desde el año pasado. Han pasado 53,66 a 5,25 millones.

Pero la Universidad tampoco ha escapado a los recortes. Entre 2010 (año en el que hubo el mayor nivel de gasto universitario de las últimas décadas) y 2014 la inversión en educación superior ha disminuido en 1.523 millones de euros, lo que supone un 15,1% menos de presupuesto, según un informe elaborado por CCOO en el que se analizan los presupuestos de las universidades públicas en ese periodo de tiempo.

La pérdida de presupuesto está acompañada además de un descenso en el número de alumnos. En los últimos tres cursos los centros públicos de educación superior han perdido 45.241 alumnos. El número de estudiantes ha pasado de 1.371.355 a 1.326.114, según el último informe estadístico difundido recientemente por el Ministerio de Educación. El descenso es, por tanto, del 3,41%. Mientras, los campus privados parecen capear mejor la recesión. En ese mismo período, el que va entre los cursos 2011-2012 y 2013-2014, los alumnos de los centros cien por cien de pago aumentaron un 2,59%, tal y como reflejan las cifras oficiales. Pasaron de 201.262 a 206.614.

Por otro lado, las tasas universitarias han aumentado un 20,1% en los dos últimos cursos. Según reconoció el propio ministro Wert en una comparecencia en el Congreso, el precio total de un curso de educación superior, de media, ha pasado de 920 euros en 2011 a 1.105 en 2013. El aumento es, por tanto, de 185 euros por alumno y año. Por créditos, la subida ha sido de tres euros de media. Su precio ha pasado de 15,35 a 18,42 euros en ese mismo periodo.

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El avance de la Universidad privada 

Aunque en cifras absolutas la Universidad pública es predominante en todos los niveles de estudio, la comparación de la evolución de su alumnado respecto al del de los centros no financiados sí deja entrever una tendencia que se complementa con otras aristas. Una de ellas es el impulso a la iniciativa privada en educación. La realidad es que la última universidad pública en España –la Politécnica de Cartagena– se inauguró en 1998. Desde entonces, se han levantado 15 privadas. Siete de ellas desde 2007, que es cuando se considera que la crisis comenzó a dar sus primeros coletazos. Ninguna supera los 13.000 estudiantes.

Además, se está fraguando la creación de dos más, la Internacional Mare Nostrum y la Católica Sant Antoni, ambas en la provincia de Alicante. La última, que pretende implantar diez titulaciones, cuenta con la total colaboración del Gobierno municipal del PP. De hecho, según publicó El País, el Ayuntamiento de Sant Joan d'Alacant, donde está previsto instalar el campus, ha regalado 50.000 metros cuadrados de suelo municipal a la entidad privada vinculada a la Iglesia que gestionará la universidad.

El Sindicato de Estudiantes llama a vaciar durante 48 horas –estos miércoles y jueves– las aulas de institutos y universidades para protestar contra los recortes educativos, la reforma educativa que este curso ha comenzado a implantarse en 1º, 3º y 5º de Primaria y en la FP Básica, la consolidación de la subida de las tasas, las modificaciones en los criterios de acceso a las becas y la reciente reforma de los grados universitarios que acortará de cuatro a tres años los estudios de grado. Los estudiantes no levantan el pie del acelerador en sus protestas a pesar de que en esta ocasión ni padres ni sindicatos llaman a la huelga aunque aseguran que sí apoyan la movilización estudiantil. 

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