Del total recaudado por el Estado en las declaraciones de la renta del ejercicio fiscal 2016, 268,2 millones de euros fueron directamente a la Iglesia española, como resultado de la decisión –que no de la aportación extra– de los 7,1 millones de contribuyentes que marcaron la casilla católica. A esta cantidad se sumaron casi 864.000 euros en ingresos financieros y 250.000 en donativos, según la memoria de actividades de la Conferencia Episcopal de 2016. En total, los recursos fueron de 269,3 millones. La mayor parte de esta asignación de dinero público la gastó en el funcionamiento de las diócesis (201,1 millones) y la seguridad social del clero (16,3). El resto se lo reparten conceptos como Cáritas (6,2 millones), las universidades católicas (6) o la campaña para animar a marcar la equis (4,8), entre una miríada de conceptos que van desde la aportación a la Santa Sede –el conocido como Óbolo de San Pedro– hasta los gastos financieros. Finalmente los gastos ascendieron a 250 millones, con lo que el superávit se situó en 19,3 millones.
¿A qué dedicó la Iglesia ese excedente? Según los datos de la propia Conferencia Episcopal, 9 millones de euros (el 46,6%) fueron una aportación de fondos propios a 13TV, con lo que lo dedicado a la televisión episcopal fue 2,8 millones de euros más que la dedicado a Cáritas, pese a que la campaña promocional de la casilla de la Iglesia se basa en el reclamo de la labor social de la Iglesia. Esta aportación de fondos a 13TV –emisora actualmente conocida como Trece– es una de los aspectos criticados por Europa Laica en su análisis de la memoria episcopal presentado este miércoles en Madrid. Consultada por infoLibre, la CEE no hizo ninguna valoración sobre dicho análisis.
La televisión 13TV ha sido objeto de críticas incluso en el seno de la Iglesia. Obispos catalanes hicieron público en 2013 un comunicado en términos así de contundentes: "Creemos que produce un grave escándalo en muchos miembros de la comunidad católica de nuestras diócesis y también en nosotros mismos, el hecho de que el canal de televisión 13TV, que ha de respetar a las personas y a las instituciones según su ideario, en algunos de sus informativos y tertulias opte por el desprecio, la descalificación e incluso el insulto. Pedimos que este medio televisivo sea siempre un factor de comprensión y de diálogo responsable y fructífero. En las actuales circunstancias es muy conveniente que todos hagamos un esfuerzo por defender y promover una cultura del respeto, la tolerancia, el diálogo y la solidaridad entre las personas y los pueblos, como enseña repetidamente la doctrina social de la Iglesia”.
La reprobación desde las propias filas de la Iglesia a 13TV no se quedó ahí. Un grupo de sacerdotes de la archidiócesis de Tarragona dirigió cuatro años después, en 2017, una carta abierta al presidente de los obispos, Ricardo Blázquez, por considerar que como accionista mayoritaria la Iglesia debía tomar cartas ante una cadena que fomenta "sentimientos contrarios al respeto, la tolerancia, el diálogo y la solidaridad". "En estos últimos días, tras los atentados en Catalunya [de agosto de 2017], la agresividad de los tertulianos y de los responsables del programa, si cabe, se ha hecho todavía mayor. Por eso le pedimos que, sin dilación y con valentía, corrijan o supriman los programas de tertulia en 13TV, que tanto daño hacen a la convivencia y ensucian la imagen de la Iglesia católica que siempre debe fomentar el diálogo sincero y fructífero", añadían. Los firmantes se remitían a unas palabras del papa Francisco en el mensaje con ocasión de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, cuando pedía a los comunicadores ejercer su labor "de forma constructiva rechazando los prejuicios contra los demás", y siguiendo un modelo que "fomente una cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con auténtica confianza".
Un 'contrainforme'
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El análisis de Europa Laica, firmado por Enrique Ruiz del Rosal, miembro de su junta directiva, recuerda que la memoria anual de actividades de la Iglesia sólo hace referencia a una parte ínfima de los recursos públicos que recibe la institución, que entre subvenciones, ayudas, conciertos y exenciones superan los 11.000 millones de euros anuales, según una estimación de la organización laicista. El análisis es una especie de contrainforme, que rebate elementos de la memoria de la CEE y denuncia sus contradicciones y omisiones. La memoria, según Europa Laica, supone un incumplimiento del "único compromiso" contraído por la CEE a cambio de subir del 0,52% al 0,7% lo que recibe por cada casilla de la Iglesia marcada en el IRPF. "Cada vez hay más confusión y menos transparencia [...] La Iglesia cada vez ofrece menos información y lo hace de manera más críptica; la transparencia brilla por su ausencia y cada año hay más opacidad y confusión interesada", señala el análisis.
"Si en la memoria correspondiente a 2014 se afirmaba que con carácter general, los obispos en activo tienen una asignación establecida de 1.250 euros al mes, desde la memoria correspondiente a 2015 ha desaparecido mención alguna", pone como ejemplo Europa Laica. Y añade: "Tampoco se dice nada en la memoria de 2016 acerca de la existencia y remuneración de seis cardenales, seis arzobispos, 21 obispos titulares y un obispo auxiliar, todos ellos eméritos". Europa Laica califica la memoria como "nube de tinta". "Dedica el 85% de su contenido (89 páginas) a exponer la actividad pastoral, celebrativa (sic), evangelizadora, cultural... de la Iglesia y su supuesto impacto económico, y tan sólo 16 páginas (el 15%) están relacionadas con la asignación tributaria, que debería ser el verdadero y único objeto de la memoria", señala. Europa Laica critica a la consultora PwC por validar la memoria de la CEE y señala que, con la coartada de la descentralización de sus más de 40.000 entidades, la Iglesia no tiene una "contabilidad integrada".
"De la lectura este Informe –añade Europa Laica– podría deducirse que la principal destinataria de las críticas es la jerarquía católica: nada más lejos de la realidad", señala Europa Laica. "El responsable de la situación de privilegio económico que disfruta la Iglesia en España es el poder político y, por tanto, los sucesivos gobiernos de nuestra democracia desde hace 38 años. El problema sigue siendo el clamoroso silencio cómplice del Estado y de todas las administraciones", señala. Europa Laica afirma que la memoria de la CEE, puntal de una estrategia de comunicación basada en una supuesta transparencia ante la sociedad, es es realidad "una amalgama de aspectos culturales, turísticos, mediáticos y económicos, en la que el espectáculo y su difusión se convierten en lo prioritario". "Hay mucha mercadotecnia y propaganda y muy poca transparencia".
Del total recaudado por el Estado en las declaraciones de la renta del ejercicio fiscal 2016, 268,2 millones de euros fueron directamente a la Iglesia española, como resultado de la decisión –que no de la aportación extra– de los 7,1 millones de contribuyentes que marcaron la casilla católica. A esta cantidad se sumaron casi 864.000 euros en ingresos financieros y 250.000 en donativos, según la memoria de actividades de la Conferencia Episcopal de 2016. En total, los recursos fueron de 269,3 millones. La mayor parte de esta asignación de dinero público la gastó en el funcionamiento de las diócesis (201,1 millones) y la seguridad social del clero (16,3). El resto se lo reparten conceptos como Cáritas (6,2 millones), las universidades católicas (6) o la campaña para animar a marcar la equis (4,8), entre una miríada de conceptos que van desde la aportación a la Santa Sede –el conocido como Óbolo de San Pedro– hasta los gastos financieros. Finalmente los gastos ascendieron a 250 millones, con lo que el superávit se situó en 19,3 millones.