La Iglesia católica lleva cuatro años consecutivos logrando superávit gracias a la asignación que le hace el Estado con lo recaudado vía IRPF. Es decir, el dinero público que ingresa por la llamada "casilla de la Iglesia" es más del que gasta la institución para su funcionamiento. En ocasiones, bastante más. Del ejercicio de 2016 le sobraron 19,3 millones, después de haber pagado el sueldo de sus sacerdotes y obispos. Del correspondiente a 2017, cuya memoria ha publicado ahora la Conferencia Episcopal Española (CEE), le quedó un saldo favorable de 15,9 millones. En total, en los dos últimos ejercicios el superávit ha ascendido a 35,2 millones. ¿En qué lo ha utilizado la Iglesia española? Pues 15,2 millones han pasado a su fondo de reserva. El resto, 20 millones, ha ido a la televisión Trece (antes llamada 13TV), uno de los brazos mediáticos de la jerarquía católica, convertido en un sumidero de dinero de origen público.
La Iglesia católica española, en rigor una organización filial del Estado vaticano, defensora de los intereses de la Santa Sede en España, no es un cuerpo único. Sin contar con todas aquellas entidades que no tienen personalidad jurídica civil, la Iglesia tiene más de 40.000 terminales: desde parroquias a monasterios, desde órdenes a congregaciones, desde ONG hasta fundaciones, desde Manos Unidas a la Universidad Pontificia de Comillas. Eso es la Iglesia en un sentido amplio. Pero lo que solemos tener en la cabeza cuando decimos "Iglesia" es la Iglesia diocesana, la de las diócesis, la compuesta por los 70 obispados. El tronco de la institución. La casilla de la Iglesia en la declaración de la renta está concebida para el sostenimiento con dinero público de la Iglesia diocesana.
El Estado asigna a la Iglesia un 0,7% de cada una de las declaraciones con la equis católica marcada. No es un dinero que el declarante ponga de más, o que se le devuelva de menos. La cantidad asignada a la Iglesia, unos 250 millones al año, sale del total recaudado. Es dinero público. Se decide en función de las equis marcadas, pero es de todos. En la pasada campaña de la renta, la realizada en 2018 sobre el ejercicio de 2017, los contribuyentes marcaron la equis en un total de 7.164.502 declaraciones, que se corresponden, teniendo en cuenta las conjuntas, con unos 8,5 millones de contribuyentes. El resultado final son 265,06 millones, según la memoria del ejercicio.
En cumplimiento de un acuerdo alcanzado con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2006, la CEE hace pública cada año una memoria en la que detalla qué uso ha dado a ese dinero. Ahora ha lanzado la del ejercicio 2017. El documento recoge en la partida de los ingresos 265,06 millones de euros. La de los gastos suma 249,15, lo cual genera un superávit de 15,91 millones. De estos 15,91 millones, la Conferencia Episcopal ha dedicado 11 a una aportación a Trece. El resto, 4,9 millones, han pasado al fondo de reserva de la Iglesia. Esto significa que la Iglesia ha dedicado a Trece más del 69% de su superávit de 2017.
El ejercicio de 2017 no es el que más superávit ha dejado en las cuentas de la Iglesia, ni tampoco el que más ha permitido aportar al fondo de reserva. La liquidación de la asignación tributaria del ejercicio de 2016 muestra un total de recursos asignados de 269,38 millones, de los que se emplearon 250,08 millones. Esto provocó un superávit de 19,3 millones. De estos, 9 millones, un 46,63% del superávit, fueron a parar a Trece. Y lo demás, 10,3 millones, acabó en el fondo de reserva.
De modo que entre 2016 y 2017 la Iglesia ingresó 534,45 millones y gastó 499,23, resultando un superávit de 35,2 millones, de los que 20, el 56,81%, fueron a Trece. El resto, 15,2, pasó a ingresar el fondo de reserva.
En los dos ejercicios anteriores la Iglesia también ha obtenido superávit, que la CEE denomina en sus memorias "remanente". En 2015 fue mucho menor, un superávit casi insignificante: 7.000 euros. En 2014 fue de 4,88 millones de euros. En estas memorias no se detalla ninguna aportación extraordinaria realizada con el remanente, como sí se ha hecho con los fondos recaudados de los ejercicios de 2016 y 2017.
En total, en los últimos cuatro ejercicios de los que hay memoria (2014, 2015, 2016 y 2017), la Iglesia se ha anotado un superávit de 40,08 millones de euros, de los que se sabe que 20 fueron a Trece. El año que viene, por estas fechas, la CEE hará pública la memoria del ejercicio de 2018, que es el que se corresponde con las declaraciones de la renta que se están realizando ahora.
No siempre hay superávit. Antes de 2014, en 2013, la Iglesia anotó en su memoria un déficit de 1,43 millones. Es decir, una vez pagados todos los gastos, la Iglesia tuvo que hacer uso de dinero del fondo de reserva para pagar su funcionamiento. La computación es diferente en las memorias de los ejercicios anteriores (de 2007 a 2012), con lo que no es posible establecer una comparación homogénea. Tampoco está especificado, salvo en 2016 y 2017, lo asignado a Trece. infoLibre preguntó a la CEE, sin éxito. La pregunta sobre la cuantía del fondo de reserva también está a la espera de respuesta.
Más de 250 millones al año
La CEE elabora y hace pública una memoria anual desde el ejercicio de 2007. Es una contrapartida a la subida de la asignación del 0,5239% al 0,7% por cada equis acordada con el Gobierno de Zapatero. No siempre la asignación directa del Estado a la Iglesia se produjo así. Durante la dictadura es casi imposible precisar las cuantías y las vías, dada la consustancialidad del régimen nacionalcatólico con la Iglesia. En 1972 el entonces vicepresidente Luis Carrero Blanco afirmó –y así lo recogió el diario Pueblo–: "Desde 1939 el Estado ha gastado unos 300.000 millones de pesetas en construcción de templos, seminarios, centros de caridad y de enseñanza, sostenimiento del culto, etcétera". Entre 1978 y 1987 las asignación se realizó mediante una inyección vía presupuestaria. De 1988 a 2007 la inyección combinó dinero recaudado vía IRPF con un complemento presupuestario. Desde entonces todo es vía casilla de la Iglesia.
En total, entre 1978 y 2017, la Iglesia ha recibido directamente del Estado para su funcionamiento 5.560 millones de euros entre asignaciones presupuestarias y vía IRPF, según los datos remitidos a este periódico por el Ministerio de Hacienda. La cifra se obtiene pasando de pesetas a euros las cantidades previas a la adopción de la moneda única y sin considerar el cambio del valor del dinero.
Lo seguro es que la reforma de Zapatero le ha venido a la Iglesia como agua de mayo. Desde 2008 a 2017, en diez años, ha recibido 2.678 millones, más de 250 millones al año de media. El número de declaraciones con la equis católica se mantiene bastante estable en torno al 34%. Voces partidarias de una mayor separación entre Iglesia y Estado reclaman que las personas que quieran financiar a la Iglesia vía IRPF hagan una aportación de su propio bolsillo, como se hace en Alemania, de forma que su decisión de que la Iglesia reciba fondos no afecte al dinero público.
Hay que considerar además que estos 250 millones anuales son sólo una pequeña parte del total que el Estado dedica a la Iglesia, si bien este es el dinero más significativo desde el punto de vista de la relación Iglesia-Estado porque va directamente a las arcas de la institución religiosa para su funcionamiento. Anualmente más de 10.000 millones de euros públicos ponen rumbo a las distintas organizaciones de la Iglesia, según un cálculo de la organización laicista Europa Laica. Eso sí, se trata de una cifra que incluye conceptos heterogéneos, difíciles de equiparar. Ahí está englobada la asignación directa vía IRPF, las subvenciones a sus ONG y fundaciones, el dinero dedicado a conservación y mantenimiento del patrimonio, todo lo que recogen las organizaciones de la Iglesia vía casilla de fines sociales, el sueldo de los capellanes y profesores de Religión, el dinero con el que se financia la enseñanza concertada católica, el presupuesto de la Obra Pía de los Santos Lugares... Se trata de una cifra estimativa, en parte porque es imposible saber cuánto dinero en impuestos dejan de pagar todas las entidades de la Iglesia por las exenciones fiscales. El Tribunal de Cuentas está actualmente fiscalizando el dinero público dedicado a la Iglesia católica, si bien su informe dejará fuera buena parte de los coneptos.
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Una televisión controvertida
La aportación de fondos a Trece, de línea editorial derechista, ya era una de los aspectos criticados por Europa Laica en su análisis de la memoria episcopal sobre el ejercicio de 2016. Esta emisora ha sido objeto de críticas incluso en el seno de la Iglesia. Obispos catalanes hicieron público en 2013 un comunicado en estos términos: "Creemos que produce un grave escándalo en muchos miembros de la comunidad católica de nuestras diócesis y también en nosotros mismos, el hecho de que el canal de televisión 13TV, que ha de respetar a las personas y a las instituciones según su ideario, en algunos de sus informativos y tertulias opte por el desprecio, la descalificación e incluso el insulto”.
La reprobación desde las propias filas de la Iglesia a 13TV no se quedó ahí. Un grupo de sacerdotes de la archidiócesis de Tarragona dirigió cuatro años después, en 2017, una carta abierta al presidente de los obispos, Ricardo Blázquez, por considerar que como accionista mayoritaria la Iglesia debía tomar cartas ante una cadena que fomenta "sentimientos contrarios al respeto, la tolerancia, el diálogo y la solidaridad". Los firmantes se remitían a unas palabras del papa Francisco en el mensaje con ocasión de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, cuando pedía a los comunicadores ejercer su labor "de forma constructiva rechazando los prejuicios contra los demás".
La Iglesia católica lleva cuatro años consecutivos logrando superávit gracias a la asignación que le hace el Estado con lo recaudado vía IRPF. Es decir, el dinero público que ingresa por la llamada "casilla de la Iglesia" es más del que gasta la institución para su funcionamiento. En ocasiones, bastante más. Del ejercicio de 2016 le sobraron 19,3 millones, después de haber pagado el sueldo de sus sacerdotes y obispos. Del correspondiente a 2017, cuya memoria ha publicado ahora la Conferencia Episcopal Española (CEE), le quedó un saldo favorable de 15,9 millones. En total, en los dos últimos ejercicios el superávit ha ascendido a 35,2 millones. ¿En qué lo ha utilizado la Iglesia española? Pues 15,2 millones han pasado a su fondo de reserva. El resto, 20 millones, ha ido a la televisión Trece (antes llamada 13TV), uno de los brazos mediáticos de la jerarquía católica, convertido en un sumidero de dinero de origen público.