La destitución del ya ex secretario de Organización de Podemos, Sergio Pascual, supone una demostración de fuerza de Pablo Iglesias como líder del partido. Y es que la decisión fue tomada personalmente por el secretario general pese a la resistencia de su número dos, Íñigo Errejón, al que Iglesias sólo informó antes de hacer público el cese de Pascual, tal y como explican fuentes del partido.
La crisis interna que se desató la semana pasada a raíz de la dimisión de diez miembros de la dirección de Podemos en la Comunidad de Madrid sumó su capítulo más grave por ahora este martes, cuando al filo de la medianoche Podemos envió un comunicado en nombre de la Secretaría General en el que anunciaba el relevo de Pascual a causa de su “gestión deficiente", cuyas "consecuencias han dañado gravemente a Podemos en un momento tan delicado como es el proceso de negociaciones para conformar un Gobierno del cambio”.
Fueron las dimisiones en la Comunidad de Madrid las que precipitaron la salida de Pascual de la ejecutiva de Podemos, pero según las fuentes consultadas, la crisis en esa región fue sólo la gota que colmó el vaso de una situación que ya llevaba tiempo deteriorándose por las crisis territoriales que ha sufrido el partido en lugares como el País Vasco, Cantabria, Cataluña o Galicia. Así lo asegura Juan Carlos Monedero, exnúmero tres de la formación, que asegura que "los territorios no estaban contentos" con Pascual, que en los dos años de vida de Podemos se ha encargado de liderar la construcción de su estructura territorial, algo que le ha granjeado numerosas antipatías.
Según afirman otras fuentes de la cúpula del partido, en la dirección estatal no gustó la forma de actuar de Pascual para solucionar la crisis en Madrid. Estas fuentes explican que, "por desconocimiento o por acción", el ex secretario de Organización no evitó la dimisión de diez dirigentes, y además hacen hincapié en que sentaron muy mal las referencias directas que estos dimisionarios dirigieron al secretario general autonómico, Luis Alegre. El exnúmero tres de la comunidad, Emilio Delgado –el primero que renunció a su cargo–, acusó por ejemplo a Alegre de "desaparecer de la vida" de Podemos.
"Pascual debería haber dialogado con ellos y lo que hizo fue dejar que esas diez personas asumieran que podían resolver el problema en los medios", critica este dirigente, que señala que "no tiene sentido" que, más allá de las discrepancias sobre la estrategia a seguir o la forma de organizarse, Delgado publicase una carta muy crítica en su blog o que los otros nueve dimisionarios también renunciaran con un comunicado lleno de reproches. "Un problema político no se puede convertir en personal", zanjan estas fuentes, que sostienen que Pascual demostró falta de "competencia técnica" para resolver esta situación en privado.
Este dirigente sí que admite que la decisión de Iglesias no se tomó de acuerdo con Errejón, a quien el secretario general sólo se la comunicó antes de hacer lo propio con Pascual; otras fuentes coinciden en que el número dos no estaba de acuerdo en la destitución de su mano derecha. No obstante, personas cercanas a Errejón insisten en que no existe un enfrentamiento con Iglesias, aunque sí reconocen diferencias a la hora de articular el discurso público de la formación.
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Y es que todas las fuentes consultadas por este diario aseguran sin fisuras que la crisis interna no tiene que ver con la estrategia política, en la que los principales dirigentes coinciden: Podemos no apoyará un Gobierno del PSOE si es con Ciudadanos o en base al pacto que los socialistas y el partido de Albert Rivera firmaron hace unas semanas. En lo que sí hay divergencias, sostienen tanto el entorno de Errejón como el propio Monedero –alejado de la línea estratégica del número dos–, es en cómo se visualiza esa negativa.
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Errejón, siempre según fuentes cercanas a él, estaría preocupado por la dureza y el tono de los discursos que ha realizado Iglesias contra los socialistas, especialmente aquel en el que aseguró que el expresidente del Gobierno Felipe González tiene las manos manchadas de "cal viva". Y tampoco ha gustado entre algunos dirigentes el tono utilizado en el comunicado que se hizo público en nombre de la Secretaría General para destituir a Pascual, que fue especialmente duro con el ex secretario de Organización, al que se acusó de haber "dañado gravemente" a Podemos.
Un secretario general autonómico con peso dentro del partido coincide con esta interpretación. "El comunicado fue un disparate", sostiene el barón, que no es contrario a la destitución de Pascual pero sí a las formas con las que se anunció. Este líder regional se muestra sorprendido, además, por el hecho de que Iglesias había anunciado previamente la decisión por vía interna de manera mucho más suave y que Pascual había tenido ocasión de hablar con algunos de sus compañeros.
Lo que no está claro es cuándo se elegirá un sustituto para Pascual como secretario de Organización. Pese a que la secretaria de Coordinación entre Áreas, Irene Montero, aseguró este miércoles que la idea es que el Consejo Ciudadano estatal –el máximo órgano entre congresos de Podemos– se reúna a principios de abril y escoja al nuevo responsable, otras fuentes sostienen que no tienen claro que la sustitución se produzca entonces.
La destitución del ya ex secretario de Organización de Podemos, Sergio Pascual, supone una demostración de fuerza de Pablo Iglesias como líder del partido. Y es que la decisión fue tomada personalmente por el secretario general pese a la resistencia de su número dos, Íñigo Errejón, al que Iglesias sólo informó antes de hacer público el cese de Pascual, tal y como explican fuentes del partido.