El incendio en el PP vasco se extiende a la espera de que Quiroga aclare su futuro

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El Partido Popular asiste sorprendido a la última crisis protagonizada por Arantza Quiroga, presidenta de los conservadores vascos. La dirigente, que ha estado desaparecida desde que el pasado miércoles se vio obligada a retirar una moción para una ponencia sobre Libertad y Convivencia en Euskadi en la que se hablaba de "rechazo" a la violencia en lugar de "condena". Lo hizo tras recibir presiones internas del PP y de las asociaciones víctimas del terrorismo. Pese a que en su entorno contaban con ello, tampoco dio señales de vida este martes. Todo, pese a que desde el propio PP vasco se había informado de que había viajado a Madrid para mantener una conversación con María Dolores de Cospedal sobre esta polémica.

Si nada se tuerce, este miércoles romperá su silencio a las 10.30 horas en una rueda de prensa que ha convocado en la sede del PP de San Sebastián. Pondrá, así, fin a seis días de reclusión.

A lo largo de todo el martes, la ausencia de noticias, además de confusión, agitó todavía más a una formación regional en la que las aguas bajan revueltas desde que Quiroga asumió la presidencia del partido en marzo de 2014 imponiendo a su equipo por encima de las direcciones provinciales. "Estamos dando una imagen lamentable. Nos quedan dos meses para las elecciones y en lugar de estar metidos de lleno en la precampaña estamos esperando a que la presidenta nos diga si tenemos que contar con ella o si tenemos que buscarle un recambio", se queja un dirigente conservador en conversación con infoLibre.

Al cierre de esta edición, fuentes de la dirección nacional del PP no pudieron confirmar que la reunión entre Cospedal y Quiroga se hubiese producido. Otras fuentes, sin embargo, aseguraban que ambas habían almorzado juntas. Este diario intentó, además, sin éxito, contactar con el departamento de comunicación de la política vasca en varias ocasiones a lo largo del martes. No hubo respuesta. Tampoco el lunes.

"Tenemos que dar la cara"

A la confusión creada contribuyeron de manera importante dos declaraciones contradictorias sobre el futuro de la presidenta regional del PP de Euskadi. La secretaria general del PP atendió a la prensa desde Bruselas a primera hora del martes. Se encontraba en el Parlamento Europeo para mantener un encuentro con los diputados españoles. Cargos del PP respiraron tranquilos cuando la escucharon decir que seguía viendo a Quiroga como presidenta. Menos entendieron que quitara hierro a sus cinco días desaparecida asegurando que estaba descansando. "Los políticos tenemos una serie de responsabilidades y tenemos que dar la cara. No se pueden justificar determinadas actitudes", señala una diputada. Si alguien en el PP hubiera tenido que apostar tras escuchar a Cospedal, habría apostado sin duda por que se quedaba y por que la crisis podía empezar a darse por resuelta. Al menos, temporalmente, hasta después de las elecciones generales.

Pero las piezas empezaron a dejar de cuadrar cuando, tras una reunión de la cúpula del PP vasco en Vitoria, su secretaria general, Nerea Llanos, aseguró desconocer cuál iba a ser la decisión de su jefa. Pero, en todo caso, subrayó que la situación era "complicada" y, pese a ello, el partido "seguía funcionando". A quienes la escucharon les dio la impresión de que estaba preparando al partido para una nueva etapa. 

A las 17.30 de la tarde, la secretaria general del PP presidió, en ausencia de Rajoy, la reunión del Comité de Dirección del partido. A diferencia de lo que había venido pasando en los últimos meses, no se convocó una rueda de prensa a su término, lo que desató las especulaciones respecto a que la crisis vasca no estaba resuelta.

"Es inexplicable"

Los dirigentes más críticos con la actuación de Quiroga han sido precisamente sus compañeros vascos. "Lo que no es explicable es que no tengamos contacto desde hace seis días. No se pueden poner paños calientes", señaló Borja Sémper, presidente del PP de Gipuzkoa, en una entrevista concedida a esRadio. Además, sostuvo que ésta no había sabido explicar bien su postura respecto a la polémica moción. Fue el ministro de Sanidad y presidente del PP de Álava, Alfonso Alonso, el que hace una semana, censuró de forma tajante la iniciativa que llevaba la firma de Quiroga. Lo hizo en una entrevista concedida a la cadena Cope.

“Quiero recordar la posición del PP nacional, se debe exigir la condena expresa del terrorismo de ETA. Bildu pretende blanquear su pasado y debemos ser la fuerza más exigente en el País Vasco. Nuestra posición es contundente y podemos llevar a la confusión. Espero que en ese debate del Parlamento se clarifique nuestra postura. Nuestra posición está clara. Bildu sigue siendo el defensor de ETA”, subrayó desautorizando a la presidenta del PP vasco.

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El PP de Álava está distanciado de Quiroga desde marzo de 2014, cuando esta rechazó que Iñaki Oyarzábal fuese su número dos en el congreso regional. Fuentes de la dirección provincial aseguran que, no sólo Quiroga no consultó con Génova el texto de la moción, sino que tampoco lo conocían ni ellos ni la dirección de Gipuzkoa.

Con Javier Maroto, exalcalde de Vitoria, instalado gran parte de la semana en Madrid por sus compromisos como vicesecretario sectorial del PP, la apuesta de los conservadores alaveses para sustituir a Quiroga si esta se retira es Javier de Andrés, exdiputado general de Álava.

Las fuentes consultadas subrayan que no sólo la presidenta del PP vasco sale tocada de este trance. Cospedal, su principal valedora, es la segunda gran perjudicada por su gestión de la crisis.

El Partido Popular asiste sorprendido a la última crisis protagonizada por Arantza Quiroga, presidenta de los conservadores vascos. La dirigente, que ha estado desaparecida desde que el pasado miércoles se vio obligada a retirar una moción para una ponencia sobre Libertad y Convivencia en Euskadi en la que se hablaba de "rechazo" a la violencia en lugar de "condena". Lo hizo tras recibir presiones internas del PP y de las asociaciones víctimas del terrorismo. Pese a que en su entorno contaban con ello, tampoco dio señales de vida este martes. Todo, pese a que desde el propio PP vasco se había informado de que había viajado a Madrid para mantener una conversación con María Dolores de Cospedal sobre esta polémica.

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