El Gobierno lleva meses asegurando que la recuperación económica ya ha comenzado. Tanto en España como en el extranjero, los miembros del Ejecutivo y el propio presidente Mariano Rajoy han afirmado que la situación ya ha tocado fondo y que a partir de ahora tan sólo puede mejorar. Pero más allá del debate sobre si la recuperación ha comenzado o no, cabe analizar la situación en la que ha quedado España después de seis años de crisis. Los informes de diversos colectivos destacan que el aumento de la pobreza y la desigualdad tiene un papel protagonista.
Una de las organizaciones que más claramente se expresa en este sentido es Cáritas, que en octubre de 2013 lanzó su octavo informe del Observatorio de la Realidad Social encabezándolo con un elocuente título: Emprobrecimiento y desigualdad social. El aumento de la fractura social en una sociedad vulnerable que se empobrece. El contenido del documento es igual de esclarecedor, ya que en su misma introducción la ONG alerta de que "más allá de la coyuntura de la crisis" se está consolidando "una nueva estructura social donde crece la espiral de la escasez y el espacio de la vulnerabilidad".
En este sentido, Cáritas ofrece datos demoledores y asegura que tres millones de personas –el doble que al inicio de la crisis, según destaca la organización– viven en una situación de "pobreza severa", es decir, con menos de 307 euros mensuales. Y el Estado, tal y como denuncia la ONG, no cubre "necesidades básicas" de estos ciudadanos –la alimentación, los gastos relativos a la vivienda o la ropa y el calzado–; de hecho, según Cáritas, la restricción de las "condiciones de acceso a derechos como la sanidad, la educación los servicios sociales y la dependencia" han agravado "la desprotección social de las personas y familias más vulnerables".
"Aquellas personas cuya situación les impide cubrir por sus propios medios estas necesidades están obligadas a acudir a la familia o a entidades sociales de carácter privado en busca de ayuda", explica Cáritas, que informa de que desde que se inició la crisis el número de personas a las que atiende se ha triplicado hasta alcanzar 1.300.000 y alerta de que existe el riesgo que el apoyo familiar se vea desbordado. "El empeoramiento de la situación económica (debido al paro o al endeudamiento), el agotamiento emocional y la pérdida de la vivienda son los factores más críticos" en este sentido, señala la ONG.
Pero no sólo las personas en paro son incapaces de mantener un mínimo nivel de vida. Según el Informe anual sobre la situación social en España que hizo público hace unos días la Fundación Primero de Mayo, vinculada a CCOO, en España en el año 2012 el 12,3% de las personas que trabajaban vivía por debajo del umbral de la pobreza, lo que supone que nuestro país sea el tercero de la UE en el que más personas sufren esta situación. Y si existe un gran número de ciudadanos que viven por debajo del umbral de la pobreza aún teniendo trabajo, los datos son todavía menos alentadores desde un punto de vista general, ya que la fundación también informa de que un 28,2% de los ciudadanos de nuestro país viven en riesgo de pobreza y exclusión social, lo que en términos absolutos suponen 13 millones de personas.
Hacia un modelo caracterizado por la brecha social
Y el empobrecimiento va a más, ya que Cáritas señala que "nos aproximamos a un modelo social darwinista –anglosajón–, con pocos ganadores y muchos perdedores". ¿Su primera consecuencia? "La configuración de un empleo dual entre unos pruestos de trabajo más o menos estables y bien remunerados y otros puestos de trabajo más frágiles [...], con condiciones laborales y salariales precarizadas". En este sentido, la organización avisa de que los trabajadores precarios "se encontrarán al final de sus carreras con cotizaciones bajas e irregulares al sistema de Seguridad Social que condicionarán la existencia de exiguas pensiones por jubilación".
De igual forma, la ONG señala que como resultado de este paso a un modelo de sociedad "dual y fracturada" se está produciendo "el recorte progresivo de los derechos que nos igualaban como ciudadanos y que cumplían una función social de redistribución de la riqueza", como sanidad, educación y servicios sociales, así como la aparición de un "comportamiento contracíclico de la desigualdad en la renta", unas diferencias que aumentan en etapas de recesión pero que no se reducen en época de bonanza. El problema, según Cáritas, "viene gestándose desde los años ochenta en Europa y Estados Unidos".
En este último extremo abundan otras organizaciones, como la Fundación Alternativas –vinculada al PSOE–, que en suPrimer informe sobre la desigualdad en España, relativo a 2013, afirma que el último análisis de la OCDE "sobre la evolución de la desigualdad en los países desarrollados, publicado en 2011, concluye que la mayoría de los países experimentaron aumentos de la desigualdad durante las décadas previas al inicio de la crisis". No obstante, en el caso concreto de España, la fundación asegura que "contrariamente a otros países europeos, no se experimentó un gran aumento de la desigualdad en los últimos años del siglo XX", manteniéndose estable este parámetro.
Pero esta tendencia se ha invertido al llegar la crisis económica. Según Alternativas, "la ralentización de la actividad económica y el vertiginoso aumento del desempleo dieron lugar al mayor aumento de la desigualdad desde que se dispone de información anual sobre los ingresos de los hogares". La consecuencia, según la fundación, ha sido la ampliación de la brecha entre los hogares más ricos y los más pobres, de los cuales se explica en el informe que han sido "los que han visto más mermados sus recursos".
España, con Gracia, Letonia, Rumanía o Bulgaria
No obstante, explica Alternativas, esto no tendría por qué ser necesariamente así, ya que "la desigualdad puede tanto aumentar como disminuir a causa de una recesión", en base a parámetros como el mercado de trabajo y el nivel de protección social que facilite el Estado. Y España no sale bien parada en este sentido, ya que la organización alerta de que "en el medio plazo, cabe esperar que el alargamiento de la recesión y las políticas de recortes desarrolladas no hagan sino agravar estas tendencias" de aumento de la desigualdad.
La Fundación Primero de Mayo también señala el aumento drástico de la desigualdad en España. Los datos son demoledores: el coeficiente de Gini –la tasa que mide el nivel de desigualdad– aumentó en España entre 2011 y 2012, y no precisamente de forma discreta: el incremento ha supuesto que nuestro país se haya convertido en el segundo más desigual de la UE, tras Letonia. "Entre los países con una mayor desigualdad de rentas puede destacarse países como Grecia, Portugal, España o Letonia. Mientras que entre los que existe una menor desigualdad se encuentran Eslovenia, República Checa, Suecia, Eslovaquia o Países Bajos", ejemplifica el informe.
Ahondando en este mismo concepto, el informe de la fundación también analiza la proporción entre la cantidad de ingresos que tiene el 20% de la población más rica de cada país con respecto a los ingresos del 20% más pobre. Y los resultados tampoco son alentadores para España, ya que mientras en Europa los más ricos cobran de media cinco veces más que los más pobres, en España la cifra aumenta hasta las siete veces, lo que convierte al país en el Estado miembro "donde se produce la mayor desigualdad de ingresos entre ricos y pobres". En la cabeza de este ranking, junto a España, se encuentran países como Grecia, Letonia, Rumanía o Bulgaria.
El riesgo de perder "tres generaciones de bienestar"
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Pero estas dos no son las únicas entidades que pronostican un futuro poco alentador para España. Hace pocos días, Oxfam publicaba un durísimo informe titulado Gobernar para las élites: secuestro democrático y desigualdad económica, en cuyo anexo sobre el caso español se afirmaba que el país "se encuentra en el punto en el que rectifica [en sus políticas económicas] o pierde tres generaciones de bienestar, derechos sociales y democracia, para convertirse en una sociedad dual de ricos y pobres". Por lo pronto, según denuncia la ONG, España ya es el segundo país más desigual de Europa, tan sólo por detrás de Letonia.
Oxfam ya publicó el pasado septiembre otro informe bajo el título El verdadero coste de la austeridad y la desigualdad, en el que alertaba de que, si en el año 2012 el porcentaje de ciudadanos que vivía en riesgo de pobreza o exclusión social en España era del 25%, de continuar con las políticas económicas de austeridad el 42% de la población –20 millones de personas– estaría en esta situación en el año 2025. "España no está rectificando los abusos de su sistema financiero [que ha tenido desde el inicio de la crisis casi 59.000 millones de euros de beneficios] ni haciendo que rindan cuentas quienes acabaron con los ahorros y planes de vida de miles de familias", concluía este informe.
De igual forma, la ONG alertaba de que "en el nuevo equilibro de poder, la participación de los ciudadanos en las políticas públicas se está restringiendo de forma acelerada y el poder del Gobierno se está cediendo a los mercados [...]. A medida que se despliegan las medidas de austeridad, España tiene cada vez más probabilidades de volverse un país más pobre y desigual, con menos derechos sociales y con una democracia más débil. Este panorama se hará realidad si los argumentos financieros continúan poniéndose por delante de los sociales y políticos".
El Gobierno lleva meses asegurando que la recuperación económica ya ha comenzado. Tanto en España como en el extranjero, los miembros del Ejecutivo y el propio presidente Mariano Rajoy han afirmado que la situación ya ha tocado fondo y que a partir de ahora tan sólo puede mejorar. Pero más allá del debate sobre si la recuperación ha comenzado o no, cabe analizar la situación en la que ha quedado España después de seis años de crisis. Los informes de diversos colectivos destacan que el aumento de la pobreza y la desigualdad tiene un papel protagonista.