Las elecciones europeas han adquirido especial protagonismo en este ciclo político y pueden ser una de las elecciones clave de este 2024. El Partido Popular las está planteando como un primer plebiscito contra Pedro Sánchez para calibrar el coste de la ley de amnistía entre el electorado socialista; el PSOE busca mantenerse como el partido fuerte dentro de la socialdemocracia europea y buscará capitalizar los éxitos de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea; Vox quiere aprovechar el auge de la extrema derecha en Europa para ganar poder dentro de las instituciones y tratar de ganar terreno tras su resultado del pasado 23J; mientras que Podemos y Sumar vivirán su propia competición interna, al igual que Esquerra Republicana y Junts o EH Bildu y el PNV.
Además, algunas nuevas formaciones, como Izquierda Española, y otras no tan nuevas como Ciudadanos buscan tener un trampolín en forma de escaño para impulsar sus proyectos de cara a las generales. Las europeas son, a su juicio, la oportunidad perfecta porque es un sistema de circunscripción única y sin barrera electoral, y, a priori, es más sencillo conseguir un acta. A esto se le suma que España reparte más eurodiputados que hace cinco años —de 54 a 61— tras la salida de Reino Unido y, una vez elegidos, se reparten por las diferentes familias políticas, en función de su ideología y no de su nacionalidad.
Podemos también quiere aprovechar esta circunstancia a su favor. Uno de los motivos para coaligarse con Sumar el pasado 23J radicaba, precisamente, en las dificultades de presentar una candidatura por separado a nivel nacional, por el reparto de escaños provincial en base al sistema D'hont. Al ser circunscripción única, los morados quieren que la candidatura de la exministra Irene Montero para las europeas sirva para medir sus fuerzas con Sumar. Los morados creen que la coalición liderada por Yolanda Díaz les ha dado por muertos antes de tiempo y ha minusvalorado su fuerza. Su supervivencia nacional dependerá, en gran medida, de su resultado en Bruselas.
Una circunscripción estatal que puede impulsar (o acabar de rematar) a Podemos
"Se ha establecido una especie de mito sobre que los partidos nuevos tienen más posibilidades en las elecciones europeas. Esto es cierto, pero solo si hacen una campaña de publicidad lo suficientemente grande, debido a que la circunscripción electoral es nacional", señala Ernesto Pascual, doctor Internacional en Ciencia Política, Políticas Públicas y Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona y profesor en la UAB, la Universidad Oberta de Cataluña y la UNED. "Con este sistema, no se pierden votos como sí ocurre en otros comicios", ahonda. Sin embargo, considera que todavía es pronto para saber las opciones que tendrán candidaturas como Izquierda Española.
Es la misma idea que traslada el politólogo y analista Eduardo Bayón. "Es un sistema proporcional puro. No tienes el problema de que hay varios distritos y se pierde el voto porque en algunos de ellos no obtengas representación. Todo el voto se capitaliza", resume. "Podemos, por ejemplo, lo ha convertido en un asunto de supervivencia, en un momento en el que Sumar puede aparecer menos atractivo porque no son unas elecciones generales, e influirá además el hecho de quedarse o no fuera del Parlamento gallego", añade.
"En el caso de Podemos, se trata de unas elecciones decisivas. Van a testar si pueden seguir adelante o si, por el contrario, tienen que disolver el partido. Presentarse a unas elecciones tiene costes económicos, al igual que irse del grupo parlamentario de Sumar. Pueden acabar no teniendo dinero si no consiguen ese acta. Es un riesgo que ellos han asumido y que resolverá la duda de si son o no viables", señala Pascual.
¿Con cuántos votos se consigue un escaño? Dependerá de la participación
Los expertos, además, introducen otra variable: la participación. Bayón estima que el porcentaje no será tan alto como el de 2019, cuando los comicios coincidieron con los autonómicos y municipales y se fija en el dato de 2014, que se situó en torno al 45% "por lo que aproximadamente con 300.000 votos puedes conseguir un acta". "Cuanta más participación haya, más votos necesitas para conseguir un escaño", completa Pascual. "A pesar de que la participación en las europeas es digna, no llevan la carga política de unas generales o unas autonómicas, aunque todo es cuestión de relato", zanja.
Coincide Gabriela Ortega, doctora en Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid y directora del Centro Internacional de Gobierno y Marketing Político de la Universidad Camilo José Cela. "En las elecciones del 2019, el último escaño se eligió con 367.981 votos. Ahora que se reparten más escaños ese umbral bajará y, si tomamos como referencia el resultado de 2019, se situará en torno a 320 mil votos", analiza la experta. "Si la participación se mantiene en el 64% de 2019, los partidos necesitan aproximadamente 350.000 votos en toda España para obtener 1 escaño (más o menos 1,5% de los votantes en 2019)".
Ortega recuerda que Junts Per Cataluña obtuvo más de un millón de votos en 2019 —únicamente en Cataluña— y solo consiguió dos escaños. "Un millón de votos, con esa baja participación, representa al 5% del total, mientras que en las generales supone un 3%". Sin embargo, subraya que obtener o no un escaño no depende tanto del umbral porcentual sino de si la candidatura "llega a a tener más votos que el último escaño repartido".
Los grandes perjudicados: los partidos nacionalistas y la izquierda
Los tres expertos coinciden en que a quien más perjudica esta circunscripción única es a las formaciones nacionalistas. "Como tienen concentrado el voto en unos territorios determinados, se ven abocados a cerrar alianzas con otros partidos para conseguir más representación. Por eso Bildu y Esquerra van juntos", señala Pascual. "Estas formaciones no tienen estructura orgánica en el resto del territorio. Es decir, el PNV en unas elecciones europeas donde la misma papeleta es para todo el Estado no puede hacer campaña en Cataluña o en Andalucía porque no tiene implantación territorial ni tiene estructura orgánica".
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Tampoco lo tendrá fácil la izquierda, según señalan los expertos, aunque todo dependerá de lo que suceda en los meses previos. "Ya se sabrá en qué estado queda la ley de amnistía y cuáles son sus consecuencias. También habrán pasado las elecciones gallegas y habrá que ver si el PP, con Alfonso Rueda, revalida la mayoría absoluta o no. Y también veremos qué ocurre en las elecciones vascas, si gana el PNV o Bildu. Ambas serán armas arrojadizas para lanzarse en cara los pactos, la gestión... como fueron las municipales en las generales de 2023", señala Ortega, que vaticina que los partidos obviarán el contexto europeo y nacionalizarán su discurso.
Pascual señala que el fraccionamiento de las izquierdas en varias candidaturas —Izquierda Unida Madrid plantea que la la formación se presente a estos comicios con sus siglas y no descarta que IU se presente por separado si Sumar "orienta" la candidatura hacia Los Verdes europeos—perjudica a las propias izquierdas. "En este caso perjudicará más a los pequeños partidos. Estamos hablando de Sumar, de Podemos... al PSOE en sí mismo, en su votación electoral, dudo que pierda escaños hacia un lado o el otro. Es un bloque compacto en este aspecto. Y en cuanto a Izquierda Española, es el único que sí podría arrancarle voto, pero dependerá de la credibilidad y de la campaña publicitaria que hagan, como decía al principio", zanja.
Por último, Bayón opina que las candidaturas de izquierdas están "en una competición entre ellos por ver quién sobrevive", aunque señala que el hecho de ir por separado puede movilizar a más votantes que si fueran conjuntamente. Respecto a Izquierda Española, considera que no tienen "prácticamente ninguna opción" de entrar. "Me parece que su papel será anecdótico, carece de un liderazgo carismático, de organización partidista y de implantación territorial. No tiene ninguna de las tres patas que pueden ser determinantes en este tipo de elecciones". Asimismo, considera que el tratamiento mediático que se les está dando por parte de la derecha es contraproducente para la candidatura: "Ese público nunca te va a votar".
Las elecciones europeas han adquirido especial protagonismo en este ciclo político y pueden ser una de las elecciones clave de este 2024. El Partido Popular las está planteando como un primer plebiscito contra Pedro Sánchez para calibrar el coste de la ley de amnistía entre el electorado socialista; el PSOE busca mantenerse como el partido fuerte dentro de la socialdemocracia europea y buscará capitalizar los éxitos de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea; Vox quiere aprovechar el auge de la extrema derecha en Europa para ganar poder dentro de las instituciones y tratar de ganar terreno tras su resultado del pasado 23J; mientras que Podemos y Sumar vivirán su propia competición interna, al igual que Esquerra Republicana y Junts o EH Bildu y el PNV.