Hace solo seis meses, Vox salió de las urnas con el 10,26% de los votos y 24 escaños. El resultado no fue del todo malo para una extrema derecha que acababa de estrenarse en las instituciones. Sin embargo, la polarizada campaña que llevó a cabo el partido liderado por Santiago Abascal no terminó cristalizando en un resultado como el que le pronosticaban las encuestas de última hora. Por ello, la formación ultra empezó a trabajar en la estrategia de ensanchar su base social de cara a las elecciones municipales y autonómicas fijadas para mayo. Con la semilla de Vox ya plantada en los feudos tradicionales del PP, el objetivo de la extrema derecha pasaba ahora por intentar atraerse el voto obrero. Así, cuando solo quedaban diez días para la cita con las urnas, los de Abascal comenzaron a lanzar sus mensajes por algunas de las principales ciudades del conocido como cinturón rojo del sur de Madrid. Estuvieron en Móstoles, Alcorcón y Leganés, el municipio que habían utilizado a comienzos de abril para presentar a sus candidatos al Congreso de los Diputados y Senado.
La repetición electoral ha colocado ahora a la formación ultraderechista como tercera fuerza en la Cámara Baja con el 15,09% de las papeletas y 52 asientos en el hemiciclo, ampliando su respaldo en las urnas respecto al 28A en casi un millón de papeletas. La mejora de resultados se produjo tras una campaña muy similar a la de las anteriores generales. La criminalización de los migrantes, la “ideología de género”, el “fracasado” Estado de las Autonomías o la crisis en Cataluña articularon la práctica totalidad del discurso ultra. Pero Vox también aprovechó para tratar de seducir al votante de izquierdas desencantado. “Tendemos la mano a la gente que con buena fe votó a los socialistas y hoy se sienten abandonados”, señaló el propio Abascal durante el mitin de apertura de campaña en L’Hospitalet de Llobregat, donde añadió: “Os dijeron que defenderían a los más necesitados, que estarían con la clase obrera: os mintieron”. Este domingo, tras conocerse los resultados de los comicios, insistieron en que son la “alternativa patriótica y social”.
Algunos sociólogos han asegurado en las últimas horas que la extrema derecha consiguió arañar en los comicios algunas papeletas al PSOE. Desde Vox llegaron a cifrar ese bocado en 300.000 votos. En Madrid, la extrema derecha experimentó un impulso importante en las principales ciudades del cinturón rojo del sur. En Fuenlabrada y Parla fueron el segundo partido más votado –por detrás del PSOE–, mientras que en Móstoles y Alcorcón ocuparon la tercera plaza y en Leganés y Getafe quedaron relegados a la cuarta posición. Un incremento de apoyos que, por el análisis de los datos, parece corresponderse con un realineamiento dentro del bloque de derechas. La caída de Ciudadanos en todos esos municipios cubre de sobra la subida del PP y Vox. Lo mismo pasa con Más País, que parece recoger el voto perdido por Podemos respecto al 28A. Además, el bloque de izquierdas sigue aumentando en dichas ciudades la distancia que le separa del trío de Colón.
Redistribución del voto de derechas
Tanto el PP como la ultraderecha aumentaron este domingo su fuerza en Móstoles. La formación liderada por Pablo Casado se situó en el 20,49% de las papeletas gracias a un repunte de 4.476 votos respecto a los comicios de abril, mientras que Vox se situó en el 18,7% de los sufragios y 5.576 votos más que en los pasados comicios. Ciudadanos, por su parte, perdió en las urnas de esta localidad la friolera de 15.008 apoyos, un descalabro mayor que la suma del ascenso de los conservadores y la formación de Abascal. También retrocedió Podemos en 5.012 sufragios, un respaldo que pudo haberse movido hacia Más País –5.787 votos, el 5,2%–. El PSOE, señalado en el municipio por los numerosos casos de nepotismo que han salpicado a su alcaldesa, se dejó en la localidad 3.271 papeletas. Sin embargo, a pesar del retroceso de socialistas y morados, las tres principales fuerzas de izquierdas incrementaron este 10N su diferencia respecto a las derechas: sacaron 2.452 apoyos más que el trío de Colón, que el 28A se había situado 8 sufragios por encima de Podemos y PSOE juntos.
La misma tendencia se observa en Fuenlabrada, Leganés y Getafe. En estos tres municipios del sur de Madrid, el bloque progresista también aumentó su ventaja. En Fuenlabrada, donde PSOE, Podemos y Más País sacaron 10.064 votos a las derechas –en abril se situaban 8.265 por encima–, los 9.902 apoyos más que sacaron PP y Vox respecto al 28A podrían proceder mayoritariamente del hundimiento de los naranjas, que perdieron algo más de 14.000 papeletas en solo seis meses.
En Leganés, donde la brecha a favor de la izquierda pasó de 12.203 a 14.914 sufragios, la formación liderada por Albert Rivera retrocedió en 12.710 apoyos y los de Abascal y Casado sumaron 8.527 papeletas más que en las anteriores generales.
Y en Getafe, donde las izquierdas sacaron una ventaja a la derecha de 11.448 sufragios –en abril era de algo menos de 9.000–, el incremento de 4.615 y 3.779 respaldos de Vox y PP, respectivamente, también podría explicarse por el descalabro de Ciudadanos, que perdió 12.208 electores y se quedó en un reducido 8,35%.
Como en el caso de Móstoles, en estos tres municipios los desplomes de Podemos también fueron compensados con los votos que arañó Más País en las urnas. Lo mismo sucedió en Alcorcón, donde los morados se dejaron 3.873 papeletas y los de Íñigo Errejón sedujeron a 4.762 votantes. No así en Parla, donde se perdieron medio centenar de apoyos –Podemos retrocedió en 2.743 y Más País rascó 2.687–. Ambas ciudades sí coincidieron, no obstante, en la redistribución de sufragios dentro del bloque de derechas. En la primera, donde las tres fuerzas de izquierdas sacaron 2.073 papeletas más que el trío de Colón –en abril se impuso la derecha en número de votos–, Vox y PP aumentaron sus apoyos en 8.056 sufragios y los de Rivera retrocedieron en 12.175. Y en Parla, las 7.128 papeletas menos de Ciudadanos pueden explicar la subida de 4.854 apoyos de los conservadores y la ultraderecha.
¿Y del 26J al 28A?
Pero, ¿y esos votantes de izquierdas no pudieron ser pescados por el partido de extrema derecha en la cita con las urnas del pasado mes de abril? El análisis de los datos tampoco parece reflejar, más allá de movimientos muy puntuales, un trasvase de votos destacable en este sentido entre el 26J y el 28A. En la cita con las urnas de hace seis meses, la tónica general en estos seis municipios madrileños fue de un desplome importante del PP y un crecimiento de los partidos liderados por Abascal y Rivera en comparación con 2016. En Móstoles, los conservadores retrocedieron en 17.953 papeletas y Ciudadanos y Vox crecieron en 20.559. En Fuenlabrada, los de Pablo Casado se dejaron 14.960, mientras que liberales y extrema derecha sumaron 18.743. En el caso de Leganés, la caída del PP fue de 14.676 sufragios y la subida de las otras dos formaciones fue de 16.295. Mientras que en Getafe, Alcorcón y Parla los conservadores se desplomaron en 13.910, 15.356 y 7.793 apoyos, respectivamente, mientras que Ciudadanos y Vox crecieron en 16.516, 16.040 y 10.143.
A diferencia de lo sucedido este domingo, en el caso del 28A el hundimiento del PP no cubrió por completo la subida de Cs y de la ultraderecha. ¿De dónde salieron, por tanto, esos votos extra? De los socialistas es complicado, pues crecieron respecto al 26J en los seis municipios. No le ocurrió lo mismo a Podemos, que perdió respaldos en todas estas localidades. A pesar de ello, parece difícil que se produjera un movimiento importante de izquierda a derecha. Principalmente porque en todos estos lugares el bloque progresista aumentó su fuerza frente al trío de Colóntrío de Colón. Si el 26J la derecha ganó a la izquierda en Móstoles por 4.280 papeletas, el 28A sólo se impuso por 8 sufragios. Lo mismo sucedió en Alcorcón, donde de ganar por 7.694 apoyos pasó a imponerse por 1.193. En Fuenlabrada, Leganés, Getafe y Parla fue el bloque progresista el que se impuso, aumentando también su ventaja frente al trío de Colón de forma importante.
¿Cómo se explica, entonces, que liberales y extrema derecha crecieran algo más de lo que se desplomó el PP? La clave podría estar en la participación, que se incrementó en más de cinco puntos en las principales ciudades del cinturón rojo del sur de Madridcinturón rojo. En Móstoles, por ejemplo, acudieron a los colegios electorales 10.595 personas más que en la cita con las urnas de 2016, lo que se reflejó en un crecimiento de afluencia de algo más de seis puntos. Una participación que se disparó en siete puntos y medio en Fuenlabrada –votaron 12.037 personas más– y que fue un 6,27% superior en Leganés, donde ejercieron su derecho al voto 10.036 personas más. En Getafe, Alcorcón y Parla se elevó en un 5,23%, 5,68% y 6,84%, lo que se tradujo en 10.000, 8.886 y 6.409 electores más en los centros de votación.
Hace solo seis meses, Vox salió de las urnas con el 10,26% de los votos y 24 escaños. El resultado no fue del todo malo para una extrema derecha que acababa de estrenarse en las instituciones. Sin embargo, la polarizada campaña que llevó a cabo el partido liderado por Santiago Abascal no terminó cristalizando en un resultado como el que le pronosticaban las encuestas de última hora. Por ello, la formación ultra empezó a trabajar en la estrategia de ensanchar su base social de cara a las elecciones municipales y autonómicas fijadas para mayo. Con la semilla de Vox ya plantada en los feudos tradicionales del PP, el objetivo de la extrema derecha pasaba ahora por intentar atraerse el voto obrero. Así, cuando solo quedaban diez días para la cita con las urnas, los de Abascal comenzaron a lanzar sus mensajes por algunas de las principales ciudades del conocido como cinturón rojo del sur de Madrid. Estuvieron en Móstoles, Alcorcón y Leganés, el municipio que habían utilizado a comienzos de abril para presentar a sus candidatos al Congreso de los Diputados y Senado.