El final de ETA
Jesús Eguiguren: “Todos los gobiernos se salen a veces de la ley”
Jesús Eguiguren (Aizarna, Gipuzkoa, 1954), aquel chico de caserío estudiante de Derecho y militante de izquierdas, llegó a ser presidente de los socialistas vascos en los tiempos en que ETA cometía un asesinato cada tres días. Acudió a todos los funerales, consoló a las víctimas y enterró a los muertos: muchos eran amigos. Creyó que no era suficiente y un día rescató del cofre de los tesoros el factor humano –“la única forma de librarse de esa red que en política te condiciona completamente”–, dejó de lado los prejuicios y, en secreto, empezó a reunirse con Arnaldo Otegi. Los encuentros se prolongaron durante años y fueron el germen que le permitiría tiempo después ser el enviado del Gobierno español para negociar con ETA y buscar una salida al terrorismo.
A Eguiguren le siguen reconociendo por las calles y pueblos de Gipuzkoa. Y si va a un acto de su partido es a él a quien suelen dirigirse los periodistas. Pero ya no ostenta cargo alguno y tampoco tiene encomendadas tareas. Al contrario que a muchos de sus correligionarios, no le han obsequiado con una silla bien remunerada en un consejo de administración. Solo un despacho con vistas al río Urumea le recuerda que sigue siendo militante del PSE. Cuando le pregunto qué tal está, responde: “Como se dice en Gipuzkoa, a eso habrá que decir bien”.
Durante años, agradeció la bondad de los desconocidos y sufrió el desprecio de la oficialidad de su partido. Que le llamaran criminal en algunas tertulias acabó por no dejarle cicatrices, pero que hubiera compañeros que le tildaran de loco aún no lo ha superado. “Eso sí que me hundió”. Aún se pelea con las pesadillas y los muertos que se empeñan en volver. Demasiados años de lágrimas.
Renquea, pero apuesta por el futuro y anda indignado porque Pablo Iglesias acusó a Felipe González de tener las manos manchadas de cal viva, en relación con los crímenes de Lasa y Zabala. “Ahí se descubrió lo que era Podemos y cuál era su objetivo: ir contra el PSOE. Fue un antes y un después”, dice. Aplaude la labor del candidato Pedro Sánchez y culpa a Podemos de la falta de acuerdo. “Podemos es el responsable de que no haya acuerdos, lo que no tiene sentido es facilitar un Gobierno del PP antes que uno del PSOE”, sostiene.
Hace unos días se cumplió el octavo aniversario del asesinato de Isaías Carrasco, compañero de partido y amigo. ¿Cómo revivió esta fecha?
Recuerdo que estaba esperando un atentado de un momento a otro. Lo que no esperaba es que me lo fuera a comunicar mi mujer con el cadáver delante porque ella estaba a cien metros del atentado. En parte estás preparado, pero en parte te supera. Pasé ocho años en los que me iba a la cama pensando en algún asesinado y despertándome con otra persona asesinada. Intento verlo como algo del pasado y me preocupa el futuro. Una celebración de estas, aunque parezca un momento triste, que lo es, sirve de reencuentro de compañeros.
¿Cómo está la familia, sus hijos? Usted siempre ha reclamado más atención para los hijos y familiares de asesinados.
Yo considero víctimas a más gente de la asesinada y sus familias. Por ejemplo, los hijos cuyos padres estaban amenazados de muerte, o a quienes en el colegio les decían: “Vamos a matar a tu padre porque es del GAL”. Tensiones en casa, todo eso es un drama inmenso que nadie se ha molestado en mirar. Hay mucho fracaso escolar, mucha conflictividad en niños que han pasado por ese trauma. Yo creo que España podría haber hecho algo por esa gente que no es víctima porque no han muerto pero que lo es por haber estado perseguida.
Durante el homenaje, la secretaria general de los socialistas vascos, Idoia Mendia, aprovechó para decir que Arnaldo Otegi, quien había salido de la cárcel unos días antes, quiere blanquear su biografía y hacer como si nada hubiera ocurrido. ¿Lo comparte?
Lo dijo en ese contexto y no quiero contradecir. Pero el pasado es pasado y en todos los estudios y trabajos de resolución de conflictos se sostiene que tiene que haber un 50% de memoria y un 50% de olvido. Por eso, no nos podemos dedicar a echar en cara a los demás lo que hicieron en el pasado porque no contribuye a nada, solo a encrespar la situación y dificultar el entendimiento.
Yo creo que Otegi jugó un papel importante en el proceso de paz. Es evidente que hay otros muchos que contribuyeron a que ETA dejara de matar: todos los que hemos resistido desde el principio del terrorismo hasta el final algo hemos aportado. Pero tampoco hay que restar méritos a los que lo hicieron en un mundo que estaba cansado de la violencia pero no se atrevía a dar el paso de enfrentarse a ETA. Otegi fue la pieza necesaria para movilizar y lograr ese objetivo.
Tras su salida de prisión, algunos parecen interesados en desenterrar el pasado terrorista de Otegi o en llamarle terrorista. El propio lehendakari lo ha hecho.
Arnaldo Otegi una vez que sale de la cárcel se convierte en un rival político y no van a tener misericordia con él. Posiblemente le van a recordar su pasado ahora más que antes. En este país hay muchísima gente que ha pertenecido a ETA o ha estado en su entorno y ahora colabora con el PNV, con el PSOE o con cualquier partido. Otros han decidido seguir en la izquierda abertzale. Yo tengo mi teoría y es que cuanto más normalizada esté la izquierda abertzale, cuanto antes se disuelva ETA, cuanto antes hagan las formalidades de las armas y cuanto antes se resuelva el tema de los presos, mejor.
El factor humano parece no existir en política. Sin embargo, su primer encuentro con Otegi fue el de dos personas que solo se representaban a sí mismas. Creo que usted le dijo: “Vosotros vais a la cárcel y a nosotros nos matáis. ¿Vamos a dejar esto así para las próximas generaciones?”. Y así empezó todo. ¿Cómo lo recuerda?
Es que en política, sobre todo si sigues las consignas del partido, y crees que tú eres bueno y todos los demás son malos, que tú tienes la posesión del bien y los demás, del mal, llega un momento en el que la única forma de librarse de esa red que te condiciona completamente es el factor humano. El factor humano es imprescindible en política. Que... El de la coleta, no me acuerdo cómo se llama...
Pablo Iglesias, como el fundador del PSOE.
Bueno, pues que Iglesias manifieste ese rencor hacia el PSOE entra dentro del factor humano. Y está condicionando totalmente la posibilidad de colaboración con él. El factor humano es importantísimo. Yo, en las primeras reuniones con Otegi, no fui a decirle “sois unos cabrones, nos estáis matando”… sino que le dije “mira, tenemos tantos años, toda la vida nos hemos dedicado a esto, qué sentido tiene todo esto y que se lo dejemos a las futuras generaciones”, porque los dos teníamos familia. Y así empezó la cosa. Pero también cuando estuve negociando con ETA introduje el factor humano y eso nos sirvió para poder avanzar.
Le han acusado de traicionar a las víctimas. Asesinaban a sus amigos. Asistía a todos los funerales. Y se sentaba a negociar. Le ha supuesto un gran coste político y personal. ¿Se ha hecho justicia con usted?
Había dos tipos de críticas. Pero en cualquiera de ellas me trataban como si fuera un recién llegado y seré de los pocos políticos vascos que no ha tenido tentaciones nacionalistas ni he pasado por seminarios. Desde estudiante ya militaba en partidos de izquierda españoles. Me acuerdo de que siendo un chaval, con 20 años, estábamos estudiando Derecho, tuve que ir a reconocer a la primera víctima socialista de ETA, que nadie se acuerda de él y era Germán González, de Zumaia. Y, muchos años después, tuve que ir a enterrar al último. Toda mi vida ha estado condicionada por el terrorismo porque me he dedicado básicamente al partido en Gipuzkoa, donde han matado a 18 militantes socialistas. Prácticamente cada fin de semana te avisaban de que habían matado a uno. En Álava y Bizkaia, ha habido un asesinado por provincia. Y esto durante toda una vida. Empecé a los 20 y llegué hasta los 60. Entonces, que gente que no conocía ni el país, ni el terrorismo, ni sabía nada, se dedicara a insultarme y a humillarme...
Era el presidente del PSOE vasco y no le importó no seguir las instrucciones de la dirección de su partido en Madrid. ¿Eso tuvo un coste?
Tuve diferencias con los míos. Y eso sí me afectó más personalmente. Estaba convencido de que hacía lo que tenía que hacer, que el terrorismo se iba a acabar. Pero que gente con la que había estado toda la vida considerara que había enloquecido y que veía y decía cosas que no tienen sentido es duro. Luego, el tiempo ha demostrado que tenía razón. Pero, sí, ese tramo fue muy duro. Me hundí bastante y, aunque parezca mentira, el miedo que no sentí antes, cuando se acabó el terrorismo, fue como si todo lo que había pasado y vivido me volviera de golpe. Me debilité psíquica y físicamente. Empecé a recordar a los muertos y de alguna forma tuve que hacer mi propio duelo. Aunque eso siempre te deja alguna marca, supongo.
¿Le han dado las gracias alguna vez José Luis Zapatero, Felipe González, Pedro Sánchez… algún dirigente?
Cuando eres un político, pretender el reconocimiento de los partidos es ingenuo, nadie quiere hablar bien de uno que no es de su partido o darle méritos, ni siendo del propio partido tampoco. Así que es normal lo que ha pasado… Bueno, es totalmente anormal que España, que decía que el problema número uno era el terrorismo, no se haya dado por enterada. Ni haya habido una resolución en el Congreso, ni un reconocimiento en el País Vasco a quienes han resistido el terrorismo, ni haya habido un mínimo gesto. Que no se hayan preocupado, por ejemplo, de si existen otras víctimas que no sean las que salen en la televisión, pues son cosas de España. Que es como es y como lo estamos viviendo en otras muchas cosas.
¿Se lo ha reconocido la calle, el pueblo?
Sí. Lo que sí he tenido es un reconocimiento en la calle. Han pasado años y todavía me paran y se hacen fotos conmigo y lo paso fatal. Y, cuando más me criticaban, la gente se acercaba a mí para animarme y, sobre todo las señoras, me decían que rezaban por mí. Determinados canales de televisión me trataban como a un criminal pero en la calle se sabía lo que estaba haciendo. Aunque parezca mentira, también me lo ha agradecido mucho la izquierda abertzale. Ellos también querían salir del agujero en donde estaban metidos e interpretan que Arnaldo y yo cortamos el nudo gordiano y ellos pueden ir tranquilamente por la calle sin que nadie les grite asesinos. Ellos son los que más se han liberado con el final del terrorismo. Y, en el partido, entre los afiliados tengo también ese reconocimiento. De personas concretas, que decías… Mi líder es Felipe González y me dio las gracias públicamente en un mitin en San Sebastián.
¿Vive ya Euskadi en paz? Porque algunos dicen que no, hasta que ETA no entregue las armas, y otros hasta que no salgan todos los presos.
Sí. No es una sociedad perfecta, siempre hay problemas, pero desde el mismo día que ETA anunció el cese de la lucha armada hay paz. Lo que ocurre es que hay mucha gente dedicada a vivir un poco de lo que llaman proceso de paz. Organismos en el Gobierno, algunos representantes internacionales que quieren colaborar en la paz cuando ya existe desde hace tiempo. Hay un negocio montado en torno a que todavía no tenemos la paz. Cuando lo que queda son determinadas consecuencias del conflicto. Algunas, irremediables, como las víctimas y sus familiares que nunca se recuperan del todo y si tienen mucha confianza te cuentan hasta lo que les receta el psiquiatra. Y queda el problema de los presos, claro.
La convivencia va por buen camino.
Aquí se habla de reconciliación pero se debería hablar de convivencia. Y, como esta es una sociedad muy pequeña y con poca gente, desde el momento que acaban los tiros, de un día para otro se produce la convivencia.
¿Y los presos?
El Gobierno podría haber hecho algo. Pero es que el Gobierno del PP nunca ha reconocido que se ha terminado ETA.
¿No le conviene reconocerlo, quizá?
Había un enemigo claro en España, que era ETA. Y al dejar de serlo, ha cambiado el juego. Al Gobierno y al PP les interesa seguir diciendo que hay terrorismo, pero no lo hay. Y al no reconocerlo tampoco han hecho nada con los presos. La dispersión de los presos la hizo el PSOE con ayuda del PNV para ver si se facilitaba la reinserción. Pero ahora que no actúa ETA no tiene ningún sentido ese alejamiento. Más bien impide que debatan entre ellos y solucionen sus problemas. Y, además, obliga a sus familiares a recorrer miles de kilómetros. La responsabilidad está compartida, no sé en qué porcentaje, por el Gobierno, que no ha movido un dedo, y por la propia ETA, que podría haber animado a los presos a acogerse a las medidas penitenciarias.
Cuando se rompieron las negociaciones, Thierry, el jefe de ETA, le advirtió de que se comprase seis corbatas negras. Usted le respondió: “Si rompes la tregua te vas a pasar el resto de tu vida en la cárcel”. Murió en prisión, pero antes ordenó poner las bombas en la T-4 de Madrid. ¿Qué le sugiere cuando escucha a un sector de Sortu pedir la amnistía?
La amnistía no se puede dar. Si fuera un tema estrictamente jurídico se podría llegar a algo parecido a la amnistía, a los indultos colectivos, pero tampoco los va a haber. La salida es agruparlos y que se acojan a los beneficios penitenciarios. La ley se aplicará teniendo en cuenta la realidad social, y la de ahora es muy distinta. La organización ha renunciado a la lucha armada y, con alguna declaración, como en su día hicieron los poli milis, se podría ir solucionando. Pero quedarán casos de atentados recientes que tendrán que cumplir la pena.
¿Cómo ve el proceso de negociaciones para formar Gobierno en España? ¿Entiende como socialista que Pedro Sánchez elija a Ciudadanos y no a Podemos e Izquierda Unida?
Pedro Sánchez lo ha hecho genial. La gente se ha puesto a pensar que aunque hagas un pacto con Podemos no se llega. Con Ciudadanos no es suficiente, pero tampoco con Podemos. Lo que pasa es que con Ciudadanos se ha podido pactar pero con Podemos no se ha podido porque hasta ahora no ha demostrado que tenga voluntad de hacerlo. Creo que su estrategia es ir a unas nuevas elecciones esperando mejores resultados. Otra cuestión es que la dinámica parece que va en sentido contrario: las urnas favorecerían a los que han pactado y castigaría a los que no lo han hecho.
¿No le parece que Ciudadanos es una especie de PP maquillado?
No, no me lo parece. Ser de derechas es tan digno como ser de izquierdas. No es que unos sean el bien y otros el mal. Lo que pasa es que en España el PP tiene todos los males históricos de la derecha española. No es una derecha moderna pero Ciudadanos parece que pretende serlo. Y eso le permite pactar con la izquierda. Rajoy y los otros dirigentes te echan para atrás, pero los de Ciudadanos no. Y, además, aportan un programa que es muy avanzado, muy de cambio en España. Y eso nos parece bien. Yo lo apoyo, y también al propio Sánchez. Y en parte será porque en el País Vasco estamos acostumbrados a pactar con la derecha.
¿Qué composición de Gobierno le gustaría?
Para evitar nuevas elecciones, la única salida que veo yo es un Gobierno PSOE y Ciudadanos y la abstención de alguno de los dos bloques: el del PP o Podemos. No hay otra forma. Y una vez que salga el Gobierno habrá que firmar un pacto de legislatura para poder gobernar. Si llevamos al país a unas nuevas elecciones es muy probable que tampoco haya mayorías para gobernar si no se pacta.
¿Se puede responsabilizar a alguien de la falta de acuerdos?
Podemos es el responsable de que no haya acuerdos porque yo entiendo que no le haya gustado que pactemos con Ciudadanos pero desde el punto de vista de la izquierda lo que no tiene sentido, salvo las izquierdas antiguas que hacían cosas raras, es facilitar el Gobierno del PP antes que a un candidato socialista. Sabiendo que tarde o temprano alguien tendrá que hacerlo.
Antes ha dicho que Pablo Iglesias tiene rencor al PSOE.
Por personificar en alguien, pero están demostrándolo en su trato. Es como si el PSOE fuera la personificación del mal cuando es el que ha modernizado este país. Hay una parte de Podemos que es antisocialista y esa no nos va a votar hagamos lo que hagamos. Pero hay otra gente que es de izquierda y que después de lo que ha visto en las negociaciones va a volver a votar al PSOE.
¿Tiene algo que ver con que Pablo Iglesias recordara los asesinatos de Lasa y Zabala en el Congreso y dijera que Felipe González tiene las manos manchadas de cal viva?
Eso es algo que no se nos va a olvidar. En España, en las tertulias, yo he oído decir que Felipe era el jefe de un grupo criminal (los GAL). Yo creo que es una afirmación inadmisible. Todos los gobiernos se salen a veces de la ley, pasó en Francia, en Gran Bretaña, en Alemania, en España contra ETA. El Estado tiende a coger atajos, o si no se le vigila mucho tiende a cogerse la justicia por su mano. Pero atribuírselo al presidente del Gobierno y considerar que es el jefe… Lo que ha hecho Felipe González es terminar con el terrorismo de Estado. Hasta que llegaron los socialistas al Gobierno, siempre hubo terrorismo de Estado. Y que este chico diga que tiene las manos de tal y tal, es como si a él le acusaran de los crímenes de Stalin. Son palabras que duelen mucho porque para nosotros Felipe es Dios. Por eso no se le entiende cuando habla (con ironía). Al decir eso, la distancia con Podemos es enorme. Creo que se ha hecho un flaco favor porque va a retener el voto socialista.
¿Supone un antes y un después?
Yo creo que sí porque ahí se descubrió lo que era Podemos. Y cuál era su objetivo. En vez de ir contra el PP o Ciudadanos, fue contra el PSOE. Son cosas que hace la extrema izquierda.
¿Está convencido de que Felipe González desconocía lo que se hacía en el Ministerio del Interior? Al menos, sería responsable como presidente, la ignorancia no exime.
Habría gente que lo sabría y lo veía todo el mundo. Lo que pasa es que se hizo en otras esferas, con gente que estaba en contra de Felipe. Nunca hubo un apoyo a los GAL ni por parte de la militancia, ni del partido. Pero en Interior se volvió mucha gente loca. Había muchos asesinatos en aquella época.
Volviendo a las negociaciones para formar Gobierno ¿Hay algo que esté haciendo mal el PSOE?
En la última época se fue difuminando su discurso político y social, que era prácticamente el del PP. El PSOE asumió esa ideología porque si se salía de ahí le castigaban los medios, la opinión pública. Llegó un momento en que para la gente éramos el establishment. El error fue más de discursos que de hechos. Pero Pedro Sánchez ha venido con voluntad de remarcar el discurso de izquierdas. Se ha reforzado en la negociación. El temor era que al principio se temía que podía pactar en plan suicida con Podemos, pero ha demostrado que ha sabido administrar los tiempos y se ha colocado en el centro del panorama político español. Es muy difícil que, pase lo que pase, se repitan o no elecciones, el Gobierno se desplace de ese centro. No te puedes imaginar un Gobierno de Podemos saquen el resultado que saquen. Y del PP tampoco será fácil.
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Mi Euskadi es Euskal Herria. La comunidad vasca, más Navarra e Iparralde (País Vasco francés) integradas en España con lealtad. Pero yo creo que los vascos nunca van a optar por la independencia. Salvo que España… es que ser español es difícil. Te pones a escuchar las tertulias y los informativos y piensas que eso es muy duro. Te entran ganas de ser independiente. Si un país tiene prestigio y legitimidad, los nacionalismos se desinflan. Ahora, el país está en decadencia. Nadie ha elegido ser español. Si nos hubieran dado a elegir, yo hubiera sido francés. Cánovas del Castillo llegó a decir que era español el que no podía ser otra cosa y se montó un escándalo terrible en las Cortes y Azaña montó otro escándalo diciendo que España no era nada del otro mundo. La independencia no está de moda en Euskadi. El vasco es muy pragmático y siempre juega a ser ganador.