José Ramón Urtasun está jubilado, pero su gran pasión es la pintura artística. Una actividad que combina con su activismo en asociaciones memorialistas navarras –Autobús de la Memoria y Amapola del Camino– y su participación en la política, actualmente como miembro del Consejo Ciudadano de Podemos en la comunidad foral. Un partido que le llevó en sus listas el pasado 24 de mayo. Pero se quedó a las puertas de entrar en el Parlamento autonómico, que actualmente preside su compañera y "amiga" Ainhoa Aznárez. Sin embargo, desde el 8 de abril y hasta el pasado miércoles 20 de abril, el pintor ha estado presente en la Cámara Foral a través de la exposición Navarra-1936-Nafarroa, una muestra de 36 cuadros en los que se "reflejan", como él explica a este diario, "hechos concretos" que sucedieron entre 1936 y 1939.
Unas ilustraciones que han provocado un revuelo importante en las últimas semanas, con requerimientos notariales a Aznárez para que retire algunos elementos y preguntas del PPN al Ministerio Fiscal con el objetivo de dilucidar si lo que en los lienzos se representa puede ser constitutivo de un delito contra la Corona o contra los sentimientos religiosos. Sin embargo, Urtasun se muestra tranquilo en conversación con infoLibre, y asegura que su obra sólo "denuncia unos hechos que están contrastados" y "documentados". "Y si alguien opina que no son reales, que nos lo demuestre", responde tajante. Sin embargo, el pintor y político celebra todo el apoyo que está recibiendo la exposición: "Todos los días está la sala llena".
PREGUNTA: ¿Qué es Navarra-1936-Nafarroa? ¿Qué tratas de reflejar con este conjunto de ilustraciones?
Navarra-1936-Nafarroa
RESPUESTA: Es un reportaje gráfico de la historia que nunca ha sido contada o que se ha ocultado. Un reconocimiento a todas las víctimas, con el objetivo de dar a conocer, sobre todo a la gente joven, y hacer pensar sobre un tema que yo creo que está pendiente: la verdad, la justicia y la reparación de todos los hechos ocurridos a partir de 1936.
P: ¿Es la primera vez que esta exposición se abre al público?
R: No. Esta exposición lleva tres años dando vueltas por todo Navarra. También ha estado en Bizkaia, Cataluña... Lo que pasa es que siempre ha sido silenciada, nadie ha hecho comentario alguno sobre ella. Ahora que está en el Parlamento parece que ya se ha hecho visible definitivamente.
P: Después de tanto tiempo abriéndose al público, ¿nunca había recibido críticas?
R: Nunca ha habido ninguna crítica. Ni por el lado artístico, que es por el que yo esperaría que hubiese alguna vez alguna, ni por el lado del contenido político. Tampoco por parte de los medios de comunicación. Absolutamente nada.
P: ¿Y por parte de formaciones políticas?
R: Tampoco. Y eso que ha estado en muchos locales y en salas de exposiciones oficiales de ayuntamientos... Sin embargo, nunca ha habido ningún comentario.
P: Entonces, ¿por qué crees que ahora se ha producido este revuelo?
R: Porque ahora está dentro del Parlamento de Navarra, que algunos, durante muchos años, han pensado que era su coto privado y que nadie podía entrar a decir otras cosas diferentes a las que ellos decían.
P: ¿Qué personajes de los que aparecen en las ilustraciones están causando una mayor indignación?
R: Indignación... Hay cuadros por los cuales se han indignado políticos de la derecha relacionados con gente que en 1936 tuvieron unas actuaciones muy concretas poniendo en marcha el golpe y apoyándolo. Esta gente, que son familiares o familiares políticos, parece que se mosquean. Pero sobre aquellos representantes políticos que de alguna manera nunca han denunciado aquellos hechos.
P: El PP de Navarra anunció que preguntaría al Ministerio Fiscal si su exposición es constitutiva de algún delito al contener "grandes ofensas a instituciones como la monarquía y la Iglesia Católica". ¿Tienes nuevas noticias en esta línea?
R: Nadie me ha dicho nada. Me entero de eso porque leo la prensa y estoy al tanto de lo que pasa. Hoy también otro viejo político de Navarra, Jaime Ignacio del Burgo, le ha pedido a la presidenta del Parlamento que retire la exposición. Pero yo creo que estos movimientos son un poco unos fuegos de artificio porque Navarra-1936-Nafarroa, compuesta por 36 obras, refleja como unas instantáneas hechos que acaecieron realmente. Lo que no hace esta exposición son valores de opinión, sino que simplemente expone unas secuencias y luego se acompaña de un catálogo-guía, que no nos han dejado vender en el Parlamento, en el que hacemos una recopilación de bibliografía de todos los tiempos, incluso la escrita por los golpistas, para que la gente tome idea de qué va la cosa. No son más que unas imágenes que reflejan unos hechos concretos.
P: ¿Por qué no os dejaron vender ese catálogo?
R: El motivo que nos dieron es que tiene unas normas en las que se dice que no se pueden vender libros porque eso se vería como un negocio; y el Parlamento no está para hacer negocios. Es una pena porque sin el catálogo-guía el espectador no puede leer lo que pasó, lo que sucedió, y por qué están los cuadros colocados en ese orden, desde la II República hasta prácticamente el día de hoy. De hecho, la gente acude a las librerías cercanas a la Cámara para comprarlo.
P: En la nota de prensa que los conservadores navarros emitieron para comunicar su intención de consultar a la Fiscalía sobre su exposición, el PPN cree que algunas imágenes pueden constituir un "delito contra los sentimientos religiosos". ¿Consideras que es así?
R: No, en absoluto. La Iglesia tuvo una participación importantísima en aquellos hechos, en el levantamiento militar y en animar al pueblo. Por ejemplo, en uno de los cuadros sale el obispo de Pamplona, Marcelino Olaechea, que en aquel momento determinado fue capaz de llamarlo Santa Cruzada o que dijo que aquello iba a ser la Gran Javierada. La Iglesia estuvo con Mussolini hablando, pidiendo dinero y armas. Y cuando se lo recuerdas, dicen que estás atentando contra ellos. Por favor... Lo que haces es denunciar unos hechos, sin más, que están contrastados. Además, que en el catálogo hay bibliografía también de aquellos que organizaron el levantamiento y que cuatro días después se vanagloriaban de todo lo que había pasado.
P: ¿Y contra la Corona?
R: En este sentido, hay dos cuadros que hablan de cuando se instaura la monarquía. En uno de ellos aparece Franco, ya cadáver, coronando a Juan Carlos. Y todos recordamos que eso fue así, no es mentira. Luego, con el tiempo, su hijo heredó la corona aquella que el dictador le colocó a su padre en la cabeza, por decirlo de alguna manera. Eso es lo que expresa, una realidad. Pero a mucha gente no le gusta que hablen de la realidad.
P: Esa es la explicación por la que en otra de las imágenes está Felipe VI...
R: Hay una ilustración de Felipe VI con un montón de medallas. En ese cuadro no hay ni título ni texto que lo acompañe, porque es una de las obras nuevas. Pero en realidad lo único que diría ese dibujo es: ¿Bueno, y este muchacho qué hace aquí? ¿Por qué está? ¿Quién es? Esa sería la interpretación mía. Pero ni es ofensivo ni nada. Cualquier pancarta de las fiestas de San Fermín es mucho más fuerte que cualquier cuadro de estos. Lo que pasa que estas pinturas son fieles al relato histórico, están ordenados de una forma cronológica, que cuando los vas viendo vas siguiendo un poco la historia. La historia oculta de los crímenes, de las mujeres rapadas... La realidad de aquel momento, que parece que está prohibido hablar de ella después de ochenta años. Ese es el pecado: hablar de lo que no debemos, según algunos y algunas.
P: ¿En algún momento se ha llegado a plantear que alguna de estas ilustraciones pueden herir sensibilidades?
R: Yo creo que no. Cuando hablamos de la recuperación de la memoria histórica, o memoria democrática, nosotros tenemos una máxima: verdad, justicia y reparación. Nosotros decimos la verdad, y buscamos la justicia, porque sin verdad no hay justicia. Y si no hay justicia, jamás habrá reparación. Se exponen hechos reales. Y si alguien opina lo contrario, que nos lo demuestre.
P: ¿Cada una de estas obras lleva a sus espaldas un buen trabajo documental?
R: Todas están muy bien documentadas. He estado cinco años, o más, haciendo estos cuadros. ¿Por qué hago yo está exposición? Porque pertenezco a varias asociaciones memorialistas y, en un momento determinado, mis compañeras y compañeros debatimos cómo dar a conocer aquella realidad oculta. Como yo era de toda la cuadrilla el que más me apañaba para pintar, me tocó esa función. Del contacto con las familias y las víctimas, y de todas las historias, ha salido esta exposición. Si yo no llego a estar concienciado y conviviendo con todas estas personas, no hubiese existido Navarra-1936-Nafarroa.
P: Colectivos memorialistas navarros que este miércoles han salido en su defensa después de las críticas...
R: Ante todas estas cosas que se están diciendo últimamente, han hecho un comunicado en el que piden no condenar a este mensajero. Yo estoy muy satisfecho de ese apoyo. El sábado estaba el Parlamento a rebosar de familiares que aplaudieron a rabiar. La gente que tiene sensibilidad, que está afectada por eso y que son víctimas o familiares, resulta que me quieren un montón. De alguna manera soy un poco su portavoz, que es un orgullo.
P: ¿Ha recibido más apoyos que críticas?
R: Sí. Las críticas no son más que de aquellas personas que parece que tienen que hablar por algo. Pero todos los días está la sala llena. Esta mañana, sin ir más lejos, estaba a tope. Nunca había ido al Parlamento tanta gente a ver una exposición, y los asistentes se están interesando: van chicos y chicas de los institutos, de las ikastolas... Ahora me han pedido llevarla también a Madrid. Pero alrededor de esta exposición es importante destacar que se celebran también semanas por la memoria, con debates y charlas, alrededor de Navarra-1936-Nafarroa, porque la exposición por sí sola no es más que una expresión gráfica de lo que hablamos.
P: Me dice que le han solicitado traerla a Madrid. ¿Algún ayuntamiento o institución pública?
R: No, me lo piden asociaciones memorialistas. Pero luego sí que se coloca en salas y locales que son oficiales. Por ejemplo, en Bilbao estuvo en el Paraninfo de la Universidad del País Vasco (UPV). Es decir, aquí están criticando por una exposición que se ha puesto, pero no se fijan que durante tres años hemos estado con la gente más interesante que hay, como historiadores o escritores, dando charlas sobre el tema.
P: ¿En algún momento ha interpretado estas críticas como un intento de que no se reabra el debate?
R: Esa es la cuestión. Personas ligadas con la derecha, no recuerdo ahora mismo quién, decían: 'Este señor no cuenta la historia de Calvo Sotelo'. Por favor, que todas esas historias las venís contando vosotros desde hace ochenta años, y además como os parece. Dejadnos que nosotros también contemos la historia de las víctimas. Esto es lo que estamos haciendo. Luego también quiero decir que hay una cosa que me fastidia: que nadie entre a juzgar si tiene un valor estétito, plástico o como obra de arte. Aquí hay gente que incluso no siendo de derechas no quiere que se les moleste, no quieren meterse en fregados que no les gustan.
P: Dices que con tus obras "estás denunciando unos hechos", que además están documentados. Sin embargo, en uno de los cuadros se puede ver al exjefe de la Policía Municipal de Pamplona, Simón Santamaría, y al exalcalde de la localidad, Enrique Maya (UPN), caminando bajo palio entre cadáveres.
R: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. La pintura es una gran mentira para reflejar una gran verdad. Yo me apoyo en un montón de caricaturas, en colores, en gestos, para hablar de un momento determinado y de una época. Todo lo que está ahí reflejado busca hablar de un hecho concreto: la procesión del corpus de 1939. En ese momento, a Navarra le acaban de conceder la Laureada, mientras estaban las cunetas llenas de gente muerta. Aquí no hubo guerra. Fueron asesinatos selectivos, 3.700, de votantes del Frente Popular y por eso yo pongo en la ilustración cadáveres, calaveras, que están viendo la procesión. Pero yo no doy importancia al alcalde o al jefe de las Fuerzas Armadas. Yo se la doy al hecho. No obstante te diré una cosa: ese alcalde se parece más a Tomás Mata, alcalde de Pamplona en 1939, que a cualquier otro. Pero también quiero recalcar que hay una imagen de una fosa en la que se ve una fosa común y nadie me pregunta por ella...
P: Hombre, tiene un parecido bastante razonable a Maya. Yo te lo preguntaba por si querías expresar algo en concreto, como por ejemplo, no sé, el escaso interés que haya mostrado ese alcalde por las víctimas del franquismo...
R: Yo, cuando pinto un cuadro, no pretendo insultar a nadie. Lo único que quiero es que el espectador se haga una serie de preguntas. Mi pintura está llena de símbolos porque yo quiero que el que acuda a ver la exposición se ponga a pensar. Cualquier persona, cuando ve un cuadro, hace una interpretación, que es diferente dependiendo del que lo mire. Mis cuadros, además, van ganando con el tiempo cuando diferentes espectadores dan su opinión, porque lo van cargando de más contenido. Y eso es lo que yo quiero. Como te he dicho antes: lo pintado no es más que la gran mentira para decir la gran verdad.
P: ¿Y qué gran verdad expresa entonces este cuadro?
R: Que en aquellos momentos, durante aquellos años fatídicos, Pamplona estaba constantemente llena de altares, de procesiones (de falangistas, de carlistas...), con grandes monumentos y sermones en la calle... Ese era el ambiente que yo he querido reflejar: el del nacionalcatolicismo. Aquellas ornamentaciones, cómo la Iglesia se ponía al servicio del levantamiento militar y cómo la gente no tenía nada que decir...
P: ¿Esa ilustración, entonces, no tiene ningún tipo de relación con la actualidad?
R: No es que yo me quiera escabullir de nada. Pero no quiero decir a la gente lo que tiene que pensar o cómo tiene que interpretar mis cuadros. Tú puedes ver, por ejemplo, una ilustración en la que digas: 'Resulta que está sucediendo ahora lo mismo que sucedía antes. O parece que no han cambiado las cosas. O estos políticos reaccionan igual que aquellos otros'. Pero lo que no voy a hacer, porque creo que no estaría bien, sería decir a cada cual cómo tiene que interpretar los cuadros. A veces yo, que estoy de vez en cuando en la sala, escucho a la gente hacer unas interpretaciones en las que yo no había caído antes.
P: El último en cargar contra la exposición fue un expresidente navarro. El pasado lunes Juan Ignacio del Burgo, a través de un requerimiento notarial, exigió a la presidenta del Parlamento, Ainhoa Aznárez, que se retirara de uno de los textos una mención a su padre al considerar que es "infame, calumniosa y falsa", además de un cuadro en el que, según él, aparece su hijo.
R: Sí, exactamente. Eso he leído en los periódicos.
P: ¿Usted está dispuesto a retirar lo que pide Del Burgo con el objetivo de mantener su exposición en el Parlamento de Navarra?
R: En primer lugar, a mí nadie me ha solicitado nada. En segundo lugar, hoy es el último día de exposición. De todos modos, yo no voy a quitar nunca ningún cuadro. O lo toma o lo deja en su conjunto, porque creo que en mi exposición no falta ni sobra ninguno. Es como aquellos que me piden comprar alguna de las ilustraciones. Pues no, no vendo ninguna pintura, ni quito ninguna de donde está, porque para eso no lo expongo. Ya sabes que cuando dices las cosas que otros no quieren que digas te pones a tiro de las críticas.
P: En el requerimiento notarial, Del Burgo también avisa a Aznárez que emprenderá "las acciones legales que sean pertinentes" contra ella si no atiende su solicitud. ¿Has tenido oportunidad de hablar con ella a raíz de las críticas contra su exposición?
R: Sí. Es amiga mía y la conozco porque es una chavala conocida de Pamplona de siempre. Me llevo muy bien con ella.
P: Desde que saltó el revuelo, ¿la has notado reticente hacia la exposición?
R: No. Es más, el otro día me preguntó si podría permanecer más tiempo porque le parecía una pena que se cerrase el 20 de marzo teniendo en cuenta la cantidad de personas que estaban yendo al Parlamento a verla. Yo le dije que no y que aquellos que la quieran ver ya tendrán la oportunidad de hacerlo en otro lugar. Me ofreció ampliarla hasta el día 28.
P: ¿En ningún momento se le pasó por la cabeza, entonces, retirar la exposición del Parlamento?
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R: No, no, jamás.
P: Me has comentado que perteneces a varias asociaciones memorialistas –Autobús de la Memoria– de Navarra. Teniendo en cuenta que el Ejecutivo navarro fue uno de los que giró a la izquierda tras las elecciones del 24-M, ¿estás viendo muchos avances en esta materia con el nuevo Gobierno?
R: La presidenta, Ainhoa Aznárez, tiene una sensibilidad exquisita. Hemos estado muchas veces en actos que no se hacen públicos, como exhumaciones o visitando a las familias, y allí está ella siempre. Yo creo que sí que se ha notado un avance. Desde el Ejecutivo de navarra también se están impulsando algunas iniciativas. Sin embargo, hay que decir que Navarra siempre ha sido un poco pionera en memoria histórica, aunque las cosas se pararon durante algunos años. En 1978, por ejemplo, las mujeres de la Ribera de Navarra, donde más crímenes se habían cometido, con sus manos abrieron la jodida tierra para sacar los restos de sus familiares.
José Ramón Urtasun está jubilado, pero su gran pasión es la pintura artística. Una actividad que combina con su activismo en asociaciones memorialistas navarras –Autobús de la Memoria y Amapola del Camino– y su participación en la política, actualmente como miembro del Consejo Ciudadano de Podemos en la comunidad foral. Un partido que le llevó en sus listas el pasado 24 de mayo. Pero se quedó a las puertas de entrar en el Parlamento autonómico, que actualmente preside su compañera y "amiga" Ainhoa Aznárez. Sin embargo, desde el 8 de abril y hasta el pasado miércoles 20 de abril, el pintor ha estado presente en la Cámara Foral a través de la exposición Navarra-1936-Nafarroa, una muestra de 36 cuadros en los que se "reflejan", como él explica a este diario, "hechos concretos" que sucedieron entre 1936 y 1939.