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Juan Espadas culmina este fin de semana su gradual y sobresaltada toma del poder en un socialismo andaluz lejos de sus mejores momentos. Lo hará en el primer congreso del PSOE-A desde la oposición, en un partido de capa caída según las encuestas, pero en vías de pacificación interna, donde se ha asentado el convencimiento de que la figura de Susana Díaz e incluso el susanismo son fenómenos del pasado. "Hemos acabado con los ismos", dicen desde el entorno de Espadas, donde ahora ponen la vista en las elecciones. "Estamos preparados", insisten. Tras llevar afanado desde junio en acabar con los líos internos, el alcalde de Sevilla, que aún debe ejecutar la delicada operación de salida del cargo local, ha conformado con las manos libres una dirección ejecutiva a su medida, con dos lugartenientes de Andalucía oriental (Granada y Jaén), en una decisión con mensaje en clave territorial. El objetivo de Espadas con el congreso es coger impulso para frenar más de diez años de sangría electoral del PSOE en una próxima cita con las urnas cuya fecha depende de la voluntad de Juan Manuel Moreno (PP), el primer presidente no socialista de la Junta.
Una de las palabras que más se escucha a los afines de Espadas en la antesala del congreso es "reconectar". Ahí está su principal desafío, en devolver al PSOE la posición de principal partido de Andalucía, ahora discutida por un PP que aparece consolidado en el poder. Ello requiere invertir una consistente tendencia de caída. El PSOE andaluz ha perdido más de la mitad de sus votos en diez años, concretamente 1.167.407, los que van de los 2.178.296 de marzo de 2008 (48,41%), última mayoría absoluta del partido, a los 1.010.889 de diciembre 2018 (27,94%), las elecciones que marcaron el principio del fin de la fulgurante carrera de Susana Díaz. Dentro de ese millón perdido, urge especialmente recuperar los más de 400.000 que sí logró movilizar Pedro Sánchez en las dos generales de 2019 (1.568.682 en abril y 1.425.126 en noviembre).
A Espadas no le sobra el tiempo. La primera decisión a la que debe enfrentarse es si apoyar o no los presupuestos del Gobierno andaluz de 2022. Si no salen adelante, la hipótesis de un adelanto electoral ganaría fuerza, a no ser que Vox acudiera –como suele hacer– al rescate.
Fin de la interinidad
El PSOE-A celebra este fin de semana su 14º congreso en un clima relativamente pacificado y con escasas voces discordantes con Espadas. El partido ahora "es suyo", afirma un diputado, que señala que el también alcalde de Sevilla, que derrotó a Díaz en unas primarias para la candidatura a la presidencia de la Junta en junio y aceleró su proclamación como secretario general en julio, ha hecho y deshecho "sin ataduras" el equipo que presentará este fin de semana.
En dicho equipo sobresale un nombre, la jiennense Ángeles Férriz, apoyo clave para su victoria en las primarias y portavoz parlamentaria del PSOE. Para ella recupera el cargo de vicesecretaría general del partido, que convivirá con un secretario de Organización, el granadino Noel López. Además, hace presidente del PSOE andaluz a uno de sus referentes políticos y hombre clave en su trayectoria, el "histórico" Manuel Pezzi, lo que refuerza la impresión de que comienza la etapa de un PSOE a la medida del nuevo secretario general, que sale de la interinidad.
Gestos de integración
Espadas administra además un importante gesto de integración, que se suma a los que ha protagonizado en el reparto de roles en el Parlamento, al incorporar a su nueva Ejecutiva al menos a cuatro ex secretarios provinciales salientes, los de Sevilla, Málaga, Cádiz y Córdoba. Son dirigentes de la etapa de Susana Díaz que ahora están renunciando a presentarse a la reelección para facilitar el cambio de era con perfiles claramente identificados con Espadas. Entran así en la ejecutiva figuras vinculadas estrechamente con la expresidenta, como la líder saliente del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, involucrada en las guerras políticas contra Sánchez.
Es un gesto significativo, que destacan los afines a Espadas como prueba de unidad. Sus colaboradores insisten en que "Juan", como todos lo llaman para subrayar su cercanía como hacen en el PP con "Juanma", ha puesto toda la carne en el asador para "unir al partido" tras más de un lustro de guerras, sobre todo entre Susana Díaz y Pedro Sánchez.
Quedan brechas ahora en las provincias, donde el proceso de toma de control del partido por parte de Espadas es más dificultoso. El secretario general ha mantenido, ilustran desde el entorno del alcalde, "más de cien encuentros en toda Andalucía para escuchar y ha levando muchas veces el teléfono", en su voluntad de tranquilizar aguas. Un veterano, que simpatiza con el proyecto de Espadas pero no está en primera línea, señala: "El partido salió muy desgarrado de las primarias. Juan se ha dedicado a buscar equilibrios internos en las provincias para evitar que haya facciones, poner fin a las batallas y cohesionar. A eso se ha tenido que dedicar durante el precongreso, y además todo ello mientras es alcalde de Sevilla".
¿Lo ha conseguido? Todos las voces apuntan a que en buena medida sí, aunque queda tarea, y coinciden en en Cádiz y Huelva sigue habiendo heridas abiertas que pueden dar la cara en los procesos de elección de líder, que vendrán tras el congreso autonómico de este fin de semana. El ruido interno es atribuido por los afines a Espadas a rescoldos de fuegos antiguos, no al resultado de ninguna corriente articulada contra Espadas, que tiene la legitimidad de su victoria en las primarias. "Ni los susanistas piensan ya que se pueda volver a Susana Díaz", afirma uno de estos afines. El más activo crítico político ahora es el economista Luis Ángel Hierro, que reivindica un PSOE más a la izquierda pero que carece de una red de apoyos suficientes. Eso sí, está volcado contra la decisión de apoyar los presupuestos de Juan Manuel Moreno (PP), una posición que puede encontrar simpatías en un sector de las bases.
Al margen de la relativa calma en la que está previsto que se desarrolle el congreso, es unánime la certeza de que la verdadera "prueba de fuego" para Espadas no está en lograr acallar ruidos internos de cara a las elecciones autonómicas, sino en el resultado mismo en las urnas. Un secretario general del PSOE andaluz sólo se consolida en San Telmo. Antes, Espadas debe darse a conocer fuera de su territorio, Sevilla. Empieza una larga campaña.
Un congreso sin BOJA
El 14º congreso del PSOE andaluz es el primero del partido fuera del poder en Andalucía. "Por primera vez, el PSOE va a un congreso sin partir de una función auxiliar al Gobierno de la Junta. Es algo que el partido no ha terminado de asumir. La oferta de negociar los presupuestos por parte de Espadas ha servido al menos como recordatorio de que el PSOE está en la oposición y que la nostalgia no vale de nada", indica un afín al alcalde.
Se trata del primer congreso sin acceso del PSOE al BOJA, al boletín oficial, una garantía de puestos públicos que ayudaba a su vez a cohesionar al partido y a certificar su liderazgo. El liderazgo orgánico de Susana Díaz empezó a languidecer cuando perdió el BOJA. Espadas ya llega a la cima del PSOE andaluz sin BOJA. Una dificultad añadida. No obstante, el partido sigue teniendo múltiples activos, para empezar 6 de las 8 diputaciones y más de la mitad de las alcaldías. "A las bases se nos está diciendo desde la dirección provincial, pero no de ahora sino desde que acabó el verano, que nos pongamos las pilas junto a los alcaldes y los secretarios locales para empezar a apretar ya y no parar hasta las elecciones", señala un militante malagueño.
Más de diez años de sangría
La mayor de las alcaldías en manos del PSOE, no sólo de Andalucía sino de España, es la de Sevilla, en manos de Espadas, que encara el desafío de organizar su relevo –todavía sin fecha concreta– mientras frena la sangría de apoyos que sufre el partido.
Los números son crueles con el PSOE, que había presumido siempre de ser consustancial a la autonomía y a Andalucía misma. En las autonómicas de 2008, Manuel Chaves recibió 2,17 millones de votos. En 2012, José Antonio Griñán bajó a 1,52, menos que Javier Arenas (PP), y sólo mantuvo el poder gracias a un pacto con IU. Susana Díaz se quedó en 2015 en 1,41, pero la pérdida perdió importancia al ser de nuevo el PSOE el partido más votado. Y el batacazo llegó en 2018, tras la legislatura del acuerdo parlamentario de PSOE y Cs, cuando el PSOE se quedó en poco más de un millón. Volvió a ser el más votado, sí, pero PP, Cs y Vox sumaron mayoría absoluta y adiós a San Telmo.
Desde entonces, el grueso de las encuestas –públicas y privadas– indican que el PSOE no remonta. Un diputado socialista señala que las posibilidades de Espadas de apear de la presidencia a Juan Manuel Moreno (PP), que aparece consolidado en las encuestas, pasan en primer lugar y de manera urgente por volver a conquistar la confianza de parte de esos 400.000-500.000 votantes que se perdieron en las autonómicas de 2018 pero reaparecieron en las dos generales de 2019, en abril (1,56 millones) y noviembre (1,42 millones). Eso es básico, antes de esperar al comportamiento electoral de un espacio a la izquierda del PSOE especialmente fragmentado.
"Somos Andalucía"
El congreso pretende dar la imagen de que el PSOE "ha vuelto", tras un tiempo enredado en líos internos. Ni siquiera el lugar donde se celebra, Torremolinos (Málaga), es fortuito. Allí fue el primer congreso, en 1977, antes de la democracia y de la preautonomía. Desde entonces, todos habían sido en el poder. Ya no. El entorno de Espadas enfatiza que este congreso debe suponer un regreso del PSOE y subraya que el lema del mismo, "Somos socialistas, somos Andalucía", es una "reafirmación de orgullo" para pedir "sin complejos" a la gente desencantada que "reconecte" con el partido.
"Hemos estado demasiado pendientes de las cuestiones orgánicas y eso nos ha ido alejando de la sociedad a la que representamos. Necesitamos cambiar y superar la transición orgánica para realizar una propuesta de resolución de los actuales problemas de Andalucía. Para ello tenemos que volver a reconectar con la sociedad", señala la propia ponencia marco.
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El PSOE trata de responder así a la estrategia compartida por PP, Cs y Vox de mantener vivo el estigma del "partido de los ERE" y presentarlo como cosa del pasado. Una vez llegado el congreso, incomodan a los actuales dirigentes socialistas las preguntas sobre el papel que desempeñarán en el mismo los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, condenados y a la espera de la decisión final del Supremo. Todos consideran improbable que ambos, que dejaron la militancia del partido por su implicación en el caso, acudan. Sí está prevista la asistencia, con perfil bajo, de Susana Díaz, a la que no se ha reservado un papel destacado. Tampoco está previsto un informe de gestión de la ejecutiva saliente, fenómeno atribuido a las características extraordinarias que ha tenido el relevo de poder, con una inversión del orden normal de los acontecimientos que forzó el propio Espadas al celebrarse primero unas primarias para la candidatura a la presidencia que le ganó a Díaz seguidas de unas primarias para la secretaría general que ganó sin rival.
El PSOE andaluz, habitualmente un partido académico en cuestiones orgánicas, lleva desde las primarias de junio en una cierta incertidumbre en los procedimientos que en teoría acaba ya.
Espadas estará arropado en la inauguración del congreso de este sábado por las líderes de CCOO y UGT en Andalucía, Nuria López y Carmen Castilla, respectivamente, por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero –que sonó como posible sucesora de Díaz–, y por la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra. Cerrará junto a Espadas el cónclave el domingo Pedro Sánchez, que con Espadas rompe una trayectoria marcada por su falta de sintonía con la cabeza del socialismo en Andalucía, histórico granero del PSOE que ya no lo es tanto.
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