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Las críticas de González y Guerra a los jueces (que hoy olvidan): "Parecen salvadores de la patria"

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Del 11 al 13 de octubre de 1974 se celebró el congreso del PSOE en Suresnes (Francia). Fue la cita que llevó a la modernidad a los socialistas y la primera piedra para convertirse luego en una maquinaria electoral en la novata democracia. A la cabeza de ese proyecto se pusieron Felipe González y Alfonso Guerra, una pareja de poder. Caminaron de la mano, se separaron y han vuelto a reencontrarse.

González y Guerra están de gira mediática con motivo del cincuenta aniversario de aquel cónclave en los estertores del franquismo. Y el tour se ha convertido de facto en una crítica continua contra la actual dirección del partido, encabezada por Pedro Sánchez. La animadversión es total. Tras un año de duras palabras principalmente por la aprobación de la amnistía, los dos históricos dirigentes socialistas vuelven a desplegar un catálogo completo de ataques al actual líder.

Llevan días lanzando acusaciones al Ejecutivo por sus críticas a algunos magistrados, en especial a Juan Carlos Peinado, encargado de instruir el caso de supuesto tráfico de influencias de la esposa del presidente, Begoña Gómez. En una entrevista a los dos este jueves por la mañana en Espejo Público, González, sin citar directamente el asunto, lanzó este dardo: “El Gobierno no tiene nada que decirle a los jueces sobre cómo tienen que hacer su trabajo”.

Apenas unas horas antes, durante una entrevista el miércoles en La Noche en 24 horas, González trasladó esta idea al hilo del caso sobre la mujer del presidente: "Llevamos mucho tiempo cometiendo un error dramático que es judicializar la política y esto tiene una deriva que puede ser delicada, que es terminar politizando la justicia. Si los jueces se equivocan hay recursos, pero uno no puede entrometerse en la función de la judicatura".

"Que cada palo aguante su vela"

Las críticas de González y de Guerra chocan con su hemeroteca y su biografía política, ya que ellos han protagonizado choques con magistrados e incluso reprimendas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Justo en un mes de octubre del año 1991 el que era entonces presidente del Gobierno advirtió de que los jueces “no tienen patente de corso”. Lo hacía en un momento en el que responsabilizaba parcialmente a los magistrados de los problemas de seguridad generados por el narcotráfico, compartiendo las críticas que había hecho en el Congreso su ministro del Interior entonces, José Luis Corcuera, contra varias resoluciones.

Y lo hizo en un momento tan solemne como la recepción ofrecida por los reyes de España con motivo de la Fiesta Nacional de aquel año. Allí, el expresidente, como recogen las crónicas periodísticas, defendió ante los informadores el derecho del Gobierno a criticar a los jueces y recordó que los magistrados, a pesar de la prohibición de la ley del Poder Judicial, opinaban con frecuencia sobre las decisiones del Ejecutivo. Que “cada palo aguante su vela”, indicó aquel día en el Palacio Real sobre controvertidas actuaciones judiciales como la extradición a Colombia, y no a Estados Unidos, del mafioso Jorge Luis Ochoa.

Algunos jueces "descerebrados"

En abril de 1997, tras haber perdido el poder, pero todavía al frente de la Secretaría General del PSOE, González fue muy duro y vehemente llegando a calificar de “descerebrados” a unos “pocos jueces”, además de mostrar su preocupación por “los problemas de la Justicia” y el “desequilibrio en los poderes del Estado a favor del judicial”. Unas consideraciones que hizo durante una reunión con su grupo parlamentario y en rueda de prensa. Asimismo, durante esos días en una entrevista en TV3 señaló a los “jueces que menosprecian al Parlamento”. Todas esas palabras se pronunciaron en un momento en el que, por ejemplo, el juez Javier Gómez de Liaño había pronunciado en una conferencia que el Parlamento no funcionaba y en un momento en el que el Supremo tenía que decidir sobre la desclasificación de los papeles del Cesid.

En aquella entrevista con la televisión autonómica catalana, el expresidente indicó que hay “gente seria y responsable” en la Audiencia Nacional, pero que también existía "el espectáculo de alguna gente que realmente no son capaces de cumplir con su función responsablemente". Remarcó que había "algunos jueces que menosprecian al Parlamento y dicen que no sirve para nada, que más que jueces parecen salvadores de la patria o justicieros". Según él, luego estos magistrados pedían protección al Consejo General del Poder Judicial "si alguien dice con claridad que eso es una actuación de un descerebrado".

El "emergente" poder judicial

Esta cuestión sobre el desequilibrio a favor del poder judicial la trató en una entrevista aquel mismo año en El País con Jesús Ceberio, quien le dio pie: “Pasemos al capítulo de la Justicia”. González entró de lleno: “No funciona. No digo que no funcionen los miles de jueces que tenemos, que en su inmensa mayoría son gente seria, razonable, respetable. Aquí tenemos una desconfianza de dos siglos al poder ejecutivo, al que demonizamos, y esa desconfianza nos lleva a desplazar del Ejecutivo responsabilidades. Como el Parlamento y el Ejecutivo tienen una interdependencia clara, se desplazan hacia el poder judicial. La desconfianza en el Ejecutivo nos lleva a que el judicial sea el poder emergente: no estoy hablando de personas, sino de la estructura, y ahí tenemos algunas cosas sin aclarar. El papel del fiscal y el del juez instructor siguen sin estar claros. Y hasta que no se aclaren, las garantías individuales no estarán plenamente protegidas”.

“A veces, uno cualquiera se siente imputado, pero ni siquiera sabe de qué ni por qué. Puede haber diligencias durante años sin que se conozcan. Esto hay que definirlo, y, desde luego, no por el procedimiento de saltarse la ley. Porque lo más discutible que ha hecho el Gobierno en el asunto de los fiscales ha sido saltarse la ley, que la podía haber modificado. Tiene legitimidad democrática para hacerlo. Pero tiene que cambiarla antes de tomar las decisiones que ha tomado, no burlarla”, continuaba su reflexión.

“Usted ha dicho alguna vez que el equilibrio de poderes se está rompiendo por el lado judicial…”, dejó sobre la mesa Ceberio. El expresidente expuso a continuación: “Siempre he defendido que el Ejecutivo debe cooperar con el poder judicial. Pero el equilibrio de poderes alcanza a todos. Por eso, en algún momento, reclamé al presidente del Congreso que me defendiera como diputado frente a alguien que declaraba que todo político y toda política era una basura, y que ellos, los jueces, nos iban a salvar. Yo quiero que sea el presidente del Congreso el que me defienda en mi condición de representante de la soberanía popular. Porque quien hace esa declaración no representa la soberanía popular. Sin embargo, por oposición, representa un poder del Estado y es inamovible, inalterable e irresponsable. Esta cosa de que mientras más controles judiciales haya sobre los actos políticos muchísimo más democrático es el país, es mentira. No tiene nada que ver con la democracia”.

“El ámbito del acto político no es posible desplazarlo a la calificación de un juez. El programa de gobierno de un partido que gana puede, al llevarlo a la práctica, ser revisado en vía constitucional, pero no es revisable judicialmente. El único que lo revisa es el ciudadano”, remachó.

Estando en 1994 todavía al frente de La Moncloa, González vivió un duro choque con los jueces. En una entrevista en Antena 3, que tuvo una audiencia superior al 23% de cuota de pantalla con casi cuatro millones de españoles frente al televisor, el entonces presidente exigió una sentencia más dura sobre la Operación Nécora y habló de la “alarma social” de ese auto, que conllevó la absolución de 15 de los 45 acusados por narcotráfico. A las pocas horas salieron en tromba las principales asociaciones judiciales a criticar su “interferencia”. El entonces portavoz de la progresista Jueces para la Democracia, Cándido Conde Pumpido, comentó que se estaba haciendo “mucha demagogia” sobre ese caso: “La sentencia la deben valorar las personas competentes para ello”.

En los últimos años González también ha criticado decisiones judiciales de manera pública como fue sobre el caso de los ERE. “El fallo, sin que se haya dictado sentencia, que condena a José Antonio Griñán a penas de cárcel por malversación me ha llegado de perplejidad y dolor”. En una carta hecha pública, el expediente sostenía: “No conozco los argumentos que llevan a tres de los cinco miembros del Tribunal a condenar a Pepe Griñán, pero conozco a fondo a Pepe Griñán. Por eso quiero manifestar que si pudiera designarlo hoy para formar parte de un Gobierno de España que yo presidiera, lo volvería a hacer”.

"Con esto de los jueces hay que andar con mucho cuidado"

“A ver si Felipe González va a ser responsable de lo que dijo hace una semana Felipe González”

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Las críticas a los jueces también han estado a lo largo de la vida política de Alfonso Guerra. Y con frases tan polémicas como las que pronunció durante la campaña de las elecciones generales del año 2011 en pleno escándalo precisamente de los ERE. El socialista aseveró en una conferencia en Sevilla: "No me querría yo complicar mucho la vida porque con esto de los jueces hay que andar con mucho cuidado. Yo he tenido diputados de mi propio partido que eran jueces, alguno famosísimo, y yo delante de ellos nunca he dicho una palabra, porque todo puede ser utilizado en contra de uno. Entonces…"

"Yo no conozco a la señora juez o jueza (Mercedes Alaya) que ha mencionado la persona que pregunta pero, hombre, la impresión de la dosificación, la cronología, el calendario, no es que la tenga yo, es que es un dato objetivo. Parece además que hay una relación incluso fuerte, personal, entre la propia jueza y el actual alcalde de Sevilla (Juan Ignacio Zoido, del PP) porque eran compañeros y algún expediente en común parece que tuvieron y alguna cuestión curiosa dicen. Veo que se sonríen mucho... Parece que saben más que yo del asunto. Entonces, hombre...", apostilló, para remachar: "Y el caso de Blanco, bueno, está cantado. Crean la imagen de que va a ganar el PP, que luego va a venir un congreso del PSOE y que hay que quitar una piedra del camino".

"Tengo muchas dudas sobre la investigación que se lleva a cabo en ese juzgado", volvería a insistir tres años más tarde sobre la instrucción por parte de la jueza Alaya relativa a la parte de Magdalena Álvarez, ex consejera de Hacienda de la Junta. Guerra, por tanto, no es ajeno a criticar a los magistrados. “Montesquieu ha muerto”, es otra de sus frases que se le atribuye tras la aprobación en 1985 de la reforma de la ley del poder judicial.

Del 11 al 13 de octubre de 1974 se celebró el congreso del PSOE en Suresnes (Francia). Fue la cita que llevó a la modernidad a los socialistas y la primera piedra para convertirse luego en una maquinaria electoral en la novata democracia. A la cabeza de ese proyecto se pusieron Felipe González y Alfonso Guerra, una pareja de poder. Caminaron de la mano, se separaron y han vuelto a reencontrarse.

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