El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón se ha quedado con más interrogantes que respuestas tras el careo al que sometió al exministro del Interior Jorge Fernández Díaz y el ex secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez, ambos imputados por la operación Kitchen, el operativo ilegal sufragado con fondos reservados que se puso en marcha en 2013 para supuestamente sustraer al extesorero del PP Luis Bárcenas información sensible para el partido que se habría llevado tras su despido. Por eso, ha acordado nuevas diligencias, una de ellas la citación como testigo de Silverio Nieto, un cura amigo del primero y que habría ejercido de enlace entre los dos investigados, así como con mandos policiales también bajo el foco de la instrucción.
Según la diligencia de ordenación a la que ha tenido acceso infoLibre, el titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 ha citado a Nieto el próximo 30 de noviembre a las 10.45 horas. Tras él, comparecerá, también como testigo, la que fuera asistente de Martínez en la Secretaría de Estado, Icíar Castro, a quien confesó a principios de 2019, unos meses después de que estallara el escándalo del supuesto espionaje a Bárcenas, que no valoró “bien los riesgos” y que el Ministerio del Interior era una “piscina de tiburones”.
Silverio Nieto ya había sido citado por el magistrado, pero finalmente su declaración se suspendió. El sacerdote habría actuado como correa de transmisión entre Martínez y uno de los comisarios presuntamente implicados en la operación Kitchen, Enrique García Castaño, alias El Gordo. Fue éste quien en sede judicial el pasado mes de marzo exhibió al juez y los fiscales anticorrupción encargados del caso mensajes de Whatsapp que se había intercambiado con Nieto en fechas recientes, aunque no consta la fecha exacta. Nieto, además, estaba con el comisario ya jubilado cuando éste fue detenido en el marco del caso Villarejo en julio de 2018.
Según expuso el instructor en el primer auto de citación, “estos mensajes al parecer fueron reenviados por Silverio Nieto a Enrique García Castaño tras haber sido recibidos previamente de Francisco Martínez. “Según me dice mi abogado, además de cuestiones formales la defensa mañana exige entregar en el juzgado las actas notariales en las que constan los mensajes recibidos a lo largo de 2013, 2014 con instrucciones muy claras y explícitas sobre los supuestos operativos policiales de los que trata todo esto (cuya legalidad siempre me pareció clarísima) y que necesariamente conlleva la situación de Jorge y probablemente Rajoy. Desde luego, nada más lejos de mi deseo”, decía el mensaje.
Enviado a "JF"
En otro mensaje, se indicaba que también había sido enviado a “JF”, lo que según García Castaño significaría que el mismo remitente lo habría podido enviar a Jorge Fernández Díaz. Fue a partir de esta revelación cuando el juzgado requirió los mensajes que Martínez se había intercambiado con el exministro en 2013 en los que habrían hablado de la operación Kitchen y que había protocolizado ante notario. Si parece que el sacerdote Nieto actuó de enlace entre mandos políticos y policiales, el magistrado instructor quiere que comparezca como testigo “a fin de esclarecer qué sabe de los hechos objeto de la presente pieza separada, atendida la cercanía con Francisco Martínez, y el contenido de los mensajes que le reenvió al señor García Castaño, tal y como éste mostró en su declaración”.
Los mensajes protocolizados por el ex secretario de Estado también están siendo objeto de investigación por parte del juez, sobre todo a raíz de que Fernández Díaz negara en las dos ocasiones en las que ha comparecido en sede judicial que él fuese el otro interlocutor y acusara a su ex número dos de manipularlos. En un auto al que ha tenido acceso infoLibre, García Castellón cita a declarar en calidad de testigos a los dos notarios que dieron fe de los SMS. Tras el careo del pasado 13 de noviembre para enfrentar las versiones que el exministro y el ex secretario de Estado habían manifestado en sus respectivas declaraciones como investigados sobre su conocimiento del operativo parapolicial, la Fiscalía Anticorrupción concluyó que no se había conseguido aclarar ninguna de las contradicciones vertidas, por lo que ha solicitado las declaraciones de los notarios.
Enrique A. Franch, en Madrid, y Alberto Vela, en Mahón (Menorca), levantaron sendas actas notariales de los mensajes enviados en el verano de 2013 en los que supuestamente Fernández Díaz pedía a Martínez que averiguara si Sergio Ríos, el chófer del extesorero del PP Luis Bárcenas, era un confidente policial, y el ex secretario de Estado le encominaba al exministro a hablar después de que éste "tenga el contacto Cecilio", que es como se denomina al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en el argot policial. Para los fiscales, esta diligencia permitiría "acreditar plenamente la identidad del emisor/receptor de los mensajes obrantes en su teléfono móvil y que fueron protocolizados en los meses de junio y octubre de 2019 por el investigado Francisco Martínez", pues el exministro niega ser autor de los mismos e incluso ha aportado un informe pericial de parte que afirma que están manipulados.
Posible imputación por violación de secretos
Así, en aras de "una mejor averiguación de los hechos", el magistrado accede a citarles a declarar para conocer sus versiones. No obstante, el juez constata que Alberto Vela mantiene una relación de amistad con Francisco Martínez, por lo que podrá ir asistido por un letrado por si pudiera verse perjudicado de cara a que un juzgado de instrucción de Mahón acordara investigarle por violación de secretos, tal y como ha solicitado la Fiscalía.
Ver másEl cura de 'Kitchen' no confiesa y el fiscal le achaca el pecado de la mentira
El auto explica que este presunto delito se habría cometido el pasado mes de marzo cuando el notario se puso en contacto con Martínez para preguntarle cómo se borrarían unos mensajes, tras ser requerido judicialmente, a través del Consejo General del Notariado y con la expresa advertencia del carácter secreto de las actuaciones, para que entregara una copia del acta notarial de los mensajes protocolizados. El exsecretario de Estado defendió ante el juez que la eliminación de estos whatsapps estarían relacionados con unos "chistes de mal gusto".
Y además del sacerdote, la asistente y los notarios, el juez también llama a declarar de nuevo al ex director adjunto operativo (DAO) Eugenio Pino y al ex jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) Enrique García Castaño, ambos imputados en esta pieza separada del caso Villarejo, para corroborar si alguno de ellos era el autor de otros de los mensajes protocolarizados. En una de esas comunicaciones se informaba de que "la operación se hizo con éxito", en referencia al volcado de la información que contenían "2 iPhones y iPad", que presuntamente serían del extesorero del PP. El auto recuerda que Francisco Martínez aclaró que se trataba de un reenvío y Fernández Díaz expuso que es "inverosímil" que él como ministro lo hubiera redactado, ya que es un "texto de un operativo".
"Parece razonable inferir que ese mensaje pudiera haber sido enviado en origen por alguno de aquellos miembros de la cúpula policial", con los que, además, el exministro admitió haber tenido "frecuentes contactos", explica el juez de la Audiencia Nacional en su auto, que recuerda que el exjefe de la UCAO afirmó en una de sus declaraciones que el volcado de los citados dispositivos se hizo bajo sus órdenes en octubre de 2013 y así lo corroboraron agentes policiales adscritos a dicha unidad policial.
El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón se ha quedado con más interrogantes que respuestas tras el careo al que sometió al exministro del Interior Jorge Fernández Díaz y el ex secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez, ambos imputados por la operación Kitchen, el operativo ilegal sufragado con fondos reservados que se puso en marcha en 2013 para supuestamente sustraer al extesorero del PP Luis Bárcenas información sensible para el partido que se habría llevado tras su despido. Por eso, ha acordado nuevas diligencias, una de ellas la citación como testigo de Silverio Nieto, un cura amigo del primero y que habría ejercido de enlace entre los dos investigados, así como con mandos policiales también bajo el foco de la instrucción.