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Ley electoral vasca: la menos proporcional de toda España

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Ibon Uría

El próximo 25 de septiembre 1.783.411 vascos están llamados a las urnas. Pero el voto de cada uno de ellos tiene un valor muy diferente en función del territorio histórico en el que residan. En cada una de las tres circunscripciones –Bizkaia, Gipuzkoa y Araba– se elige a 25 parlamentarios para la Cámara autonómica, pese a que el censo en la primera se acerca al millón de electores y en la última apenas supera los 250.000, de modo que el voto de un alavés cuenta más que el triple que el de un vizcaíno. La vasca es la ley electoral menos proporcional de toda España.

El debate sobre la proporcionalidad de los sufragios se ha vuelto a poner encima de la mesa esta semana después de que Ciudadanos incluyese la reforma de la ley electoral estatal entre la seis condiciones que exige que el PP acepte para empezar a negociar la investidura de Mariano Rajoy. El partido naranja defiende modificar la actual norma para que, "como mínimo", cumpla tres condiciones: desbloquear las listas, acabar con el voto rogado y "que todos los votos valgan igual o haya mayor proporcionalidad"

Volviendo a Euskadi, las particularidades de su ley electoral hacen que el escaño por Bizkaia cueste de media entre 20.000 y 24.000 votos, por Gipuzkoa entre 12.000 y 16.000 y por Araba entre 5.000 y 6.000, dependiendo de la participación y el reparto de votos entre las distintas fuerzas. Con este modelo, repasando todos los resultados desde 1984, se encuentran datos tan llamativos como los del PSE en 1994: los socialistas obtuvieron 12 escaños, cuatro por circunscripción, pese a que en Bizkaia lograron 99.931 votos, en Gipuzkoa 53.320 y en Araba 21.431. De hecho, es frecuente que el PP y el PSOE obtengan más actas por Araba que por cualquier otra circunscripción, pese a obtener en ese territorio menos votos que en cualquiera de los otros dos.

De hecho, varios partidos a lo largo de la historia han conseguido entrar en la Cámara vasca gracias a lo relativamente sencillo que es obtener un acta por Araba. El más reciente es el caso de UPyD, que presentó a su número uno, Gorka Maneiro, por la circunscripción de Araba tanto en 2009 como en 2012, cuando logró escaño gracias, en buena medida, a las particularidades de la ley electoral vasca

Los grandes beneficiados  

Pero el caso más paradigmático es el de Unidad Alavesa, una escisión del PP aparecida en 1989 y que rechazaba la integración de Araba en Euskadi. Obtuvo representación en las elecciones de 1990, 1994 y 1998 y, aunque nunca superó los 30.000 votos, cifra que en Bizkaia le habría valido en la época para alcanzar un único diputado, llegó a sentar a cinco diputados en el Parlamento Vasco, todos por Araba, claro. Lo mismo le ocurrió al CDS en 1986, que obtuvo 40.445 votos en toda Euskadi y que logró dos escaños por Araba, territorio donde obtuvo 11.195 apoyos.

De hecho, en las nueve elecciones autonómicas celebradas hasta la fecha sólo ha habido tres ocasiones en las que un partido ha logrado representación por una única provincia que no haya sido Araba: son los casos de Aralar –hoy integrada en la coalición Euskal Herria Bildu– en 2005, de Eusko Alkartasuna –también en EH Bildu actualmente– en 2009 y de Ezker Batua-Berdeak –la que fuera marca de IU en Euskadi hasta 2011– también en 2009. En todos ellos obtuvieron un sólo acta por Gipuzkoa, con entre 11.000 y 16.000 votos en ese territorio. Ningún partido en la historia de las elecciones vascas ha logrado escaño por Bizkaia sin hacerlo, al tiempo, en al menos otra circunscripción.

Sin embargo, si se toman como referencia los datos de las elecciones de 2012, el particular sistema electoral vasco no penalizó de forma especialmente clara a ninguna de las cuatro grandes candidaturas –PNV, EH Bildu, PSOE, PP–, en parte porque el PNV es especialmente fuerte en Bizkaia, donde el escaño es más costoso, pero también ganó en el resto de territorios; EH Bildu en Gipuzkoa, mientras que PSOE y PP obtienen su mejores datos en Araba. La conclusión es que, de media, los nacionalistas necesitaron 14.251 votos por cada uno de sus escaños, la coalición independentista 13.234, los socialistas 13.301 y los conservadores 13.058 (un 9% menos que el PNV).

Si únicamente se tienen en cuenta los datos de las cuatro listas más votadas, el PP es el partido que salió más beneficiado por el particular reparto de escaños entre las distintas circunscripciones vascas entre 2001 y 2012, con diferencias de entre el 9% y el 18% con respecto al partido más penalizado, que fue siempre el PNV. En 1998, en cambio, fueron los socialistas quienes menos votos necesitaron por cada uno de sus parlamentarios y el PNV el que más. Finalmente, en 1986, 1990 y 1994 la fuerza más perjudicada fue Herri Batasuna y la más beneficiada el PSOE en las dos primeras y el PP en la última. En las primeras elecciones vascas, las de 1984, el reparto benefició al PSOE y perjudicó al PP.

Reforma de la ley 

Precisamente la reforma de ley electoral vasca es uno de los puntos que Ciudadanos incluirá en su programa de los comicios del 25S a pesar de que, tal y como está actualmente, le podría beneficiar, dadas las escasas expectativas que le vaticinan la encuestas. Según el último sondeo del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco –el equivalente autonómico al barómetro del CIS–, obtendrá un único diputado en la Cámara autonómica por la circunscripción de Araba, con un 4% de los votos. En Bizkaia y Gipuzkoa, en cambio, no obtendrá representación. La última encuesta de la radiotelevisión pública vasca, EiTB, coincide en otorgar un sólo acta a C's por Araba.

De cara a las elecciones del 25 de septiembre, la formación presentará como candidato a Nicolás de Miguel, que antes de recalar en Ciudadanos fue coordinador de UPyD en Euskadi. De Miguel fue elegido en primarias esta misma semana. Obtuvo 73 votos frente a los 56 que recibió el otro candidato –Iñaki Quintana, portavoz de la agrupación de C's de Bilbao– que logró reunir los avales necesarios para competir en el proceso: 23, el equivalente al 10% de la militancia del partido en la comunidad autónoma.

En declaraciones a infoLibre, De Miguel señala que la actual ley electoral vasca es "más propia del medievo que del siglo XXI". Asegura que su formación propondrá reformarla con el objetivo de que se incremente la proporcionalidad. Aunque la formación todavía está perfilando su programa, el candidato cree que el sistema alemán –que se considera más completo porque mezcla voto personalizado con una elevada proporcionalidad– es aceptable, si bien señala que tampoco se puede penalizar al medio rural sobre el urbano. 

De Miguel encabezará la lista por Araba. Y aunque admite que es el territorio donde las encuestas dan a Ciudadanos un mejor resultado y el escaño es más barato, lo desvincula de ese hecho. "Salimos con ganas de tener representación por las tres provincias y vamos a ir a por todas con humildad. A nadie se le escapa que el País Vasco es la comunidad autónoma más complicada para Ciudadanos, pero no vamos con espíritu de resistencia, sino de abrirnos un espacio", asegura. 

Territorio difícil para Ciudadanos 

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Lo cierto es que el País Vasco es uno de los territorios en los que Ciudadanos no arranca. En las generales de diciembre de 2015 fue la sexta fuerza –por detrás de Podemos, PNV, EH Bildu, PSOE y PP– con apenas 50.000 votos (4,14%). Las cosas no mejoraron el 26J: el partido, en seis meses, perdió 10.000 votos y se quedó con un 3,55%. La formación de Rivera no tiene ningún diputado ni senador vasco. En las municipales de mayo de 2015, el partido naranja consiguió el 2,45% de los votos en Araba, el 1,5% en Bizkaia y el 1,34% en Gipuzkoa, de modo que únicamente logró dos concejales en toda Euskadi: uno en Getxo (Bizkaia) y otro en Laguardia (Araba).

Si se observan los datos de las elecciones a Juntas Generales de 2015, los datos no son mucho mejores: logró un 3,15% en Araba, un 2,16% en Bizkaia y un 1,49% en Gipuzkoa. En todos los casos fue la séptima fuerza. Las Juntas Generales son el equivalente a un parlamento provincial, y tienen competencias especialmente en cuestiones de política fiscal y sobre impuestos como el IRPF. De las tres provincias, Ciudadanos sólo tiene representación en uno de ellos, el de Araba, donde logró un juntero por la circunscripción de Vitoria-Gasteiz.

De Miguel alude a la "gran fragmentación" del voto en Euskadi como uno de los factores de la escasa implantación de Ciudadanos en este territorio. Asimismo, también considera que ha influido de forma negativa para sus intereses electorales el hecho de que las formaciones nacionalistas les situaran como "un partido jacobino". "Nos presentan como si fuéramos un partido anti muchas cosas y no es verdad. Estamos abiertos al diálogo aunque no renunciemos a nuestros principios", sentencia. 

El próximo 25 de septiembre 1.783.411 vascos están llamados a las urnas. Pero el voto de cada uno de ellos tiene un valor muy diferente en función del territorio histórico en el que residan. En cada una de las tres circunscripciones –Bizkaia, Gipuzkoa y Araba– se elige a 25 parlamentarios para la Cámara autonómica, pese a que el censo en la primera se acerca al millón de electores y en la última apenas supera los 250.000, de modo que el voto de un alavés cuenta más que el triple que el de un vizcaíno. La vasca es la ley electoral menos proporcional de toda España.

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