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Lilith Verstrynge: "Podemos sigue siendo el partido de 2014, pero hemos comprobado los límites del sistema"

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Lilith Verstrynge (Madrid, 1992) llegó a la secretaría de Organización de Podemos en el mes de junio, tras el nombramiento de Ione Belarra como secretaria general. Pese a que lleva más de un lustro militando en la formación morada, prácticamente desde sus inicios, su nombre había permanecido en un discreto segundo plano hasta su aterrizaje en Madrid, en enero de 2020, cuando Pablo Iglesias la fichó para su equipo en la Vicepresidencia Segunda. "Entré en política de una manera poco bonita", admite Verstrynge, consciente de que se la cuestiona más por ser mujer y joven. Pero ella cree que la juventud es un grado. "Me imagino teniendo este trabajo dentro de 20 años y a lo mejor no hubiera dicho que sí tan alegremente".

La función de Verstrynge es coordinar la interna del partido, mantener el contacto con los territorios y velar por que se cumplan las directrices de la cúpula. En resumen, apagar los fuegos que surgen en toda organización política. Antes que ella ese cargo lo habían ocupado tres hombres: Sergio Pascual, Pablo Echenique y Alberto Rodríguez. Hay un concepto feminista, llamado acantilado de cristal, que sirve para definir un fenómeno que se da en algunas organizaciones políticas y empresariales: el ascenso de las mujeres a puestos de poder cuando las circunstancias son adversas y existen grandes posibilidades de fracaso.

Verstrynge no cree que sea su caso. Tampoco el de Belarra ni el de Yolanda Díaz, la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder del espacio confederal en el Ejecutivo de coalición. "Es bueno que las mujeres ocupen cargos relevantes, porque tenemos una manera de abordar los problemas totalmente diferente. No hay tanta competitividad, no hay tanto codazo", resume, en una entrevista con infoLibre. Sin embargo, también destaca que "el espacio orgánico no siempre es amable con las mujeres".

Llegó a la secretaría de Organización hace seis meses. ¿Cómo han sido los inicios y con qué dificultades se ha encontrado?

El balance hasta la fecha es positivo, aunque se trata de un sector dentro del partido nuevo para mí, es un trabajo muy bonito pero también intenso. Tienes contactos con todos los sectores y te permite conocer a mucha gente. Llevábamos dos años de no poder viajar, no poder tocarse y verse. Nuestra primera decisión ha sido coger carretera y manta y nos hemos puesto a trabajar en todas partes, para ver cómo están las cosas y que nos cuenten cómo va todo. Este es un trabajo muy de calle. 

Queremos que encuentros como el del pasado sábado, donde reunimos en Málaga a 250 cargos municipales, se hagan todos los años. Mantener el contacto para hablar de lo que está funcionado bien y de lo que no está funcionando. Venimos de siete años muy complicados para construir organización y ahora tenemos un poco más de tiempo.

Podemos es fuerza de gobierno en diversas autonomías y municipios, y sin embargo no hay demasiados perfiles que destaquen o sean muy conocidos, salvo contadas excepciones. ¿A qué cree que se debe?

Tenemos cargos autonómicos, provinciales y municipales con perfiles públicos conocidos. Más de la mitad de los concejales de Podemos son mujeres. Cuanto más asentado y estable esté el partido, más sencillo será potenciar perfiles locales y autonómicos. Y creo que hay gente muy buena y preparada, aunque es cierto que el foco mediático está en la política estatal.

Esta era un poco la ambición del encuentro municipalista. Lo primero, hay que escuchar y saber qué es lo que han hecho. El mero hecho de que alguien de estatal esté presente cuando ellos tienen una reunión, ya hace que el foco mediático se ponga ahí. Pero nosotros siempre en segunda línea, detrás, escuchando y dejando que ellos cuenten el proyecto.

Han recuperado la idea del 'sorpasso' al PSOE. ¿No le parece un objetivo demasiado ambicioso? 

Cuando empezamos con Podemos lo dijimos claramente: queríamos diferenciarnos de una tradición política de izquierdas que no había tenido esa ambición tan grande de llegar a gobernar. No hemos perdido la ambición de gobernar ni hemos cambiado de idea. Evidentemente se ha ido demostrando que hay cosas que se han podido conseguir que parecían imposibles. No hay que dejar de lado la idea de poder ser la primera fuerza progresista de nuestro país. 

Hay muchas cosas del acuerdo de gobierno que deberían estar llevándose a cabo de manera completa sin ningún tipo de debate posterior, pero no es así. Cualquier medida es objeto de debate o de renegociación y cada uno va empujando hacia arriba o hacia abajo cuando está sobre el papel, negro sobre blanco. Si la gente nos votó para cumplir un acuerdo político y ese acuerdo político no se está cumpliendo y, claramente, hay una parte del Gobierno que está incumpliendo el acuerdo o que está intentando tirar hacia la baja ese acuerdo político, lo que nosotros decimos es que la gente vote más a la fuerza política que está velando por ese cumplimiento.

¿Está diciendo que el PSOE no es un socio fiable?

No es una cuestión de que sea un aliado poco fiable, creo que es sencillamente que somos organizaciones políticas diferentes, con programas distintos y, por tanto, cada uno defiende sus ideas y sus programas. Lo que pasa es que hay un documento que está firmado y por tanto hay que cumplirlo. No todo tiene que ser objeto de renegociación o simplemente tienes que ver cómo coger la medida que firmaste en su momento y cuáles son las posibilidades o las capacidades que tú tienes para implementarla de la mejor manera posible. 

Antes de su marcha, Pablo Iglesias señaló a la vicepresidenta Yolanda Díaz como su sucesora. Ella insiste en la idea de que los partidos tienen que estar, pero no ser. Su objetivo pasa por construir un proyecto transversal, que se aleje de la "esquinita" del PSOE y que recuerda al primer Podemos. ¿Comparte el diagnóstico? 

Creo que lo que lo que dice Yolanda Díaz está totalmente en consonancia con lo que nosotros venimos diciendo y haciendo en los últimos años. El otro día, en el encuentro municipalista, lo hablábamos con los concejales. Creo que no hay ningún espacio político en la historia de nuestro país que se haya repensado o refundado tantas veces como el de Podemos. Desde el espacio de confluencia hasta asociaciones con otras organizaciones políticas, incluso ha habido cambios de nombre, siempre con esa ambición de crecer, de llegar a más sectores de la población y de mutar en función del momento político en el que se estaba. 

Los partidos políticos no pueden ser organizaciones estáticas y completamente rectas que no se ven perjudicadas ni modificadas en función de la situación que se vive en tu país. Tú tienes que ser una herramienta capaz de adaptarse a lo que te está reclamando el país y creo que eso lo hemos hecho siempre. 

¿Pero cómo se construye un proyecto sin los partidos? ¿Cómo se configuran las listas, se presentan diputados? ¿Quién marca las directrices?

Se construye creciendo y ampliando el espacio, contando con todos los actores, sean partidos políticos, sean movimientos sociales y simplemente integrando y haciéndoles partícipes del diálogo y de todo el proceso de escucha que me consta que Yolanda Díaz está llevando a cabo y que nosotros también lo estamos llevando a cabo por la parte que nos toca. Yo creo que son dos caminos que van de la mano y cada uno tiene que hacer el trabajo que le corresponde. Nosotros estamos en ese proceso de terminar de asentar la organización, de crecer, de ver si podemos llegar a otros sectores de la población. Ella está haciendo un trabajo muy similar, pero desde el ámbito de voy a ser candidata a las elecciones generales.

¿No cree que esta cuestión vaya a ser problemática para su organización?

No creo que el proyecto de Yolanda Díaz vaya a ser algo que implique no contar tanto con los partidos políticos, porque no creo que sea lo que ella está diciendo. Ella está diciendo simplemente que hay que crecer, llegar a otros sectores, hay que ampliar el espacio y es exactamente lo que llevamos diciendo desde el principio. Si hay otras maneras para llegar a esos sectores que no sea a través de un partido político, bienvenidas sean, porque el objetivo es común.

Tras tantas mutaciones, ¿es posible que en las próximas elecciones no veamos la marca de Podemos dentro de la candidatura de Yolanda Díaz?

Nosotros nunca hemos tenido el recelo de que apareciese el nombre o de que a toda costa tuviésemos que tener los colores corporativos. Creo que hemos sabido entender el momento político y cuando ha habido que hacer ciertas cesiones o llegar a ciertos acuerdos con otros espacios políticos, lo hemos hecho sin ningún problema y creo que con mucha generosidad política, porque no siempre es sencillo hacerlo. 

Creo que no es una cuestión tampoco de vaciarse de lo que eres, porque al final somos una organización política con una militancia, con una identificación al espacio, entonces todo eso es el juego de equilibrios, que es lo que se ha venido haciendo todos estos años, entre seguir siendo lo que eres, porque al final es lo que te proporciona esa herramienta para poder cambiar cosas, hacer leyes y mejorar la vida de la gente y a la vez ser generoso para poder ceder en ciertas cuestiones que te permitan a la vez crecer y ampliar y no restar.

Díaz también ha manifestado su intención de unir a otras formaciones y personas. ¿Le gustaría ver el nombre de Íñigo Errejón en la misma candidatura que Podemos?

No hay mejor persona para hacer ese trabajo de frente amplio que Yolanda Díaz, porque creo que es precisamente una buena persona para poder dialogar y llegar a estar en contacto con espacios políticos como el de Íñigo Errejón, incluso. No estamos en un momento político en el que haya que prescindir de nadie. 

En cualquier caso, nosotros en muchas ocasiones en el pasado lo hemos hecho y hemos tendido la mano en las propias elecciones en Madrid. Pablo Iglesias lo hizo con Mónica García, ofreciéndose él para ser número dos. Evidentemente lo vamos a seguir haciendo. Y creo que Yolanda es una buena persona para hacer ese trabajo.

"No estamos en un momento político en el que haya que prescindir de nadie"

Algunos de sus compañeros opinan que la única salida de Errejón es unirse al proyecto de Díaz para evitar desaparecer. ¿Está de acuerdo? 

Creo que eso lo tiene que decidir él, ¿no? No sé qué compañeros míos opinan así. Yo, desde luego, lo que sí que considero es que es en beneficio de todo el espacio progresista, y que forma parte también de esa inteligencia política, de saber ver qué es lo que tienes enfrente y qué es lo que tienes que hacer. Cuál es tu responsabilidad política en un momento dado.

Retomando el tema de la marca. ¿Cree que la marca Podemos cotiza a la baja? Y si es así, ¿por qué sucede esto? ¿Qué es lo que ha pasado desde su nacimiento hasta la etapa actual? 

Yo creo que estamos en un momento político que no es sencillo, que hay mucha desafección política. Podemos sigue siendo la fuerza política que se presentó a las elecciones europeas en su momento (2014) y sigue teniendo la misma ambición de gobernar, de ganar, de cambiar las cosas. Creo que venimos de unos años en los que también se han evidenciado los límites del propio sistema, del propio Estado, y eso en muchas ocasiones puede generar cierta frustración en la gente, porque a lo mejor esperabas conseguir más, y llega el gobierno de coalición y al final es una tradición política difícil de entender, por la cual hay dos partidos gobernando que tienen diferentes fuerzas y diferentes capacidades de gestión dentro del propio gobierno.

En cualquier caso, creo que Podemos, a pesar de todo lo que se ha dicho durante todos estos años, ha demostrado que es una fuerza que está institucionalizada, que es estable, que no va a desaparecer. Cada dos años nos hacen el acta de defunción. Parece que en cuanto desaparece fulanito de tal, Podemos muere. En cuanto Pablo Iglesias deja de ser secretario general, Podemos muere. En realidad lo que se ha demostrado es que Podemos es una organización que está muy viva, llena de gente joven, de mujeres jóvenes. Estamos muy dispuestas a seguir tirando del carro y a llevarlo lo más lejos posible.

Cada dos años nos hacen el acta de defunción. En realidad lo que se ha demostrado es que Podemos es una organización que está muy viva

¿Cree que 'el partido' de los medios de comunicación ha sido clave para explicar la situación actual de Podemos?

Hay ciertos medios que quizás sí, y hay otros que no. Todo tiene que ver con cómo cuentas las cosas. Si decides contar con los partidos que tienen ideas contrarias a la propia libertad de expresión, o decides contar con los que sí están defendiendo la libertad de expresión. Y creo que, por ejemplo, vosotros en el propio Congreso de los Diputados habéis sufrido situaciones en las que no es agradable y pueden ser medios de comunicación acreditados, pero al final lo que hacen no es un papel determinante a favor de la libertad de expresión, sino es más un trabajo bastante sucio y poco agradable para la propia profesión.

Habla de medios, pero tampoco quiere nombrar ninguno...

Yo creo que no merece mucho la pena.

Ha sustituido a Alberto Rodríguez al frente de la secretaría de Organización. ¿Por qué su escaño sigue sin ocuparse?

Es un proceso que no es sencillo. El propio Alberto lleva muchos años de persecución judicial que no han sido nada fáciles, muy injustos, y ha llegado a un punto que no deberíamos haber llegado nunca. Eso perjudica a la propia democracia y al propio Congreso de los Diputados. También a todos los diputados que están ahí representados y, por tanto, a los votantes que les llevaron allí.

Es doloroso para la propia organización y para los propios compañeros de Podemos Canarias y evidentemente para el propio Alberto. En cualquier caso, sigue su proceso, sin presiones, sin necesidad de que sea de manera inmediata mañana. Y me consta que están trabajando en ello.

En Podemos Canarias hablan de que están viviendo una suerte de duelo. ¿Coincide?

Totalmente. Es una manera de arrebatarle al pueblo canario los votos que hicieron que Alberto estuviese allí. Alguien le ha dicho a Canarias que esos votos no cuentan, no sirven y que por tanto, su diputado no merece estar representándonos en el Congreso. Creo que en lo personal, y en lo político, es difícil y por tanto merece también cierto tiempo y no tomar decisiones o hacer presiones para resolverlo y pasar página.

Pero sí que se acabará ocupando, ¿no?

Me consta que sí. Ya están trabajando en ello. 

¿Les dolió su marcha? Él tuvo algunas palabras críticas hacia Podemos. Confesó en una entrevista reciente que le faltó apoyo. 

Nosotros creemos que Podemos siempre será la casa de Alberto. Ha sido muchos años y lo será siempre y evidentemente le mandamos todo el apoyo. He hablado con él en varias ocasiones. Estuve incluso en el juicio acompañando y luego a la salida también tuve la oportunidad de estar con él. No le conozco personalmente mucho, porque no hemos coincidido en tiempo dentro de la organización, pero es un compañero al que hay que seguir mostrándole todo el apoyo. 

Ha dicho en alguna ocasión también que cree que la princesa Leonor no va a reinar ¿Por qué lo cree?

Lo que he dicho es que espero que no sea reina.  

¿Y de verdad confía en que haya una mayoría para cambiar la Constitución? No parece probable.

La monarquía es una institución arcaica y creo que el país está en el momento de pensar si se quiere apostar por una república. Creo que estamos preparados, que mayoritariamente hay un reclamo popular de que esa República sea una realidad. La monarquía está cada vez peor vista y los pocos datos a los que nos permiten tener acceso lo demuestran. Y además, creo que es totalmente lógico con las lecciones aprendidas de los últimos años de defensa de los servicios públicos, una serie de valores que la República podría amparar.

¿Ve al PSOE cediendo en este tema?

Espero que sí, espero que sus juventudes les convenzan.

¿Y a la derecha?

En realidad, la historia de la derecha política en nuestro país no es tradicionalmente monárquica, sino que ha habido todo un proceso de polarización por el cual se entendía que ser de derechas implicaba ser muy monárquico o ser muy defensor de ciertos valores. Y también por las posiciones que ha ido tomando la Casa Real en los últimos años. Durante muchos años el rey Juan Carlos podía tener un papel más neutral y más de mediación, y evidentemente, Felipe VI no es el papel que ha decidido tomar. Por tanto, Felipe VI ha reagrupado detrás de él a figuras políticas muy asociadas a la derecha y la extrema derecha, cosa que creo que no beneficia a la Casa Real ni a la imagen renovada en aquel momento de lo que nos intentaban decir de Felipe VI. Creo que cuanto más vaya por ese camino, menos servidores tendrá y más arrinconado estará en esas posiciones políticas y por tanto, más irá perdiendo el propio país y a los ciudadanos.

Felipe VI ha reagrupado detrás de él a figuras políticas muy asociadas a la derecha y la extrema derecha

¿El Podemos de 2014 hubiera aceptado la designación de Enrique Arnaldo al Tribunal Constitucional

Siempre hemos tenido muy claro que hay que estar dentro de los espacios de poder en los que no se nos quiere. Evidentemente hay ciertas instituciones en las que tradicionalmente es más difícil o ha sido prácticamente imposible, porque se ha expulsado de esa propia institución a cualquier fuerza que fuese progresista o que no respondiese a los dos grandes partidos o a los partidos del ala derecha. Hablo del Tribunal Constitucional o el Consejo General del Poder Judicial, que son instituciones en las que considero que hay que estar simplemente porque forma parte del proceso democrático que estemos y que también consideramos que las cosas pueden cambiarse de esa manera. 

En cualquier caso, ese acuerdo iba a salir con nosotros o sin nosotros dentro. Hay que pensar si merece la pena estar dentro para ver si desde ahí se pueden modificar ciertas cosas, o si tenemos que seguir cediendo esos espacios de poder y dejamos que sean otros los que los controlen y los que por tanto paren leyes o lleven procesos totalmente antidemocráticos.

¿Percibe que hay un problema de la Justicia con el Gobierno de coalición? ¿Priman los criterios ideológicos sobre los judiciales?

 La carrera judicial es más conservadora porque no todo el mundo tiene los medios para poder permitirse esa carrera judicial y por tanto, la gente que tiene acceso a esa carrera judicial viene de una determinada clase social. Eso lo primero. Y creo que evidentemente con los años hemos visto también ese proceso de derechización de ese sector de la justicia, que es evidente y que se puede ver muy claramente, por ejemplo, en el Consejo General del Poder Judicial. Lo estamos viendo también con las amenazas de parar ciertas leyes, la reacción a ciertas leyes, como la ley de eutanasia o la ley LGTBI. Evidentemente son posiciones que yo creo que son antidemocráticas y que no hacen ningún favor al país.

¿Teme que haya leyes que ya se han aprobado que sean paralizadas por el Poder Judicial?

Ese es el trabajo que se tiene que seguir haciendo desde los espacios políticos. Hay que asegurar que no haya un poder político dentro de la justicia que bloquee, que haga que ciertas cosas o ciertas decisiones que son aprobadas y votadas en el Congreso de los diputados, que es la sede de la soberanía popular y que representan los votantes y por tanto la ciudadanía, se bloqueen a la hora de una supuesta intervención de la justicia en nombre de no se sabe muy bien qué o quién.

Ha vivido muchos años en Francia ¿En qué se diferencia la política francesa de la española? ¿Y en qué se parece también?

Se diferencia en que Francia tiene una tradición política que ha permeado mucho en la ciudadanía. Hay mucha implicación política. Todo en Francia es una huelga, una manifestación. Mucha implicación por parte de la ciudadanía y esa es una de las cosas que aprendí allí, de las que me llevo mejor recuerdo, que creo que si quieres conseguir cosas tienes que salir a pedirlas. Esa idea de que si no haces la política la hacen otros. 

¿En qué se parece? Podría hacerte paralelismos de quién es quién comparándolo con los políticos españoles.

Estaría bien, estaría bien...

Lo que pasa es que es cierto que no es sencillo, porque incluso la propia derecha francesa tiene muchas diferencias con la derecha española. Es menos liberal, más soberanista. No es tan católica. Hay diferencias políticas que tienen que ver con la propia construcción histórica del país. Por ejemplo, el Partido Socialista en Francia está muy débil y ha sufrido un proceso de destrucción y aquí tenemos todo lo contrario. Un Partido Socialista que, con la entrada de Pedro Sánchez, a pesar de que venía de unos años muy malos, consiguió remontar. No te voy a comparar personas en concreto porque conforme lo voy pensando me doy cuenta de que hay demasiadas diferencias.

No hay un Macron español, ¿entonces? Albert Rivera quería serlo.

No le salió demasiado bien la jugada. Uno es presidente de la Republica y otro no.

En Francia también se está viendo un proceso de ascenso acusado de la extrema derecha. ¿Por qué se da este fenómeno?

Las condiciones económicas, y la manera en la que Francia ha sufrido las consecuencias de esa globalización, son distintas allí y aquí. La tradición francesa siempre ha tenido una parte conservadora, en el sentido de conservación de ciertas tradiciones e historia de la cultura de su país. Creo que muchas de las fuerzas políticas que, desgraciadamente, están cogiendo fuerza en los últimos años en Francia, tienen mucho que ver con esa mezcla. Una mezcla de cómo ha afectado el sistema global en Francia y cómo Francia ha intentado resistir a ese sistema. El problema, digamos, es que allí han derivado en fuerzas que son de extrema derecha y aquí ha derivado en fuerzas como Podemos, de izquierdas.

Por último, el feminismo es un poco la idiosincrasia que tiene el proyecto actual de la secretaría de Organización que lideras. ¿Hay mujeres rivales que le inspiren? 

Creo que hay muchas mujeres fuertes en todos los partidos políticos de nuestro país. No tanto porque piense como ellas o porque me gusten, pero sí son mujeres que han jugado un papel determinante dentro de su organización y eso al final también supone llegar hasta ahí. Por ejemplo, en el Partido Popular ha habido mujeres importantes a lo largo de su historia. Quizá la que más curiosidad me despierta, pero ahí lo dejo, es Cayetana Álvarez de Toledo. Luego en el Partido Socialista, Adriana Lastra. También la nueva secretaria de feminismo, Andrea Fernández, que además también es joven y creo que va a dar mucho de que hablar.

¿En Ciudadanos?

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En Ciudadanos, la propia Inés Arrimadas. Es una figura que ha dado mucha guerra y que ha tenido papeles muy relevantes, al igual que Mireia Vehí, de la CUP.

¿Y en Vox?

Por ejemplo, Macarena Olona con sus intervenciones en el Congreso de los Diputados que nos dejan a todos boquiabiertos. Creo que cuantas más mujeres haya en todas las organizaciones políticas, en todos los espacios de decisión, mejor. Somos la mitad de la población, ¿no? Lo que no tiene sentido y lo que no debería haber sido nunca es que no estuviésemos en esos espacios siendo la mitad de la población.

Lilith Verstrynge (Madrid, 1992) llegó a la secretaría de Organización de Podemos en el mes de junio, tras el nombramiento de Ione Belarra como secretaria general. Pese a que lleva más de un lustro militando en la formación morada, prácticamente desde sus inicios, su nombre había permanecido en un discreto segundo plano hasta su aterrizaje en Madrid, en enero de 2020, cuando Pablo Iglesias la fichó para su equipo en la Vicepresidencia Segunda. "Entré en política de una manera poco bonita", admite Verstrynge, consciente de que se la cuestiona más por ser mujer y joven. Pero ella cree que la juventud es un grado. "Me imagino teniendo este trabajo dentro de 20 años y a lo mejor no hubiera dicho que sí tan alegremente".

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