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Linares: de foco industrial andaluz a capital española del paro

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Lo que fue un faro industrial andaluz, un referente nacional de fabricación automovilística, la ciudad de Santana, es hoy un emblema de depresión socioeconómica y falta de alternativas. También un símbolo de la impotencia industrial andaluza. No es una ciudad con especial pujanza agrícola, ni ganadera, ni turística. Tampoco es ya un enclave industrial, ni minero, aunque guarda memoria de extracciones de plomo y maquinaria pesada a pleno rendimiento. Hubo tiempos en que fue la envida de Jaén. Hoy Linares, con alrededor de 60.000 habitantes, la segunda ciudad de la provincia, es la capital española del paro, un dato que escuece y que ha provocado el surgimiento de una incipiente movilización social que intenta ir a más. "Cuando yo terminé mis estudios universitarios pude elegir si me quedaba en Linares o me marchaba. Si esto no se soluciona, mis hijos no van a tener esa posibilidad", reflexiona Manuel Gámez, miembro de la plataforma Todos a una por Linares, que pretende canalizar el descontento popular hacia la reivindicación de medidas extraordinarias para la ciudad y la comarca.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó en junio un listado con las 15 ciudades de más de 50.000 habitantes con mayor tasa estimada de paro. La tabla era dolorosa para Andalucía. 13 de las 15 poblaciones eran andaluzas: Huelva, Dos Hermanas, San Fernando, Granada, Cádiz, Jaén, Alcalá de Guadaíra, Córdoba, Chiclana de la Frontera, La Línea de la Concepción, Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda... y Linares. La posición de esta última en lo alto de la clasificación es destacada. Un 44,5% de desempleo, lejos del 37,9 de Sanlúcar, la segunda. "Los datos son sonrojantes", afirma Francisco Cantero, secretario general de CCOO en Jaén. Lo que hace más difícil de asumir la tasa de paro es la prolongada historia de pujanza económica de la ciudad. Primero, con la minería del plomo, de tradición antigua, cuyos vestigios ejercen hoy como singular atractivo turístico. Y desde 1956 con la fábrica de Santana, originalmente Metalúrgica Santa Ana, fabricante de maquinaria agrícola, que con el tiempo acabó ligando el nombre de Linares al Land Rover y a distintos modelos de Suzuki.

En su apogeo, entre 4.000 y 5.000 trabajadores se empleaban directamente en la fábrica, más unos 2.500 indirectamente. La Junta de Andalucía acabó interviniendo en la empresa a mediados de los 90, con Santana aquejada por una crisis que amenazaba cada ejercicio su viabilidad. Pero sus inyecciones millonarias de dinero público no lograron salvarla. No llegaron los ansiados acuerdos para lograr carga de trabajo ni apareció un socio providencial. El supuesto interés de la rusa Tagaz y de la italiana Iveco no se concretó. Al fracaso industrial se sumaron las posibles irregularidades sociolaborales. La justicia investiga las ayudas concedidas por la Junta de Andalucía a la empresa durante su declive. Los ex consejeros Antonio Fernández y José Antonio Viera fueron imputados en marzo, entre otros ex altos cargos, en la pieza separada del caso de los ERE que afecta a la antigua planta linarense. Según la investigación judicial, Santana recibió ayudas sin las garantías legales y los procedimientos administrativos necesarios.

Hoy la antigua ciudad de los santaneros, identificable por los monos azules colgando de los tendederos de sus populosos barrios obreros, es eminentemente una ciudad de parados y prejubilados, con sus áreas (teóricamente) industriales ofreciendo preocupantes estampas de quietud. Los monos azules son recuerdos. En la última tanda salieron casi 800 prejubilados, pero el goteo de bajas había sido constante desde los 90. Este abundante perfil con ingresos garantiza dinero en la calle, lo que atenúa el impacto del elevado desempleo en la vida de la ciudad. Pero, ¿y el futuro? Los sindicatos CCOO y UGT exigen el cumplimiento de los compromisos adquiridos por la Junta de Andalucía en el llamado Plan Linares Futuro, que ha supuesto una decepción para toda la comarca. Consultada por infoLibre, la Consejería de Empleo del Gobierno andaluz (PSOE) no facilita información sobre el grado de cumplimiento de dicho plan, que prometía aminorar el impacto del cierre del emblema industrial del centro de Andalucía. Mientras tanto, empresas supervivientes como Aemsa, fabricante de aerogeneradores, o Aeropoxy Composites, aeronáutica, sufren ajustes laborales.

Un agónico declive

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El propósito principal de la plataforma Todos a una por Linares es que el cierre de la factoría de Santana, ocurrido en 2011 tras un agónico declive y que puso en la calle a más de 1.300 trabajadores y arrasó el tejido auxiliar, no sea el punto final de la historia industrial de Linares. Para ello hay convocada para este jueves 14 de septiembre una manifestación que, al estilo de las que tuvieron lugar en Granada durante la revuelta sanitaria, ha hecho un llamamiento expreso a no acudir con banderas, ni de partidos políticos ni de sindicatos. Es el signo de los tiempos: movimientos populares surgidos en las redes sociales, sin ideología definida más allá de la reivindicación local, que reniegan de cualquier adscripción a organizaciones históricas.

"No hay que inventar la pólvora. Necesitamos más industria, simplemente, porque aquí el campo no es una alternativa y no ha habido un sustituto a Santana Motor. El problema es que no hay intención política de ofrecer una solución", señala Francisco Cantero, de CCOO. Los sindicatos tienen puestas sus expectativas en la movilización y en la exigencia al Gobierno central (PP) y a la Junta de Andalucía. Pedro Gálvez, que fue presidente del comité de empresa cuando Santana se iba a pique, lamenta el papel de las administraciones. "Nos prometieron el oro y el moro, pero luego han llegado los incumplimientos del compromiso de mantener el empleo", denuncia. En cuanto a la consigna de "banderas fuera" de la manifestación de este jueves, se muestra contrario. "En Comisiones no tenemos por qué tapar nuestra bandera. Firmamos [el acuerdo para el ERE y las prejubilaciones] porque la Junta se comprometió con la industrialización. Que cada cual asuma su papel", subraya.

Todos a una por Linares ha hecho circular un vídeo, llamando a la movilización, en el que se apunta a que la solución está en "Sevilla, Madrid y Bruselas", al tiempo que se invita a los ciudadanos a aportar "ideas" para sacar a la ciudad del pozo. "Linares no es ganadera, ni agrícola. Los servicios y el turismo pueden ayudar. Pero sin industria no hay solución", señala Antonio Barrios, otro de los promotores de la plataforma. En el vídeo, Barrios aparece junto a la antigua sede del Banco Español de Crédito en Linares, de las primeras sucursales que abrió en España, a primeros del siglo pasado. Es un símbolo de la ciudad que fue y ya no es. Sus habitantes se enfrentan al vértigo de saber que puede no volver a serlo.

Lo que fue un faro industrial andaluz, un referente nacional de fabricación automovilística, la ciudad de Santana, es hoy un emblema de depresión socioeconómica y falta de alternativas. También un símbolo de la impotencia industrial andaluza. No es una ciudad con especial pujanza agrícola, ni ganadera, ni turística. Tampoco es ya un enclave industrial, ni minero, aunque guarda memoria de extracciones de plomo y maquinaria pesada a pleno rendimiento. Hubo tiempos en que fue la envida de Jaén. Hoy Linares, con alrededor de 60.000 habitantes, la segunda ciudad de la provincia, es la capital española del paro, un dato que escuece y que ha provocado el surgimiento de una incipiente movilización social que intenta ir a más. "Cuando yo terminé mis estudios universitarios pude elegir si me quedaba en Linares o me marchaba. Si esto no se soluciona, mis hijos no van a tener esa posibilidad", reflexiona Manuel Gámez, miembro de la plataforma Todos a una por Linares, que pretende canalizar el descontento popular hacia la reivindicación de medidas extraordinarias para la ciudad y la comarca.

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