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Los locales de juego de azar apuestan por las zonas con menores rentas de Madrid

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El fenómeno de la expansión de las casas de apuestas y los salones de juego ha causado preocupación a asociaciones, ayuntamientos y comunidades autónomas. Algunas de estas últimas, como Murcia, Andalucía o Aragón, ya han tomado medidas para regular las licencias que se otorgan, estableciendo distancias mínimas entre un local y otro, o entre los establecimientos y los centros educativos. Pero no es la única norma que hay que desarrollar para acabar con las consecuencias de un negocio que provoca grandes tasas de ludopatía en individuos que, en su mayoría, se rigen por un entorno que les incita al juego: la publicidad o los patrocinios que muestran continuamente los jugadores de los equipos deportivos son igualmente peligrosos para los apostantes, cada vez más jóvenes y de barrios obreros.

Los tres distritos con menores rentas de Madrid, situados al sur de la ciudad, acumulan casi el doble de locales de juego de azar que aquellos con mayores rentas per cápita. Usera, Puente de Vallecas y Villaverde tienen 78 establecimientos, frente a los 43 de los distritos de Salamanca, Chamartín y Chamberí, según el resultado de los datos proporcionados a infoLibre por la Consejería de Economía de la Comunidad de Madrid.

De hecho, el distrito Centro, que es el que tiene mayor número de locales que no se encuentra en el rango de distritos con menores rentas de la ciudad de Madrid, sigue de nuevo el mismo patrón: Embajadores, barrio con menor PIB de su administración, posee la mayoría de estos establecimientos (16 de los 29 que se sitúan en Centro).

La relación de la naturaleza del servicio que ofrecen estas compañías con la situación socio-económica de los vecinos no es una pauta que siga únicamente la ciudad madrileña. Los municipios que constituyen la Comunidad de Madrid también presentan esta brecha, que es más grande aún, de número de negocios entre las localidades más ricas y más pobres. No obstante, en comparación con la ciudad de Madrid, las urbes que la rodean tienen menor cantidad de locales en total. Aun así, al sur de la comunidad, Parla, Fuenlabrada y Móstoles (con 53.000 habitantes en total) tienen 45 de estos establecimientos en comparación con los 12 de Pozuelo de Alarcón, Las Rozas de Madrid y Majadahonda (25.000 habitantes), es decir, cuadriplica casi el número, mientras que la población de los primeros es solamente el doble.

Las casas de apuestas: el nuevo negocio

Mientras que los establecimientos categorizados como “salones de juego” pertenecían a un sector ya consolidado, las casas de apuestas hacían su primera irrupción en la sociedad en 2006 en Madrid, siendo esta Comunidad una de las pioneras en autorizar este tipo de actividades. Aunque el número de locales de ambos tipos ha crecido, el ritmo al que se han expandido los locales específicos de casas de apuestas en el periodo 2013-2018 no se puede comparar con los mencionados salones de juego de azar.

En plena etapa de recuperación económica para las grandes empresas, los salones de juego han crecido un 75% (de 220 a 387 establecimientos). Además, algunos de ellos han incluido corners de apuestas deportivas, es decir, espacios donde se pueden realizar estas apuestas en una especie de fusión entre salones de juego y casas de apuestas, pero cuyo número no está contabilizado por la consejería consultada.

El número de casas de apuestas en 2013 no variaba apenas entre los municipios de la Comunidad de Madrid y los distritos madrileños, con 17 y 13 locales respectivamente. No obstante, los datos de crecimiento se diferencian: en la comunidad –sin incluir a la ciudad de Madrid– han aumentado un 158% (de 17 a 44), y Madrid llega al 584% (de 13 a 89 establecimientos). Mientras que la localidad con mayor número de casas de apuestas en la provincia es Alcalá de Henares, con 6; los barrios obreros del sur de Madrid duplican este número: Usera, que lidera la lista, tiene 15 establecimientos categorizados como casas de apuestas.

De hecho, los datos de la Consejería de Economía registran dos locales de juego de azar en Pozuelo de Alarcón, uno en Las Rozas y ninguno en Majadahonda. Para más inri, no aparecen en su inventario estos negocios en los distritos de Salamanca, Chamberí o Moncloa, que son aquellos con rentas de más de 20.000€ anuales.

Ludopatía

De acuerdo con el estudio de Percepción Social del Juego de Azar (2016) realizado por la Universidad Carlos III de Madrid, la clase media-baja es la que más frecuenta estos espacios. Y, de hecho, no es un caso único en España, pues una investigación de la ONG Fairer Gambling (recogido por The Guardian) resaltó la diferencia del número de casas de apuestas en zonas con más y con menos desempleo en Inglaterra: 1251 y 250 respectivamente.

El perfil y la cantidad de personas que dedican su ocio al juego de azar, sin embargo, es mucho más difícil de medir por la irrupción de los operadores de juego online. Por tanto, se pueden tener en cuenta los perfiles de aquellos que acuden a terapia. Susana Jiménez Murcia, coordinadora de la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge, diferencia dos tipos de adictos: el juego presencial atrapa a los individuos con nivel económico medio-bajo, mientras que los que apuestan a través de la red tienen un mayor nivel adquisitivo. Las apuestas deportivas y el juego por internet las hacen personas más jóvenes y son el principal motivo de consulta habitual, según declara Mª Bayta Díaz Rodríguez, psicóloga de la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata (APAL), a infoLibre. “En la asociación atendemos casos desde los 16 hasta los 80 años y es habitual que la mayoría de los jugadores se iniciaran en la adolescencia”.

Según el estudio clínico de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), dependiente del Ministerio de Hacienda, la mayoría de los apostantes patológicos caen en el juego por la muerte de un familiar (53%) o por tener problemas económicos (45%). Por su parte, el Gobierno de España ha incluido la ludopatía en el plan de Estrategia Nacional sobre Adicciones que menciona “el aumento del uso “patológico” de internet, los medios digitales y las redes sociales, así como por el papel de las nuevas tecnologías como facilitadoras del acceso y potenciadoras de otras conductas adictivas, especialmente de los juegos de apuesta y el juego online entre adolescentes, muy mediado por una publicidad agresiva”.

¿Cómo restringir un negocio que causa trastornos que la Organización Mundial de la Salud incluye en su última clasificación internacional de enfermedades? La psiquiatra Susana Jiménez señala a este diario que “en las apuestas deportivas no hay apenas medidas hacia la sensibilización, es el juego socialmente más aceptado. Faltan iniciativas de juego responsable”. Explica las conclusiones de uno de los estudios que han realizado junto a DGOJ son que los factores de riesgo incitan al inicio de juego precoz y al “pensamiento mágico que crea distorsiones cognitivas”, esto es, los mensajes publicitarios que presentan este tipo de ocio como un falso control para la “cohesión social”. “Hay que promover campañas de prevención y educación, y hace falta una regulación sobre la publicidad –tomar ejemplo del caso del alcohol y el tabaco, que ha sido eficaz–. Limitarla, sobre todo, mientras que se desarrollan los partidos”.

Regulación de licencias y publicitaria

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La prohibición de la publicidad y patrocinios sobre las casas de apuestas ha sido incluida este año por parte del gobierno italiano, ya que el ministro de Trabajo, Di Maio, señaló que las apuestas resultan dañinas para la economía familiar y están dirigidas a los miembros más débiles de la sociedad; y se pondrá en marcha en enero de 2019. Al mismo tiempo, España se apoya en el insuficiente “juego responsable”.

Algunas comunidades están desarrollando normas restrictivas dirigidas a las licencias de locales para evitar el crecimiento masivo de este tipo de establecimientos. La mayoría de comunidades establece una distancia mínima entre ellos o respecto a dependencias juveniles. Es el ejemplo de Murcia, que exige 400 metros entre locales; de Aragón o de Andalucía (300 y 100 metros respectivamente). La Comunidad de Madrid no es el caso. La Consejería de Economía de la Comunidad se respalda en que aquellas comunidades autónomas con mayor regulación –como puedan ser Murcia, Baleares o Canarias– tienen, aún así, un número mucho mayor de salones de juego que Madrid en relación con el nivel de población. Pero los ayuntamientos también están restringiendo: Guadalajara ha sido la última provincia en anunciar que estudiará medidas para limitar el crecimiento "desproporcionado" de los locales de juego de azar y casas de apuestas; y Majadahonda, según anunció este año, sería el primer municipio madrileño en regular estos negocios en inmediaciones de colegios y centros juveniles, al poner el foco en la ludopatía juvenil.

Con todo, la preocupación de las consecuencias provoca nuevas campañas que luchan desde asociaciones vecinales. Moratalaz despierta, organización juvenil anticapitalista, se hace eco de todo esto con su nuevo plan denominado “con Moratalaz no se juega” en el que rechazan este aumento de salas de apuestas y su objetivo: jóvenes y barrios obreros. “El aumento de casas de apuestas se ha producido especialmente en los distritos de Madrid más afectados por la crisis; y dentro de ellos, cerca de zonas de ocio e institutos. Creemos que hay que poner límites de algún tipo a esta proliferación, bien desde el ámbito institucional, bien a través de la auto-organización de los vecinos y vecinas del barrio”, manifiesta la organización. Y, además, proponen atajar esta proliferación con alternativas culturales “sanas”, ya que aseveran que "no es un fenómeno aislado”. Resaltan los movimientos sociales del barrio de Gamonal en Burgos y de Granada Actúa, que les sirvieron de inspiración, pero también de plataformas de otros distritos de Madrid como Vallecas o Carabanchel, con quienes tienen la intención de colaborar en las próximas campañas.

El fenómeno de la expansión de las casas de apuestas y los salones de juego ha causado preocupación a asociaciones, ayuntamientos y comunidades autónomas. Algunas de estas últimas, como Murcia, Andalucía o Aragón, ya han tomado medidas para regular las licencias que se otorgan, estableciendo distancias mínimas entre un local y otro, o entre los establecimientos y los centros educativos. Pero no es la única norma que hay que desarrollar para acabar con las consecuencias de un negocio que provoca grandes tasas de ludopatía en individuos que, en su mayoría, se rigen por un entorno que les incita al juego: la publicidad o los patrocinios que muestran continuamente los jugadores de los equipos deportivos son igualmente peligrosos para los apostantes, cada vez más jóvenes y de barrios obreros.

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