Macron opta por su aliado centrista François Bayrou como nuevo primer ministro

El centrista François Bayrou, aliado de Emmanuel Macron desde su llegada al Elíseo en 2017, fue nombrado este viernes nuevo primer ministro de Francia por el presidente para intentar cerrar la crisis política que vive el país, según informa EFE. El líder centrista fue recibido a primera hora de la mañana en el Elíseo, donde mantuvo una reunión de casi dos horas con el presidente, antes de que su nombre fuera comunicado pasado el mediodía.

Bayrou, de 73 años, se convertirá en el cuarto jefe del Ejecutivo en lo que va de año y sustituirá al conservador Michel Barnier, nueve días después de la moción de censura que derribó su Gobierno, el más efímero del país desde la Segunda Guerra Mundial.

El recién nombrado primer ministro francés aseguró este viernes que "la reconciliación es necesaria" en referencia a la situación de bloqueo político que vive el país, abriendo así la puerta a colaborar con todos los partidos. "Todo el mundo sabe la situación difícil en la que estamos. Pero hay un camino que tenemos que encontrar, el de la unidad en lugar de la división", señaló el jefe de Gobierno ante la prensa.

Este nombramiento "llega en el buen momento, porque coincide con el aniversario del nacimiento de Enrique IV", dijo en referencia al rey que con la frase "París bien vale una misa" puso fin a las guerras de religión en la Francia del siglo XVI, y del que él es uno de los principales estudiosos. Bayrou se refirió a ese monarca para asegurar que "la reconciliación es necesaria".

Su objetivo: superar las divisiones en la Asamblea Nacional

Bayrou, un viejo conocido de la política francesa, tendrá la dura labor de superar las divisiones políticas en la Asamblea Nacional, dividida entre la izquierda, ligeramente mayoritaria, los macronistas y la extrema derecha. Su primera labor será nombrar un nuevo Gobierno con el que preparar un presupuesto para 2025, el obstáculo en el que cayó Barnier.

Con su nombramiento, Macron hace una apuesta por el ala más a la izquierda de su alianza, con la esperanza de poder lograr la indulgencia de los socialistas. Aunque el veterano político centrista también cuenta con cierta benevolencia de la extrema derecha de Marine Le Pen, puesto que comparte con ella la aspiración a un sistema electoral más representativo.

Además, como la líder ultraderechista, pasó por el banquillo de los acusados por la financiación ilegal de su partido con fondos del Parlamento Europeo, de lo que fue absuelto en primera instancia por falta de pruebas, pero que fue apelado por la Fiscalía.

Bayrou, que ha sido dos veces ministro, una de ellas en un Gobierno conservador en los años 90, y otras tres candidato presidencial (2002, 2007 y 2012), sobre todo en 2007, cuando se quedó cerca de pasar a la segunda vuelta, abandonó la carrera al Elíseo en 2017 en favor de Macron, en quien vio una encarnación de su aspiración a romper las divisiones entre la izquierda y la derecha.ç

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Su nombramiento al frente del Gobierno, el sexto de Macron en siete años en la Presidencia, ha sido recibido con frialdad entre los diferentes partidos.

Mientras que los izquierdistas de La Francia Insumisa (LFI) han anunciado que presentarán enseguida una moción de censura, los ecologistas tampoco parecen entusiasmados con el nombramiento. Los socialistas y comunistas, sin embargo, no cierran la puerta a un acuerdo de legislatura, aunque sí a ingresar en su Ejecutivo.

En cuanto a la extrema derecha, su presidente, Jordan Bardella, compareció ante los medios para asegurar que mantendrán "las mismas líneas rojas" que tuvieron con Barnier al que acabaron por derrumbar en una moción de censura el pasado día 4. Sin embargo, aseguró que "no habrá una moción de censura a priori" contra Bayrou, a la espera de verle en acción. 

El centrista François Bayrou, aliado de Emmanuel Macron desde su llegada al Elíseo en 2017, fue nombrado este viernes nuevo primer ministro de Francia por el presidente para intentar cerrar la crisis política que vive el país, según informa EFE. El líder centrista fue recibido a primera hora de la mañana en el Elíseo, donde mantuvo una reunión de casi dos horas con el presidente, antes de que su nombre fuera comunicado pasado el mediodía.

Bayrou, la obsesión por el centro

Luis Miguel Pascual (EFE)

François Bayrou es conocido en Francia por ser uno de los máximos expertos en la figura del rey Enrique IV de Navarra, al que la leyenda atribuye la frase "París bien vale una misa", que puso fin a las guerras de religión entre católicos y hugonotes que ensangrentaron el siglo XVI francés.

Nacido cerca de Pau, cuna de su admirado monarca, el nuevo primer ministro también tiene por delante una tarea tan titánica, la de reconciliar a tres campos que bloquean la vida política del país, lo que pondría una guinda esplendorosa a cuatro décadas de una carrera que ha discurrido en el ámbito local, en el Parlamento Europeo y en dos ministerios.

Tres veces candidato al Elíseo, Bayrou encontró en Emmanuel Macron la encarnación de su aspiración política, la de una figura que rompiera el mapa partidista del país, lo que le llevó a dar un paso atrás en sus propias ambiciones presidenciales y a convertirse, desde muy temprano, en uno de sus más fieles aliados.

A sus 73 años, la misma edad que su antecesor en el cargo, Michel Barnier, Bayrou deberá maximizar su credo ideológico: romper líneas entre la izquierda y la derecha para crear sinergias que sublimen las fuerzas del país.

Una máxima que le ha convertido en el principal exponente del centro político del país, al que se ha esforzado en crear un hueco propio desde que heredó el liderazgo de la democristiana UDF, un movimiento de centroderecha cuyo principal éxito había sido encumbrar al Elíseo a Valéry Giscard d'Estaing en 1974.

Inmerso en la amalgama gaullista, que aglutinaba a la derecha y el centroderecha, este filólogo hijo de agricultores entró en política con 25 años como consejero departamental de Pirineos Atlánticos, donde se sitúa su feudo de Pau, del que todavía hoy es dueño y señor. Desde ahí fue dando pasos en el partido y al año siguiente obtuvo su primer escaño de diputado, que no abandonó hasta 2012. Entre medias, esculpió su propia imagen, la de un político singular deseoso de buscar un camino propio, lejos del gaullismo, pero asociado a este.

En 1993, en la segunda cohabitación de la presidencia del socialista François Mitterrand, fue nombrado ministro de Educación en el gobierno del conservador Edouard Balladour, a quien apoyó en las presidenciales de 1995, lo que le valió alejarse del poder tras la victoria en las mismas de Jacques Chirac.

Para entonces ya tenía su perfil propio como centrista y en las europeas de 1999 encabezó una lista propia contra el socialista François Hollande y el conservador Nicolas Sarkozy.

Ambiciones presidenciales

En 2002 se lanzó por vez primera a la conquista del Elíseo, una nueva traición a los chiraquianos, de los que siempre ha renegado, y llegó a ser cuarto, con el 6,84 % de los votos, de unos comicios marcados por la llegada de Jean-Marie Le Pen a la segunda vuelta.

Cada vez más distante de la derecha francesa, su apogeo político llegó en las presidenciales de 2007, cuando consiguió el 18,57 % de los votos, lo que le situó en posición de árbitro de la segunda vuelta entre Sarkozy y la socialista Ségolène Royal. Aunque no pidió el voto para ninguno de los dos, su distancia con el conservador, que acabó imponiéndose, fue más patente que con la socialista.

En la estela de esa popularidad, ese mismo año reagrupó al centro político en el partido MoDem, una ruptura definitiva con la derecha tradicional, emergiendo como una figura esencial de la política francesa.

Descrito como algo ingenuo, objeto de burlas y sátiras por su discurso 'buenista', Bayrou afianzó su electorado, entorno al 10 %, que se expresó en 2012 en su última aventura presidencial.

Aunque fue elegido alcalde de Pau en 2014, nunca dejó de ser una figura nacional, que se cristalizó en su apoyo firme a Macron a partir del lanzamiento de su movimiento En Marcha en 2016, que un año más tarde le llevó al Elíseo.

Su lealtad le valió ser nombrado 'número 2' del Ejecutivo y ministro de Justicia, pero un mes más tarde tuvo que dimitir por una acusación de financiación ilegal de su partido con fondos del Parlamento Europeo, de la que resultó absuelto este año por falta de pruebas. Una caso que todavía colea porque la Fiscalía recurrió aquella sentencia.

Reelegido alcalde de Pau y nombrado comisario del plan, un puesto de coordinación y planificación con pocas atribuciones, Bayrou no ha dejado de ser una voz influyente en el presidente, pero manteniendo su independencia, lo que le ha permitido criticar algunas de sus decisiones. En febrero pasado, poco después de ser absuelto, declinó la invitación para entrar en el Gobierno del entonces primer ministro Gabriel Attal, con quien mantiene distancias.

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