Sus compañeros de partido se fijaron en él antes del último congreso federal, el de Sevilla. Pensaron en él como relevo, le veían como el eterno mirlo blanco. Pero él no quiso. Eduardo Madina (Bilbao, 1976) rehusó entrar en la pugna entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. Pero ahora, un año después de aquel cónclave que dejó traumatizado al PSOE, las cosas han cambiado. Y él está, por primera vez, escuchando a militantes y dirigentes, conversando con unos y otros para finalmente decidir si da el paso de aspirar al liderazgo, según ha podido confirmar infoLibre. En paralelo, su intención es ir aumentando su presencia pública, hasta ahora muy limitada.
La pregunta clave es por qué. Qué razones han influido en su nueva disposición. Fuentes del entorno del diputado de Bizkaia y secretario general del Grupo Socialista en el Congreso han relatado a este diario que ha venido recibiendo cada vez más mensajes de militantes y de cuadros del PSOE de distingo signo. Mensajes en los que le trasladaban la preocupación por la marcha de un partido que no recupera aliento pese a la sangría del PP y que incluso, según el último sondeo de Metroscopia, se sitúa por debajo de Izquierda Unida en intención directa de voto. En su círculo argumentaban que, igual que en su día dio un portazo a quienes invocaban su nombre para tomar las riendas del PSOE en el congreso de Sevilla, ahora siente que no puede hacer lo mismo, por una cuestión de responsabilidad ante la ebullición que vive el partido y la grave situación política que afecta al país.
Madina ha venido manteniendo charlas y comidas con afiliados y dirigentes en varios territorios, singularmente en Andalucía y Castilla-La Mancha. Pero en ninguna de esas reuniones, puntualizan los próximos al diputado, ha negociado nada concreto. Porque todavía está sopesando qué hacer. En todos esos contactos, el parlamentario ha trasladado una gran preocupación ante el profundo deterioro que se vive en las filas del partido, pero también en la situación política general.
Contacto con Griñán
Una de esas entrevistas clave se produjo hace dos meses, antes de la operación quirúrgica a la que se ha sometido, y fue con José Antonio Griñán, presidente federal del PSOE y secretario general de la federación más poderosa, Andalucía. Fuentes cercanas al presidente de la Junta y al diputado coincidieron en que los dos intercambiaron impresiones, pero ni uno dio su apoyo ni el otro se lo reclamó explícitamente. Asimismo Madina mantuvo encuentros, aunque no a solas, con el expresidente manchego José María Barreda y con el actual barón territorial, Emiliano García-Page, alcalde de Toledo.
En el entorno del parlamentario apuntan que está persuadido de que la solución para el PSOE pasa por una alternativa creíble, que supere las divisiones entre familias o sectores, se trate de rubalcabistas o chaconistas. Una opción parcial, a su juicio, sería castigada de nuevo por las bases y por la sociedad.
Partiendo de esa convicción, añaden, Madina, si finalmente decidiera dar el paso, competiría en unas primarias abiertas, y no en un congreso extraordinario. La fórmula no es inocua. Porque el secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, estaría ya maniobrando para recabar apoyos internos. Sin embargo, su apuesta, según ha trascendido en los últimos días, es otra: un cónclave extraordinario que le confiriera todo el poder orgánico y, después, unas primarias con un solo candidato, él. El parlamentario cree, según explican los suyos, que esa salida, muy interna, estaría condenada al fracaso de cara al exterior, dado que el PSOE ha perdido ya muchos espacios en la sociedad. Madina aboga, simplemente, por no forzar las cosas, sino cumplir el mandato del congreso de Sevilla: celebrar unas primarias abiertas, a la francesa, para elegir el cartel electoral de las próximas generales.
En el círculo del diputado vizcaíno insisten en que aún no ha tomado ninguna decisión, ni esta será inmediata. Pero la novedad estriba, por tanto, en que por vez primera vez se plantea optar al liderazgo del partido a raíz de los contactos con bases y cuadros. Contactos que ha seguido manteniendo, por cierto, durante su periodo de hospitalización.
Algunas dudas
¿Qué ventajas e inconvenientes se perciben en el PSOE respecto a su eventual candidatura? Al equipo de Griñán no le gusta su posición "demasiado titubeante" de los últimos meses, y tampoco que haya "desaparecido de la esfera pública" tanto tiempo, si bien parte de la culpa la ha tenido su operación y su convalecencia, que finalizará el próximo lunes, cuando se incorpore ya por completo a la actividad parlamentaria. El aparato andaluz indica, no obstante, varias bazas a su favor. Para empezar, su juventud (37 años), lo que supondría un claro "salto generacional". El exlehendakari, de 54 años, también es de una generación distinta a la de Rubalcaba, pero dirigentes del partido de distintas federaciones, opuestos a su posible ascenso, lo marcan como un "histórico" hijo de otro histórico, Lalo López, amigo cercano de Manuel Chaves, representante de la vieja guardia y justo uno de sus grandes valedores.
De modo que Madina es visto como "una nueva cara, joven", que permitiría al PSOE salir de la dinámica de los chaconistas y la vieja guardia, señalaban fuentes del aparato andaluz. Anotaban dos elementos más a su favor: que no ha sido derrotado en elecciones –López se descalabró en las últimas vascas y perdió la Lehendakaritza– y que está "más preparado" académicamente (es licenciado en Historia y tiene dos másters).
Otro conocido dirigente de una federación socialista muy influyente ponía más pegas: "Edu es más joven que Patxi, y punto, porque también lleva mucho tiempo en política. Y ser joven tampoco es bueno per se. Además, tendría enfrente a su federación, y en particular a Rodolfo Ares y Txiki Benegas, que son rubalcabistas y cien por cien aparato". A su favor, podría recoger las simpatías de los chaconistas –conocida es su amistad con la exministra de Defensa–... siempre que Chacón se descartara para competir en primarias, cosa que aún no ha ocurrido. Es igualmente conocida su cercanía con Elena Valenciano, número dos de Rubalcaba.
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La intranquilidad del PSOE, mientras, es máxima. Diversos responsables narran el "desasosiego" de las agrupaciones de base, que ven cómo el partido está desfondado y las encuestas no dan aliento, y cómo la marca federal, las siglas PSOE, son un "lastre" para la acción política. En ese sentido, el barómetro de Metroscopia ha sido encajado como un nuevo mazazo. Federaciones como la madrileña interpretan que el ambiente "huele a revolución" y que los cambios son ya "inevitables".
Andalucía, que frenó la contestación interna tras el caso Ponferrada, reitera que "no hay que correr", que el partido debe "tirar para adelante hasta salir del túnel", lo que implica "seguir apoyando a Alfredo" hasta la Conferencia Política de octubre y a partir de ahí pensar, ya sí, en la alternativa y en el relevo. "Es todo más complejo que sustituir a Alfredo, porque en la calle está el discurso de que PP y PSOE son lo mismo. Hay que esperar a la Conferencia, articular un discurso y que este sea protagonizado por un equipo", explicaba una persona de la máxima confianza del presidente de la Junta, quien por ahora "no tiene una decisión tomada de a quién apoyar, ni ve claro que Edu pueda ser el sucesor". El peso del PSOE andaluz es decisivo, si bien otros barones se quejan de que Griñán tenga la sartén por el mango.
Rubalcaba y su equipo, entretanto, han sostenido en todo momento la misma posición: que el calendario no se mueve, que hasta después de las europeas no tocará hablar de primarias, que primero urge fortalecer el proyecto. Y que el secretario general tiene un "contrato" de cuatro años, hasta 2016. Pero ese timing, a decir de algunos dirigentes, puede tambalearse.
Sus compañeros de partido se fijaron en él antes del último congreso federal, el de Sevilla. Pensaron en él como relevo, le veían como el eterno mirlo blanco. Pero él no quiso. Eduardo Madina (Bilbao, 1976) rehusó entrar en la pugna entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. Pero ahora, un año después de aquel cónclave que dejó traumatizado al PSOE, las cosas han cambiado. Y él está, por primera vez, escuchando a militantes y dirigentes, conversando con unos y otros para finalmente decidir si da el paso de aspirar al liderazgo, según ha podido confirmar infoLibre. En paralelo, su intención es ir aumentando su presencia pública, hasta ahora muy limitada.