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Madrid arranca una campaña electoral en clave nacional que puede marcar el futuro de la política española

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La decisión de Isabel Díaz Ayuso de adelantar las elecciones autonómicas al próximo 4 de mayo, cuya campaña electoral arranca mañana, ha convertido a la Comunidad de Madrid en un laboratorio de lo que puede ocurrir en la política española en el futuro inmediato, dependiendo de cuáles sean los resultados de cada partido en la región. La contienda será en clave nacional tras centrarse la batalla por los votos entre Isabel Díaz Ayuso y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien ha irrumpido dejando en un segundo plano a su propio candidato.

Así, además del gobierno regional, están en juego la pervivencia de Ciudadanos, el inicio de la reunificación de la derecha y si ésta se convierte en una alternativa a Sánchez. Pero también supone un riesgo para Sánchez, ya que se medirá la aceptación de los ciudadanos a las medidas adoptadas por el presidente durante la pandemiapandemia, la capacidad del PSOE de reunir el voto de la izquierda y las posibilidades de subsistencia de Unidas Podemos, que ha echado el resto presentando a su líder como candidato, informa Europa Press.

Ni PSOE, ni Ciudadanos habían calibrado el efecto que tendría su acuerdo -que algunos han atribuido a una maniobra de Moncloa aunque después se la autoatribuían desde Ferraz- para presentar una moción de censura en Murcia el pasado 10 de marzo. La presidenta madrileña no lo pensó dos veces, ante la posibilidad de que ambos partidos hicieran lo mismo en Madrid, y adelantó de inmediato las elecciones en la región, que se celebrarán el 4 de mayo.

El PP temía perder la joya de la corona del poder territorial, como es la Comunidad de Madrid, y aunque conscientes de que la convocatoria electoral es una "operación de alto riesgo", los populares se han lanzado ahora a tumba abierta con el objetivo de alcanzar una mayoría absoluta o al menos un resultado que sumando fundamentalmente con Vox les permita mantener el gobierno de la región.

Y aprovechando además que la líder madrileña ha acumulado una gran popularidad durante todos estos meses por haber permitido que la hostelería y los negocios no esenciales permanecieran abiertos en la región después del confinamiento, los populares están tratando de reunificar el voto de la derecha en torno a sus siglas y convertirse en una alternativa a Pedro Sánchez.

Y es que en estos comicios no está en juego solo el Gobierno de Madrid. Díaz Ayuso arriesga la presidencia regional, pero el presidente de su partido, Pablo Casado, puede acabar muy tocado también si los populares pierden el Ejecutivo madrileño. Y si lo mantienen, la posición de la presidenta madrileña puede verse reforzada en el PP, donde algunos la han llegado a ver incluso como posible candidata a unas generales.

Termómetro para las medidas de Sánchez

Además, la región es el trofeo ansiado por el PSOE, que no la gobierna desde hace 26 años, cuando Alberto Ruiz Gallardón ganó las elecciones de 1995. Y se ha convertido casi en el reto personal del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien ha irrumpido en la campaña, eclipsando a su propio candidato, para batirse con Isabel Díaz Ayuso, con la que ha ido cuajando una dura rivalidad desde el inicio de la pandemia.

Una operación arriesgada por que el 4M puede convertirse también en un termómetro para medir la aceptación que tienen entre la ciudadanía las medidas adoptadas por Sánchez contra la pandemia. Un mal resultado podría ponerle en una situación complicada.

En este contexto, ni Sánchez, ni Ayuso pierden ocasión de entrar en el cuerpo a cuerpo de los reproches y las acusaciones, sabedores de que el Gobierno madrileño se puede decidir por muy pocos escaños, ya que algunas encuestas dan incluso un empate entre los bloques de la derecha y la izquierda.

Tal es la implicación de Sánchez que, según las fuentes consultadas por Europa Press, tanto él como el propio Ángel Gabilondo, pidieron a los fontaneros de Moncloa, capitaneados por Iván Redondo, que marcaran la estrategia socialista en estos comicios.

Y en esa estrategia, el jefe del Ejecutivo está acaparando casi todos los días los titulares de la oferta socialista. Incluso ha comparecido dos semanas consecutivas en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Una de ellas para presentar el plan de vacunación y anunciar su intención de concluir el estado de alarma el 9 de mayo y otra, para publicitar el Plan de Reconstrucción del país tras la pandemia de covid.

Y no desaprovecha ninguna oportunidad para lanzar ataques a Ayuso, cuestionando desde su viaje a África la veracidad de los datos de la pandemia que da Madrid, o desde la tribuna del Congreso, donde compareció el miércoles a petición propia para explicar su Plan de Reconstrucción. Incluso ha anulado la promesa de su propio candidato, de no subir los impuestos a los madrileños, lanzada por Gabilondo para atraerse el voto moderado de Ciudadanos.

Pero esta exposición es muy arriesgada también para Pedro Sánchez, ya que puede llegar a pasarle factura si los socialistas no logran gobernar la Comunidad sumando con Más Madrid y Unidas Podemos, o si no obtienen un buen resultado que le permita sacar pecho.

El 4M medirá la resistencia de Podemos

El 4 de mayo también se medirá la capacidad de resistencia del partido morado, que ante el temor de quedarse fuera de la Asamblea ha echado el resto presentando a su líder, Pablo Iglesias,Pablo Iglesias como candidato.

Una decisión que le ha obligado a dejar su puesto en la vicepresidencia segunda del Gobierno, dando incluso un paso más al designar a la ministra de Trabajo y ahora vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, como su sucesora al frente de Unidas Podemos. Sin embargo, y tras abrir el debate sobre su propia sucesión en el partido, Iglesias ha avisado de que aún le quedan muchos años como líder de Podemos.

La entrada de Iglesias, que trató de lanzar una OPA a Mas Madrid para ir juntos a las elecciones proponiéndose como candidato de la suma de ambas fuerzas, también demostrará la fidelidad del electorado de la fuerza política de Íñigo Errejón y si la rivalidad entre ambas formaciones les perjudica a ambos.

La fuerza de Vox y el riesgo de Ciudadanos

Igualmente Vox se juega mucho en estas elecciones debido al empuje de Ayuso y a la aceptación de la candidata popular entre los votantes de este partido, según las encuestas. Por ello, el 4 de mayo, se verá la fortaleza del partido de Santiago Abascal, quien también ha entrado en la campaña madrileña.

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Y otra de las dudas que se dirimirán el próximo 4 de mayo será la supervivencia de Ciudadanos, que según las encuestas, corre el riesgo de no llegar ni al 5% de voto, quedando así fuera de la Asamblea de Madrid.

Una situación que complicaría mucho el futuro de esta formación política porque supondría pasar de los 26 escaños actuales a cero en el parlamento regional. Y que también puede perjudicar las posibilidades de Ayuso de gobernar porque la formación naranja -que ya ha anunciado su intención de volver a pactar con el PP- se lleve parte del electorado de centro derecha, pero no logre escaños.

Aunque una eventual pérdida de apoyos de Vox y Ciudadanos también pueden dar paso al inicio de la reunificación de la derecha y a la configuración de una alternativa a Sánchez. Todas estas incógnitas se dirimirán el próximo 4 de mayo y pueden marcar el futuro inmediato de la política española

La decisión de Isabel Díaz Ayuso de adelantar las elecciones autonómicas al próximo 4 de mayo, cuya campaña electoral arranca mañana, ha convertido a la Comunidad de Madrid en un laboratorio de lo que puede ocurrir en la política española en el futuro inmediato, dependiendo de cuáles sean los resultados de cada partido en la región. La contienda será en clave nacional tras centrarse la batalla por los votos entre Isabel Díaz Ayuso y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien ha irrumpido dejando en un segundo plano a su propio candidato.

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