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Los mails de la amiga del rey y el duque prueban que Juan Carlos conocía sus negocios

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“Disculpa mi silencio de estos días pero quería chequear a mi suegro y a Alberto Aza [entonces jefe de la Casa Real] antes de responderte”. Escrita en inglés el 1 de marzo de 2005, esa reveladora frase se localiza en el último de los correos que, cruzados entre Iñaki Urdangarin y Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amiga personal del rey, entregó el sábado Diego Torres al juez del caso.

La secuencia epistolar prueba que Juan Carlos I estaba al tanto de la oferta que en el verano de 2004 lanzó la princesa germanodanesa al duque de Palma para que se incorporase a la Fundación Laureus con un sueldo anual de hasta 250.000 euros. “He puesto en copia [como destinatario del correo] a tu suegro y espero que esta propuesta despeje todas las dudas que puedas tener”, escribe Sayn-Wittgenstein en otro email fechado el 22 de febrero de 2005.

En otro correo anterior, este del 22 de junio de 2004, Urdangarin anuncia a Corinna que le envía el curriculum, el suyo propio, “que pidió su majestad, Juan Carlos I, rey de España”. También Urdangarin ponía en copia a su padre político, como precisa su secretaria en una cibercarta dirigida a Corinna el 10 de febrero de 2005.

En esas fechas, la apetitosa oferta laboral seguía en pie. Y era su contenido lo que Urdangarin quería consultar o chequear con el rey. Meses antes, la aristócrata consorte le había contado al marido de Cristina de Borbón cómo pensaba enfocar la cuestión: había planteado a sus grandes jefes en Fundación Laureus que Urdangarin recibiera 200.000 euros al año como “salario base”, y que la cifra pudiera incrementarse hasta los 250.000 euros mediante un sistema de “bonus vinculados a intervenciones”. Controlada, según la princesa alemana, por las firmas de lujo Mercedes y Cartier y mecenas de premios deportivos de prestigio mundial, lo que la Fundación Laureus quería de Urdangarin era utilizarle para “atraer a grandes compañías españolas como copatrocinadoras” de la organización. O sea, utilizar sus influencias para captar dinero.

"La temporada de caza es una locura"

La princesa Sayn-Wittgenstein parecía consciente de que semejante sueldo exigiría algún esfuerzo. “A nivel corporativo –le escribe a Urdangarin el 14 de julio de 2004-, habrá que crear una “estructura especial” para ti que combine la actividad comercial y caritativa y justifique las remuneraciones que estás buscando”.

En el intercambio epistolar entre Urdangarin y Corinna también hay espacio para hablar de asuntos más lúdicos. “Imagino que estarás más ocupada que nunca. La temporada de caza es una locura”, le dice el yerno del rey en un correo escrito el 23 de enero de 2005. Eso sí, el duque aprovecha el correo para remitirle su número de cuenta bancaria con el objetivo de “actualizar nuestras operaciones”.

“Disculpa mi silencio de estos días pero quería chequear a mi suegro y a Alberto Aza [entonces jefe de la Casa Real] antes de responderte”. Escrita en inglés el 1 de marzo de 2005, esa reveladora frase se localiza en el último de los correos que, cruzados entre Iñaki Urdangarin y Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amiga personal del rey, entregó el sábado Diego Torres al juez del caso.

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