La convulsión en el Partido Socialista de Madrid (PSM), seis días después de la destitución de Tomás Gómez como su secretario general, no acaba de extinguirse. A la candidatura de la exdelegada del Gobierno Amparo Valcarce y a la nominación in péctore de Ángel Gabilondo –aunque él no se ha postulado abiertamente–, se sumó la vuelta a la palestra del expresidente del partido y edil en el Ayuntamiento de Madrid Pedro Zerolo. Un último movimiento que ha descuadrado otra vez el tablero y que podría hacer naufragar los planes de Pedro Sánchez. Y a ello se suma el malestar en varias agrupaciones, que consideran que mejor un dedazo directo del líder y evitar un "simulacro" de consulta a los militantes cuyo resultado está teledirigido. Impresiones que salen no del círculo de confianza del defenestrado Gómez, sino de secretarios generales que se realinearon con Ferraz en cuanto decidió intervenir la federación.
Cuando Sánchez hizo caer a Gómez el miércoles pasado –disolviendo de paso los órganos de dirección regionales–, nombró una gestora presidida por Rafael Simancas y articuló un proceso "democrático" y "participativo", de "abajo arriba" para designar al nuevo candidato socialista a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Un método que consistía en lo siguiente: que las ejecutivas de las agrupaciones municipales y de distrito convocasen, entre el 18 y el 20 de febrero, a sus asambleas, a todos sus militantes, que estos propusiesen nombres, que serían elevados a la gestora. Esta, a su vez, interpretaría el sentir "mayoritario" de las bases y trasladaría una única propuesta a la Comisión Federal de Listas. Nada de primarias. No sólo por falta de tiempo, sino por criterios políticos.
Según explicó este lunes Simancas a los periodistas, cada asamblea será "soberana" para decidir cómo expresar "el criterio" de sus militantes. Algunas agrupaciones votarán, otras debatirán sobre nombres y otras darán su plácet a la propuesta que haga la ejecutiva local. En teoría, la gestora no forzará votaciones, según insistieron a este diario sus miembros. Lo que sucederá en cada una de las asambleas se llevará a un acta. Pero esos relatos detallados de lo ocurrido no serán públicos, tal y como subrayó Simancas, de modo que no se conocerán las deliberaciones. Y eso que Luz Rodríguez, dirigente de la ejecutiva federal, rubricaba por la mañana que el camino hacia la designación del nuevo cabeza de lista será "transparente".
La gestora recordó que el reglamento de asambleas, en su artículo 13. 3, impide hacer públicas las actas: estas serán "archivadas y custodiadas en la sede de la agrupación, pudiendo ser consultadas por todos los militantes de la misma transcurridos seis días desde la celebración de la asamblea". Fuentes de este órgano precisaron a este diario que se dará a conocer el resultado que mande cada una de las ejecutivas locales, aunque no se muestre el acta.
"Si hay vacío, el vacío se llena"
Oficialmente, la gestora tampoco ha inducido ningún nombre. Pero no es ningún secreto que Ferraz quiere al exministro Ángel Gabilondo, igual que la gestora. Y se sabe desde el primer día. De ahí que algunos secretarios generales, de agrupaciones importantes en cuanto a número de militantes, trasladen el malestar por el procedimiento. "Ahora teníamos primarias, antes los cabezas de lista los elegían las direcciones, sin contar con las bases. Esto que quieren hacer ahora es un simulacro de consulta", observa un líder socialista de una populosa ciudad del cinturón rojo de Madrid. "Es que esto es volver a enfrentar a las bases en las agrupaciones, que ya se dividieron con las primarias de julio [las que enfrentaron a Pedro Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias]. No quiero enfrentar a un compañero con otro. O lo hacemos con primarias o con dedo divino directamente. Pero estas cosas producen desgarros impresionantes. Es una locura", abunda un secretario general de la capital. Otro compañero suyo opina lo mismo: "Esto es un engañabobos y la gente no quiere que encima la vaciles. Sobre todo, la gente quiere que seamos sinceros. O primarias o no primarias, pero no esto". Ninguno de los tres se considera tomasista.
Uno de estos secretarios locales recordaba además que, si no hay votación, el resultado del debate no debería ser tomado como algo "estadístico". "Yo tengo más de 600 militantes. Si van 200 y se expresan 40, por ejemplo, y la mayoría de ellos a favor de Gabilondo, no quiere decir que toda la asamblea lo prefiera", explicaba.
En primarias no podría haber salido elegido Gabilondo. Porque el reglamento federal que las regula, en su artículo 28. 1, especifica que sólo podrán presentar su candidatura aquellos que sean militantes, y el exministro no lo es.
El malestar es palpable en distintas agrupaciones, y lo expresan sus jefes locales con argumentos similares. Otros, más condescendientes, dicen que "todo es mejorable". Y otros, sin embargo, sostienen que perciben un ambiente de "bastante tranquilidad". Lo cierto es que en la gestora son conscientes de esa desazón. "Sí, hubiera sido más conveniente no reabrir el proceso, porque de lo contrario la gente pide participar. Quizá, cuando se decidió ir a gestora, tenía que haberse dicho que el candidato sería uno y punto. Porque si hay vacío, al final ese vacío se llena", conviene un miembro de la dirección provisional.
Vacío que no se llena tampoco porque Gabilondo, el candidato señalado por Ferraz, no ha dado con claridad el paso, pese a que le han tendido una alfombra roja. El exministro señaló el domingo que si se lo proponen, lo pensará y decidirá. Ayer, sus partidarios lanzaron su candidatura en Twitter con el hashtag #SocialistasConGabilondo. Este martes, intervendrá en un desayuno informativo en Madrid que ha suscitado una gran expectación. Acto en el que, por cierto, presenta al presidente y consejero delegado de la Cope, Fernando Giménez Barriocanal. Pero en la gestora, que cree tener amarrado el nombramiento, aseguran que probablemente no anticipe su sí hasta que no haya un pronunciamiento de los militantes. "Ha intentado ser prudente, para respetar lo que digan los afiliados", le disculpan. También ha desconcertado entre algunos cuadros que el extitular de Educación asegurase que no pensaba afiliarse al PSOE ni a ningún otro partido. Una frase que, para algunos secretarios generales, "sobraba", porque las bases lo entenderían con una suerte de ofensa.
El "ruido" podría frenar a Gabilondo
Pero en Ferraz y en la dirección provisional del PSM son conscientes de otro dato: que Gabilondo "se asusta" si hay ruido de sables interno, si no hay una competición tranquila. Y, objetivamente, según convienen todas las fuentes consultadas, lo hay. Porque los tomasistas lanzaron el domingo a Amparo Valcarce, que manifestó claramente su disponibilidad y reclamó primarias, no "mesas camillas", como las que siempre han servido para negociar todo en el PSM. Y este lunes, contra pronóstico, Zerolo volvió a situarse en primera línea de fuego, tres días después de haberse descartado tras haberlo lanzado el propio Tomás Gómez. "Si la gestora del PSM va a dar voz a cada militante estoy a disposición para que los compañeros puedan apoyarme como candidato a la Comunidad". Después, él mismo explicó en Hora 25, en la Ser, que se postulaba con o sin primarias.
En la gestora reconocen que Zerolo "está en su derecho" de poner su nombre sobre el tablero, pero también asumen que genera "más ruido". Sobre todo porque su perfil es distinto al de Valcarce. Esta, delegada del Gobierno con José Luis Rodríguez Zapatero, sigue muy vinculada a Gómez, pero no tiene tanto predicamento entre las bases. Zerolo, en cambio, sí. Y congratula al tomasismo y a otros muchos sectores del partido, y así fue percibido cuando Gómez le nombró presidente del PSM tras la dimisión de Juan Barranco, como un hombre de consenso. Él se sienta en la ejecutiva de Sánchez como secretario de Movimientos Sociales, misma cartera que ocupó con Zapatero. En el entorno de Simancas sospechan, de hecho, que el expresidente del Ejecutivo "está detrás" de su postulación, dado su distanciamiento abismal con Sánchez.
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Los afines a Gómez celebran el paso de Zerolo
Los tomasistas, no obstante, saludaron el paso al frente de Zerolo, sobre todo por lo que suponía: poder desbaratar los planes de Sánchez. "Gabilondo no puede aceptar. Si lo hace, le esperan tres meses de infierno, y además sería impuesto desde arriba, sin primarias. No se pueden llevar a cabo golpes de mano en un partido como el PSOE", indicaba a este diario un dirigente del núcleo de confianza del ex secretario general.
En principio, cabe pensar que la hoja de ruta sigue hacia delante. Que en las asambleas, entre este miércoles y el viernes, plantearán el nombre del exministro. Ferraz y la gestora cuentan con una herramienta poderosa de presión: la confección de las listas, que será el siguiente paso. Pero también es verdad que la postulación de Zerolo supone, objetivamente, un obstáculo en el camino trazado por Sánchez. En la gestora asumen, de hecho, que en caso de que Gabilondo no saliera elegido o él se retirara de la carrera para no meterse en "la boca del lobo" –como le desaconsejó su hermano, Iñaki–, supondría un "fracaso" en toda regla del secretario general. A menos de cien días de las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo.
La convulsión en el Partido Socialista de Madrid (PSM), seis días después de la destitución de Tomás Gómez como su secretario general, no acaba de extinguirse. A la candidatura de la exdelegada del Gobierno Amparo Valcarce y a la nominación in péctore de Ángel Gabilondo –aunque él no se ha postulado abiertamente–, se sumó la vuelta a la palestra del expresidente del partido y edil en el Ayuntamiento de Madrid Pedro Zerolo. Un último movimiento que ha descuadrado otra vez el tablero y que podría hacer naufragar los planes de Pedro Sánchez. Y a ello se suma el malestar en varias agrupaciones, que consideran que mejor un dedazo directo del líder y evitar un "simulacro" de consulta a los militantes cuyo resultado está teledirigido. Impresiones que salen no del círculo de confianza del defenestrado Gómez, sino de secretarios generales que se realinearon con Ferraz en cuanto decidió intervenir la federación.