la dana más mortífera
Una mañana con la UME: "Estamos en la fase final de búsqueda en garajes, lo siguiente será la limpieza"
Los grandes camiones de la Unidad Militar de Emergencias (UME) no se encuentran en las calles principales. Están escondidos entre callejones, encajados con difíciles maniobras entre las montañas de escombros para llegar a los cientos de sótanos y garajes inundados que hay en los municipios más afectados por la dana. En Benetússer (Valencia), el capitán que coordina los 40 efectivos que trabajan en este municipio explica que ya están en los últimos días de búsqueda de cuerpos en garajes, y su siguiente tarea será despejar las calles.
"La fase inicial fue de rescate, ahora estamos en una fase de búsqueda que se encuentra en su etapa final, con la exploración de segundas plantas de garaje donde hay coches amontonados. Estamos centrados en achicar agua para acceder a los vehículos que no se inspeccionaron los primeros días", explica Raúl San Román, capitán de la UME de 37 años. "La siguiente fase será de limpieza de viales para que la gente tenga libertad de movimiento y se recupere cuanto antes la normalidad", añade en una entrevista que tuvo lugar en la mañana del miércoles.
El objetivo de estas tareas de achique es garantizar que en estos parkings no hay cuerpos sin vida, una de las principales preocupaciones entre los afectados por la tormenta. La simple duda ha generado una psicosis generalizada porque el agua supera los dos metros en estos garajes, y nadie sabe qué hay debajo. Si el aparcamiento del centro comercial Bonaire —en el que finalmente no se han encontrado víctimas— ha captado la atención de todo el país, los vecinos hablan de los innumerables aparcamientos subterráneos que hay en municipios como Paiporta, Alfafar o Benetússer, donde las viviendas tienen dos o tres plantas, y prácticamente en todas las manzanas hay garajes.
Rosa Touris, directora general de Prevención de Incendios Forestales, confirmó en la tarde del miércoles que estos trabajos de achique están prácticamente terminados. En Aldaia, Alaquàs y Torrent "ya no quedan achiques importantes en el casco urbano". En Picanya y Paiporta, Alfafar y Massanassa ya están todos los bajos secos. Y en Benetússer, Sedaví y Llocnou quedan algo más de una decena de pequeños garajes que vaciar, según la portavoz.
Muchos afectados cuentan estos días cómo su primera reacción ante la tormenta fue bajar al garaje para salvar sus coches, una trampa mortal teniendo en cuenta la velocidad a la que corría el agua en esas horas. "Tengo un coche nuevo y no me lo pensé dos veces. Bajé corriendo, lo saqué, y me metí por una calle en dirección contraria porque estaba todo atascado, todo el mundo tuvo la misma idea", cuenta un habitante de Alfafar. Lo dejó en un puente y tuvo que dormir en casa de un amigo porque ya era demasiado tarde para regresar a su casa.
El capitán de la UME explica que para vaciar el máximo número de parkings en el menor tiempo posible dejan el agua a la altura de la cintura, lo inspeccionan, y pasan al siguiente, y ya son los bomberos —hay 2.300 desplegados en la provincia— o los propios vecinos los que terminan de achicarlos. Mientras San Román atiende a infoLibre, de fondo trabajan sus subordinados en un edificio de cinco plantas que tiene un garaje de dos plantas con espacio para decenas de coches. Vaciar uno de estos aparcamientos, explica el capitán, puede llevar hasta dos días, a día por planta, aunque depende de la maquinaria que usen.
En Massanassa, un municipio contiguo a Benetússer, otro equipo de la UME se centra en desatascar las alcantarillas de un grupo de calles que una semana después siguen anegadas. La inmensa mayoría de las calles de los pueblos afectados tienen restos de barro, pero en esta manzana —pegada a la Rambla del Poyo— todavía hay un palmo de agua y barro en las calles porque los desagües están completamente taponados por el lodo. Vicente Baixauli, que viene a limpiar la casa de su madre, cuenta que las alcantarillas llevan así desde miércoles. "Nos piden que no echemos el barro de casa a la calle, pero no tenemos alternativa".
Un soldado de la UME que trabaja en esta misma calle aclara que se trata de un atasco complicado. No es superficial, como ocurre en muchos colectores, sino que el barro se ha enquistado en el canal subterráneo y no hay forma de secar la calle hasta que se libere ese tapón. Una empresa especializada en desatascos trabaja con los militares para lograrlo lo antes posible con un camión con dos funciones: absorber y expulsar. Primero se aspira todo el barro posible, y después se aplica agua a presión para romper el atasco. "La prioridad número uno de los vecinos es que nos limpien la calle para poder empezar a hacer vida normal", dice Baixauli.
"Nos sentimos completamente arropados"
Vivir frente a una casa que se derrumba: "Oímos cada noche cómo cruje, nos han dicho que es cuestión de tiempo"
Ver más
Sobre la relación con los vecinos y los voluntarios, el capitán San Román describe una colaboración muy cercana entre los civiles y los militares. A pie de calle, hay toda clase de experiencias con las autoridades, buenas y malas, pero los bomberos y los militares han sido muy bien recibidos por los afectados, principalmente porque llevan ahí desde el primer día y porque están en todas las calles —hay 7.800 soldados trabajando—.
San Román forma parte durante el resto del año del Batallón de Emergencias de València y eso le permitió desplegarse el mismo martes por la tarde en Utiel, cuando todavía estaba lloviendo. Al día siguiente llegaron a Benetússer, durante las primeras horas de la tragedia. "Yo soy de València, en mi equipo hay gente de Paiporta, Massanassa, Catarroja… tenemos relación con los vecinos y los alcaldes. Si a un vecino le faltan medicamentos, se los llevamos. Estamos para lo que haga falta y nos sentimos muy arropados", resume.
El capitán también quiere trasladar que el trabajo de los militares tiene muy en cuenta a los afectados y a los voluntarios, no pretende encerrarse en la burocracia y la lejanía que a veces se percibe desde la población. "Preguntamos a la gente y eso es indispensable para centrar nuestro trabajo. "No estamos solo donde creemos que hay que estar, sino donde nos dicen los vecinos".