La maniobra de Cifuentes con su renuncia al máster no cierra la brecha entre los dos sectores enfrentados en el PP

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La presidenta de la Comunidad de Madrid dio un giro este martes a su estrategia de defensa en el caso del máster de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) trasladando al rector la "renuncia" al título que obtuvo en el curso 2011-2012. En la carta, Cristina Cifuentes insiste en sus argumentos de las últimas semanas apuntando a que si ha habido errores administrativos es la universidad la que tiene que dar explicaciones, pero aprovecha para pedir disculpas "a cualquiera que haya podido sentirse agraviado". Este gesto no ha servido para cerrar la brecha entre los dos sectores del PP que este escándalo ha enfrentado: los que creen que debe dimitir para no poner en riesgo el Gobierno regional y los que creen que Ciudadanos no puede cobrarse otra "víctima" política de las filas conservadoras.

Lo que sí comparten ambos grupos es que, sea cual sea el final de este caso, la carta permite a Cifuentes y, por extensión, al Partido Popular "ganar tiempo" y mantener el foco en Ciudadanos. Hasta la fecha el partido de Albert Rivera no ha variado de posición: o Mariano Rajoy propone un candidato alternativo "limpio" o la moción de censura, planteada por el PSOE y que cuenta también con el apoyo de Podemos, saldrá adelante. "Son los representantes de Ciudadanos los que tienen que explicar a los madrileños por qué están dispuestos a entregar el Gobierno regional a la izquierda cuando Cifuentes no ha quebrado un sólo punto del pacto", considera un miembro de la dirección nacional en línea con los argumentos que esgrimió la presidenta este martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno.

Una vez más, el apoyo más claro que recibió la presidenta de la Comunidad de Madrid fue el de la secretaria general del PP. En el Congreso, donde acudió para comparecer ante la Comisión de Defensa, María Dolores de Cospedal valoró de forma muy positiva la carta remitida al rector. "Me ha parecido una carta muy bien fundamentada y muy explicativa de todo lo que ha ocurrido", dijo antes de dejar claro que para ella no ha cambiado nada desde que estalló el caso y desde que en la Convención Nacional del PP celebrada en Sevilla pidió a sus compañeros que se defendieran entre ellos. "Y sí, la sigo apoyando", zanjó preguntada sobre el futuro de la presidenta.

"Llega tarde"

En los últimos días, en el entorno de la líder del PP madrileño han exhibido el respaldo de Cospedal como ejemplo de que el partido está con ella. Además, hay barones regionales y cargos provinciales que creen que no hay que tolerar "ni una más" a Rivera. Pero también hay dirigentes autonómicos y locales y otros miembros de la dirección nacional del PP que consideran que esta reacción de Cifuentes "llega tarde".

Quienes así opinan no pueden garantizar al 100 por 100 que, de haber actuado así el primer día, no habría habido caso. Pero sí tienen claro que no estaríamos en el punto en el que estamos ahora. "No parece que haya vuelta atrás. A ver cómo evolucionan los acontecimientos", valora un diputado crítico con la gestión que la presidenta ha hecho de esta crisis.

El "doble rasero" de la oposición

Pendientes de una decisión de Rajoy que no parece inminente, partidarios de uno u otro escenario se han volcado en denunciar el "doble rasero" del que es víctima el PP intentando equiparar casos de otros políticos con inexactitudes o mentiras en sus currículums con el protagonizado por Cifuentes. La presidenta también sabe que su jefe de filas tiene la última palabra sobre su futuro. Pero este martes, consciente de que la semana pasada levantó ampollas en determinados sectores del PP trasladando, a través de su entorno, que sólo Rajoy le servía como interlocutor, sostuvo que contaba con el apoyo del PP y del presidente y que estará "a lo que diga su partido".

Cuando los fieles a Cifuentes subrayaron que sólo daría un paso atrás si recibía una orden directa de Rajoy también destacaron que Cospedal era su principal aliada en la dirección nacional, unas palabras que se interpretaron como un intento de desautorizar la mediación de Fernando Martínez-Maillo, vicesecretario de Organización. Un día después, desde el Gobierno se salió a defender el papel del número tres del partido a la hora de gestionar esta crisis que deja en el aire el futuro de la Comunidad de Madrid. Además, se recordó que Génova no habría tenido que haber intervenido si Cifuentes y su equipo hubiesen zanjado el caso con Ciudadanos. El partido naranja exigía la celebración de una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid, pero no hubo acuerdo porque se discrepaba sobre los comparecientes.

Esperar a que se convoque el pleno

¿Qué va a pasar ahora? Las fuentes consultadas consideran que todo apunta a que la dirección nacional intentará seguir sumando presión a Ciudadanos. Ciudadanos Y que, una vez convocado el Pleno, se tendrá que tomar una decisión definitiva. La presidenta de la Asamblea, Paloma Adrados (PP), tiene el 7 de mayo como fecha tope para celebrarlo. 

Hay en el PP quienes creen que Cifuentes, por mucho que diga que no piensa dimitir porque las "irregularidades" son sólo achacables a la URJC, sabe que su final en la Comunidad está escrito. Y que, con este enroque, lo que intenta es ganar tiempo de cara a una "negociación final" con Rajoy. "Una salida digna", definen. Esta podría pasar, cuentan, por un puesto en las listas de las elecciones europeas o por un escaño por designación autonómica en el Senado.

"Si se cumple la estrategia de Rajoy, de dejar que los problemas se pudran y sus protagonistas se agoten, el caso acabará con la dimisión de Cifuentes. Mucho se ha hablado estos días de dar una lección a Ciudadanos y dejar que se retraten en la moción, pero el riesgo de perder Madrid pesa mucho, sobre todo cuando no nos sobran sitios gobernados por nuestras siglas", valora un diputado autonómico.

La presidenta de la Comunidad de Madrid dio un giro este martes a su estrategia de defensa en el caso del máster de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) trasladando al rector la "renuncia" al título que obtuvo en el curso 2011-2012. En la carta, Cristina Cifuentes insiste en sus argumentos de las últimas semanas apuntando a que si ha habido errores administrativos es la universidad la que tiene que dar explicaciones, pero aprovecha para pedir disculpas "a cualquiera que haya podido sentirse agraviado". Este gesto no ha servido para cerrar la brecha entre los dos sectores del PP que este escándalo ha enfrentado: los que creen que debe dimitir para no poner en riesgo el Gobierno regional y los que creen que Ciudadanos no puede cobrarse otra "víctima" política de las filas conservadoras.

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