Apenas transcurrido un mes y medio desde que el Tribunal Supremo anuló la sentencia por la que la Audiencia Nacional le condenó a cárcel por extorsionar a empresas mediante denuncias judiciales, el secretario general del pseudosindicato ultraderechista Manos Limpias, Miguel Bernad, acaba de lograr un enorme éxito gracias a la ayuda de otro juez: sin consultar a la Fiscalía, según asegura La Sexta, el titular del juzgado de instrucción 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado, ha abierto diligencias de investigación secretas contra la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, basándose en una denuncia de Manos Limpias que –en siete folios y grandes caracteres para llenar los espacios en blanco– la acusa de tráfico de influencias.
La denuncia utiliza como sustento fáctico titulares de medios digitales conservadores y ultraconservadores. Y ha logrado el triunfo de su admisión días después de que el Supremo rechazase tramitar la que había interpuesto contra Pedro Sánchez por el acuerdo PSOE-Junts para la amnistía. Con los titulares contra Begoña Gómez –sin más– como prueba, Manos Limpias sostiene que la denunciada ha cometido un “abuso de su situación personal (la autoridad que representa su esposo, el presidente del Gobierno)” para beneficiar a empresas con las que hacía negocios. Y el juez Peinado, el mismo que inculpó por revelación de secretos a una docena de periodistas por informar sobre el sumario secreto de los CDR, le ha dado crédito. El magistrado ha visto en la denuncia de Bernad, que es quien la firma, indicios suficientes para abrir una investigación que ya ha provocado un terremoto político de consecuencias aún desconocidas al tiempo que encumbra a Manos Limpias. Aunque las diligencias son secretas, ya se ha filtrado a quiénes citará como testigos.
De Calviño, Montero, Rufián y Oltra... a Urdangarín
La apertura de una investigación a Begoña Gómez permite a la organización de Bernad, admirador del dictador Franco y militante del sindicato de la violenta y ya extinta Fuerza Nueva de Blas Piñar, grabar otra muesca en un historial repleto de denuncias contra políticos de izquierdas.
Las denuncias no llegaron a nada pero dieron fuelle al alerón derechista del mapa mediático para atacar a figuras del PSOE, de IU y de Podemos. Por citar solo algunos ejemplos, cuatro nombres: Nadia Calviño, Irene Montero, Gabriel Rufián o Mónica Oltra.
En la cartografía penal de Manos Limpias como denunciante o acusador una vez iniciada la instrucción hay exiguas excepciones que afecten a personajes del mundo conservador. Entre las excepciones destaca el caso Urdangarin. En esa investigación, Manos Limpias ejerció la acusación popular contra Cristina de Borbón, que salió indemne porque, oficialmente, nada supo nunca la infanta sobre los manejos que llevaron a prisión a su entonces marido. Paradójicamente, varios años más tarde –en 2022–, la organización que lidera Bernad se querelló contra el entonces ministro Alberto Garzón (Unidas Podemos) por llamar “ladrón” al rey emérito.
Cuando infoLibre preguntó al jefe de Manos Limpias por qué todas sus denuncias iban contra políticos de izquierdas, respondió así: "Porque no tenemos nada del PP pero si encontramos algo actuaremos, como ya estuvimos en los papeles de Bárcenas”. Para entonces –mayo de 2022– ya era público que el hermano de Isabel Díaz Ayuso había obtenido una comisión de 234.000 euros por la venta de mascarillas al Gobierno de Madrid. Y seguía en el candelero el sumario de Púnica, donde la financiación del PP madrileño ocupa el epicentro. En ninguno de los dos casos actuó Manos Limpias.
Aunque la Fiscalía terminó acusando a Bernad y los suyos de haber ofrecido retirar la acusación contra la infanta Cristina a cambio de dos millones, el asunto no le pasó factura a la organización ultraderechista.
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En diciembre de 2016, cuando tras pagar la fianza acababa de salir de prisión por el caso en el que la Audiencia Nacional le condenó por extorsión –delito que, como sabemos ahora, nunca existió según los cinco jueces del Supremo que en marzo anularon la sentencia–, Bernad aseguró lo que sigue en declaraciones a este periódico: "Manos Limpias iba a renunciar a la imputación de la infanta por razones de Estado". Él mismo añadió que el abogado de Cristina de Borbón le había ofrecido tres millones pero que “no picó” y levantó acta notarial de lo sucedido.
Transferencias al grupo de Bernad
No fue Bernad quien levantó acta de otro episodio incardinado en la controvertida política de actuaciones judiciales –ni su coste en abogados ni su fuente de financiación se conocen– que define a Manos Limpias. Tanto como a otras organizaciones de la extrema derecha como Vox o Abogados Cristianos. Ese episodio, que salió a la luz durante la investigación del caso por el que le impuso cuatro años de cárcel la Audiencia Nacional –o sea, el que derivó en la absolución dictada en marzo por el Supremo– se refiere a cómo Manos Limpias interpuso una querella contra el juez y el fiscal que investigaban Victoria Pinilla, la exalcaldesa del municipio aragonés de La Muela, célebre por enriquecerse con operaciones urbanísticas y condenada a prisión.
Pues bien, la querella se formalizó después de que el hijo de Pinilla, Jorge Embarba, hiciese al menos dos transferencias al grupo de Bernad. “Cada uno con su dinero puede gastarlo como le plazca”, adujo Embarba cuando este diario le preguntó por qué le había ingresado al jefe de Manos Limpias al menos 1.100 euros, un tercio de la fianza exigida para ejercer la acusación contra el secretario judicial de aquel caso. El propio Bernad anunció que podía dar al traste con la investigación. En este caso, ningún magistrado dictó un auto que ayudase a Manos Limpias a mantener el brazo en alto. Metafórica o literalmente, tal como hacía el notario Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva.
Apenas transcurrido un mes y medio desde que el Tribunal Supremo anuló la sentencia por la que la Audiencia Nacional le condenó a cárcel por extorsionar a empresas mediante denuncias judiciales, el secretario general del pseudosindicato ultraderechista Manos Limpias, Miguel Bernad, acaba de lograr un enorme éxito gracias a la ayuda de otro juez: sin consultar a la Fiscalía, según asegura La Sexta, el titular del juzgado de instrucción 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado, ha abierto diligencias de investigación secretas contra la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, basándose en una denuncia de Manos Limpias que –en siete folios y grandes caracteres para llenar los espacios en blanco– la acusa de tráfico de influencias.