La Dependencia Regional de Recaudación Especial de Madrid de la Agencia Tributaria le reclama al escritor Mario Vargas Llosa 2,1 millones de euros, según ha informado este martes el medio digital El Confidencial. De acuerdo a la información del diario, al recibir la notificación de Hacienda, los abogados de Vargas Llosa le recomendaron mantener la deuda en suspensión mientras inician trámites legales por la vía administrativa, ya que el literato no está de acuerdo con la cantidad que se le requiere.
Para resolver esta situación, Vargas Llosa le ha solicitado al fisco una hipoteca privada poniendo como aval una de sus propiedades en el centro de Madrid. No obstante, dicho piso no está a su nombre —no posee nada a su nombre en España—, sino al de una sociedad holandesa.
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El 'sándwich holandés'
Según recoge El Confidencial, el presidente de la Asociación de Inspectores de Hacienda (AIH), José Luis Groba, asegura que Holanda suele ser un lugar lanzadera para la evasión de impuestos. La técnica fraudulenta que se suele utilizar se conoce como "sándwich holandés" porque "Holanda queda en medio como el queso del sándwich. Los dividendos salen de España a una sociedad holandesa legalmente, donde no tributan. Y de ahí pagando solo un 2% ya los puedes llevar a un paraíso fiscal como las Antillas Holandesas. Ahí le pierdes el rastro", explica Groba.
Mario Vargas Llosa posee propiedades en las mejores zonas de varias ciudades del mundo como París, Nueva York o Lima; donde el precio del metro cuadrado puede llegar a los 10.000 euros en el caso de la capital francesa o los 1.800 euros en el caso de la peruana.
La Dependencia Regional de Recaudación Especial de Madrid de la Agencia Tributaria le reclama al escritor Mario Vargas Llosa 2,1 millones de euros, según ha informado este martes el medio digital El Confidencial. De acuerdo a la información del diario, al recibir la notificación de Hacienda, los abogados de Vargas Llosa le recomendaron mantener la deuda en suspensión mientras inician trámites legales por la vía administrativa, ya que el literato no está de acuerdo con la cantidad que se le requiere.