El Dos de Mayo del PP: 23 años de Gobierno en Madrid y cuatro presidentes tocados por los escándalos

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El Partido Popular celebrará este miércoles el Dos de Mayo más complicado de la historia de la formación en Madrid. Los conservadores, que llevan gobernando la región desde junio de 1995, acuden a la fiesta de la Comunidad en las peores circunstancias imaginables: con un presidente provisional, Ángel Garrido, tanto en la región como en el partido, sin candidatos claros para las autonómicas y municipales de 2019 y con Ciudadanos disparado en las encuestas. Mariano Rajoy, que no acudirá a los actos oficiales del día de la Comunidad –ha optado por hacer una visita oficial a Burgos– no se ha cansado de decir a los suyos que el subidón del partido de Albert Rivera no lo será tal en el examen definitivo de las urnas. Pero los dirigentes conservadores más optimistas creen que van a seguir obligados a entenderse con Cs.

No sólo faltará Rajoy en la foto. Tampoco quedará para las hemerotecas la de ninguno de los exidirigentes del PP que han pasado por la Real Casa de Correos, sede del Gobierno regional: Alberto Ruiz-Gallardón (1995-2003), Esperanza Aguirre (2003-2012), Ignacio González (2012-2015) y Cristina Cifuentes (2015-abril de 2018), todos ellos inmersos en diferentes escándalos políticos o casos de corrupción.

Se da la circunstancia de que salvo Cristina Cifuentes, que de momento mantiene su escaño en la Asamblea de Madrid, el resto de políticos del PP que han ostentado la Presidencia madrileña ya no están en activo. Ruiz-Gallardón, que inauguró las mayorías absolutas en la Asamblea, pasaría después por el Ayuntamiento y por el Ministerio de Justicia y dimitiría por discrepancias con Rajoy sobre la reforma de la Ley del Aborto. Recientemente ha sido citado a declarar como investigado en el caso Lezo. Ignacio González, que asumió el poder de manos de Aguirre y después no fue ratificado como candidato, ha estado en prisión, también el el marco de la operación Lezo. Y Aguirre dimitió hace un año como portavoz del PP en el Ayuntamiento por no haber "vigilado lo que debía"a su delfín González, después de que durante más de diez años hiciera oídos sordos a las denuncias sobre casos de corrupción de sus más estrechos colaboradores.

Para cerrar el círculo, Cifuentes abandonó la semana pasada la Presidencia de la Comunidad y también la del PP de Madrid. Lo hacía un mes después del estallido del caso de su polémico máster en la Universidad Rey Juan Carlos y pocas horas después de la difusión de un vídeo en el que es descubierta tras haber hurtado dos cremas de un supermercado en 2011, cuando ostentaba el cargo de vicepresidenta de la Asamblea.

La nueva etapa que nunca llega

Paradójicamente, la ya dimitida llegó a la Presidencia de la Comunidad y de los conservadores madrileños con la intención de abrir una nueva etapa en la institución y en el partido tras años de guerras internas de poder, escándalos de corrupción y permanentes desafíos al liderazgo de Rajoy. La misma nueva etapa que el presidente quiere que comience ahora. "Se abre una nueva etapa en la Comunidad de Madrid", dijo en los pasillos del Congreso nada más conocerse que Cifuentes había presentado su renuncia al cargo.

En el entorno de la expresidenta recuerdan que su compromiso de "tolerancia cero" frente a la corrupción y de levantar las alfombras de lo que ocurrió en el Gobierno regional en la 'era Aguirre' tienen mucho que ver con la forma en la que "sus enemigos han acabado con ella". Así, recuerdan que ella llevó a los tribunales la gestión del Canal de Isabel II por parte de Ignacio González, que ella se ha querellado contra Francisco Granados, el todopoderoso consejero de los Gobiernos de Aguirre, y que también remitió a Fiscalía las posibles "irregularidades" en la Ciudad de la Justicia de su antecesora al frente del PP de Madrid.

Con la gestión del PP madrileñode los últimos años bajo la lupa de los tribunales, en Génova, cuartel general de los conservadores, cruzan los dedos para que el terremoto no vaya a más. Y para contener los daños. De ahí que la semana pasada, cuando Cifuentes anunció que dejaba el Gobierno, y el partido, la reacción de la dirección nacional fue la de anunciar que iban a tomarse tiempo para elegir a las personas que mejor pueden asumir ambos cargos sin generar nuevos incendios a un partido que se juega perder la Comunidad de Madrid.

Candidatos "rana"

"Recurriendo a los términos de Aguirre, el partido no puede permitirse que los candidatos le salgan rana", señala un diputado regional.

Pero Rajoy sabe por su experiencia de los últimos años que los tiempos de la política y los de la Justicia no van acompasados y que ese antes y después que quiere abrir en la Comunidad y en el PP de Madrid va a verse sobresaltado por los avances judiciales de los casos que afectan a quienes durante más de dos décadas pasaron por el Gobierno regional y por el ayuntamiento. "Cualquier condena, cualquier noticia que ponga en duda la gestión del PP en esos años, nos va a hacer daño. Pero esas personas ya no tienen puestos de responsabilidad", reflexiona un cargo regional. Más complicado tiene el presidente del Gobierno defender que la dirección nacional del partido era ajena a todo lo que pasaba en Madrid.

Dentro de un año, la fiesta del Dos de Mayo tendrá un tinte totalmente electoral si se tiene en cuenta que el día 26 de mayo de 2019 se celebrarán elecciones municipales, autonómicas y europeas. Rajoy debe designar a los candidatos al que ha sido en los últimos 20 años uno de los principales caladeros de votos del PP. Por ello, la idea más extendida en las filas conservadoras es que "debe ir a por todas y debe notarse". "Hay que presentar candidatos con potencial y hay que mover todas las fichas que haya que mover en el partido y en el Gobierno para ello", considera un diputado.

La marcha de Cifuentes echó por tierra los planes de apostar por ella como candidata a las Comunidad y por el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, para el Ayuntamiento. Ahora, Casado sigue siendo fijo en las quinielas pero sin destino claro. "Sería igual de bueno para el Gobierno regional como para la ciudad", consideran en la dirección nacional poniendo, no obstante, la decisión en cuarentena a la espera de que Rajoy dicte sentencia.

En estos momentos, el PP está dividido entre quienes creen que Casado debe empezar a asumir el papel de candidato, entrando por ejemplo en la gestora que tomará las riendas del PP de Madrid hasta el nuevo congreso, y quienes creen que no hay necesidad de "exponerle" a un año de las elecciones, sobre todo porque el partido no tiene decidido todavía quién podría acompañarle en la candidatura.

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A día de hoy, el nombre que más suena junto al de Casado es el de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. La duda está en si Rajoy está dispuesto a sacrificar a su mano derecha en la recta final de su segunda legislatura en la Moncloa. En todo caso, el partido mira al Gobierno como "cantera" o "banquillo" para Madrid. Junto al de Santamaría, los nombres de Isabel García Tejerina (Agricultura), Íñigo Méndez de Vigo (Educación y Portavoz) y Rafael Catalá (Justicia) llevan un tiempo integrados en las quinielas.

La foto que sí habrá

Con Rajoy ausente, la representación del Gobierno en la recepción de este miércoles será la propia vicepresidenta. Diputada por Madrid, y número dos de la lista tras Rajoy, Saénz de Santamaría es casi siempre fija en este evento. Por parte de la dirección nacional acudirán Pablo Casado, diputado por Ávila pero muy vinculado al PP de Madrid –fue diputado en la Asamblea y presidente de Nuevas Generaciones bajo el mandato de Aguirre–, y el vicesecretario de Sectorial, Javier Maroto. La de Casado y Santamaría será una de las fotos más buscadas de la jornada.

El Partido Popular celebrará este miércoles el Dos de Mayo más complicado de la historia de la formación en Madrid. Los conservadores, que llevan gobernando la región desde junio de 1995, acuden a la fiesta de la Comunidad en las peores circunstancias imaginables: con un presidente provisional, Ángel Garrido, tanto en la región como en el partido, sin candidatos claros para las autonómicas y municipales de 2019 y con Ciudadanos disparado en las encuestas. Mariano Rajoy, que no acudirá a los actos oficiales del día de la Comunidad –ha optado por hacer una visita oficial a Burgos– no se ha cansado de decir a los suyos que el subidón del partido de Albert Rivera no lo será tal en el examen definitivo de las urnas. Pero los dirigentes conservadores más optimistas creen que van a seguir obligados a entenderse con Cs.

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