La mayoría del Congreso no se cree a un Marlaska aferrado a su versión oficial sobre la tragedia de Melilla

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Fernando Grande-Marlaska no convenció al Congreso. Su comparecencia en la Camara Baja por el salto de la valla en Melilla el pasado 24 de junio no sirvió para taponar las dudas de la mayoría de los grupos parlamentarios, que recibieron las explicaciones del ministro del Interior entre críticas, peticiones de dimisión y de comparecencias de investigación y lagunas sobre la versión oficial.

Grande-Marlaska mantuvo este miércoles en su comparecencia especial ante el Pleno del Congreso de los Diputados su versión: no hubo ningún fallecido durante ese asalto a la valla en territorio español. Sus intervenciones supusieron una defensa cerrada de la actuación “proporcionada” de la Guardia Civil ante un ataque “violento” a la frontera de España.

El titular de Interior está en medio otra vez de la polémica por los hechos trágicos de aquel 24 de junio después del reportaje de hace una semanas en la BBC y de la investigación hecha pública este martes por Lighthouse Reports y varios medios, entre ellos El País, que hacen una reconstrucción de los hechos que refleja que supuestamente las personas aplastadas en la frontera no tuvieron asistencia médica y que al menos una de ellas murió en territorio español.

"Es falso e irresponsable"

Grande-Marlaska negó esta situación y rechazó cualquier tipo de conjetura. La versión del ministro, siempre respaldada por el Gobierno, es que se “cumplió de forma plena con la legalidad”, con la Guardia Civil actuando de forma “rigurosa” y de manera proporcional. Con un mensaje a la mayoría de partidos: “Es falso e irresponsable” acusar a la Benemérita de haber provocado esa muerte.

Según el titular de Interior, se trató de un ataque violento a las fronteras españolas –ya que el grupo llevaba hachas y palos– y no se puede enmarcar, en su opinión, en un intento para conseguir asilo. Y con la idea repetida de que “no hubo ninguna pérdida de vica humana en territorio nacional”. El ataque violento, apostilló, fue “intolerable”.

"No hay otros hechos, por mucho que moleste a quienes, desde su sesgo y su verdad preconcebida, querrían otra verdad, que quieren construir pero que no existe", dijo el titular de Interior en referencia al resto de grupos parlamentarios. El ministro asumió toda la responsabilidad del operativo y aseveró con orgullo que él no se escuda en la Guardia Civil, sino que se pone delante para defender su actuación. Proclamando: “Yo di la orden de proteger nuestra frontera, y la volvería a dar".

No convence a los diputados

Pero sus palabras no convencieron en la Carrera de San Jerónimo, mostrándose la soledad del ministro en este tema ante la Cámara. Recibió duras críticas de derecha a izquierda por parte de los portavoces en el debate, que llegaron a acusarle de mentir y reclamar en varias ocasiones su dimisión.

Él no piensa hacerlo y mantiene su versión, respaldado durante estos meses por el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El debate subió de tono en varias ocasiones, especialmente durante el turno de la diputada del PP Ana Belén Vázquez. 

Los conservadores llevan días calentando este tema e incluso ya pidieron su dimisión de manera solemne en una comparecencia el martes por la tarde por parte de Esteban González Pons, vicesecretario de Acción Institucional. Durante este miércoles, la diputada encargada de marcar posición elevó todavía más los decibelios, llamando “indecente” a Grande-Marlaska.

“Usted es un cobarde”, llegó a espetarle al ministro en un día en el que sigue reinando el ambiente duro y faltón que ha impregnado el Congreso desde hace unas semanas. “Deje en paz a la Guardia Civil, es el responsable político de haber mentido”, sostuvo, para cargar acto seguido: “Su actuación es miserable”. Los populares insisten en la versión de que hubo fallecidos en territorio español: “Por culpa de usted, la defensa de los derechos humanos en España está en cuestión a nivel internacional”. “No siga envuelto en la mentira y váyase”, concluyó en su primera intervención. La propia presidenta del Congreso, Meritxell Batet, tuvo que pedirle después que no profiriera insultos personales.

El grupo de Vox se sumó a la petición de dimisión, aunque su foco es contrario al del PP, ya que Javier Ortega Smith se centró en la falta de personal que hay, a su juicio, en la frontera. Desde la ultraderecha se hace la visión de que se trató de un “asalto violento, perfectamente coordinado, masivo y desproporcionado” frente al número de agentes.

Desde Unidas Podemos, Enrique Santiago, intentó no ser muy duro con Marlaska, pero también dio por buenas las evidencias de que al menos hubo un fallecido en territorio español. Recordó que al menos murieron 23 personas en la frontera: “Eran personas desesperadas, no delincuentes. Es un hecho de enorme gravedad, un suceso desgraciado. Tenemos que responsabilizarnos de lo ocurrido, trasladar la solidaridad y el respeto y tomar medidas para que nunca más vuelva a ocurrir”. “Hagamos reformas legales para que ninguna persona tenga que volver a saltar una valla”, agregó el dirigente de IU.

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Muy dura fue la intervención de la diputada de Esquerra Maria Dantas, de Esquerra Republicana. “Usted continúa siendo ministro porque eran personas negras y pobres. Si fueran blancas, hoy no sería ministro”, le lanzó desde la tribuna, para criticarle: “Mentiras y cinismo”. “Hubo muertes en territorio español, al menos uno”, indicó. Lamentos de falta de transparencia y de una comisión de investigación, como hizo al poco después Jon Iñarritu (EH Bildu), que se quejó de la falta de respuestas del ministro.

Junts, a través de Mariona Illamola, también dudó de la credibilidad del titular de Interior, mientras que Mireia Vehí (CUP) incidió en que es “impepinable que está tapando la verdad”. “¿A quién protege? ¿Por qué?”, le preguntó. Según Mikel Legarza, del PNV, Grande-Marlaska debe dejar “de enrocarse”: “Es palmario que la avalancha produjo una montonera de personas a ambos lados de las zonas operativas”.

En qué he mentido”, respondió el titular de Interior a la mayoría de portavoces durante su comparecencia al final del Pleno, a la que no se quedó ninguno de sus compañeros más ceranos en el Consejo de Ministros. Sí tuvo el apoyo cerrada del grupo parlamentario, cuyos miembros acabaron en pie aplaudiendo a Grande-Marlaska después de su exposición inicial.

Fernando Grande-Marlaska no convenció al Congreso. Su comparecencia en la Camara Baja por el salto de la valla en Melilla el pasado 24 de junio no sirvió para taponar las dudas de la mayoría de los grupos parlamentarios, que recibieron las explicaciones del ministro del Interior entre críticas, peticiones de dimisión y de comparecencias de investigación y lagunas sobre la versión oficial.

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