La pandemia de covid-19 se está descontrolando en el sur de la ciudad de Madrid. Los expertos sospechan que la transmisión ya es comunitaria desde hace días, y en el conjunto de la urbe, el crecimiento de la incidencia acumulada (positivos/habitantes) en los últimos 14 días, la estadística más fiable para juzgar la evolución, es prácticamente exponencial. Sanidad comunicó más de 1.500 positivos a lo largo del día anterior este miércoles, solo en la región. Ante la situación, el Gobierno de la Comunidad de Madrid inició este lunes una campaña de test aleatorios en los municipios y barrios más golpeados. Los elegidos son Carabanchel, Usera, Vallecas, Villaverde, Alcobendas y Móstoles. En cada uno de esos lugares se pretenden hacer 1.000 pruebas a individuos de entre 15 y 49 años: los más jóvenes, donde el covid-19 se está diseminando con facilidad, dado el alto número de asintomáticos "El objetivo es detectar en personas asintomáticas lo más precozmente posible la infección por coronavirus y de esa manera proceder a su aislamiento, estudiar sus contactos y recomendar cuarentena. El objetivo es cortar la cadena de transmisión en estas zonas básicas", explicó la directora general de Salud Pública, Elena Andradas. Los expertos consultados por infoLibre, sin embargo, opinan que el método a seguir no es ni efectivo, ni suficiente. Ni para detectar asintomáticos, ni para la vigilancia epidemiológica.
"Las pruebas PCR aleatorias que se están haciendo en algunos distritos y ciudades de Madrid no cortarán las cadenas de transmisión del virus", contradice a Andradas la Asociación Madrileña de Salud Pública, que este jueves ha publicado un comunicado. "Estas pruebas, dirigidas a una muestra de pequeño tamaño y en solo una edad determinada, dejan fuera de su alcance a la inmensa mayoría de los portadores asintomáticos que pueden estar transmitiendo la enfermedad sin saberlo". Pilar Serrano, secretaria de la organización, explica por qué cree que se trata de una estrategia equivocada. "Es un muestreo aleatorio que no se está haciendo de manera óptima". Defienden un modelo que identifique "zonas calientes", donde se tenga la certeza de que la incidencia es elevada. Y, en esos lugares, testear a toda la población. Puede ser una urbanización, una manzana, un barrio o una ciudad: pero a todos. En Madrid, sin embargo, se pretenden hacer 1.000 test en barrios, como Carabanchel, que cuentan con 243.959 habitantes.
Ha sido el barrio escogido por la Comunidad para empezar con los test aleatorios. Los ciudadanos escogidos fueron avisados por SMS, y se han presentado menos de la mitad. Se han detectado nueve positivos, un 2,2% del total. Parece difícil, juzga Serrano, "cortar la cadena de transmisión", como dijo la directora general de Salud Pública. Además, apunta la secretaria de la organización, se han presentado voluntarios que no habían sido convocados pero que querían hacerse la prueba PCR, por lo que el muestreo se difumina: "Ya ni siquiera te sirve para una fotografía", opina. "No entiendo muy bien lo que están haciendo", opina el médico de familia y coautor de Epidemiocracia Javier Padilla. "No se recomiendan los cribados generalizados de forma general. Hay que intentar incentivar y potenciar al máximo el estudio de contactos. Y cuando reconoces que hay transmisión comunitaria hay que hacer esas estrategias. Lo que no parece que tenga sentido" es hacer solo 1.000 test, sin criterios claros o firmes, y avisando por SMS.
La clave, por tanto, es seleccionar un "punto caliente", aunque sea pequeño, e intentar no dejar a una persona sin testear, para aumentar la eficiencia de la labor: cuantos más positivos se encuentren, mejor. No hay un número ideal, pero de haberlo, es muy superior al 2,2% de Carabanchel. Eso sí se considera un cribado, y no los test aleatorios de Madrid. Tiene otro requisito: hay que ser proactivo a la hora de hacer los tests. Serrano defiende estrategias "puerta a puerta" como las que se han llevado a cabo en otros lugares del país, como Asturias o Cataluña. "La estrategia de las pruebas PCR aleatorias escogida por la Consejería de Sanidad no facilita llegar a los grupos sociales con mayor riesgo y más dificultades de diverso tipo —habitacionales, laborales, funcionales, lingüísticas, culturales— para acudir al diagnóstico y seguir las medidas de protección y aislamiento", defiende Amasap.
El ejemplo de Barcelona y Asturias
En varios municipios catalanes, explica Serrano, sí que se han hecho "cribados masivos" en los que se ha acotado un área más específica y se ha ido domicilio por domicilio, pidiendo a los vecinos el sometimiento a una prueba PCR. Se iniciaron en el municipio de Ripollet, donde previamente se detectaron edificios o comunidades donde la incidencia era mayor. Sabiendo a dónde ir y afinando el tiro, sin matar moscas a cañonazos, se puede identificar un número mayor de asintomáticos y, así, cortar la transmisión. En los barrios más afectados –que suelen ser los más pobres– de Barcelona, la convocatoria se ha dirigido a todos los vecinos de la zona, no a 1.000. "Allí están haciendo un cribado poblacional masivo en áreas de alta afectación. En Madrid no es un cribado masivo, es un muestreo", poco útil a estas alturas de la pandemia, asegura Padilla. En Asturias, con muy buenos resultados hasta el momento en la lucha contra la pandemia, se hacen cribados en establecimientos y locales donde se sospecha que ha podido haber una alta transmisión, sin dirigirse por ahora a zonas más amplias.
En todo caso, bien o mal hecho, el cribado no puede sustituir a lo que se considera la principal receta para controlar los brotes: invertir en Atención Primaria y contratar a muchos rastreadores, que identifiquen los contactos estrechos de un caso y les indiquen cuarentena. Madrid ya tiene más de 400, según el Ejecutivo autonómico: Amasap cree que, a estas alturas y con evidencias de transmisión comunitaria, son necesarios más de los 1.200 que propuso en un primer momento. Además, "la atención primaria está completamente sobrecargada, carece de personal suficiente y algunos centros están cerrados, con lo que ni siquiera da abasto para cumplir sus funciones habituales", afirman. Más allá, Serrano cree que probablemente haya que dar pasos atrás, hacia restricciones de la movilidad similares a las del Estado de Alarma: "Hay una fuerte sospecha de que las vamos a necesitar", opina.