Coronavirus
La medida andaluza contra el 'tardeo' da la alarma sobre la combinación de horas de copas, euforia, frío y espacios cerrados
Ni la apertura de la movilidad entre municipios permitida en la primera fase de la desescalada, ya vigente. Ni la ampliación de horarios del comercio, que empieza a deparar fotografías de bulla navideña en los centros urbanos. Ni la libre circulación entre las ocho provincias a partir del viernes de esta semana. Tampoco el fin del cierre perimetral de Andalucía durante la Navidad, siempre que sea para encontrarse con familiares y allegados, término este con el que la Junta terminó tragando ante la insistencia del Gobierno. Nada de lo anterior está en el centro del debate político andaluz. A la espera de conocer si la evolución de los datos permite empezar a hablar de una ruptura de la tendencia favorable, el protagonismo de las medidas del Gobierno andaluz de PP y Cs para realizar la desescalada de la segunda fase y evitar –o esa es la idea– una tercera se lo ha llevado una decisión de apariencia menor: dos horas, de 18.00 a 20.00, de corte en seco de las tardes de copas, tan típicas de la Navidad y sus prolegómenos. Un paréntesis para evitar desmadres. El plan contra el tardeo de la Junta no deja de suscitar controversia. El Gobierno andaluz insiste: “Es un horario peligroso”.
A pesar de que en el paquete de medidas implantadas por el Gobierno andaluz van varias destinadas a aliviar la situación de bares y restaurantes, la patronal de hosteleros se ha alzado contra al Ejecutivo, incluyendo un anuncio de movilizaciones, la petición de dimisión del presidente, Juan Manuel Moreno (PP), y la exigencia de pruebas científicas de la lógica de la medida: interrumpir la apertura de los bares de 18.00 a 20.00 horas. El Gobierno andaluz asegura que esos 120 minutos reúnen todos los factores de riesgo: las largas horas de alcohol hacen efecto, cae el frío, sube la euforia, los clientes se concentran dentro a beber sin mascarilla... Con los locales abiertos a esas horas, asegura la portavoz del grupo andaluz de expertos, Inmaculada Salcedo, los contagios se “multiplicarían de manera exponencial”. La medida es de alcance andaluz, pero si la tesis del comité de expertos es cierta valdría para cualquier comunidad.
Cuando, una vez se hizo evidente el desmadre de contagios a finales de septiembre, la Junta aconsejó limitar las reuniones a seis familiares, no lo hizo extensivo a bares y restaurantes. Cuando en Granada, tras el boom de casos por el puente del Pilar, el Gobierno andaluz suspendió las clases presenciales en la universidad e impuso un toque de queda en las residencias de estudiante, dejó intactas las reglas del ocio diurno y nocturno vinculado a comer y beber. El tacto del Ejecutivo que preside Juan Manuel Moreno (PP) con Juan Marín como vicepresidente (Cs) ha sido extremo con la hostelería, un sector que supone más del 7% del PIB regional. Pero, finalmente, el 8 de noviembre tuvo que adoptar medidas graves. Aquel día el presidente compareció con el ceño fruncido para anunciar el cierre de todos los municipios y de toda la actividad no esencial, incluidos los bares y restaurantes, a las 18.00 horas. Un golpe durísimo para el sector.
Entre los datos que Moreno tenía encima de la mesa para endurecer el marco de juego destacaba este: había 545,02 contagios por cada 100.000 habitantes en 14 días, veinte puntos por encima de lo que había en España. Ha pasado algo más de un mes. Y las medidas, indudablemente, han funcionado. Ahora hay 147,48 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días, mientras España está en 189,65, con datos del domingo del Ministerio de Sanidad. Los pacientes con covid-19 hospitalizados en Andalucía se han quedado en 1.349, 290 de ellos en UCI. Una referencia para situar estas cifras: en esta segunda ola ha llegado a haber más de 3.000 hospitalizados, superando los 500 en UCI. La situación aún es delicada, pero lo peor ha quedado atrás.
Con datos ya favorables en la mano, Moreno anunció la semana pasada un relajamiento de las medidas en dos fases. El plan incluía varias noticias positivas para la hostelería. En primer lugar, desde el sábado pasado es posible la movilidad entre municipios de una misma provincia, un alivio para los bares de los pueblos pequeños que el sector había pedido expresamente al Gobierno. A partir del viernes 18 de diciembre y hasta el 10 de enero queda autorizada la movilidad entre provincias. Más alivio. Además, la hostelería verá ampliados sus horarios.
Y ahí ha sido donde se ha liado.
Un sector al límite
La medida dice exactamente esto: “A partir de las 00.00 horas del día 18 de diciembre del 2020, los establecimientos de restauración y hostelería podrán permanecer abiertos hasta las 18.00 horas, pudiendo volver a abrir desde las 20.00 horas hasta las 22.30 horas [ver aquí medidas en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA)].
La Federación de Empresarios de Hostelería de Andalucía (Horeca) ha solicitado la dimisión de Juan Manuel Moreno, ha dado por rotas las relaciones con la Junta de Andalucía –sin duda un anuncio de mayor alcance mediático que práctico– y ha advertido de una movilización el 21 o 22 de diciembre que acabará, de celebrarse, en el Palacio de San Telmo, sede de la presidencia andaluza. "Les importa un bledo la hostelería. Es una tomadura de pelo", ha dicho el vicepresidente de la patronal, Antonio Luque.
¿Qué alega el sector? En primer lugar, sus representantes aseguran que la medida está inspirada en una mera impresión de riesgo no contrastada fehacientemente. Luque ha reclamado "un informe sanitario, una explicación sanitaria". Defiende también que supone matar moscas a cañonazos, ya que si de lo que se trata es de evitar el tardeo, no habría por qué afectar a churrerías, cafeterías... “¿Familias que vienen con los niños a ver el alumbrado no se van a poder tomar un café de 18.00 a 20.00?”, ha preguntado Javier Frutos, presidente de la patronal en Málaga, para subrayar los daños colaterales de la medida.
El otro flanco abierto a la crítica es el logístico. ¿Qué hacer en esas dos horas? El cierre está pensado para que dé tiempo a desinfectar y luego reabrir. Ello implica echar a los clientes antes de las 18.00, limpiar y, después de hacerlo, tras el poco tiempo que sobre, reabrir, para cerrar dos horas y media después y volver a limpiar. Los últimos argumentos son que la hostelería es un sector muy castigado ya y que sufre un posible agravio comparativo con respecto a otras actividades, como la comercial.
“Está claro que la explicación es el tardeo. Quieren cortar con él, porque entienden que es un peligro”, señala José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España. “Para un establecimiento, todo lo que sea tener que cerrar y luego volver a abrir es una dificultad. Además, fastidias a todos: cafeterías, bares en los paseos, chocolate, pasteles... Cerrar un bar no es apagar la luz sin más... Si el bar está abierto y hay un papel en el suelo, pues bueno. Pero si cierras y abres, tienes que retirar el papel y abrir bien”, señala Yzuel, que entiende que a las autoridades les preocupen las copas, y más si son “dos o tres” y la cosa pasa a fase “exaltación de la amistad”. “El problema es que cada comunidad ha diseñado una norma, en una olimpiada de la creatividad”, dice.
La “relajación de la sobremesa”
El Gobierno andaluz es desde el principio consciente de que la medida antidesmadre iba a dar que hablar. De hecho, no habían pasado más de unos minutos desde su anuncio y ya circulaban bromas y memes de móvil en móvil. El campo de posibilidades humorísticas era vasto: ¿A qué da tiempo en dos horas con los bares cerrados en mitad de una farra? El propio presidente andaluz, en su comparecencia del pasado jueves, ya había abordado el tema: “Y la pregunta que muchos se harán: ¿Por qué lo hacemos así? Lo hacemos así para evitar prolongar ese tiempo de estancia en horas que son muy sensibles porque según los expertos es cuando se produce una mayor relajación”.
El Gobierno andaluz no ha hecho público ningún informe ni investigación. La medida se apoya en una argumentación con una –al menos aparente– cierta dosis de sentido común: si el encuentro con amigos y/o familiares empieza con la cerveza a mediodía, sigue con el almuerzo con vino y tiene continuidad sin parón hasta las 22.30 en que cierran los bares, ya copa en mano, las posibilidades de distraerse de las obligaciones de prudencia son, por decirlo suavemente, bastante altas. Elías Bendodo, consejero de Presidencia (PP), lo ha expresado así: “Es un horario peligroso, porque es el momento en el que se produce una relajación, propia de la sobremesa”.
Según datos del Gobierno andaluz, entre el 5 de octubre y el 1 de noviembre, de los 481 brotes que hubo en Andalucía, 147 se dieron en locales de ocio, un 30,5%. Tras las medidas restrictivas de noviembre, ese porcentaje ha bajado hasta menos del 5%, siempre según datos ofrecidos por la Junta de Andalucía. El vicepresidente, Juan Marín (Cs), hizo el viernes una enérgica defensa de la medida en una entrevista en Trece, en la que aseguró que todas las medidas adoptadas se basaban en “informes científicos” de los “equipos de epidemiología”. También recordó que, a partir del viernes 18, los locales de hostelería podrán estar abiertos de 7.00 a 18.00 y de 20.00 a 22.30. A ello se suma que la noche del día 24 al día 25 de diciembre y la noche de 31 de diciembre a 1 de enero se permitirá la apertura de dichos establecimientos hasta media hora más. Además, la entrega a domicilio se prolonga hasta las 23.30 horas. Marín recordó que “hay sectores completamente parados”, como feriantes y agencias de viajes.
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infoLibre solicitó a la Consejería de Salud y Familias la información que diera base empírica a la decisión de las dos horas cortadas. El departamento que dirige Jesús Aguirre (PP) remitió unas declaraciones de Inmaculada Salcedo, portavoz del grupo de expertos sobre el covid-19 del Gobierno andaluz. “Si conforme avanza el frío, se reproducen más los virus, y las personas se localizan en espacios cerrados para consumir, para beber o para comer, estos contagios se reproducirían de manera exponencial”, explica Salcedo. “Al interrumpir el horario facilitamos que la estancia se ventile, se pueda limpiar y descontaminar y [así poder] volver a entrar a otra hora”, añade.
Se trata de una medida, asegura Salcedo, para “facilitar el resurgimiento de la economía en los establecimientos hosteleros”. Y añade: “Desde el punto de vista de la salud como tal, las medidas quizá no se debían de haber ampliado, pero hemos intentado, como siempre hacemos en el grupo de expertos, cotejar todas las posibilidades para que la economía no se vea excesivamente afectada”. Según su explicación, “esta medida es apropiada porque permite que se ventile las estancias, se descontaminen, no se acumulen todas las personas al mismo tiempo en un sitio cerrado, [dado que] al comer y al beber se retiran la mascarilla”. La portavoz asegura que, de no tomarse esta medida, “multiplicaríamos los contagios de manera exponencial”.
El PSOE se ha puesto nítidamente a favor de la hostelería en el conflicto y ha pedido a la Junta que “rectifique”. “No hay todavía una justificación para que entre las 6 y las 8 de la tarde nuestros establecimientos de hostelería permanezcan cerrados, con las dificultades que eso tiene para las plantillas, para quienes trabajan más lejos de donde desarrollan su actividad, y porque además no tiene ningún sentido objetivo castigar la hostelería. No hay datos objetivos que estén demostrando que en el ámbito de los negocios de la hostelería y del comercio se estén produciendo contagios que justifiquen este tipo de medidas”, dijo este lunes Díaz, que aseguró que son más “preocupantes” los encuentros sin control en el ámbito privado. La líder del PSOE lamentó que “ya se ha perdido mucho de la campaña de Navidad que no se va a recuperar”, por lo que pidió a Moreno “sensibilidad”.