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La mina de Aznalcóllar vuelve a funcionar 18 años después del vertido de Boliden

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La zona cero del desastre de Doñana registra actividad. Todavía escasa, tímida, discreta. Pero algo se mueve. Y la intención es que el movimiento crezca hasta devolver a su pleno funcionamiento la mina de Aznalcóllar (Sevilla), allí donde en 1998 todo reventó. Allí donde Boliden enlodó la naturaleza antes de desaparecer impunemente. El trabajo ha vuelto a la corta Los Frailes, al lado de otra inmensa perforación, que en su día fue también corta minera y donde ahora se acumulan los tóxicos recogidos del Guadiamar.

La empresa Minera Los Frailes, participada en un 97,31% por Grupo México, titular de las mayores reservas de cobre del mundo, ha comenzado los sondeos previos a la actividad extractiva, según la Consejería de Empleo, Empresa y Comercio de la Junta de Andalucía. La previsión de la empresa, una vez concluida la actual etapa de sondeo e investigación, es construir una planta de producción y poner la actividad a tope en 2018, según la propia Minera Los Frailes.

"Ya lo puedes poner como titular: Aznalcóllar empieza a ver la luz. Por fin, parece que sí", afirma con alivio el alcalde del pueblo, Juan José Fernández (IU), cuya obsesión es levantar el empleo en su pueblo "y en la comarca" de la Sierra Norte, que tiene escasa industria a la que agarrarse.

A los 28 primeros contratados –todos ellos antiguos empleados de Boliden–, se han ido sumando en las últimas semanas nuevas incorporaciones, hasta sumar más de 40, según el alcalde. "Todavía es poco, pero son contratos de gente de la comarca. Y ya se ve más gente en los bares comiendo. Hay movimiento", explica Fernández, que afirma que el pueblo ha vivido como una agonía los largos años de cierre de la mina.

Los próximos 30 años

Minera Los Frailes asegura que su intención es invertir 300 millones de euros para explotar la mina durante los próximos 30 años, dando empleo a más de mil personas. Ahí es donde el alcalde tiene depositadas las esperanzas para su pueblo, de algo más de 6.000 habitantes. Por eso insiste en solicitar a la Junta un plan de formación para trabajadores de la comarca, de forma que se no escape el empleo cualificado.

Incluso ahora, una vez confirmado que los sondeos han comenzado y con el alcalde haciendo cábalas sobre el empleo del futuro, escuchar hablar sobre actividad minera en Aznalcóllar continúa resultando extraño. Algo irreal. Las dimensiones del desastre medioambiental de 1998 fueron tales que, sin necesidad de hacerlo explícito, pareció quedar asumido en los ámbitos político, mediático y ecologista que la minería de Aznalcóllar había escrito su epitafio. Pero no.

Todo ha ocurrido muy rápido, teniendo en cuenta las dimensiones del proyecto. Seguramente no habría pasado sin la crisis ni sin un contexto de crecimiento de la demanda de metales en el mundo. A mediados de 2013, en plena depresión económica y con el dato del millón de parados castigando la moral del Gobierno andaluz, la Junta anunció la apertura de un concurso internacional para continuar la explotación de la mina allí donde la dejó Boliden.

Requisitos con Boliden en la memoria

La Junta estableció dos requisitos con el desastre provocado por la multinacional sueca en la memoria: uno) que el complejo no incluyera la construcción de un depósito de lodos, ni tampoco de un acúmulo de residuos líquidos tóxicos que pudiera producir un vertido contaminante; dos) que la empresa no tuviera relación con Boliden, o deuda pendiente alguna con las administraciones.

Como atractivos para las empresas se presentaba la ausencia de royalties sobre la producción, lo que incrementa los beneficios, así como la existencia de instalaciones ya construidas, al haber sido explotada la mina con anterioridad. El concurso lo ganó Grupo México junto a Magtel, una empresa andaluza de base tecnológica que trabaja en múltiples sectores con necesidades de innovación.

El proyecto unía así bajo la marca Minera Los Frailes a un gigante del sector, con 13 minas abiertas en México, Perú y Estados Unidos, y una empresa andaluza moderna. Su camino ha sido complicado. Una empresa perdedora, Emerita, presentó una denuncia por prevaricación. Tras la detención de 15 cargos de la Junta y un monumental escándalo político, la jueza de instrucción archivó el caso en noviembre del año pasado.

Aunque ha habido retrasos con respecto a los plazos inicialmente manejados por la Junta para el comienzo de la actividad, no son excesivos en comparación con otros grandes proyectos autonómicos. La Junta puso toda la carne en el asador, negándose a que el proceso judicial abierto paralizase los trámites.

Oposición ecologista

Cuando la jueza instructora del caso le dio carpetazo, el Gobierno andaluz suspiró de alivio. La reapertura de la mina de Aznalcóllar es una apuesta política en la que se ha volcado la presidenta andaluza, Susana Díaz (PSOE), pese a la oposición de los grupos ecologistas.

Este rechazo no se encuentra entre los grupos políticos de la oposición. El PSOE eligió la fórmula del decreto ley para aprobar en el Parlamento la reapertura de la mina. El decreto pasó por unanimidad.

Proceso judicial

La rapidez del procedimiento para la vuelta a la actividad de la mina contrasta con la lentitud del proceso judicial para saldar las cuentas del vertido de Boliden. 18 años después del desastre, los pagadores han sido sólo los contribuyentes. En 2011 el Tribunal Supremo eximió a Boliden de responsabilidad penal, con lo que se libró de pagar los 89,9 millones que le reclamaba la Junta por los gastos ocasionados por el vertido.

El proceso de reclamación del dinero ha ido enredándose entre las vías civil y administrativa. La Junta presentó una demanda el pasado año ante el juzgado de instrucción 11 de Sevilla. infoLibre preguntó por escrito a Boliden sin había adoptado a lo largo del tiempo alguna medida para resarcir el daño medioambiental causado, pero no hubo respuesta. Juan Romero, portavoz de Ecologistas en Acción para las cuestiones relativas a Doñana, censura que "de nuevo" se ponga la mina "en manos de una multinacional", cuyo historial "está además marcado por la peor catástrofe ambiental minera de México, ocurrida en 2014, con el derrame de 40.000 mil metros cúbicos de sulfato de cobre en el río Sonora".

El artículo jurídico La Ley de Responsabilidad Medioambiental (LRM) aplicada al caso Boliden, del investigador del Área de Derecho Administrativo de la Universidad de Alicante José Miguel Beltrán, sostiene que "de producirse un accidente como el de Aznalcóllar hoy en día, nos encontraríamos ante una situación similar a la vivida con la empresa Boliden, pues la LRM no exige al operador una garantía financiera para cubrir los daños causados por su actividad extractiva minera".

Dos cortas en el mismo complejo minero

El desastre de Aznalcóllar ocurrió el 25 de abril de 1998, cuando se rompió la presa de una balsa de la mina. Ello provocó un vertido de entre 5 y 6 millones de metros cúbicos de lodos y aguas ácidas, afectando gravemente a los cauces de los ríos Agrio y Guadiamar, a las puertas del Parque Nacional de Doñana. Aznalcóllar aún tiene suelos contaminados, según un estudio de las universidades de Granada y Almería.

Una de las dos cortas del complejo minero, la de Aznalcóllar, explotada entre 1975 y 1996, sirve actualmente de depósito de los lodos recogidos. La otra corta, Los Frailes, era la que Boliden estaba explotando en 1998 cuando se rompió la bolsa. Ahora Minera Los Frailes ha vuelto a trabajar sobre ella, justo junto al Corredor Verde del Guadiamar. Boliden realizó extracciones de ella hasta 2001, tres años después del vertido. Minera Los Frailes la ha encontrado, tantos años después, inundada de aguas de escorrentía.

Mayor reserva europea de sulfuros metálicos

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El complejo minero de Aznalcóllar, de 950 hectáreas, está situado en el extremo este de la conocida como Faja Pirítica Ibérica, la mayor reserva europea de sulfuros metálicos. Es una franja con unos 250 kilómetros de largo por entre 40 y 60 de ancho, que se prolonga desde el sur de Lisboa hasta los alrededores de la ciudad de Sevilla. El complejo de Aznalcóllar se encuentra entre otros dos yacimientos de minería metálica: Cobre Las Cruces, situado a 10 kilómetros, denunciado por los ecologistas por supuesta contaminación del acuífero; y Riotinto, a 50 kilómetros. Hay constatada extracción de cobre y otros metales en Huelva desde hace miles de años.

El yacimiento cuenta con reservas de zinc, cobre, plomo, oro y plata. ¿Cuánto hay? Precisamente eso es lo que está intentando determinar Minera Los Frailes. Ahora mismo es imposible saberlo. Al igual que ocurre con el dato de empleo, lo que lanzan la empresa y la Junta de Andalucía son estimaciones. El Gobierno andaluz, en los datos publicados en su portal sobre minería, sostiene que el complejo cuenta con "reservas y recursos probables" de "alrededor" de 80 millones de toneladas de metales.

La apertura de la corta Los Frailes se inserta en un intento de la Junta de Andalucía de impulsar una revitalización del sector minero, en el que actualmente trabajan 17.078 personas, según la Consejería de Empleo. La facturación anual va al alza. El subsector principal es el de la minería metálica. Hay seis yacimientos metálicos con actividad: Cobre Las Cruces, Aguas Teñidas, Riotinto, Sotiel Coronada, Magdalena y Aznalcóllar. La Junta pretende abrir Minas de Alquife, en Granada, en los próximos meses. El crédito de esta apuesta estratégica por el sector se juega en Aznalcóllar, la mina del desastre.

La zona cero del desastre de Doñana registra actividad. Todavía escasa, tímida, discreta. Pero algo se mueve. Y la intención es que el movimiento crezca hasta devolver a su pleno funcionamiento la mina de Aznalcóllar (Sevilla), allí donde en 1998 todo reventó. Allí donde Boliden enlodó la naturaleza antes de desaparecer impunemente. El trabajo ha vuelto a la corta Los Frailes, al lado de otra inmensa perforación, que en su día fue también corta minera y donde ahora se acumulan los tóxicos recogidos del Guadiamar.

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