"Cuando acabas la carrera y dices que quieres escoger la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública empiezas a ser como una especie de bicho raro. Tus compañeros empiezan a preguntarte por qué". Es la experiencia que vivió en su día Rafael Ruiz, ahora facultativo especialista en ese área en el Hospital Reina Sofía de Córdoba. Hace cuatro años, cuando tuvo que enfrentarse a la elección tras superar el examen para convertirse en residente (MIR), decidió enfocar su carrera de médico por ese camino porque, según confiesa, le gusta la gestión sanitaria. Que sea efectiva, dice, repercute en la salud de todos. Pero admite que no es lo más habitual. La mayoría de jóvenes que quieren dedicarse a la medicina no piensan en hacerlo desde el área de prevención. Es algo que puede observarse a partir de los datos. El pasado 13 de julio comenzó el proceso de adjudicación de las plazas MIR. Durante los tres primeros días de elección, cuando se adjudicaron las 1.795 plazas correspondientes a los mejores expedientes, solo siete personas escogieron Medicina Preventiva y Salud Pública, según los datos del Sindicato Médico de Granada, que los recopila cada año. Tras los seis años de carrera, los futuros médicos se enfrentan a un examen que les da la puerta de entrada a su plaza de especialidad, que escogen con la preferencia que les otorga la nota en esa prueba. Así, solo el 0,4% de las mejores notas del examen MIR de este 2020 decidieron entrar en esa especialidad. Unas cifras, admiten los residentes, que se repiten año a año.
Carmen Gallego va un par de años por detrás de Ruiz. Actualmente es residente de tercer año en el Hospital del Mar de Barcelona y, además, vocal de Formación en la Asociación de Residentes de Medicina Preventiva y Salud Pública (Ares). Admite que, efectivamente, su especialidad no es de las más deseadas. Pensaba que este año sería diferente. Ruiz, de hecho, también lo creía. Y Javier del Águila, que también es residente de tercer año, pero en el Hospital Universitario de Móstoles (Madrid), también. "En los últimos meses, algunas figuras como la de Fernando Simón [director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias] han cogido mucha fuerza", recuerda Ruiz. Eso, pensaron, daría visibilidad a la salud pública, ahora también en primera línea de actualidad porque se encargan de los rastreos de los contactos de los nuevos positivos en covid-19. Pero se han llevado "un chasco", según Del Águila, porque no ha sido así.
La elección de las plazas MIR de este 2020 finaliza el último día del mes de julio. Ya pasó, por tanto, el ecuador del proceso. Y el Sindicato Médico de Granada volvió a analizar los datos. En ese momento, con 3.578 plazas ya adjudicadas, tan solo 12 habían decidido dedicarse a esta especialidad. El 0,3%. En 2019 se repitió el mismo esquema. En los tres primeros días de elección MIR se adjudicaron 2.091 plazas [se puede comprobar aquí]. De ellas, solo cinco fueron a parar a Medicina Preventiva y Salud Pública. Supuso el 0,2%. Pasado el ecuador de la elección, cuando ya se habían adjudicado 3.470, solo 10 eran de Medicina Preventiva [el informe está disponible en este enlace].
A otras especialidades les ocurre algo parecido. Según los datos que recoge la organización, Neurofisiología Clínica, Microbiología, Inmunología, Medicina del Trabajo, Farmacología Clínica o Análisis Clínicos tampoco son de las áreas más demandadas entre los aspirantes a residentes, que escogen con mayor premura especialidades como Pediatría (que en el ecuador de este 2020 ya tenía 386 plazas ocupadas, el 10,8% de las plazas adjudicadas hasta ese momento), Anestesiología y Reanimación (374, el 10,4%) o Traumatología (236, el 6,6%).
No obstante, el número de plazas que convoca cada especialidad tampoco es el mismo. Y tampoco lo es de un año para otro. Para este 2020 hay disponibles 105 plazas en Medicina Preventiva y Salud Pública. En los tres primeros días de elección, por tanto, se ocupó el 6,7% de las mismas; en el ecuador, el 3,1%. En 2019, cuando se convocaron 69, en los tres primeros días se ocupó el 7,2%, mientras que en el ecuador el porcentaje ascendió hasta el 14,5%. Estas cifras contrastan de manera muy notable con otras especialidades como Dermatología o Cirugía Plástica, que en los tres primeros días de elección de la plaza MIR de este año ya habían agotado la totalidad de sus plazas. La primera ofrecía 94 y la segunda, por su parte, 41. Llegado el ecuador las agotaron también Cardiología (180 plazas), Neurocirugía (45) y Cirugía oral y maxilofacial (32).
Una especialidad "en la sombra" dentro y fuera de la carrera
Pero, ¿por qué ocurre esto? Ninguna de las fuentes consultadas por infoLibre duda cuando escucha la pregunta. El origen está en la propia carrera de Medicina. Durante los seis años que dura, aseguran Ruiz, Gallego y Del Águila, la Medicina Preventiva ocupa una parte muy pequeña y poco atractiva. Al menos para quien concibe la medicina como una profesión eminentemente clínica y de trato directo con el paciente. "Nuestra especialidad sale bastante del carril de la profesión médica, tanto de la propia formación académica como de la idea que tenemos —y tenéis la población en general— de lo que es un médico, que se supone que es alguien que está en un hospital, en un centro de salud, operando en un quirófano... Medicina Preventiva y Salud Pública se sale totalmente de eso", explica Del Águila.
¿Cuál es ese perfil? Quizá ahora, en un escenario en el que la pandemia continúa ocupando los principales titulares de cada día, cualquier persona podría responder que, por ejemplo, el perfil de quienes se dedican a la medicina preventiva y a la salud pública es el de aquella persona que rastrea los contactos de un nuevo positivo por coronavirus. Eso es cierto, pero la especialidad va mucho más allá. Ruiz, que terminó su residencia el pasado mes de mayo, explica que "el día a día de un especialista en preventiva varía mucho. No es como un neurocirujano, que sabe que tiene que estar en un quirófano", explica. Hay quienes trabajan en un hospital, dice, controlando por ejemplo la calidad del aire del mismo o vacunando a pacientes recién operados que, tras la cirugía, pierden cierta inmunidad. "Esa es la parte más clínica", señala. Luego, continúa, está la parte que más se aleja del concepto clásico de la medicina. "Trabajamos en proyectos en los que medimos indicadores de calidad de infección para asegurar que la asistencia hospitalaria es segura, llevamos centrales de esterilización y ahora también asesoramos a residencias en temas de covid y hacemos estudios a los familiares", detalla.
El problema es que esto no se conoce en la carrera. La asignatura obligatoria de Medicina Preventiva y Salud Pública, recuerda del Águila, es solo teórica, "enfocada solo a estudiar factores de riesgo o cómo se asocia algo a una enfermedad". "Es estadística, que de primeras ya genera rechazo en los estudiantes", asegura. "Pero eso, en realidad, es como escoger un microcampo de lo que es lo nuestro", critica. Y a eso se suma que no se hacen rotaciones de prácticas en este área. En definitiva, dice Del Águila, cuando acabas la carrera "no conoces" la especialidad. "Ni te la enseñan bonito, ni vas a verla, ni sabes lo que es", lamenta. "En lo teórico no se conoce bien y no se enseña cómo es el día a día", añade Gallego.
"Falta de reconocimiento"
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No es solo la carrera. Tanto Ruiz, como Gallego y como Del Águila se quejan de que la especialidad solo es necesaria si el facultativo quiere orientar su carrera profesional hacia el ámbito hospitalario. Para hacerlo hacia el institucional, sin embargo, no hace falta hacer el MIR. Por eso no es necesario para formar parte, por ejemplo, del Cuerpo de Médicos Titulares del Ministerio de Sanidad. Y los residentes reclaman que deje de ser así. "Si la Administración no te reconoce el título te contrata por oposición, como un titulado más. Eso hace que la gente se lo piense porque también nos gusta que se nos reconozca como especialistas", denuncia Del Águila. "Creemos que esa falta de reconocimiento podría estar influyendo en que la gente se eche para atrás", añade Gallego.
El propio Simón, de hecho, no hizo la especialidad, lo que hizo que fuera duramente criticado por la derecha. Él mismo lo admitió en una entrevista concedida a desnivel.com. Cuando acabó la carrera ninguna de las especialidades le terminaba "de convencer". "Descubrí la epidemiología y comprendí que era lo que me gustaba", añadió. En ese momento no pudo estudiar Medicina Preventiva. "No existía esa especialidad", dijo. Simón se formó como epidemiólogo en la London School of Hygiene & Tropical Mecicine, uno de los centros más prestigiosos de todo el planeta en este campo.
Una vez pase la pandemia, opina Gallego, la situación de los especialistas en Medicina Preventiva podría cambiar. "Aquí en Barcelona se han habilitado bastantes plazas para médicos de salud pública por reforzar las plantillas de cara al covid. Por lo general hay falta de especialistas. Yo creo que la pandemia ha influido sobre la especialidad, se está viendo la importancia de este área", señala. Se verá, con datos, a partir de 2021.