Nuevo giro de guion. El PP murciano desbarató este viernes la moción de censura presentada contra él por PSOE y Ciudadanos dinamitando el grupo parlamentario naranja y atrayendo a su posición al menos a la mitad de los diputados regionales del partido de Inés Arrimadas, suficientes para que la iniciativa no salga adelante.
Para triunfar la moción de censura necesitaba 23 de los 45 diputados de la Asamblea Regional. Esos son los que firmaron la censura, 17 del PSOE y seis de Ciudadanos, a los que de ser necesarios es seguro que se sumarían los dos de Podemos-Equo, cuya prioridad era poner fin al Gobierno de López Miras.
Así que el PP necesitaba al menos tres tránsfugas para impedir que la moción de censura prosperase. Y los ha buscado en los diputados naranjas Isabel Franco, que sigue ocupando la vicepresidencia regional junto a López Miras a pesar de la ruptura que supuso el anuncio de la moción, Valle Miguélez y Francisco Álvarez. Los dos últimos se incorporarán también al Gobierno del PP.
Franco, convertida de hecho en la cabeza visible de los tránsfugas de Cs, justificó su decisión de romper con la decisión del partido en lo que le “han transmitido afiliados y concejales”. “Votaremos en contra de la moción” porque “no me eligieron para entregar el Gobierno de Murcia a Pedro Sánchez”. Y juystificó su decisión de firmar inicialmente la moción por “leatad y disciplican” de partido, pero que cambió de opinión a las pocas “horas” al ver que PSOE y Ciudadanos se “estaban repartiendo sillones muy lejos de aquí”.
El papel del brazo derecho de Casado
El propio presidente murciano Fernando López Miras, anunció la entrada de los diputados de Cs en su Gobierno en una rueda de prensa en la que pidió a Ciudadanos y al PSOE que retiren la moción de censura, ahora que ya saben que no pueden ganarla. López Miras admitió en el mismo acto la participación del secretario general del PP y mano derecha de Pablo Casado, Teodoro García Egea, en los contactos que después de dos intensos días han hecho que al menos tres de los seis diputados regionales del partido naranja rompan con su partido.
El secretario de Organización del PSRM-PSOE, Jordi Arce, declaró que “estamos ante el mayor caso de corrupción política en la historia de España”, según informaron fuentes de esta formación política en un comunicado. “Es una compra de votos y voluntades en toda regla orquestada por el Partido Popular, condenado por corrupción y perdedor de las elecciones autonómicas, que ha sobornado a Isabel Franco, Valle Miguélez y Francisco Álvarez”, señaló.
“Traicionan la voluntad de la ciudadanía de la Región de Murcia. Ahora se arrodillan a los pies de sus amos. Se han vendido y han perpetrado una corrupción nunca antes vista en la historia de nuestra Región y nuestro país”, según Arce, que responsabiliza directamente a García Egea: lo que ha hecho es una "compra de votos”. El PP "solo sabe moverse en la corrupción, y así ha vuelto a actuar ante tres personas indecentes que solo están en política para lucrarse".
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Inmediatamnete, el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y el portavoz de Ciudadanos en las Cortes Valencianas, Toni Cantó, reclamaron una reunión urgente de la Ejecutiva nacional de Cs para examinar la situación.
A la espera de una reacción de Inés Arrimadas y su equipo, el portavoz de los socialistas en el Senado, Ander Gil, la instó a apoyar la moción del PSOE en Castilla y León contra Alfonso Fernández Mañueco. “Si ayer nos sobraban los motivos, hoy no hay excusa para no desalojar al PP del Gobierno de Castilla y León”.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, que el jueves pidió en una plaza de Murcia que los ciudadanos presionasen a sus representantes públicos para impedir la moción, se atribuyó en redes sociales el fracaso de la iniciativa. “Nada como llenar una plaza en Murcia para que se lo piensen dos veces. Y ahora toca exigir al PP elecciones inmediatas en la región para que el parlamento murciano se parezca a Murcia”, anotó en su cuenta de Twitter.
Nuevo giro de guion. El PP murciano desbarató este viernes la moción de censura presentada contra él por PSOE y Ciudadanos dinamitando el grupo parlamentario naranja y atrayendo a su posición al menos a la mitad de los diputados regionales del partido de Inés Arrimadas, suficientes para que la iniciativa no salga adelante.